El éxito, entendido como el logro de aquello que queremos y nos importa en la vida, es una intersección. Es el punto en el que confluyen de forma armónica aspiraciones, capacidades, motivaciones y oportunidades.

Vivir en la intersección es todo un arte que hay que cultivar día a día, pues nuestras motivaciones y aspiraciones cambian, nuestras capacidades se actualizan, emergen, se bloquean y las oportunidades haya que saber crearlas, saber buscarlas, saber identificarlas y saber aprovecharlas.

Una carrera personal y profesional exitosa es mucho más que un cúmulo de logros, tiene más que ver con una sucesión de decisiones alineadas con nuestras metas, unas metas que dan sentido y significado a nuestra existencia. Una carrera se construye minuto a minuto, con cada gesto, con cada acción, con cada decisión, con cada palabra.

Un paso en falso, antes de tiempo, demasiado tarde, sin pensar, desalineado con nuestros valores, no solo puede comprometer nuestra carrera, sino también una vida plena y satisfactoria. Por ello, para construir una carrera sólida y significativa es necesario practicar de forma permanente cuatro hábitos:

1.- Introspección para descubrirnos y redescubrirnos cada día, para acceder a partes de nosotros que no se han revelado aún, para escuchar nuestra voz interior, para dejar atrás o aparcar alguna dimensión de nuestro yo, que no es la más adecuada para el momento en el que nos encontramos. Profundizar en nuestro autoconocimiento para conectar con nuestros valores y nuestras motivaciones, que son la fuente de nuestras aspiraciones y metas. Identificar nuestras capacidades, nuestras habilidades y como pueden contribuir al logro de esas metas. Conocer nuestras carencias y saber cómo compensarlas, completarlas para que los sueños se conviertan en una realidad.

2.- Visión para poner foco, saber hacia dónde ir, activar la motivación. Las investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro revelan que nuestra mente experimenta lo mismo con la experiencia real que con la imaginaria, cuando la creamos mentalmente a través de una visión clara y estimulante. Anticipar la recompensa del logro en la mente genera satisfacción y la energía necesaria para iniciar el camino y continuar en él. Además la meta orienta nuestras decisiones y acciones y nos ayuda a ser estratégicos, empleando óptimamente todos nuestros recursos (tiempo, dinero, capacidades, energía, esfuerzo…) en la consecución de nuestros objetivos, evitando las distracciones, las pérdidas de tiempo, los esfuerzos innecesarios, los caminos erráticos.

3.-Apertura a la experiencia de aprender, de explorar nuevos caminos, de conectarse con diferentes personas, de descubrir oportunidades. Me refiero a una apertura activista, basada en el hacer, en la acción y en la experimentación. Cuando actuamos aprendemos del entorno y de nosotros mismos. El conocimiento y autoconocimiento más significativo es el que extraemos de nuestras acciones y nuestros resultados. Experimentando descubrimos lo que queremos y lo que no, en que somos buenos y en que no, lo que nos funciona y lo que no, que es una oportunidad y que noque es una oportunidad y que no, que relaciones nos impulsan y enriquecen y cuáles no. La experiencia, si sabemos escucharla, nos revela cuál es el camino más adecuado para lograr nuestras metas.

4.- Reflexión y análisis para generar verdadero aprendizaje. Debemos otorgar un espacio sagrado en nuestro día a día para reflexionar sobre la experiencia y desentrañar los aprendizajes que encierra. Estos aprendizajes no llegan solos, es necesario provocarlos, incitarlos, y la mejor herramienta para ello son las preguntas. Y no cualquier pregunta, sino esas preguntas que cuestionan, que profundizan, que resuenan en nuestra mente una y otra vez, que parece que nos persiguen, y en realidad lo que persiguen es encontrar la respuesta que apacigüe nuestro ser, y éste solo se aquieta con aprendizajes significativos. En base a esos aprendizajes volver a analizarnos y analizar el entorno para definir nuevas acciones, nuevas estrategias que nos acerquen a nuestra visión.

Como señala Herminia Ibarra, nuestra vocación, nuestro destino profesional, nuestra carrera no es un tesoro escondido dentro de nosotros esperando ser descubierto, es algo que se va conformando en base a múltiples posibilidades y aprendizajes que extraemos de lo que hacemos, lo que sentimos, lo que soñamos, lo que conversamos, los encuentros que tenemos y las relaciones que mantenemos.

La intersección del éxito está en la capacidad de conectar e integrar cada día el ser y el hacer, las vivencias, experiencias y sensaciones de nuestro mundo interno y externo, la introspección y la experimentación.

Sea cual sea el punto en el que te encuentres en tu vida dedícale un tiempo a pensar dónde está tu intersección del éxito:

Aspiraciones: ¿Cómo te sientes a día de hoy con respecto a tus aspiraciones? ¿Están satisfechas, están olvidadas, aparcadas? ¿Estás trabajando por ellas? ¿Qué anhelo sin cumplir late con fuerza aún dentro de ti?

Motivaciones: ¿Cómo está tu energía, tu nivel de satisfacción? ¿Te sientes pleno, realizado? ¿Que sientes que necesitas y no tienes? ¿Qué parte de ti has dejado a un lado y hace tiempo que lamenta en silencio que la escuches?

Capacidades: ¿Estás desarrollando todo tu potencial? ¿Sientes que estás dando lo mejor de ti en lo que haces? ¿Tu actividad actual te permite poner en práctica tus capacidades más brillantes?

Oportunidades: ¿Qué oportunidades necesitas para lograr tus aspiraciones, para hacer lo que te motiva, para desplegar todo tu potencial? ¿Hacia donde estas mirando, que estás observando, que estás haciendo para buscar nuevas oportunidades?

Si necesitas ayuda para encontrarla me encantará acompañarte en el camino.

 

A lo largo de estos más de 17 años muchas son las personas que se han acercado a nosotros para saber más del mentoring, sobre lo que hacemos, y que nos han transmitido su deseo de ser mentores y mentoras. Para nosotros la pregunta clave es ¿para que?, que les mueve, les motiva, que quieren lograr siendo mentores. En una gran mayoría hay una respuesta sincera, auténtica y profunda que encierra una verdadera vocación de liderazgo de servicio: contribuir a hacer crecer a otros, aportar a otros lo que han recibido, dar lo que tienen para que lo usen en su desarrollo, ayudar a que otros logren sus propósitos y metas en la vida. El liderazgo de servicio es una forma de entender la vida, entregada a una causa más grande que uno mismo.

Hace mucho tiempo que ayudamos a otros a descubrir su propósito en la vida y el camino de su liderazgo. Hace unos días nuestro compañero y colaborador Lucas Ricoy nos regalaba en facebook una frase que le da aún más fuerza a todo: «No es una fuerza ciega exterior, de la cual seamos juguete, sino la suma de dotes, debilidades y otras herencias que un ser humano ha recibido. La meta de una vida con sentido es escuchar la llamada de esa voz interior y hacerle caso mientras sea posible. El camino sería entonces éste: conocerse a uno mismo, pero no juzgarse y querer cambiar, sino dar a la vida, en la medida de lo posible, la forma que dentro de nosotros se insinúa». Hermann Hesse.

El propósito de la Escuela de Mentoring, nuestra vocación, nuestra metodología están encaminadas a ayudar a otras personas a descubrir quienes son, aceptar y querer lo que son, ver las posibilidades que el mundo les ofrece para estar y ser como son, y comenzar a trazar y recorrer el camino para tener una vida creativa, de autor, propia.  Creemos, además, que esta sociedad se marchita, se muere, si sigue llenándose de vidas precarias, de prestado, vacías. Necesitamos más personas que inspiren, que alienten, que movilicen lo mejor de ellos mismos y de otros. 

La forma que hemos encontrado para hacer realidad todo ello ha sido el mentoring, por los valores que encierra esta práctica, porque es esencialmente humana, basada en la conversación y la relación, y porque es una pedagogía fundamentada en la libertad y el aprecio: la libertad de ser y el aprecio de aquello que se es, hacia uno mismo y hacia los demás. 

El liderazgo de servicio es sentir y vivir el liderazgo como un acto de servicio que se entrega a una causa, a una misión para hacer realidad en el mundo unos valores, unos propósitos que se consideran contribuyen al bien común, o al menos mejoran la vida de otras personas, además de nuestro propio beneficio o bienestar. En todo mentor hay un liderazgo de servicio, y el mentoring es sin duda una metodología muy adecuada para hacer realidad cualquier liderazgo de servicio.

La grandeza y complejidad del liderazgo de servicio reside en que se trata de una manera de vivir que se impregna en todos tus actos. Para nosotros ser mentor es mucho más que tener experiencia y dominar una serie de conocimientos, técnicas y metodologías. Es una forma de estar en el mundo, y esa forma no se aprende desde el conocimiento sino desde la convicción, el autoexamen continuo y profundo, y un deseo, casi obsesivo, por ser cada día mejor persona, mejor instrumento de servicio para acompañar a otros en la forma que más les ayude a desarrollarse y crecer, que no siempre en las más fácil, agradable, popular, segura, cómoda….

 

mentoring

Hoy nos gustaría compartir contigo como trabajamos todo esto en la metodología INTEGRAL GENERATIVE MENTORING y cuales son las características del rol de mentor o lider de servicio en el modelo de mentoring que buscamos:

1.- Profundo autoconocimiento personal, indagando de manera permanente sobre la intención con la que hacemos las cosas para evitar el autoengaño y la contaminación de las relaciones.  No es lo mismo hacer una pregunta para cuestionar una creencia limitante, a riesgo de que el otro se sienta molesto, incomodo, pero sabiendo que es el camino para su crecimiento, que evitarla y quedarte en preguntas circulares o superficiales para agradar y buscar el afecto y aprobación del otro.

2.-Saber establecer objetivos alineados a un propósito personal y hacer un camino para hacerlos realidad, huyendo de las distracciones, los impulsos, los atajos que te alejan de tu misión. Aprender a comprometerse con ella. Cuando acompañamos a otros tenemos que saber ayudarles a establecer objetivos y saber orientarlos hacia la meta que se han marcado, haciéndoles ver el valor del compromiso diario con ella, como única forma de lograrla.

3.-Practicar la reflexión como única forma de decidir con criterio, prudencia, y de tener un discernimiento claro. Reflexión continua sobre la experiencia para aprender a ser mejor cada día, a ejercer mejor tu función y tu misión, a buscar la mejor manera de lograr las metas. El mentoring es aprendizaje de la experiencia a través de la práctica de la reflexión guiada y consciente de un mentor. Las sesiones de mentoring son un espacio para reflexionar, y tras cada sesión el mentor debe hacerse preguntas acerca del desempeño de su rol, pensar en cómo lo ha realizado para hacerlo mejor en cada sesión. A través de una toma de decisiones reflexiva y una revisión de acciones y resultados responsable y consciente se adquiere la sabiduría, ultimo peldaño de la escalera del aprendizaje.

Una vida sin reflexión, no es una vida en sí misma. Aristóteles

4.- Ejemplificar a través de la acción, convertir las decisiones en acciones, poner en práctica todo aquello que se predica. El aprendizaje, la mejora continua, además de reflexión requiere acción. El mentor impulsa a la acción, la acompaña, la estimula, la incita. No se logran metas, no se llevan a cabo proyectos que generen impacto positivo a nuestro alrededor sin acciones concretas, precisas y alineadas. Perseverar en la acción es una de las claves para el logro de metas. En el mentoring se educa la voluntad y se trabaja la autorregulación emocional para evitar la inacción, la inercia y la vida errática.

5.- Mantener un equilibrio vital, que combine de una manera fluida el trabajo y el descanso, la acción y la reflexión, razón y emoción, exigencia y flexibilidad, una sana gestión de roles, una equilibrada satisfacción de nuestras diferentes necesidades, de nuestras distintas facetas vitales. Saber hacer paradas y pausas para reestablecerlo, estar consciente de que en un minuto se puede traspasar el límite y caer en el estrés, la inercia, el vacío, el sin sentido, la mala salud. Un mentor es un ejemplo de vida equilibrada y un artista en la gestión de diferentes roles, entre ellos, el de mentor.

6.-Conversar para comprender, para reflexionar, para aprender, para compartir, para co-crear, para ampliar la mirada. Conversar con profundidad, con agudeza, con aprecio, con consciencia, con entrega. La conversación elevada e inteligente es la herramienta por excelencia de un mentor y es el gran legado que le deja a su mentee, una forma de conversar con uno mismo y con los demás que nos hace aprender, que nos aporta sabiduría y nos hace ser excelentes. Conversar para huir de la solución inmediata, rápida, fácil, a corto, y profundizar más en las causas sistémicas de las situaciones, las experiencias, teniendo en cuenta las consecuencias a largo plazo y el impacto en nuestro entorno. Conversar para no perder nunca el foco, la meta, el propósito, la misión, los valores.

7.- Practicar la atención y consciencia plena como vía para superar los egos, las pasiones, los instintos para ser capaz de comprender diferentes visiones del mundo y trabajar con personas diferentes, incluso con las que no compartimos valores y enfoques. Saber empatizar y adaptarse a diferentes personas, situaciones, contextos. Guiar y acompañar centrándonos en las necesidades del otro, en sus valores, sus motivaciones, sus aspiraciones, sin dirigir, sin intentar convencer, sin juzgar. Todos tenemos un estilo personal de ejercer el mentoring, pero debemos conocerlo para identificar donde tenemos que realizar ajustes, modular nuestro comportamiento para prestar el mejor servicio a nuestro mentee. Si no somos conscientes de nuestros sesgos subjetivos y de nuestras necesidades no satisfechas (brillar, convencer, controlar, agradar), de cómo influyen en nuestra percepción y en nuestra acciones no podremos acompañar de forma respetuosa y apreciativa a otras personas. El primer trabajo en nuestro modelo de mentoring es hacer consciente al mentor de cuando está imponiendo su ego y su visión en la relación de mentoring, o de cuando la está utilizando para satisfacer sus necesidades, en vez de entregarse por entero a acompañar a otro desde la consideración incondicional positiva.

Decía esta semana Fernando Vallespin en su artículo en El País que “Vivimos en la época del posliderazgo. Los líderes se dejan llevar por las emociones que ellos mismos desatan y que luego son incapaces de administrar.» Necesitamos un nuevo modelo de liderar y lo que me han enseñado mis años de experiencias con el mentoring es que esta práctica puede ser de gran utilidad. 

En un mes aproximadamente comenzamos una Certificación Internacional en Mentoring en una empresa extranjera que quiere capacitar como mentores al equipo directivo del nivel más alto de la compañía, para que ejerzan un liderazgo basado en el mentoring y que lo transmitan y enseñen al resto de la organización. Es la primera iniciativa de este nivel que conocemos en el mundo, esperamos que el ejemplo se contagie y logremos organizaciones más saludables.

El mentoring es, ante todo, una relación entre dos personas, el mentor, que aporta su experiencia y sabiduría, y el mentee, que aporta su potencial y quiere iniciar un proceso de aprendizaje, desarrollo y cambio. Además, el mentor debe aportar una serie de  actitudes y destrezas, que son la medida de su buen desempeño como tal. 

Dentro de las actitudes el mentor debe tener interés por desarrollar a otros, implicación y dedicación, curiosidad e interés por aprender, compromiso y responsabilidad, y honestidad. Todas ellas pueden ser medidos a través de una serie de indicadores que pueden servir de guía, tanto para la selección de mentores, como para su evaluación y autoevaluación. A continuación exponemos cada una de ellas con sus indicadores.

1.-DEDICACIÓN a su mentee en tiempo, que no solo es el de las sesiones, sino también el que se produce entre sesión y sesión, y que se manifiesta en los contactos vía mail o teléfono, o en la realización de actividades conjuntas.

El tiempo mínimo que debería dedicar el mentor/a a su mentee es de 2 a 3 horas al mes, y esto incluiría las sesiones, el envío de mails, llamadas telefónicas, el buscar recursos a su mentee (información, contactos, herramientas, lecturas), y preparar y documentar la sesiones.

                                                                                               INDICADORES

Tiempo dedicado a preparar sesiones

                                                                                 Tiempo dedicado a evaluar sesiones
                                                           Número de contactos y contenido entre sesiones con el mentee
                                                           Número de recursos compartidos con el mentee y su resultado

        Número de sesiones mantenidas durante el proceso y duración

2.-CURIOSIDAD POR SABER Y APRENDER: Esta cualidad y actitud es esencial para que el mentor pueda cumplir adecuadamente con su rol de facilitador de recursos. Estos recursos, cuanto más diversos sean, le servirán para ofrecer mejores respuestas, alternativas y ejemplos a su mentee. 

La curiosidad e interés por aprender y ampliar el saber se manifiesta en las lecturas de artículos, libros, en la asistencia a cursos de formación, a congresos, jornadas y eventos en las que se pueden aprender y también entablar relaciones, en la participación en foros, debates, comités de expertos. 

                                                                                                INDICADORES

        Maneja distinta y diversa información 

                                                           Sabe dónde buscar diferentes informaciones en cada momento 
                                                                      Sabe a dónde dirigir al mentee para ampliarla
          Mantiene actualizada esa información: novedades, tendencias, noticias, teorías, investigaciones, revistas, eventos.
                                                           Número de libros leídos al año por el mentor y temáticas
                                                  Número de otras lecturas realizadas al año por el mentor y temáticas
                                              Número de horas de formación realizadas al año por el mentor y temáticas
                         Número de eventos, jornadas, congresos, etc. a los que ha asistido el mentor en el año y temáticas.

        Número de proyectos en los que participa el mentor a  lo largo del año

3.-COMPROMISO Y RESPONSABILIDAD: El mentor debe ser consciente del compromiso que asume en cada proceso de mentoring, en cuanto al tiempo que va a tener que dedicar, la energía que le va a exigir, y el estado en el que está actualmente para asumir esos compromisos. 

 

                                                                                                INDICADORES 
                                                                             Acude puntualmente a las sesiones 
                                                              No cambia continuamente la agenda de sesiones
                                              Asiste a formación para mejorar el desarrollo de su rol como mentor
Asiste a otras actividades que pueden hacer mejorar su rol como mentor, la relación o los procesos de mentoring en los que se haya involucrado
                                                  Contesta puntualmente dudas o peticiones de su mentee
                                             Realiza las autoevaluaciones y supervisiones de su rol de mentor

4.-HONESTIDAD: cualidad humana que consiste en expresarse y actuar de acuerdo como se piensa y se siente, con sinceridad coherente, respetando los valores de la verdad y la justicia. Ser honesto requiere valentía, porque cuando nos expresamos con nuestra verdad corremos el riesgo de que no guste o no sea aceptada por todo el mundo. El mayor enemigo de la honestidad es el miedo a perder la aprobación de los demás, el cariño, la aceptación, etc. El problema es que por miedo a perder todo eso, terminamos perdiendo lo más importante: nuestra coherencia interna y nuestra integridad.

Como mentor te invito a evaluar tu grado de honestidad, y a preguntarte:

¿Dónde no estás siendo honesto contigo mismo o con los demás?

¿Qué consecuencias te trae?

¿Qué necesitas para empezar a actuar en coherencia contigo mismo?

El mentor honesto expone sus pensamientos cuando comparte recursos, ideas, consejos; responde sinceramente ante los cuestionamientos o demandas de su mentee; expresa sus emociones de agrado y desagrado; El mentor honesto es abierto, sincero y franco  a la vez que considerado y respetuoso.

 INDICADORES 

                                                                                                   No miente, es sincero

             No esconde sus valores, emociones, opiniones, puntos de vista. Los explicita desde el yo con claridad, cuando da ejemplos, comparte experiencias, perspectivas.

                                                            No da una imagen que no es congruente con su verdadero ser

                    No habla con rodeos o de forma políticamente correcta. Es franco

Mención a parte requiere el «Interés por desarrollar a otros», condición sine qua non para ser mentor, una mezcla de actitud vital y destrezas comunicativas, relacionales y cognitivas. La actitud se refleja en la dedicación y el compromiso, las destrezas pueden medirse a través de la observación de comportamientos como:

                                                                                                 INDICADO

Practica una escucha global, profunda y reflexiva y realiza preguntas generativas y provocadoras

                                                  Indaga apreciativamente para detectar fortalezas, potencial y áreas de mejora 
                                           Explora entre las diferentes posibilidades del mentee para su desarrollo óptimo
                             Aporta un feedback oportuno en cada situación que genera consciencia, reflexión y aprendizaje
                                      Genera alternativas y hace reflexionar al mentee sobre ellas. Amplifica sus opciones
                                                   Cuestiona ideas preconcebidas del mentee que limitan su desarrollo
                                                              Refuerza la autoeficacia del mentee de forma constante
     Genera un ciclo constante de reflexión sobre la experiencia del mentee y del propio mentor como fuente de aprendizaje

Estimula retos elevando su nivel de dificultad a medida que el mentee avanza en su desarrollo

En el campo de las destrezas, un mentor se caracteriza por un elevado nivel de inteligencia relacional y conversacional. Las aportaciones del mentor en este punto son aún más importantes si tenemos en cuenta que con sus actitudes, habilidades y comportamientos está sirviendo de modelo a su mentee. No olvidemos que una de las dimensiones del rol de mentor es la de ser modelo de comportamientos, lo cual constituye una de las fuentes de aprendizaje en el mentoring. 

Si quieres profundizar en el conocimiento de las destrezas de la inteligencia relacional y conversacional en el mentoring te recomendamos la lectura del libro «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional» ,escrito por la Directora Ejecutiva de la Escuela de Mentoring, Mª Luisa de Miguel.

© Copyright. Los contenidos de este artículo están protegidos por derechos de autor a favor de Mª Luisa de Miguel Corrales, para su uso y/o reproducción por cualquier medio se requiere el permiso previo y por escrito del titular del copyright y la cita del autor. Agradecemos tu colaboración.

No todas las personas necesitan mentoring o están en la disposición de recibirlo. Una de las primeras tareas del mentor, al iniciar el proceso, es valorar si la persona tiene la capacidad necesaria para recibir mentoring y, por tanto, para implicarse y aportar al proceso todo lo necesario para su desarrollo en condiciones óptimas. Para valorar dicha capacidad o grado de implicación y compromiso, existen una serie de actitudes y comportamientos que deben ser observados en el mentee.

Cada una de las actitudes que debe aportar el mentee al proceso tienen una serie de indicadores que deben ser tenidos en cuenta por los mentores para determinar su grado de compromiso con el proceso y su actitud dentro del mismo. Con todos ellos el mentor puede evaluar si el mentee está preparado o no para afrontar el proceso de mentoring y las posibilidades que tiene de lograr el objetivo que se ha marcado para el proceso.

Las principales aportaciones del mentee a la relación de mentoring para que sea una verdadera relación de aprendizaje son: interés por aprender, responsabilidad y compromiso, humildad, apertura y flexibilidad, y proactividad. A continuación describimos cada una de ellas y los indicadores para medir si se están aportando o no por el mentee.

1.-INTERÉS POR APRENDER y MEJORAR: implica la capacidad de reflexionar sobre sus comportamientos y los resultados que se derivan de los mismos, para indenticar áreas de mejora. El mayor aprendizaje que se obtiene en el mentoring es sobre uno mismo, sobre nuestras fortalezas, debilidades, áreas de mejora, sobre nuestras capacidades, nuestras oportunidades. El mentee debe estar dispuesto a realizar de forma habitual procesos de  auto-exploración personal a lo largo de todo el proceso.

                                                                                                                     INDICADORES 
Tiene una necesidad y deseo de mejora
                                                                          Considera el tiempo dedicado al aprendizaje como una inversión para futuro
                                                               Los hechos, sucesos, resultados y errores los percibe como una oportunidad de mejora
                                                                                        Comparte conocimiento y participa en su creación
                                                                             Vive de una forma integrada el aprendizaje personal y profesional
                                                                                            Tiene visión de futuro y se orienta a largo plazo
Concibe la vida como un proceso y no como  un resultado

2.-RESPONSABILIDAD y COMPROMISO, sobre su propio proceso de aprendizaje, para asumir las consecuencias de sus acciones y decisiones.  Si el mentee tiene un discurso recurrente en el que la culpa o responsabilidad de lo que le pasa, de sus resultados está en los demás o en el entorno, es un indicativo de falta de responsabilidad y habrá que trabajar previamente esta actitud para incrementar su nivel de responsabilidad. La responsabilidad también implica aceptar sentimientos y estados de ánimos, y no cargárselos a otros. Estar comprometido con el proceso de mentoring supone que el mentee se prepara previamente las sesiones, que acude a las mismas con sus compromisos de acción y tareas realizados, y con una reflexión acerca de los temas a tratar y su conexión con los objetivos.

 INDICADORES 
                                                                                                           Acude puntualmente a las sesiones
                                                                                             No cambia continuamente la agenda de las sesiones
                                                                                      Realiza los compromisos de acción fijados entre sesiones
                                                                                       Realiza las tareas sugeridas por el mentor entre sesiones
                                                                                                      No se queja continuamente de sus situación
                                                                                     No responsabiliza a otros de sus resultados, situaciones, emociones
                                                                             No cambia sus objetivos ni marca acciones que le apartan de los mismos
Aprovecha el tiempo de las sesiones para trabajar sobre sus objetivos

3.-HUMILDAD para aceptar sugerencias, consejos, oportunidades de mejora, necesidades de cambio.

“Solo sé que no se nada” máxima de Sócrates que sigue teniendo hoy en día un significado fundamental para los procesos de cambio personal y profesional. Este es sin duda el punto de partida de la actitud estrella de un mentee: Dudar pone en marcha la curiosidad, el deseo de saber, de explorar otros puntos de vista, y esto siempre lleva a una ampliación del conocimiento: se genera un conocimiento basado en el análisis de distintas alternativas, en la valoración de la situación o el problema desde distintos enfoques. 

Dudar, saber que no lo se todo pero que puedo saberlo es un hábito de las personas humildes. La humildad es esencial para aprender y desarrollarnos, se demuestra en nuestra capacidad de escuchar y observar y de estar abiertos a la experiencia, a lo que nos llega sin juzgarlo de antemano, sin rechazarlo. La humildad significa estar dispuesto a equivocarse y no negarlo, a no saber y preguntar, a no poder y pedir ayuda.

                                                                                                                         INDICADORES
                                        Acepta sugerencias, observaciones, críticas sin sentirse atacado y las considera una oportunidad de mejorar
                                     Se cuestiona permanentemente nuevas ideas, tendencias, situaciones, opiniones mantenidas hasta el momento.
                                                                          Considera que otros pueden aportarle experiencia y conocimientos
                                                                                                       Sabe pedir ayuda cuando la necesita

4.-APERTURA Y FLEXIBILIDAD para admitir cambios, ceder y transigir. Apertura para experimentar con nuevos enfoques y estar abierto a cuestionarse ideas, creencias, actitudes, y comportamientos.  Apertura hacia la relación de mentoring para compartir aspectos más profundos, más personales, para compartir la vulnerabilidad con el mentor.

La actitud estrella para el cambio es ser flexible, estar abierto a nuevas ideas, nuevos entornos, nuevas personas, que no conozco, pero puedo llegar a conocer, o que conozco, pero puedo ver desde otro paradigma. Es adaptarse a lo nuevo, pensar de forma diferente, aceptar otras creencias, otros valores en los demás, sin sentirme amenazado, sin perder mi identidad, que no es fija, se construye día a día. 

Encontrar oportunidades y conexiones en las diferencias, y no problemas y oposiciones. La actitud maestra es no dejar de buscar, en un libro, en una película, en una reunión, en un cliente, en un/a compañero/a de trabajo, en el parque. Cualquier lugar y cualquier persona son una fuente de aprendizaje. Como dice Paulo Freire el ser humano está inserto en un permanente movimiento de búsqueda. Cuando deja de buscar muere.

Flexibilidad para cambiar de rumbo, esperar el tiempo necesario, cambiar de enfoque, asumir que algo no puede ser, aceptar límites. En el proceso pueden surgir dificultades, momentos de bloqueo, que hay que saber gestionar con flexibilidad. 

                                                                                                                       INDICADORES
                                                                                              No se aferra a sus posiciones sin cuestionarlas
                                                                                             Admite otros enfoques, planteamientos, ideas
                                                                                            Comparte aspectos más personales y delicados
                                                                                                               Habla de sus debilidades
                                                                                                                Escucha y no interrumpe
                                                                      Acepta el feedback sin contra-argumentar

5.-PROACTIVIDAD: El mentoring requiere acción, las sesiones son sólo una parte del proceso, pero si el mentee no toma acción, no pone en marcha lo establecido en su plan de acción, o lo trabajado en las sesiones no conseguirá ni sus objetivos ni los resultados deseados. Uno de los mayores enemigos de la acción, es la procrastinación, esa tendencia a no acometer las tareas y acciones que más nos cuestan, disgustan, tememos, etc. Todos tenemos resistencia al cambio, a todos nos cuesta ponernos manos a la obra con aquellas cosas que nos suponen un reto, una prueba a nuestras capacidades, una salir de nuestra rutina y zona de seguridad.

Además la iniciativa y la proactividad nos hacen aprender más, mejor y más rápido, con lo que la inversión en el proceso de mentoring será aún más productiva. Esto es especialmente relevante cuando hablamos de mentoring organizativo, donde la duración de los procesos está prefijada de antemano y la organización exige una evaluación de sus resultados. 

                                                                                                                  INDICADORES 
                                              Toma la  iniciativa en el proceso: plantea dudas, expresa opiniones, solicita recursos, define acciones
                                                                                           Toma decisiones y pasa rápido a la acción
                                                                                Pide ayuda específica al mentor, le solicita recursos 
                                                                                                           Fija la agenda de trabajo
                                                                              Busca y detecta oportunidades continuamente para mejorar
                                                                                                  Pregunta, aporta ideas, cuestiona.
                                                                    Ejecuta los compromisos de acción, las tareas, e incluso va a más. 

 

El mentoring es una relación de aprendizaje, desarrollo y crecimiento personal, nos potencia, nos hace ir a más, pero para ello tenemos que invertir tiempo, energía y esfuerzo.

 

 

mentoring

El mentor es el guardián de la relación y debe estar atento a los indicadores de comportamientos que reflejen la presencia o ausencia del compromiso e implicación del mentee. Si se produce esta última deberá confrontarlo con el mentee y explorar vías de solución. Si estas no son posibles deberá dar por terminada la relación. El mentoring es una relación de las que el Análisis Transaccional denomina “adulto a adulto”, en la que el mentor no actúa como padre, madre, salvador, protector, supervisor, o colega, sino como un guía para el impulso del crecimiento de otro. Esto supone que, el mentor debe hacer patente, en todo momento, cuales son los compromisos, aportaciones y responsabilidad del mentee en el buen funcionamiento de la relación y la marcha del proceso.

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Durante más de 20 años me ha perseguido esta pregunta en todas las conferencias y cursos impartidos sobre mentoring. Hay mucho escrito sobre el tema, cada uno tiene su punto de vista al respecto de las diferencias, según sea coach, mentor, las dos cosas, el tipo de enfoque o metodología desde la que desarrolla el coaching o el mentoring, o según tenga una vaga o más profunda referencia sobre ambas metodologías.

Libro Mentoring

 

En este artículo, al hilo de la reciente publicación de mi libro «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional», me gustaría dar mi punto de vista. Vaya por delante que soy mentora y coach profesional certificada desde hace varios años, que pertenezco a diversas asociaciones nacionales e internacionales del ámbito del mentoring y el coaching, que escribo sobre ambas materias, y que en el caso del mentoring he desarrollado una metodología propia «INTEGRAL GENERATIVE MENTORING» de la que puedes conocer más en el libro antes citado o en esta web. Esto lo adelanto porque me parece importante dejar claro el posicionamiento del que parte quien escribe u opina, pues queramos o no, puede sesgar nuestro punto de vista. Que haya tardado tantos años en publicar este artículo da una idea de lo poco que me gusta esta manía de enfrentar y oponer que existe entre los que se dedican a una u otra disciplina.

 

Mi primer posicionamiento al respecto de las diferencias es que no considero que deban estar en lucha u oponerse una frente a otra argumentando cual es mejor. Creo que son metodologías para acompañar a las personas a lograr sus objetivos, a desarrollar su potencial, a desarrollar habilidades, a enfrentar y superar situaciones… y que cada una lo hace con unas herramientas, un enfoque, un método y un perfil del que acompaña, que en algunos casos tiene coincidencias y en otras diferencias. El elegir una u otra metodología de acompañamiento, lo mismo que ocurre con otras, depende de lo que quiere lograr la persona (el cliente), la situación de la que parte, el tipo de retos, cambios que tendrá que enfrentar, y las necesidades de acompañamiento que todo ello requiere.

Mi segundo posicionamiento es que las principales herramientas en las que se basan (escucha, preguntas, feedback), es decir, herramientas conversacionales, de comunicación, existen desde que el hombre es hombre o la mujer, mujer. No las ha inventado ninguna de las dos metodologías, y la forma en que se ejercen ya se venía ejerciendo desde muy antiguo. Que ha habido reactualización y mejora en base a todo el conocimiento científico que hemos ido descubriendo, sin lugar a dudas, pero no son propiedad de ninguna de ellas.

El tercer posicionamiento es que este artículo está escrito desde el «esta siendo» y no desde el «es», no pretendo sentar dogma de fe al respecto de lo que es mentoring y coaching, de que necesariamente sea como yo lo vio, sino simplemente que para mi a día de hoy, en base a mi experiencia, la forma en la que estoy ejerciendo y viviendo ambas metodlogías es esta. Desde el enfoque centrado en la persona, bajo el que trabajo, lo más importante no es si es mentoring o coaching, o si es una determinada manera de hacer mentoring o coaching, sino si estoy prestando la mejora ayuda al cliente, la que necesita para lograr sus metas y sentirse pleno.

El cuarto posicionamiento, y este probablemente guste mucho menos que los dos anteriores, es que «todo mentor es un buen coach pero no todo coach es un buen mentor», una afirmación que realizo desde el modelo de mentor y de mentoring que defendemos en la Escuela de Mentoring y en la metodología «INTEGRAL GENERATIVE MENTORING». Idea en la que coinciden otras expertas en mentoring a nivel internacional como Lisa Z. Fain, con quien tuve el placer de coincidir en Bilbao Mentoring Conference 2019 e intercambiar nuestras perspectivas sobre el mentoring, que tengo que decir coinciden bastante. Así lo expresa Lisa en la entrevista realizada durante el congreso Bilbao Mentoring Conference y que puedes ver en este video.

Lisa Z. Fain Mentoring

Dicho todo esto, quizás la primera diferenciación a establecer sea la del rol de coach y mentor, puesto que las actitudes,  habilidades, y comportamientos de quienes guían en el desarrollo de otros, son la pieza clave del tipo de rol que ejercen, de la relación que crean con el cliente, y de los resultados del proceso. En este punto, me gustaría partir de las 7 dimensiones del rol de mentor que integran el modelo INTEGRAL GENERATIVE MENTORING y señalar cuales a mi juicio son compartidas por coachs y mentores y cuales son específicamente de los mentores.

Dimensiones Rol Mentor según la Escuela de Mentoring                          Presentes en el Rol Coach y/o Mentor

Acompañante Coach y Mentor
Indagador  

Coach y Mentor

Explorador y Amplificador de opciones Coach Explorador de opciones, Mentor ambas
Informador, consejero y proveedor de recursos Mentor
Impulsor Coach y Mentor
Conector Mentor
Modelo de Comportamientos Mentor

 

A partir de esta primera diferenciación  he recogido en el siguiente cuadro, las que para mi hoy serían las principales diferencias entre mentoring y coaching.

 VARIABLE                                             COACHING                                                       MENTORING

Objetivo Cambio (Remediativo) y a veces desarrollativo Aprendizaje, Desarrollo Potencial, Competencias, Sabiduría
Duración  4-6 meses 10-12 meses
Enfoque temporal Presente y futuro, no entra en el pasado salvo para localizar recursos puntualmente Futuro y presente, y recurre al pasado con más frecuencia para localizar recursos, revivir logros, evaluar progreso, capitalizar experiencia
Perfil facilitador El coach es experto en la metodología del coaching El mentor debe acreditar experiencia, reputación y relaciones en el ámbito de práctica del mentee y además ser experto en la metodología de mentoring 
Transmisión de experiencias El Coach no comparte ni transmite su experiencia al cliente El mentor comparte y transmite su experiencia con el cliente de una forma neutra, la utiliza para hacer preguntas, ampliar opciones y para actuar de modelo de comportamientos
Feedback Principalmente es intrínseco, es decir, lo genera el propio cliente a través de una auto evaluación impulsada por las preguntas del coach

En coach puede ofrecer feedback sobre lo que el cliente dice o hace en la sesión para hacer emerger la incoherencia

Tanto intrínseco como extrínseco que es el facilitado por el  mentor, tanto sobre lo que observa en la sesión, sobre lo que el mentee le traslada acerca de sus comportamientos entre sesiones, y lo que el mentor puede observar directamente fuera de las sesiones
Destinatarios Un individuo o un equipo

Coaching individual y Coaching de Equipos

Un individuo, un grupo, una organización.

Mentoring one to one, mentoring grupal y mentoring organizacional

Diseño de Programas En el Coaching no hay diseño de un programa como tal, sino más bien de unos procesos individuales (a veces es solo uno) con unos criterios mínimos y un sistema de evaluación similar a las evaluaciones desempeño. En el mentoring existe el programa formal de mentoring que se diseña a nivel organizacional, requiere un proceso de implantación, coordinación, seguimiento y evaluación exhaustiva
Vinculación organizativa Los coach pueden ser internos o externos a la organización, pero siempre operan desvinculados de las políticas y valores organizativos (ya que su rol no es el de divulgarlos o representarlos)

 

Los mentores son personas pertenecientes a la organización, alineados con los valores organizacionales y representativos de los mismos. Suelen ser figuras representativas dentro del marco de cada compañía, bien por su Know How, posición o funciones que desempeñen.

Excepcionalmente para procesos individuales y puntuales se pueden contratar mentores externos profesionales.

Beneficiarios  En el coaching el que se beneficia del proceso siempre es el cliente. El aprendizaje y desarrollo de habilidades es siempre del cliente Los beneficios en el mentoring se producen tanto en el mentor como en el mentee. Es una relación de co-aprendizaje, hay un incremento del  auto-descubrimiento y del desarrollo de habilidades por ambas partes, especialmente, en el mentoring organizacional.

Adicionalmente hay beneficios organizacionales medibles y buscados, en el mentoring organizacional.

Flexibilidad metodología El coach ha de ceñirse a utilizar las habilidades y competencias propias del coaching. El mentor, respetando la esencia, bases, principios y limites del mentoring, lleva a cabo un proceso más abierto, flexible y holístico, que puede integrar otras metodologías y prácticas (coaching, enseñanza, asesoría, counseling) en función del tipo de aprendizaje que quiera promover y las necesidades de su mentee.

 

Intervención de otros agentes en el proceso Solo interviene el coach Pueden intervenir otras personas a sugerencia del mentor o petición del mentee (manager, compañeros, otros mentores, otros expertos, contactos, etc)

Hay otra diferencia importante, que no debemos desconocer, el coaching se ejerce, o así debería ser, exclusivamente de forma profesional bajo una formación y metodologías, y de manera formar. En el mentoring conviven el mentoring voluntario, el profesional, el formal y el informal. Si bien, la tendencia es cada vez mayor a que en el mentoring voluntario formal, que se lleva a cabo dentro de programas de mentoring inter e intra organizacional, los mentores sean formados en la metodología del mentoring.

Me gustaría que este artículo quedará abierto al devenir y al compartir, que a través de tus comentarios aportes nuevas visiones acerca de las similitudes o las diferencias, de si tiene sentido o no diferenciarlos, de donde está la importancia de hacerlo o no hacerlo. Todo ello con la idea de mejorar los procesos de acompañamientos a personas y organizaciones en el logro de sus metas.

Mi visión de liderazgo es funcional, se trata de un rol que tiene asociada un función: lograr que otras personas quieran remar en la misma dirección para lograr un objetivo que asumen como común. Para desarrollar esa función son necesarias una serie de habilidades, entre las que para mi destacan las relacionales y conversacionales.

No creo que el liderazgo sea un don, ni una habilidad en si misma, sino un conjunto de habilidades que están al servició de un fin, de un objetivo común. Por esa misma razón nunca he entendido el liderazgo como una aspiración o un objetivo, sino como un rol que desempeñamos para lograr propósitos o metas. Creo que confundir el fin con el medio acarrea muchos problemas, desviaciones, desajustes y desequilibrios. El liderazgo no es un fin es un medio para lograr un fin. La elección del fin y la forma de lograrlo ya es una decisión personal, con una alta carga valorativa. Una decisión que por otra parte no solo nos retrata como líderes sino como personas.

Por mi parte entiendo que el liderazgo debe tener en cuenta el bien común, y ser ejercido de forma tal que logre un beneficio para todos.

Me dedico al mentoring desde el año 2002, y desde ese mismo año ejerzo como mentora, porque aunque pueda parecer lo mismo no lo es. Hay muchas personas que dicen dedicarse al mentoring, forman mentores y desarrollan programas de mentoring y, sin embargo, nunca han ejercido como mentoras. Algo que vendría a ser lo mismo que dedicarse a formar líderes o dar clases de liderazgo y no haber ejercido de lider en la vida. He recibido formación en liderazgo y un sin fin de habilidades asociadas al mismo, pero puedo asegurar con total seguridad y convicción que lo que realmente me ha ayudado a ser mejor lider, en los proyectos en los que me he embarcado y con los equipos que he liderado, es ser mentora y tener una mentora. Por eso hoy quiero compartir contigo algunas de las lecciones aprendidas en el mentoring que me han servido para desarrollar el liderazgo.

1.-Mentalidad de principiante y apertura a la experiencia

“Solo se que no se nada” como diría Sócrates, pero también se que puedo aprender de cualquier persona, en cualquier lugar y en cualquier momento y esto tiene más poder que saber.

Dejar de ser experta y gurú, con la respuesta siempre dispuesta para impresionar, para mostrar todo mi saber, elocuencia. Para pasar a ser curiosa, permanentemente interesada por conocer y comprender al otro. Acudir emocionada a cada nuevo encuentro para dejarme sorprender por la increíble grandeza y sabiduría que atesoran en su interior las personas. Querer zambullirme en el mundo interior de cada ser humano que me ha permitido acompañarle, indagando apreciativamente sobre sus visiones, sus percepciones, sus mapas. Dejar las respuestas en un cajón y permitir que la pregunta surja al hilo del discurso de mi interlocutor, construyendo una conversación que nos enriquece mutuamente. Iniciar cada conversación como si fuera la primera, abierta a la experiencia de conversar con la persona que está siendo y estoy siendo en ese preciso instante, prescindiendo de todo lo anterior y todo lo que pueda venir.

Huir de jergas, lenguajes sofisticados, artificiosos, desprovistos de humanidad, cuyo único objetivo es querer demostrar algo que en realidad no existe, alimentar nuestro ego insaciable, y evitar la cercanía con el otro para que quede patente la distancia intelectual, vital, social, o de cualquier tipo. Comenzar a hablar para comprendernos, para conectarnos, para hermanarnos, para crear sentido juntos. Conversemos para crear islas de palabras, que sirvan de refugio a otros para reflexionar, para buscarse, para encontrarse, para reconocerse, para mirarse de otra forma, para despertar, para recuperar su poder creador.

2.-Ayudar a descubrir el norte, ajustar la brújula y ser un faro que guía 

Las personas nos movemos hacia un fin, está en nuestra naturaleza. El problema es que muchas no lo han descubierto, no lo han encontrado, no han creído que tenían que buscarlo, se han dejado llevar por los nortes de otros sin cuestionarlos.

Imponer un norte a otros no sirve de nada, no crea compromiso, no genera satisfacción, desmotiva, ocasiona fricciones, conflictos, desajustes. Cada persona alberga en su interior un propósito, un sentido de vida, algo por lo que realmente quiere luchar, esforzarse, implicarse, comprometerse. Nuestra misión com líderes, como mentores, no es establecer el norte, es ayudar a cada persona a descubrir su norte y cómo puede llegar a él uniéndose a otros, colaborando con otros, aunando esfuerzos con otros. Una vez que conectan con ese norte, nuestra labor es facilitarles que ajusten su brújula para llegar a él, conectando con su sabiduría interior, con su intuición, y que sepan orientarse en él mundo, en sus diferentes caminos, sus límites, sus oportunidades, sus momentos, sus recursos, sus obstáculos.

Ayudar a establecer visiones, clarificarles y hacerlas realidad en el contexto en el que se mueven es clave para un liderazgo efectivo. La auto-confianza, la auto-estima, la seguridad en uno mismo, la iniciativa no surgen de nuestro ego, sino de nuestra conexión con nuestro propósito, nuestras metas, nuestra sabiduría, y con la posibilidad de hacer eso posible en el mundo que nos rodea. Nuestra misión como líderes y mentores no es dirigir sino guiar, servir de faro cuando las distracciones, las tempestades, los escollos surgen, ayudando a mantener el rumbo.

3.-Aceptación incondicional positiva

Creo firmemente, como creía Carl Rogers, que las personas poseen capacidades y recursos dentro de ellas para lograr cambiar sus actitudes, su concepto de si mismas, y sus comportamientos para lograr aquello que quieren y quieren ser, y que estas capacidades y recursos pueden ser liberados, desplegados a través de una relación en la que se den una serie de condiciones, entre ellas la aceptación y consideración incondicional positiva. Y lo creo, no solo por las enseñanzas y experiencias de Carl Rogers, sino porque lo he visto una y otra vez a lo largo de mi experiencia profesional como mentora con muy distintos tipos de personas.

Aceptar y considerar de forma incondicional y positiva a las personas, les permite ser, sin miedo a ser juzgados, sin miedo a no ser aceptados, a no ser queridos, a ser rechazados. Cuando una persona se permite ser, aprende quien es realmente, y puede conectar con sus verdaderos valores, motivaciones, experiencias, propósitos. Esto es lo que a una persona le da confianza, seguridad, la vuelve más expresiva, más optimista, más proactiva.

Dejar atrás nuestro juicios, prejuicios, nuestra tendencia a clasificarlo todo en bueno o malo, a rechazar de plano todo aquello que no concuerda con nuestra forma de ver el mundo, nuestras normas, valores, nuestros intereses. Olvidarnos de convertir las conversaciones en una discusión de egos, en demostrar quien tiene razón y quien no, para simplemente contemplarlas como intercambios de mundos distintos en los que puede haber un enriquecimiento mutuo de visiones, percepciones, ideas, y la emocionante posibilidad de encontrar un punto de conexión, de contacto vital, de hermandad. Aparcar nuestro deseo de modelar a nuestra imagen y semejanza, dejando que sea el otro que se modele y moldee como el quiere, que construya la persona que quiere ser, que se convierta en el ser humano que intuye habita en él. Cambiar la tendencia a corregir, dirigir para simplemente acompañar en el camino de llegar a ser.

4.-Huir de los diagnósticos, las etiquetas y cultivar el aprecio hacia los matices, lo inesperado, lo diverso, el verso suelto

No creo que exista alguna persona hoy en día que no se haya hecho uno o varios test para que le digan quien es, como es, que le motiva, en que es bueno, cual es su talento, etc, etc, etc. Y compruebo en cada formación de mentores que llevo a cabo la necesidad por tener etiquetados a nuestros mentees, clientes, colaboradores, empleados. Clasificados en su casilla, perfectamente diagnosticados para poderles aplicar la receta maestra y, por supuesto, corregir el resultados cuando el diagnóstico no se ajusta a nuestro ideal de ser.

No estoy en contra de los test, pero una persona es mucho más que eso, y no creo que sea etiquetable, pues no es ni un pantalón ni una camiseta. Hay demasiados matices en un ser humano para que quepan en una o varias etiquetas. Etiquetar priva a las personas de la oportunidad de ser, de experimentar nuevas formas de ser, de mostrarnos más detalles, más posibilidades.

Los test nos ayudan a orientarnos y a entender la diversidad, e incluso la variabilidad de personas y comportamientos. Ir más allá es deshumanizar y convertir a la persona en un objeto de estudio y diagnóstico. Las personas nos estamos descubriendo continuamente, si nos permitimos el placer de hacerlo.

Si quieres conocer a alguien, si quieres conocerte a ti mismo conversa, dialoga, observa, explora, escucha, pregunta, y reflexiona. Y sobre todo, déjate sorprender, atrévete a descubrir algo nuevo, un verso suelto en cada encuentro, en cada interacción, en cada conversación. Huye de estereotipos, de clasificaciones en bueno o malo, mejor o peor. Agudiza tu empatía hacia la diferencia, contempla a quienes son más diferentes y te cuesta más conectar con ellos como tus maestros para desarrollar nuevas habilidades, nuevas formas de comunicar, de relacionarte. Cada persona que nos topamos en el camino es un maestro, es alguien que nos enseña algo sobre nosotros, en nuestra mano está descubrirlo y aprender la lección.

5.-Practicar la generosidad inteligente

Adam Grant, profesor de comportamiento organizacional de Wharton, señala que hay tres grandes tipos de formas de relacionarnos, derivando de ello tres perfiles: dadores, tomadores y emparejadores. Los dadores ayudan por el placer de dar, esa es su ganancia más allá de una compensación o recompensa concreta por parte del otro. Los tomadores buscan obtener ganancias de cualquier interacción. Los emparejadores buscan un equilibrio entre sus demandas y lo que otros quieren. Más allá de esta clasificación, que tiene su utilidad para iniciar una reflexión acerca de cómo son nuestras relaciones y como influyen en nuestra vida, prefiero quedarme con la idea de que una relación debe ser una fuente de aprendizaje, enriquecimiento y crecimiento mutuo.

La correspondencia es un concepto indisolublemente unida al de relación, en una relación tiene que haber intercambio, flujo en ambas direcciones. En lo que se refiere al mentoring y al liderazgo, mi parecer es que las relaciones deben ser como las que el Análisis Transaccional describe de “adulto a adulto”, en las que se practica una generosidad inteligente:

-dar lo que el otro necesita y cuando lo necesita, y no lo que nosotros creemos que necesita o queremos dar. Para no equivocarnos lo mejor es dar cuando nos lo piden y preguntar cuando no lo tenemos claro.

-dar cuando el otro responde a sus compromisos y también aporta a la relación, y no dar sin más, ni sin medida.

-dar con consciencia y responsabilidad de lo que se da y de su valor, para que se da, cómo se da, que va a aportar.

-no dar cuando no es necesario, conveniente, o adecuado.

En los intercambios comprometemos nuestra energía, nuestro recurso más valioso para seguir creciendo y ayudar a crecer a otros.

6.-Apreciar el regalo de poder escuchar con el cuerpo y con el alma. 

«Cuando escucho realmente a otra persona entro en contacto con ella, enriquezco mi vida» Carl Rogers

Todo lo que he aprendido sobre las personas, sobre psicología, sobre mi misma, sobre cómo somos, sobre porque actuamos como actuamos, sobre los procesos de cambio, sobre el liderazgo, lo he aprendido escuchando a las personas de una forma global y profunda.

Escuchar con atención plena, presencia plena, apertura y empatía. Escuchar más allá de las palabras, intuyendo las emociones que están presentes o que estuvieron, captando los matices, lo que es más personal y a la vez más común a la esencia humana (valores, motivaciones, emociones, aspiraciones, pasiones). Escuchar acompañando los pensamientos del otro, sus sentimientos, apreciando el significado personal que le da a lo que dice, incluso llegando a vislumbra el significado inconsciente de lo que dice, o lo que no dice pero está queriendo ser dicho. Ser capaz, como describe Carl Rogers, de escuchar en el discurso del otro «su grito humano profundo, un grito silencioso» que está ahogado, no se oye pero se siente, se palpa su necesidad de expresarse. Dejar que ese grito resuene en ti para poder ser su eco, dejarlo salir y seguir creciendo juntos.

“Como mentora he adquirido consciencia de la importancia de dedicar tiempo a escuchar a la gente de la organización. Es la inversión más rentable personal y profesionalmente que se puede hacer.» Frase de una mentora para las conclusiones de un programa de mentoring para el impulso de la carrera directiva de las mujeres en multinacional sector publicidad y medios.

7.-Convertir las diferencias en poder creativo

Vivimos inmersos en una red de relaciones, y en toda relación siempre hay conflictos, surgidos de las diferencias de valores, visiones, expectativas, ritmos, objetivos, etc. Los conflictos son una oportunidad de aprendizaje, sobre nosotros, sobre los demás y sobre la vida. Empatizar con la diferencia nos ayuda a descubrir nuevas aristas de nuestra personalidad y de la de los demás, y si sabemos tallarlas bien nos servirá para seguir evolucionando y convertirnos en mejores personas. Para ello debemos dar prioridad en nuestras relaciones al encuentro y la conversación, en vez de a la discusión y la contra-argumentación.

Un conflicto no es una guerra, no es una batalla entre los buenos y los malos, entre los que tienen razón y los que no, es una herramienta poderosísima para nuestro desarrollo personal. Las diferencias, los conflictos son la experiencia de aprendizaje perfecta para practicar la apertura a la experiencia, la escucha global y profunda, la empatía, la aceptación incondicional, la generosidad inteligente, la creatividad. Con todas ellas podremos descubrir nuevas formas de lograr la satisfacción de las necesidades y demandas de otras personas, alinearlas con las nuestras, y hacer crecer la relación.

Además de estas 7 lecciones que he aprendido me gustaría compartir contigo este video TED sobre la experiencia de McCrhystal como líder en el ejercito de los Estados Unidos. En él habla de la importancia de escuchar, aprender del otro, confiar, ser ejemplo para ser creíble y confiable.

McChrystal aprendió que ordenar a los soldados que ejecutaran tareas que él mismo nunca había llevado a cabo ponía en tela de juicio su legitimidad como líder. Liderar desde el ejemplo es fundamental, y esto implica que no puedo ayudar a aprender a otros, a desarrollarse a otros, si yo no estoy dispuesto a dejar que me ayuden a aprender y desarrollarme. El mentoring es una relación de co-aprendizaje, en la que siempre está implícito un “reverse mentoring”, algo que muchos citan como nuevo e innovador, cuando es consustancial a la relación de mentoring.

Los mejores líderes no son buenos por tener siempre razón, soluciones, conocimiento o respuestas; son buenos porque están dispuestos a aprender de si mismos y de otros, están dispuestos a experimentar en carne propia aquello que quieren que experimenten sus equipos, están dispuestos a cambiar para ser los mejores catalizadores del cambio de otros.

«El programa de mentoring ha sido una oportunidad excelente para enviar un mensaje muy poderoso a toda la organización, de cómo debe ser la forma de liderar y dirigir a las personas”

Frase de un mentor para las conclusiones de un programa de mentoring para el desarrollo del talento high potential en una multinacional industrial

 

A nadie le sorprende ya hablar del cambio y de como ha impactado en nuestras vidas a nivel de prácticas, costumbres, o dinámicas: del trabajo para toda la vida, a la necesidad de reinventarse constantemente; de existir una única modalidad para desarrollarse profesionalmente o trabajar (trabajo por cuenta ajena-funcionariado), a descubrir nuevas formas como la emprendeduría, el trabajo freelance, la economía colaborativa, el interin manager….

Los cambios en la tecnología siempre producen transformaciones sociales que acaban impactando en los modos de vida de las personas. El cambio del modelo productivo ha alterado la forma de trabajar, la forma de concebir la carrera profesional y, con ello, la manera en que encaramos nuestro desarrollo personal.

Por todos sitios se habla de la necesidad de gestionar el cambio, de adaptarse al cambio, de anticiparse al cambio. Quizás también es importante comenzar a buscar las oportunidades de mejora para nuestro desarrollo y nuestra vida, que los cambios pueden encerrar.

Hasta ahora una carrera profesional iba aparejada a un mismo rol o perfil y con una dirección de ascenso continuado. Progresar se equiparaba a escalar niveles jerárquicos, aumentar los ingresos, o el tamaño de la organización. El progreso se concebía más de una forma material que existencial. De esta forma tener éxito o progresar se asociaba a seguir avanzando peldaños en la escala material, y fracasar retroceder o quedarse atascado en alguno de ellos. Nadie se planteaba, como apunta Jack Welch en su libro «Winning» que un trabajo puede dar sentido y emoción a nuestras vidas o puede acabar con toda nuestra energía, y que experimentar una u otra sensación no depende del nombre del puesto, de la compañía, de la nómina, etc, etc, etc. Como dice Mayte Piera hoy en día las carreras ascendentes ya no son la norma y cada vez son más los que se apuntan a las carreras “zigzag”. Una mejora en la carrera profesional ya no pasa únicamente por ir a un puesto de mayor jerarquía, categoría, remuneración, o a una empresa más grande, puede consistir en un realineamiento dentro de la propia empresa o fuera de ella, buscando un puesto que tenga menos responsabilidades pero más posibilidades de aprendizaje, de desarrollar nuevas habilidades y de hacer cosas diferentes. O bien realizar un trabajo similar pero de forma independiente y autónoma sin estar contratado bajo el paraguas de una empresa.

El cambio en el mercado de trabajo ha traído consecuencias negativas para muchas personas que han perdido su puesto y se encuentran con dificultades para acceder a un empleo. Sin embargo, también ha supuesto para otras la oportunidad de hacer un replanteamiento de su vida, de su carrera profesional y de su desarrollo. Y desde luego, creo que para todas, la convicción de que ya no podemos prescindir de estar atentos a lo que pasa a nuestro alrededor, dentro de nosotros, de cuales son las nuevas tendencias en cuanto a formas de contratación, modelos de carrera, nuevos perfiles y puestos, organización del trabajo, prestación de servicios, etc. Como señalaba el citado Jack Welch “Es imposible saber dónde nos llevará un determinado trabajo, pero eso no significa que debamos dejar nuestro futuro en manos del destino.»

“Como primer reto te planteo que pienses en cómo es tu actitud ante el futuro y en cómo ha sido en los últimos 5 años:

– Eres o has sido una avestruz pasiva que sufre el cambio sin enterarse a pesar de llevar tiempo inmersa en él. Que esconde la cabeza para evitar problemas, para mantenerse quieta donde está?

– O eres un bombero reactivo que se ocupa de combatir el fuego una vez se ha propagado, y se pasa la vida saltando de fuego en fuego y acaba quemándose?

-Te identificas con un asegurador pre-activo que se prepara para los cambios previsibles, que aplica la máxima de más vale prevenir que lamentar, y los cambio no le pillan desprevenido pero al final se acaba sometiendo a ellos?

– Y si fueras un conspirador proactivo que trata de provocar los cambios en la dirección de sus metas y propósitos?

La semana pasada tuve una interesante conversación con la EX-CEO de una importante agenda publicitaria a nivel mundial, en la que me relató como intuyo el cambio de rumbo de su organización tras la salida del CEO del grupo a nivel Europa y la llegada del nuevo, y lo que todos esos cambios iban a implicar para ella. Desde hacía tiempo venía planteándose si realmente quería seguir 10 años más con el ritmo de trabajo de los últimos 10, la presión por los objetivos, la falta de tiempo para cultivar otras facetas de su vida, para invertir en su desarrollo, y explorar nuevas opciones. Decidió que quería dar un cambio de rumbo a su carrera: aprovecho el momento, negoció su salida de la empresa y ahora está a punto de lanzarse a una nueva andadura profesional más hecha a la medida de la vida que quiere vivir y el trabajo que quiere realizar.

Si quieres convertirte en un conspirador proactivo de tu futuro me gustaría compartir contigo algunos consejos que pueden ayudarte:

1.- Mantén activas estas 4 preguntas en tu vida, especialmente, cuando empieces a experimentar periodos largos de baja energía, aburrimiento, desazón, o estancamiento.

– ¿El trabajo me permite estar con personas que comparten mis inquietudes, me aceptan como soy, no hay conflictos de valores, puedo expresar mi personalidad sin miedos  o tengo que callarme, esconder partes de mí importantes de manera habitual?

– ¿El trabajo me da la oportunidad de aprender, ampliar mi mente, desarrollar mis habilidades, descubrir y poner en práctica otras nuevas?

– ¿El trabajo amplía mi red de contactos, me ayuda a crear relaciones estratégicas, me abre puertas, me visibiliza o posiciona profesionalmente?

– ¿El trabajo aporta algún significado a vi vida, siento que contribuye a mejorar algo, a ayudar a alguien?

2.- Ten siempre a mano y dispuesta tu brújula interior

Reflexiona y profundiza a menudo en tu autoconocimiento: qué te motiva, qué te gusta hacer, qué te apasiona (y que no); qué se te da bien, en qué trabajos y áreas tiene buenos o excelentes resultados. Para ampliar tu visión pídele a 4 0 5 personas de diferentes ámbitos, que te conozcan y te hayan visto trabajar o desempeñarte en diferentes actividades o ámbitos, que te aporten su visón.  ¿Cómo te valoran personal y profesionalmente? ¿En qué creen que podrías mejorar?Con toda la información para, contémplala y pregúntate ¿Mi trabajo actual está alineado con mis pasiones y talentos? ¿Me está permitiendo tener la vida que deseo vivir? ¿Si contínuo en él como imagino mi futuro? ¿Cuanto de alejado está del que realmente quiero?

En un mapa mental puedes describir detalladamente cual sería tu trabajo ideal: con qué tipo de personas te gustaría trabajar, en qué tipo de lugar, cómo sería tu vida diaria, qué roles jugarías, qué roles jugarías, cuánto ganarías, donde vivirías, que añadiría y quitaría a tu vida actual…..Aunque el refrán dice que las comparaciones son odiosas, en este caso vuelve a comparar tu situación actual con tu trabajo ideal, analiza las diferencias, identifica oportunidades de cambio, evalúa que necesitarías aprender, mejorar, o cambiar para acercarte a tu trabajo y vida ideal.

3.- Pon a funcionar el radar

Investiga el mercado, el entorno, cuáles son las tendencias laborales y profesionales, que demandan las personas, las empresas, la sociedad, qué cambios sociales se están produciendo o se avecinan. Con toda esta información piensa a quién le puede interesar lo que tu quieres ofrecer. Introdúcete en nuevas redes de contactos, especialmente las que estén relacionadas con el trabajo al que aspiras. Entabla conversaciones con las personas que se mueven en él para conocer de primera mano como funciona, cuales son las oportunidades y barreras de entrada, que necesitarías para acceder a él.

Nunca debemos dejar de soñar, pero es mejor hacerlo con un pie cerca de la tierra, si el mercado no necesita lo que tú ofreces plantearse un movimiento de carrera hacia tu trabajo ideal a lo mejor no es lo más sensato y realista en este momento.

Está la labor de sondeo y exploración te puede servir para darte cuenta de la necesidad de realizar una actualización o diversificación de tus habilidades para alinearlas más a lo que el mercado demanda, de esta forma serás más atractivo para él, más deseable laboralmente hablando. No dejes de estar atento a lo que pasa a tu alrededor: lee, acude a conferencias, a formaciones, a encuentros de networking, no te aísles en tu isla laboral actual, suele derivar en una muerte o estancamiento profesional y personal.

4.- Prepara la mochila para cruzar el puente

Para pasar de tu trabajo actual a tu trabajo ideal vas a necesitar aprender y desarrollar nuevas habilidades, crear una nueva red de contactos, adquirir nuevos conocimientos. Invierte cuidadosamente en tu capital personal pensando en el futuro profesional al que aspiras.Invierte cuidadosamente en tu capital personal pensando en el futuro profesional al que aspiras.

Actualizar tu cv, tu bio, tu presentación profesional, tus perfiles en RRSS y tu actividad en ellas, apuntando firmemente en la dirección de tu trabajo ideal.

5.- Comienza a dar pasos

Establece objetivos concretos. Si por ejemplo tu meta es estar en tu trabajo ideal en 3 años, establece un objetivo específico para el primer año que te haga estar más cerca de esa meta, y desgránalo en microobjetivos y acciones a llevar a cabo en los 6 primeros meses del año. Luego reevalua a los 6 meses y vuelve a plantear nuevos micro-objetivos y acciones que te acerquen a tu meta.

El cambio requiere acción, reserva espacio en tu agenda semanal para dedicar un tiempo a realizar actividades que contribuyan al logro de esos objetivos concretos a más corto plazo y, especialmente, a tu meta a más largo plazo.

Nunca olvides que la meta no es solamente conseguir un trabajo distinto al que tiene actualmente, sino construir una carrera profesional que tenga sentido para ti, y que te permita hacer cosas con las que te sientas realizado.

No existe un empleo perfecto, una carrera perfecta o una vida perfecta, sólo son perfectos si te hacen feliz.

Según Hegel, el pleno desarrollo consiste en convertirse en un ser humano que siente, sabe y lucha por ocupar el lugar que quiere en el mundo. Un ser humano que se reconoce como constructor y transformador de su realidad con libertad y responsabilidad. 

Somos muchas las personas que soñamos con contribuir a que cada persona puede realizarse y encontrar su lugar en el mundo. Probablemente estemos inmersos en un nuevo renacimiento, y de nuevo las ideas humanistas son más necesarias que nunca para dar a todos la oportunidad de satisfacer la necesidad de sentirse competente y de aportar lo mejor de su talento al mundo. Necesitamos poner a las personas en el centro, y trabajar por una educación que les permita desarrollarse integralmente, convertirse en  un ser humano bueno y útil para si mismos y para los demás. Necesitamos crear una sociedad de personas carismáticas.

“La educación ayuda a la persona a aprender a ser lo que es capaz de ser» Hesíodo

Para hacer realidad ese sueño la educación sigue siendo la herramienta necesaria, pero tiene que adaptarse a las demandas del tiempo que vivimos. Todos debemos tener acceso a la educación en igualdad de oportunidades, teniendo en cuenta la diversidad de contextos, necesidades y características personales. Debemos aspirar a desarrollar entornos personales de aprendizaje para optimizar el desarrollo del potencial humano.

La semana pasada hemos estado trabajando en Barcelona con el profesorado de Formación Profesional de Jesuïtes Educació. Esta institución está inmersa en un proceso transformacional para lograr una educación universal, diversa, inclusiva y personalizada. Hemos tenido el inmenso placer de ser una de las entidades que han elegido para acompañarles en este camino, aportando nuestro granito de arena a través de nuestro modelo INTEGRAL GENERATIVE MENTORING.

El modelo del Diseño Universal del Aprendizaje (DUA) apuesta por la creación de  entornos personalizados de aprendizaje, lo cual requiere de una metodología educativa centrada en la persona, como es el modelo INTEGRAL GENERATIVE MENTORING. Supone tener en cuenta las motivaciones, estilos de aprendizaje, inteligencias múltiples, talentos diversos que cada persona atesora. Implica establecer metas de aprendizaje y evaluarlas de forma continua según lo que va ocurriendo en el proceso de aprendizaje, metodologías flexibles y abiertas. Apostar por el aprendizaje activo, autónomo y autorregulado, por un descubrimiento guiado y una indagación apreciativa de los recursos de aprendizaje de cada persona. Supone aprovechar toda la riqueza de la experiencia como fuente de aprendizaje, fusionando la acción con la reflexión, para lograr futuros profesionales reflexivos.

El DUA se basa en tres principios fundamentales que forman parte de nuestra metodología de aprendizaje:

  • Representación: Trabajar con la variabilidad de estímulos para enriquecer el aprendizaje y hacerlo accesible a todos. Utilizar elementos visuales, auditivos, kinestésicos, aprendizaje reflexivo, experimental, abstracto, activo. Combinarlos todos permite a los alumnos fluir en la experiencia de aprendizaje.
  • Acción y expresión: Fomentar que sea el alumno el que elija como aprender y como demostrar lo aprendido, lo cual además de favorecer la autonomía, la decisión, y la iniciativa, estimula la creatividad. En nuestras formaciones los participantes proponen temas a trabajar, dinámicas a realizar, y los facilitadores nos adaptamos a sus necesidades, cumpliendo así el principio de estar centrado en la persona del aprendiz.
  • Participación: Preguntar al alumno sobre sus preferencias, sus mejores estrategias de aprendizaje, sus conocimientos previos y experiencia para adaptar el aprendizaje a ellas. Conectar la materia con la vida, intereses, vocaciones pasiones, motivaciones, entornos y metas de los alumnos, para hacer el aprendizaje significativo y que sientan que han co-creado su propio aprendizaje. Interesarse por conocer los distintos perfiles motivacionales de los alumnos para adecuar la forma de guiarlos en su aprendizaje a dichos estilos.

Entre todos tenemos que recuperar la aspiración de lograr la autorealización personal y contribuir a hacerla posible a través de nuevos modelos de aprendizaje en el aula, en la familia, en la empresa, en las organizaciones, y en la sociedad. Rompamos con los viejos paradigmas y apostemos por una educación en la que todos se sientan parte, en la que aprendamos en y con la diversidad. Concibamos la educación como una actividad universal presente en todos los momentos de nuestra vida y en todos nuestros roles y contextos. Tomemos conciencia de nuestro rol de guías de aprendizaje de nosotros mismos y de otros, aprendamos a crear relaciones de aprendizaje que sirvan para nuestro desarrollo y el de otros.

«Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad« Karl A. Menninger

El desarrollo del talento necesita confianza y oportunidades. La educación debe trabajar para que las personas aprendan a descubrir su talento y a confiar en él, y brindarles las oportunidades para que se exprese, se despliegue y sea visible. Si tú también quieres ser parte de este cambio te podemos ayudar acompañándote en la implementación de nuestro modelo de aprendizaje INTEGRAL GENERATIVE MENTORING. 

Los orígenes del mentoring responden a una relación informal y natural, si bien dicha práctica ha ido evolucionando y adaptándose a las necesidades de los tiempos, las personas y las organizaciones. Como consecuencia de ello surge el mentoring formal, que es un proceso planificado, intencional, estructurado y sistemático, donde los objetivos y resultados están delimitados, existe un mayor control y seguimiento del proceso y de la evolución de la relación, y están bien definidos los roles de los participantes. 

El mentoring hoy en día es una práctica de aprendizaje, cambio y desarrollo que, según la European Mentoring and Coaching Council, consiste en la ayuda que una persona da a otra para hacer transiciones significativas en conocimiento, trabajo o pensamiento. La irrupción del mentoring en el mundo de la empresa ha transcendido la dimensión individual tradicional mentor-mentee, para insertarla dentro de una red de relaciones y conversaciones, dando lugar a la dimensión organizacional del mentoring.

Cuando una organización promueve un programa de mentoring lo hace con un objetivo a lograr, y todo el programa se diseña en base a dicho objetivo. La selección de los mentores y mentees participantes se lleva a cabo también en base a dicho objetivo. Los programas de mentoring organizacional están dotados de una estructura, unas fases, unas acciones concretas a desarrollar, entre las cuales ocupa un lugar central los procesos individuales de mentoring entre mentores y mentees. Todo en el programa se define para obtener unos resultados previamente definidos y lograr el objetivo organizacional.

CARACTERISTICAS DEL MENTORING ORGANIZACIONAL

Conexión con un objetivo estratégico de la organización donde se implanta.
Se fijan indicadores de resultados medibles.
Selección intencionada de mentores y mentees.
Duración limitada en el tiempo de la relación de mentoring (1-2 años).
Formación de los participantes.
Interviene la organización.
Objetivo definido en el proceso de mentoring.
Existencia de la figura del coordinador/a.
Marco de apoyo y seguimiento a la relación de mentoring.
Supervisión de los procesos de mentoring.

La entrada del mentoring en la empresa ha supuesto la evolución y desarrollo de la metodología, dotándola de más rigor científico, incorporando herramientas y técnicas, nutriéndose de conceptos relacionados con el desarrollo del talento, evaluación del desempeño, liderazgo, gestión de personas, satisfacción en el trabajo, etc.

En muchas organizaciones existen formas de mentoring informal y espontáneas, no obstante, la Escuela de Mentoring entiende que potenciar la formalización del mentoring ayuda a las organizaciones a canalizar y alinear de forma más efectiva los recursos para el logro de objetivos organizacionales concretos, tales como desarrollo liderazgo, programas de acogida de nuevos empleados, mejora clima organizacional, desarrollo del talento, transferencia de conocimientos tácito-experienciales, gestión del relevo generacional, aprendizaje organizacional, entre otros.

El diseño de programas formales de mentoring es una actividad que requiere conocimientos de mentoring, de gestión de proyectos, de dinámicas de funcionamiento organizacional, de consultoría de gestión, puesto que implica actividades de diagnóstico organizacional, diseño de proyecto, evaluación de resultados, medición de progreso, acompañamiento individual y organizacional del aprendizaje, mediación, supervisión, formación. En todas estas actividades es clave la intervención de la figura del coordinador/a, que es sobre quien pivota todo el programa, quien hace que funcione, presta apoyo a los/as mentoras, además de cumplir otras muchas funciones esenciales para el buen desarrollo del mismo: diseño del programa, formación de mentores y mentees, matching, selección mentores y mentees, supervisión de los procesos de mentoring, evaluación de los proceso de mentoring, gestión de incidencia y conflictos, soporte y apoyo a mentores, seguimiento y gestión del programa.

A lo largo de estos últimos años diferentes asociaciones profesionales ligadas a la práctica del mentoring (EMCC, AIM, AICM, ILM, ISMPE) han ido elaborando una serie de estándares que sirvan de guía para el diseño óptimo de programas de mentoring. En base a todos ellos, y a nuestra experiencia en la implantación y coordinación de programas organizacionales de mentoring, nuestro modelo “Integral Generative Mentoring” dispone de su propia guía de estándares de excelencia.

ESTÁNDARES PARA LA ACREDITACIÓN DE PROGRAMAS DE MENTORING 

  • Objetivos y alcance del programa definido de forma clara y como respuesta a una necesidad organizacional. 
  • Establecimiento y medición de indicadores de resultados del cumplimento del objetivo del programa.
  • Delimitación clara de roles, funciones y responsabilidades de todos los actores intervinientes
  • Existencia de un compromiso expreso de apoyo al programa por parte de la dirección de la organización
  • Proceso de selección de mentores y mentees en base a competencias demostradas, según los requerimientos del objetivo, y siguiendo un proceso previamente fijado y transparente.
  • Realización del matching siguiendo un criterio definido alineado con el objetivo del programa y con la intervención directa o indirecta del coordinador interno/externo experto en mentoring
  • Formación de los mentores sobre la metodología, las siete dimensiones del rol y las habilidades de la inteligencia relacional y conversacional.
  • Formación y sensibilización de los mentees. 
  • Procesos individuales de mentoring entre mentor y mentee de una duración mínima de 6 meses y máxima de 24, si bien lo más aconsejable son procesos de 12 meses.
  • Realización de seguimientos individuales y supervisiones grupales para evaluar el aprendizaje de los mentees, que demuestre su crecimiento y progreso.
  • Evaluación del programa para verificar sus resultados y áreas de mejora
  • Garantías de la confidencialidad.
  • Diseño, implantación, seguimiento y evaluación del programa con la intervención de un coordinador interno/externo experto en mentoring. 

 

La Escuela de Mentoring además de diseñar, implantar, coordinar y evaluar programas organizacionales de mentoring, tiene un proceso de acreditación que audita y verifica el cumplimento de los estándares de excelencia antes citados con el fin de reconocer a aquellas organizaciones que están apostando por programas de mentoring de alta calidad y valor añadido. Si quieres conocer como obtener la acreditación de tu programa contacta con info@escueladementoring.com.

Nos avalan numerosos premios y reconocimientos en el campo del mentoring, desarrollo personal y organizacional. 

 

La autorregulación emocional es un proceso conversacional con nosotros mismos, a través del cual alineamos pensamientos, emociones y acciones para lograr los objetivos que nos proponemos. Este tipo de conversación autorregulatoria nos ayuda a no desviar nuestra atención de la meta, a no perdernos por otros caminos o en otros proyectos que nos distraen y alejan de dicha meta. Diversas investigaciones han demostrado que ser capaz de autorregularse resulta crucial para obtener éxito en la vida. (Dignath y Büttner, 2008; Dignath, Büttner y Langfeldt, 2008; Zimmerman, 2011).

En el proceso autorregulatorio la clave está en equilibrar las metas de crecimiento y las de bienestar, según señala  Boekaerts (1999). El crecimiento completa el circuito neurobiológico de la motivación logrando la satisfacción y el bienestar. El problema está en que ambos se obtienen al final del mismo, cuando se alcanza la meta, y mientras se está en el camino de su consecución suele primar la meta de bienestar, asociada al placer y a la evitación del esfuerzo. En cada momento del viaje hacia nuestro objetivo experimentados esa duda entre continuar centrados en la meta o abandonarnos en tareas más placenteras, especialmente, cuando tenemos que realizar acciones o tareas que no nos agradan, que nos suponen esfuerzo, o cuando además hay otras alternativas más fáciles que aportan una satisfacción inmediata. Asimismo, en dicho viaje es importante no recargar el mismo de acciones que supongan un esfuerzo continuado, una obligación o un deber, puesto que nos impediría experimentar bienestar en la travesía y comprometerá nuestra motivación para perseverar hacia la meta.

La autorregulación emocional es el arte de la elección, entre aquello que me apetece hacer ahora pero me aleja de mi meta, y aquello que a lo mejor no me agrada tanto pero me acerca a mi meta. Quiero compartir contigo 7 claves que te ayudará a dominar la competencia emocional de la autorregulación a metas.

7 CLAVES PARA AUTORREGULARSE EMOCIONALMENTE

1.- Fijar una meta autoconcordante 

Una de las claves para autorregularse es anticipar la recompensa que nos va a aportar el logro de la meta. Para ello es imprescindible fijar una meta que realmente sea importante para nosotros, conectada con nuestros valores, nuestros estilos motivacionales, nuestros intereses, nuestro potencial y nuestras características personales, que sea significativa y tenga sentido para nuestra vida. Este tipo de metas se denominan autoconcordantes. Anticipar la meta supone imaginarla en el presente, visualizarla, sentirla, recrearnos en ella, y volver a esa imagen y visión cada vez que aparecen distracciones, otras metas más placenteras, dudas, miedos, etc.

Para fijar una meta autoconcordante te propongo realizar el ejercicio «objetivos con encaje».

2.- Atención selectiva

La atención es nuestra arma más poderosa. Aquello a lo que prestamos nuestra atención dirige nuestra conducta y explica nuestros resultados. Dirigir la atención nos ayuda a identificar las oportunidades que nos ayudan a lograr nuestras metas y a dejar pasar aquellas que no contribuyen a ellas. Manejar la atención nos permite filtrar la información en base a la relevancia que ésta tiene y aporta a nuestra meta, desechando toda la demás, que nos ocupa tiempo, espacio y energía. Mantener a raya nuestra atención, evitando las distracciones que nos desconcentran de la meta es todo un ejercicio de autorregulación.

3.-Selección auto-concordante de acciones

Lograr metas exige acción, el problema es que a veces no sabemos elegir bien las acciones que nos ayudarán a alcanzarla, o bien, son acciones que chocan con nuestros valores, nuestras motivaciones. Actuar, cuando además exige cambios, hacer cosas nuevas, o dejar atrás hábitos no efectivos, supone un esfuerzo y grandes dosis de motivación. Todos estamos inmersos en una red de roles y demandas que a veces nos resulta difícil de cumplir y equilibrar. La motivación es un bien muy preciado, es la energía que nos mueve para actuar, por eso es tan importante cuidarla y saber como generarla, transformarla y regenerarla.

Si la mayor parte de nuestras acciones no producen resultados que nos hagan avanzar hacia nuestra meta, aparecerá la frustración y con ella el abandono del camino hacia la meta. Si las acciones que emprendemos no tienen en cuenta nuestros intereses, motivaciones, áreas de disfrute, valores, preferencias, consumiremos mucha energía en su puesta en práctica y nos quedaremos desgastados, desmotivados. Cuando nos atrapan los estados emocionales negativos se apaga nuestra iniciativa, nuestra claridad mental, nuestra creatividad, nuestras mejores capacidades.

A la hora de elegir acciones para conseguir metas es importante evaluar si nos acercarán o alejarán de ella, cómo contribuyen al logro de dicha meta, y cómo podemos llevarlas a cabo desde una motivación intrínseca u optima.

4.-Saber distinguir entre persistir y perseverar

La trampa de la persistencia nos atrapa en una espiral de actividad sin sentido. Persistir es continuar con una actividad o un proyecto que ha dejado de tener sentido o valor para nosotros, probablemente porque cuando se estableció no se realizó de forma autoconcordante, o porque en el camino han aparecido variables que la han despojado de sentido, o bien el esfuerzo a emplear en relación al beneficio a obtener no compensa y puede comprometer el logro de otras metas, o nuestro desarrollo futuro.

Cuando iniciamos el proyecto o la actividad si tenía un valor, pero en el camino dejo de tenerlo, y por no verlo, por no querer asumirlo, seguimos insistiendo. También nos engañamos pensando únicamente en los perjuicios de abandonar, sin prestar atención a los beneficios. Es nuestra manera de justificar la persistencia. Persistir es una trampa mental porque nos lleva a seguir invirtiendo nuestro tiempo y esfuerzo en algo que ha dejado de tener sentido o de contribuir al logro de nuestros intereses y objetivos.

Sin embargo, perseverar implica firmeza en la consecución de los objetivos a pesar de las dificultades y los obstáculos. Perseverar y no persistir nos ayuda a desarrollar una personalidad resistente. Lo que te desconecte, te aleje o te desvié de tu meta, lo que ha perdido valor, abandónalo y no dejes que te atrape.

5.- Evitar la hipermotivación

Hay personas que viven iniciando nuevos proyectos, nuevas metas, pero que nunca completan el circuito de la motivación. Viven enganchados a la dopamina de la excitación del inicio, del nuevo reto, pero no saben mantener la motivación hasta el final para lograr la meta. Para sentirse “aparentemente bien” hacen y hacen, pasan de una actividad a otra, de un objetivo a otro, de un proyecto a otro, se hiperactivan, se hipermotivan, se abandonan en los brazos de la multitarea.

Para mantener una motivación optima y sana hace falta voluntad, la media naranja de la motivación, la que aporta la perseverancia en su matrimonio. Y la voluntad es reflexiva, se para, analiza, compara, elige, evalúa y rectifica si es necesario. La voluntad ahorra tiempo y energía a una motivación, a veces, descontrolada. Motivación y voluntad son la alianza de emoción y razón para el logro de nuestras metas, un uso eficiente de nuestro cerebro.

6.- Mantener un diálogo constructivo con nosotros mismos.

La forma en la que nos hablamos determina nuestros resultados. Para autorregularnos necesitamos conversar con nosotros, y esa conversación gira en torno a lo que queremos y para que lo queremos, a qué dice de nosotros, a cuales serán las mejores vías de conseguirlo, a cómo han sido los resultados, qué ha funcionado y que no, que sería necesario cambiar para mejorar.

Manejar nuestro diálogo interior, no dejar que los pensamientos rumiantes ocupen nuestra mente, analizar la experiencia y sus resultados con un enfoque a soluciones y no a problemas, centrarnos en nuestras expectativas y no en las que otros tienen de nosotros, negociar con nuestros miedos, plantarles cara, tener presentes los logros, el avance, son algunas de las estrategias para mejorar la calidad de nuestro diálogo.

El logro de metas requiere de un diálogo constructivo que refuerce nuestro capital psicológico: autoeficacia, optimismo, esperanza y resiliencia. Un diálogo que nos haga tomar conciencia de donde estamos, hacia donde vamos, qué hemos hecho, cómo ha resultado, y qué más necesitamos hacer. Debemos aprender a dialogar con nuestra experiencia para aprender de ella.

Cómo dialogar de forma efectiva con nosotros mismos

7.- Aprender de modelos

Las personas que elegimos como modelos nos inspiran y la inspiración es una fuente de metas autoconcordantes. Mihaly Csikszentmihalyi cuenta en su libro Flow que las personas que han crecido con referentes que les contaban historias de logros, retos, hazañas y experiencias importantes, suelen tener más facilidad para fijar metas autoconcordantes.

Además, el aprendizaje por observación es una estrategia que el ser humano ha utilizado de forma efectiva a lo largo del tiempo. Es más, cerebralmente hablando venimos con un mecanismo, las neuronas espejo, especialmente pensado para aprender observando e imitando. Observar e interactuar de forma continua con personas que son un ejemplo de autorregulación emocional nos permite aprender de ellas y, además, puede resultar contagioso. Según una serie de estudios realizados por científicos de la Universidad de Georgia, en Estados Unidos, dirigidos por Michelle vanDellen (2009 y 2015): las personas que observan a otras actuar con un buen nivel autorregulación y autocontrol (incluso después de observarlas cuando piensan en ellas: efecto resonante) se vuelven más propensas a auto-controlarse. 

Contar con un buen mentor o mentora nos ayuda a desarrollar nuestra autorregulación emocional para el logro de metas.

La autorregulación emocional es una habilidad que se aprende y desarrolla, si quieres comenzar a entrenarla te podemos acompañar.

Reflexionando para la conferencia que impartiremos el 28 de Junio en Lima sobre como potenciar el talento y la carrera profesional de las mujeres en el sector minero-energético en Peru, recordamos este video sobre «Mujeres en la historia» que dirigió y guionizó nuestra Directora Ejecutiva para el primer TEDxAvilesWomen.

 

 

¿Qué tienen en común todas estas mujeres? Todas ellas fueron innovadoras, revolucionarias y rebeldes, porque descubrieron qué querían ver en el mundo y asumieron su papel de agentes de cambio. Todas ellas se negaron a ser lo que la sociedad les dictaban, cambiaron la reglas del tiempo que les toco vivir, y contribuyeron a mejorar el presente y el futuro de muchas otras personas.
“Cada uno de nosotros tiene una idea, aunque sea vaga, de lo que le gustaría conseguir antes de morirse, lo cerca o lo lejos que nos quedemos de este objetivo se convierte en la medida de la calidad de nuestra vida”.Mihaly Csikszentmihalyi

 

Todas ellas tenían un propósito claro de lo que querían ver en el mundo, de lo que querían lograr antes de irse de él. Quizás deberíamos pararnos a reflexionar más sobre nuestro propósito, sobre aquello a lo que queremos contribuir, sobre lo que queremos cambiar en el mundo, sobre el mundo que queremos construir, en el que queremos vivir. Sobre ¿Cuáles son nuestros valores? ¿Nuestras pasiones? ¿Nuestros referentes? A quienes admiramos y por qué. Detrás de las respuestas a todas estas preguntas está nuestro propósito en la vida. Todos tenemos uno, algo por lo que luchar, algo en lo que comprometernos, algo que nos hace sentir vivos, orgullosos, parte del mundo. Descubrirlo lo cambia todo.

 

Todos llevamos un lider dentro, todos tenemos el instinto natural de movernos hacia aquello que queremos conseguir. Cuando algo verdaderamente nos importa y queremos lograrlo, somos proactivos, perseverantes, creativos, decididos, convincentes. Descubrir nuestro propósito despierta a nuestro lider interior.

 

El propósito es el motor de todo, lo que nos mueve a actuar con una energía desbordante, con una fortaleza inquebrantable y con un entusiasmo inagotable. Todos somos líderes de nuestros propósitos, de nuestra misión en la vida, de nuestros sueños, de nuestras metas, nuestros objetivos. Todos somos el lider de nuestra vida, una vida que tiene un fin, un sentido, un legado que dejar en el mundo. Cuando conectamos con todo ello despierta el lider que habita en nosotros y se activan nuestras  capacidades y habilidades: negociación, cooperación, colaboración, innovación, comunicación, organización, estrategia, empatía, planificación. Todas ellas emergen para ponerse al servicio del logro de nuestra meta.

 

Todos podemos ser parte del cambio, podemos ser constructores de nuestro futuro en el presente, diseñadores de nuestra vida. Es la hora de conectar con nuestras aspiraciones, focalizar nuestra meta para hacerlas realidad, y atrevernos a pasar a la acción, a desafiar los convencionalismos, a aprovechar todas las oportunidades para lograr lo que queremos, a experimentar, a equivocaros, a tener éxito. Es hora de poner nuestro talento al servicio de todo ello. Podemos conquistar grandes metas si alineamos nuestros propósitos, nuestro talento, y nuestro liderazgo.

desarrollo talento

El camino para desarrollar nuestro talento es un viaje lleno de descubrimientos y aprendizajes.Todos queremos que nuestro talento sea atractivo para nuestro entorno. Todos queremos que nuestro talento brille como un diamante. No debemos renunciar nunca a esa visión, a esa meta, pero tampoco debemos olvidar que es un camino arduo, con momentos buenos y malos, y que requiere su tiempo, sus pasos, saber aguantar, saber esperar, saber lanzarse, saber dar un paso atrás para coger impulso, saber acelerar.

 

El talento se desarrolla como el bambú. Primero invierte hacia dentro, trabajando el autoconocimiento para saber en qué eres bueno, como lo puedes hacer ver, cuales son tus metas, tus posibles acciones para crecer, para luego comenzar a mostrarte, a desplegar tu talento, a dar frutos, creciendo cada vez con más fuerza, más rapidez y mayor solidez. El bambú se convierte en una de las plantas más resistentes y a la vez más flexibles del planeta, gracias al tiempo dedicado a hacerse fuerte, a crecer hacia dentro. El talento brota con fuerza gracias a la confianza en uno mismo, y ésta nace del autoconocimiento. Para otorgar nuestra confianza a otra persona, dedicamos tiempo a conocerla, ¿por qué no lo hacíamos también con nosotros mismos?

 

Historia del sabio bambu

              4 PASOS PARA HACER CRECER TU TALENTO
1.- Planta tu semilla. Establece tu meta. VisualÍzala, recréate en ella, recuérdala cada vez que tu motivación decaiga.
2.- Riega cada día tu semilla: Lleva a cabo cada día al menos una acción que te acerque un poco más a tu meta, a tu propósito.
3.-Observa como crece tu semilla: estáte atento a lo que pasa, aprende de tus aciertos y errores, cambia tus hábitos, evalúa y mide tus progresos.
4.- Invierte en tu semilla, es tu capital personal para la excelencia.
Si realmente quieres desarrollarte profesionalmente hasta el máximo nivel, explorar todo tu potencial y convertirlo en talento, tendrás que llevar acabo una ardua tarea de inversión en diferentes recursos, que adecuadamente combinados conformaran tu capital personal para la excelencia: capital piscológico ( Autoeficacia, Optimismo, Esperanza, Resiliencia, Inteligencia Emocional y Bienestar Subjetivo o Felicidad). El capital psicológico es la raíz del bambú, la fórmula para crear una personalidad resistente; capital Intelectual ( conocimientos, experiencias y aprendizajes); capital social (redes de apoyo, MentWorking, alianzas estratégicas, relaciones); capital cultural (conciencia política, mentalidad mundana, inteligencia cultural);  capital simbólico (reputación, influencia, resonancia, prestigio, huella personal).
La química del talento requiere saber combinar de forma magistral el conocimiento sobre nosotros mismos con el conocimiento del entorno. La aventura del talento se forja con una brújula y un radar. Una brújula que nos mantenga permanente conectados a nuestro norte, a nuestra meta, a quienes somos, a nuestro potencial y nuestra esencia. Un radar para detectar todas las oportunidades que el entorno nos ofrece para desarrollar nuestro talento, para lograr nuestra meta, para identificar tendencias de cambio y fluir con ellas, para ampliar nuestras posibilidades de acción. Saber ser flexible, adaptarse, aprovechar las oportunidades de la vida, saber donde están los límites, no obstinarse en traspasarlos, saber esperar a que se flexibilicen para saltarlos. Cada instante puede ser una oportunidad para hacer realidad nuestros sueños, para aprender, para avanzar. Cada encuentro, cada conversación es una ocasión para avanzar en la aventura del talento, estáte atento a lo que te susurra el entorno, a veces encierra poderosos mensajes para guiarnos en ese viaje. Salir, mirar, preguntar, conversar, abriros a experimentar es la mejor estrategia para nuestro talento.

 

 

Si necesitas ayuda en la aventura del talento, en la Escuela de mentoring te podemos acompañar.

El jueves 20 de Junio se celebró una nueva edición de Bilbao Mentoring Conference,nueva edición de Bilbao Mentoring Conference, y por cuarto año consecutivo, la Directora Ejecutiva de la Escuela de Mentoring, Mª Luisa de Miguel ha tenido el privilegio de realizar el discurso inaugural del congreso, como Directora Científica del mismo. Hoy queremos compartir contigo las principales ideas transmitidas durante su intervención.
Estamos en la era del aprendizaje: cada día necesitamos aprender y desaprender más y más rápido, nuestra supervivencia emocional, existencial, y profesional requiere que desarrollemos la capacidad de aprender a aprender de forma rápida y efectiva. Estamos en la era de la learning agility.Estamos en la era de la learning agility.
Según la OCDE las reglas del juego han cambiado y ahora para sobrevivir las personas, las empresas, y la sociedad necesitan aprender a la misma velocidad con que cambia el entorno, y para progresar deben hacerlo a más velocidad que el entorno” (OCDE, 2015). Esta nueva tesitura nos exige optimizar nuestros procesos de aprendizaje. Desde antiguo el ser humano ha tenido dos mecanismos de aprendizaje que le han permito sobrevivir y evolucionar como especie: el aprendizaje activo, que supone experimentar y reflexionar sobre nuestra experiencia diaria, y el aprendizaje a través de otros, observando su comportamiento, imitándolo, conversando con ellos para que nos transfieran sus experiencias y conocimientos y que nos sirvan de modelo y guía. El mentoring es una práctica que unifica lo mejor de ambos tipos de aprendizaje.
Nacemos con una estructura cerebral que marca parte de nuestra existencia, pero también con la capacidad de remodelarla. Somos diseñadores y constructores de nuestra historia y de nuestra identidad a través del aprendizaje. El aprendizaje nos da poder, nos permite hacer hoy lo que ayer no podíamos, nos permite transformarnos. Podemos reconfigurar nuestro cableado cerebral aprendiendo, para ello necesitamos  mejorar nuestro pensamiento. Aprendemos a través de diálogos, la forma en que pensamos está influída por la forma en que nos hablamos, y ésta ha sido aprendida a través de como nos han hablado otros. La calidad de nuestras conversaciones influye en la calidad de nuestro pensamiento, de nuestro aprendizaje y de nuestra vida.
Hace más de 15 años el The Cluetrain Manifesto puso de relieve que los mercados, la economía son conversaciones. El liderazgo y la gestión empresarial son prácticas conversacionales. Hace unos meses Nélida Mercer, Director del Centro de Oratoria de Cambridge declaraba en una entrevista en El Pais que  “La calidad de las conversaciones que los niños escuchan en casa influye en sus resultados académicos”.
Sin embargo, a pesar de que son muchas las voces que desde distintos lugares señalan la importancia de la conversación para la educación, la gestión de las organizaciones, el liderazgo, la toma de decisiones, el desarrollo del talento, parece que se nos ha olvidado conversar de forma inteligente.  Necesitamos recuperar la cultura de la conversación, necesitamos aprender nuevas dinámicas conversacionales, necesitamos modelos de conversación afectiva y efectiva. El mentoring es una práctica relacional y conversacional que puede ser trascendental en la rea del aprendizaje.
El mentor es un thinking partner que nos ayuda a mejorar la calidad de nuestro pensamiento, de nuestras conversaciones, de nuestras relaciones y nuestro aprendizaje. El mentor es el nuevo agente educativo que necesita la sociedad del aprendizaje. El mentor es un pilar fundamental para la construcción de una relación de mentoring que nos ayude a mejorar nuestra arquitectura cerebral, adquiriendo hábitos conversacionales que nos permitan aprender de forma ágil, inteligente y estratégica.

Bilbao Mentoring Conferece 2019

Bilbao Mentoring Conference lleva 4 años apostando por visibilizar la potencialidad del mentoring para mejorar los procesos de aprendizaje de las personas y las organizaciones, aportando recursos a quienes ejercen como mentores para convertirlos en guías de aprendizaje efectivos. Reducir el mentoring a una mera transferencia de consejos y experiencias es limitar los efectos transformadores de esta metodología. Bilbao Mentoring Conference quiere contribuir a seguir multiplicando los beneficios del mentoring para ponerlos al servicio de las personas y organizaciones. Hoy, una año más contamos de nuevo con especialistas en mentoring a nivel mundial que nos darán claves para mejorar la metodogía, así como diversas experiencias de programas de mentoring que apoyan sus resultados y beneficios.
Bienvenidos y gracias por haber decidido sumaros a la era del aprendizaje, y compartir con nosotros una nueva edición de Bilbao Mentoring Conference. Si te lo has perdido y no te quieres quedar fuera de la era del aprendizaje, contacta con www.escueladementoring.com y te ayudamos a recorrer el camino.