Los beneficios sociales del mentoring
El Mentoring genera beneficios mucho mas allá del mentee o la organización. Una de las grandes potencialidades del mentoring es que permite obtener beneficios en cuatro niveles distintos: mentee, mentor, organización y sociedad.
La sociedad en su conjunto se beneficia de la existencia de programas y procesos de mentoring, porque con ellos se está construyendo una cultura basada en la colaboración, en compartir, en el diálogo constructivo, en la diversidad de conocimientos, en la conexión intergeneracional y en la preparación de lideres sociales para el futuro.
Por primera vez en la historia nos encontramos con organizaciones en las que conviven personas de varias generaciones distintas, que tienen perfiles y necesidades muy diversas, lo que implica que requieren enfoques de gestión del talento muy diferentes. El mejor instrumento para conciliar estas diferencias generacionales es el diálogo intergeneracional, que es una de las bases del mentoring.
Este diálogo intergeneracional produce a su vez una regeneración del conocimiento y permite capitalizar y transferir conocimientos muy valiosos de unas generaciones a otras, que sino se perderían. En el Mentoring la conversación es el instrumento del aprendizaje entre personas de distinta edad, y ya no se trata solo del mentor senior frente al mentee novel. Los cambios económicos y sociológicos nos han traído una nueva modalidad de mentoring: el Reverse Mentoring, que está aportando nuevos beneficios.
Los beneficios del Reverse Mentoring no son sólo la actualización de ideas y conocimientos para los séniors, pues los mentores más jóvenes están adquiriendo con esta práctica valores sociales tan importantes como el compromiso con los demás y el sentido de aportación y contribución a otros. Estas desarrollando un sentido de participación cívica y de responsabilidad social.
Además, teniendo en cuenta los contextos de complejidad y cambio acelerado en los que nos movemos actualmente, la sociedad debe generar estrategias que favorezcan la transmisión cultural, que es el mecanismo que hace posible una adaptación rápida, constante y sostenible a los cambios. Una de esas estrategias es el mentoring, dado que es uno de los exponentes más claros de la transmisión cultural, entendida en palabras de Michael Tomasello, como “proceso evolutivo que permite a los organismos individuales ahorrar tiempo y esfuerzo, así como evitar riesgos, aprovechando los conocimientos y habilidades prexistentes de otros miembros de su especie”.
El mentoring también favorece el desarrollo de la generatividad impidiendo el estancamiento evolutivo de las personas en su edad adulta (a partir 40 años) y favoreciendo el acceso a mayores niveles de autodesarrollo. Según Erickson la tarea psicosocial más importante de la generatividad es establecer y guiar a la siguiente generación a través de los propios actos. El Mentoring según McAdams, Hart y Maruna, satisface una necesidad muy importante de esta etapa vital: “la necesidad de ser necesitado” que experimentan las personas adultas.
Las prácticas de mentoring contribuyen tambien al envejecimiento activo de la población, que en palabras de la OMS es el” proceso en que se optimizan las oportunidades de salud, participación y seguridad a fin de mejorar la calidad de vida de las personas a medida que envejecen. El envejecimiento activo permite que las personas realicen su potencial de bienestar físico, social y se centra en las personas mayores y en la importancia de dar una imagen pública positiva de este colectivo”.
La proporción de personas mayores está creciendo en todo el mundo más rápidamente que cualquier otro grupo de edad, produciéndose un envejecimiento acelerado de la población. Esto plantea un reto social al que hay que atender con propuestas que permitan favorece el envejecimiento activo y contribuir a crear y transmitir una imagen más positiva de las personas mayores, incrementando su rol activo en la sociedad, valorizando este rol y facilitando que su valor redunde en otras generaciones. Según el sociólogo, Premio Principe de Asturias, Anthony Giddens, el consejero senior es una de los roles asociados a la vejez más positivos que se dan en la sociedad británica, que no solo contribuyen a una mejora de la identidad personal, sino también a la identidad social y cultural de un país.
El mentoring contribuye a favorecer las oportunidades de desarrollo de las personas adultas, entendiendo la etapa vital de la adultez-vejez como un ciclo más de crecimiento personal en el que se “añade vida a los años y no solamente años a la vida”. Una etapa de la vida en la que se da con mayor profusión, según Sternberg, la sabiduría, el último peldaño de la escalera de aprendizaje, que puede ser aprovechada para favorecer esta cualidad del juicio en las personas más jóvenes.
Acelerar el proceso de convertirse en sabio, es una manera de ampliar las reservas de talento disponible para ejercer puestos de liderazgo que se caractericen por un juicio equilibrado y equitativo, un sentido de responsabilidad personal y social, grades dosis de autodominio personal, una visión a largo plazo, autenticidad, integridad, coherencia, humildad, ejemplo y un deseo intrínseco de contribuir a crear nuevos lideres. La sociedad actual necesita más que nunca este tipo de liderazgo.
Siempre he creído que el mentoring es mucho más que una práctica, una herramienta o una metodología, porque siempre he creído, y muchas veces también soñado, que la sociedad debe fomentar una cultura de mentoring. Una cultura en la que estén presentes los valores que son la base del mentoring: fe en las personas, confianza, generosidad, consideración, respeto, dialogo, ejemplo, coherencia y aprecio.
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