Mentoring, aprendiendo de la experiencia
En estos tiempos de “ locura emprendedora” ya hay voces que empiezan a llamar a la calma y la reflexión; a recapacitar si estamos haciendo las cosas bien, o si verdaderamente los fondos empleados en el apoyo a la creación de empresas y en especial en el apoyo al autoempleo femenino, están siendo todo lo efectivos que debieran ser.
Porque es verdad que el número de empresas creadas crece todos los años y que las mujeres están creando cada vez más empresas, siendo en este aspecto paritaria la creación de empleo autónomo mujeres/hombres. Sin embargo estos datos no son reales o no sirven a mi juicio para demostrar ese tan manido espíritu emprendedor o la tan deseada cultura emprendedora que queremos todos, se instale definitivamente en Asturias. Y no sirven porque como ya he manifestado otras veces, lo difícil no es crear una empresa si no mantenerla a lo largo de la vida, y en eso parece ser que en España estamos fracasando, pues según las estadísticas de las empresas que se crean, el 80% desaparecen en los tres primeros años.
Algo está pasando y no lo estamos valorando adecuadamente; quizás demasiada insistencia y sobreapoyo a la creación de empresas/emprendedores, quizás una inadecuada valoración de la viabilidad de los proyectos, quizás sigue sin haber cultura emprendedora y empresarial y lo que identificamos como tal no es más que una huida desesperada del desempleo a través de la creación del propio puesto de trabajo o, finalmente, quizás estamos haciendo nacer empresas con demasiada dependencia de lo público.
Lo que parece claro es que si todos los fondos públicos dirigidos a fomentar el espíritu empresarial se están invirtiendo en programas de apoyo a la creación de empresas, sin ir más allá, la inversión está siendo poco rentable; ninguna empresa invertiría sus ahorros en 10 negocios si solo fueran a funcionar 2, pues supondría demasiado dinero perdido en el intento.
Se impone pues un cambio de enfoque; dejar de valorar el éxito de los proyectos/programas por el número de empresas creadas y empezar a tener más en cuenta el número de las consolidadas; investigar por qué se produce un nivel tan alto de mortandad de las empresas en sus tres primeros años de andadura; qué es lo que está pasando con esos emprendedores que no pueden superar el primero o segundo año de batalla con el mercado, y por supuesto dirigir al menos parte de nuestro esfuerzo inversor a corregir estos problemas.
Esta nueva visión/misión pasa por tener claro que el espíritu empresarial no puede enseñarse sino estimularse; que no es la mejor opción para todo el mundo, y por tanto el esfuerzo público de promoción debe centrarse más en crear un clima propicio y en cambiar los tópicos generalizados, que en intentar que sea mucha más gente la que decida convertirse en empresario. Debe combinarse el apoyo en la creación con el acompañamiento durante el crecimiento y la consolidación. Del asesoramiento y la formación debemos pasar a la capacitación y el aprendizaje, dando un mayor protagonismo a las organizaciones empresariales que son las que conocen el funcionamiento del mundo de la empresa y las que pueden enseñar a través de la experiencia de lo ya vivido.
En este nuevo enfoque el MENTORING se alza como un método innovador, y no por ser un hallazgo hasta ahora desconocido, sino porque significa una nueva forma de trabajar y sobre todo de apoyar a los nuevos empresarios/as. Probablemente sea la apuesta más importante para conseguir reducir la desaparición de empresas en sus primeros años; esos en los que el mundo de la empresa nos es desconocido, nos sentimos solos, sin herramientas, sin saber como se dirige y gestiona una empresa. Esas carencias y dificultades se logran suplir o vencer mucho mejor si alguien pone en tu vida un mentor.
El Comité Económico y Social Europeo en su Dictamen sobre el Libro Verde sobre el Espíritu empresarial en Europa, cita expresamente que hay más posibilidades de éxito empresarial si los empresarios cuentan con el respaldo de mentores que complementen sus capacidades.
A lo largo de todo este año 2004, la Escuela de Mentoring ha desarrollado un programa de mentoring para emprendedoras y empresarias noveles, que han podido contar con la ayuda de otra empresaria más experimentada que a lo largo de todo el proceso guía a la mentorizada para que aflore todo su potencial y capacidad y lo aplique a su desarrollo personal y al de su negocio; la introduce en el mundo de las relaciones empresariales y la ayuda a aprender a través de su experiencia lo que es gestionar una empresa día a día que no es más que tomar decisiones, resolver problemas, planificar…
El MENTORING es un método de aprendizaje, lo que supone que la responsabilidad sobre el desarrollo y la formación la asume el propio individuo. La función de la mentora es operar un cambio en la persona mentorizada introduciendo factores de madurez, interaccionándola con el entorno nuevo de la empresa, donde va a desarrollar su actividad favoreciendo su adaptación para que pueda comprender las necesidades que presenta y poder responder con efectividad a las demandas de ese entorno. En ese proceso que podríamos llamar de “culturización empresarial” debe haber una dialéctica generada por la mentora, que actúa de guía en base a su experiencia y se mueve en el equilibrio entre el apoyo y el desafío.
La mentora nunca debe :
• Tomar decisiones por sus discípulos.
• Establecer unilateralmente las etapas o metas
• Garantizar el éxito
* Solucionar problemas
* Crear dependencia en el tutelado
* Pretender que el tutelado sea una prolongación de su persona.
Quizás lo más característico del MENTORING es que se basa en el establecimiento de una relación entre dos personas; y se trata de una relación voluntaria basada en la confianza y la comprensión, y sobre todo en el deseo de ayudar de la mentora y la ambición de aprender de la mentorizada.
La figura de la mentora atiende pues a tres tipos de necesidades de las empresarias noveles:
a) Emocionales: AUTOESTIMA, SEGURIDAD, CONFIANZA EN SÍ MISMA, ACEPTACIÓN, RESISTENCIA.
b) Sociales: AMISTAD, RELACIONES, COMPAÑERISMO, INTERACCIONES.
c) Intelectuales: ESTIMULACIÓN INTELECTUAL, NUEVOS CONOCIMIENTOS/IDEAS, DESAFIOS, EXPERIENCIAS ESTÉTICAS, TÉCNICAS DE INNOVACIÓN.
Al tratarse de una relación, cada parte de la pareja debe poseer unas habilidades específicas y estar dispuesto a asumir unas responsabilidades; sin ellas el proceso de MENTORING no tiene sentido y tampoco garantías de éxito.
En la mentora son clave las habilidades interpersonales como la asertividad, escucha activa, la formulación de preguntas, así como una pasión permanente por aprender y compartir conocimientos y experiencias con otras personas.
La mentorizada debe ser sincera respecto a sus necesidades y deficiencias, comprometerse a trabajar en su aprendizaje personal, humildad para aprender, capacidad de escucha y apertura de mente.
El MENTORING, es un paso más en las políticas o programas de creación y estímulo empresarial, porque incide más en la persona que en el proyecto; sólo de ella depende el éxito del mismo ya que establece mecanismos que, o bien reducen el fracaso o bien muestran como gestionarlo. Es un ejemplo más de cooperación empresarial, en el que los empresarios con experiencia, consolidados, asumen la responsabilidad de generar más tejido empresarial mediante una relación personalizada, en la que el propio emprendedor se responsabiliza y gestiona su proceso de aprendizaje y va definiendo la evolución de sus necesidades. El itinerario es abierto ya que no hay guión preestablecido, se apoya en las situaciones reales del “aquí y ahora” y tiene una gran parte de intuitivo en su desarrollo; por eso es un proceso tan constructivo y tan enriquecedor para ambas partes.
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