Todos tenemos sueños. Pero para hacer los sueños realidad, se necesita una gran cantidad de determinación, dedicación, autodisciplina y esfuerzo. Jesse Owens.

¿Por qué nos gusta tanto, y nos resulta tan fácil, soñar?  ¿Por qué nos cuesta tanto fijar objetivos, y nos gusta tampoco hablar de ellos?. Puedes hacer la prueba con cualquier persona de tu entorno: pregúntale por sus sueños y a continuación pregúntale por sus objetivos. Luego compara la diferencia en sus respuestas, su lenguaje verbal y su comunicación no verbal.

Gran parte de mi trabajo como mentora se dedica a ayudar a que las personas puedan transformar sus sueños, aspiraciones y anhelos en objetivos y resultados. De ello hablo, también, en mis libros: «Vine a ser Feliz, no me distraigas» o «La Alquimia de la Motivación, como motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito».  En nuestra metodología «Integral Generative Mentoring» disponemos de una herramienta, para trabajar en la sesiones de mentoring, que se focaliza en formular metas auto-concordantes, que son aquellas que conectan con nuestros sueños, con nuestro propósito y son viables de alcanzar, tanto desde el punto de vista personal como contextual.

Un objetivo no es un sueño. Los sueños viven en nuestra imaginación y en nuestra mente, los objetivos luchan por hacerse paso en nuestra realidad. Quizás por eso nos resulta más fácil y placentero soñar que marcarnos objetivos.

Sin embargo, es posible que sueños y objetivos convivan armónicamente. Además, creo que sólo se puede ser feliz si se les da a cada uno el espacio y la atención que les corresponden. Ser feliz es una cuestión de decisiones sabias, éstas sólo son posibles si se traducen en acciones diarias que nos acercan a nuestros objetivos. Unos objetivos que encajan con nuestra vida y tienen sentido en ella, porque están alineados con nuestros sueños y propósitos. Esta es la única forma en la que podremos disfrutar del camino que tendremos que transitar para lograr nuestras metas.

Hoy me gustaría recorrer contigo un camino de 7 pasos que te puede ayudar a transformar sueños en objetivos y que puedas materializarlos para hacer realidad tus aspiraciones:

1.- Sueña a lo grande, saborea el sueño y disfrútalo. Recréate en él, visualízalo, siéntelo, escúchalo. Soñar es gratis, no cuesta, no tiene riesgos, aprovéchate.

Genera la visión de tu sueño y plásmala. Puedes utilizar mapas mentales o collages de imágenes. También puedes construir una figura que lo represente, con plastilina o piezas de lego, o realizar un dibujo que recree el sueño.  Lo importante es generar la visión,  sacarla de la mente para darle más poder de atracción.

La visión y los sueños conectan con nuestros más profundos anhelos, pasiones, deseos, motivaciones, con aquello que queremos crear y dejar en el mundo. Tiene que ser algo que de verdad te atraiga, te enganche, que te impulse a moverte hacia ello. Nuestra visión es lo que queremos alcanzar.

2.- Pregúntate como encaja tu sueño con tu propósito en la vida. ¿Qué sentido y significado tiene ese sueño en tu vida? ¿Para qué quieres alcanzarlo? ¿Qué va a aportar a tu vida cuando lo logres? ¿Cómo va a afectar a tu entorno?

¿Tu sueño es congruente con tus valores? ¿Cómo encajan tus creencias con tu sueño? ¿Transgrede algún de tus principios vitales?

Si existen roces, discrepancias o incongruencias entre tu sueño y tu propósito, tu camino va a estar lleno de resistencias y conflictos, que te impedirán avanzar, porque te encontrarás caminando hacia el Sur, cuando te das cuenta que en realidad querías ir al Norte.

El propósito es el hilo argumental de nuestra vida, nos marca la dirección que queremos imprimirle a nuestra existencia porque nos convierte en lo que realmente queremos ser.

3.– Define el objetivo en el corto plazo, cuyo logro te va a permitir avanzar hacia tu sueño.

Sé concreto, ya no se trata de soñar, ahora es el momento de apuntalar bien el sueño. ¿En que medida ese objetivo contribuye a lograr tu sueño? ¿Está en la dirección de tu propósito?

Fíjalo por escrito y, si es posible, tenlo a la vista en un lugar visible, aumentara tu compromiso con él.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

4.- Confronta el objetivo con la realidad: recursos, limitaciones, obstáculos, motivación, tiempo.

Esta es una de las fases duras, esa en la que los sueños dejan de ser sueños para convertirse en objetivos. Esa fase en la que tenemos que enfrentarnos a la realidad para comprobar si nuestro sueño es posible, tal y como lo soñamos, o tenemos que realizar ajustas, rebajar expectativas, incrementar el esfuerzo necesario para lograrlo. Muchas veces huimos de ella para evitar la desilusión de no lograr el sueño o la vergüenza de no estar dispuestos a invertir el esfuerzo que es necesario para lograrlo o renunciar a la comodidad que tenemos. El problema es que evitarlo no hace desaparecer el malestar porque el sueño sigue dentro de nosotros y empuja para salir, nos pide explicaciones.

Los objetivos deben ser realistas. Si los recursos de los que disponemos no son suficientes para lograr nuestro objetivo, y no tenemos las posibilidades de conseguir los necesarios, es mejor adecuar nuestro objetivo a nuestros recursos, opciones y oportunidades. Sí nuestros objetivos están por encima de nuestras capacidades y recursos no serán viables, y todo nuestro esfuerzo por alcanzarlos se tornará en frustración.

Sé consciente de los obstáculos que pueden impedir, limitar o interferir en el logro de tus objetivos. No mirar para ellos, no los va a hacer desaparecer. Pregúntate ¿cómo vas a superarlos? ¿Cuánto esfuerzo te va a implicar? ¿estoy dispuesto a emplear esa cantidad de esfuerzo? ¿Me va a compensar el resultado para el esfuerzo a emplear?

¿El tiempo que me he marcado para lograr mi objetivo es suficiente? ¿Es acorde con mi ritmo de trabajo y de vida? ¿Me permite realizar otras actividades importantes para mi? ¿A que tengo que quitarle tiempo para dedicárselo a mi objetivo? ¿Estoy dispuesto a renunciar a ello? ¿Me compensa?

5.- Asegúrate de tener buenos indicadores que te guíen

Esta es otra de la etapas duras, en la que de nuevo el sueño deja de ser sueño, idea, fantasía y tiene que medirse con los hechos, los datos y los resultados.

¿Cómo vas a saber que estas logrando tu objetivo y acercándote a tu sueño? ¿Qué te lo va a indicar? ¿Cómo lo vas a comprobar?

Si mi objetivo es tener un blog de referencia para emprendedores, los indicadores pueden ser el número de vivitas diarias, el número de suscriptores a alcanzar en el año, el número de referencias a mi blog que hacen otros en redes sociales, otros blogs, etc. Y hay que medir y comprobar cada poco tiempo, para saber si voy bien y me acerco al objetivo. Si los indicadores te dicen que no, escúchalos, y replanteate tu estrategia.

6.- Diseña una buena estrategia

Los sueños requieren de imaginación e inspiración, los objetivos de estrategia. La estrategia es el mapa que organiza y dirige nuestras acciones para lograr el objetivo.

La estrategia implica diseñar lo que voy a hacer para lograr mi objetivo (acciones), cómo lo voy a hacer, qué recursos necesito, en qué entorno me muevo y cómo va a encajar en él mi estrategia, si es la adecuada o no. La estrategia debe ser coherente con el propósito porque sino el camino para hacer realidad el sueño puede generar tanto insatisfacción que lograrlo ya no compense. ¿En que clase de persona o profesional me voy a convertir llevando a cabo esta estrategia? ¿Es congruente con mis valores?

En cada momento debo estar consciente y evaluar si mi estrategia esta funcionando o no. Para ello, tienes que medir si estas cumpliendo o no los indicadores que te has marcado como guías de tu objetivo.

La estrategia si está bien diseñada te permitirá saber en todo momento que acciones te acercan o te alejan a tu objetivo, y qué oportunidades están o no en la dirección del mismo. De esta forma las decisiones y las elecciones serán más sabias, rápidas y efectivas.

7.- Persevera, persevera y persevera, pero nunca persistas.

Perseverar es una virtud y fortaleza, persistir es una trampa mental que te alejara de tus verdaderas metas y de tu propósito.

Si en el camino hacia la consecución de tu objetivo te das cuenta de que ha dejado de tener sentido o valor para ti, para y reflexiona. Vuelve a conectar con tu propósito vital. No continúes trabajando en algo que te aleja de él.

A veces los retos, las ilusiones, lo nuevo y el hacer nos impiden ver y asumir que realmente nuestro objetivo no nos llena y, por no desilusionarnos, no fallar o no admitir la equivocación, seguimos insistiendo en un camino que conduce a la deriva. Persistir es una trampa mental porque nos hace seguir invirtiendo nuestro tiempo y esfuerzo en algo que ha dejado de tener sentido o de contribuir al logro de nuestros intereses y objetivos.

Persistir es muy distinto de perseverar, la perseverancia implica firmeza en la consecución de los objetivos a pesar de las dificultades y los obstáculos porque siguen estando conectados a nuestro propósito, manteniendo su importancia y significatividad.

Lo que te desconecte, te aleje o te desvié de tu meta y tu propósito ha perdido su valor, abandónalo y no dejes que te atrape. Por encima de los objetivos y los sueños está vivir una vida con sentido, es aquí dónde reside la fuente de la verdadera felicidad.

Estos 7 pasos te ayudarán a convertir tus sueños en realidad, sin ellos es probable que sigas soñando, pero  un día te despertarás y te darás cuenta que la felicidad se te han escapado entre los sueños.

 

Autora: María Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring

Muchas personas que se interesan por el mentoring, que quieren ser mentores o mentoras e, incluso, ya han tenido sus primeras experiencias como tales o, como dicen algunos «yo llevo muchos años siendo mentor sin saberlo», cuando inician su certificación como mentores profesionales con la Escuela de Mentoring esperan aprender muchas técnicas, herramientas para ser mejores.

En las primeras sesiones de la certificación, que tengo el honor de facilitar, les proyecto uno de nuestros mantras y les invito a reflexionar sobre el mismo.

Cuando entiendes que el mundo es tu espejo, dejas de mirar fuera para enfocarte dentro. Lo que quieres cambiar fuera primero debes cambiarlo dentro.

Después de cierta incredulidad, incomodidad, cuestionamiento y mucho debate y reflexión se hacen conscientes que para ser un buen mentor hay que trabajar mucho sobre uno mismo. La Certificación en Mentoring más que un master de conocimiento sobre el mentoring es un master en autoconocimiento y mejoramiento humano.  Uno de los que te hace mirar hacia adentro y encontrar aspectos desconocidos sobre ti mismo, que te ponen frente al espejo de la realidad de cómo gestionas tus relaciones, cómo lideras, cómo guías y desarrollas a otros, y como te relacionas contigo mismo, especialmente, cuando comienzan las prácticas de mentoring supervisadas con sus mentees.

Como he repetido muchas veces, el mentoring es mucho más que transmitir experiencias y consejos, esa es una visión muy limitada de lo que esta práctica ha aportado a lo largo de toda la historia. Una visión muy mecanicista y económica, poco orgánica y humanista.

Mentoring es invertir en el mejoramiento humano, es ayudar a otros a que se desarrollen para ser ese ideal de persona que quieren ser, para ello es imprescindible mejorar la relación con uno mismo y con los demás, lo cual pasa por ser mejor personal, por adoptar una actitud de «perfectibilidad» como diría Hume. El mejoramiento humano ha sido una aspiración existencial desde antiguo, los filósofos griegos fueron los adalides de este movimiento a través del cultivo de las denominas «artes existenciales», vinculadas al autoconocimiento, la autoconciencia, la autorregulación y otras de las muchas habilidades que trabajamos en la formación de los mentores, para que luego ellos las trabajen con sus mentees en las sesiones. Todas ellas conforman lo que más tarde Foucault denominaría «Tecnologías del Yo» y que son claves para que nuestra verdadera esencia no quede ahogada en el mar de presiones y manipulaciones externas al que nos vemos sometidos.

Con la metodología Integral Generative Mentoring, que desarrollamos y enseñamos en nuestra Certificación Internacional en Mentoring, buscamos el funcionamiento óptimo del ser humano. Para procurarlo formamos a nuestros mentores para que experimenten mayores niveles de insight, realismo, congruencia, creatividad, positividad, bienestar y responsabilidad.

-INSIGHT: Comprensión de aspectos de uno mismo antes reprimidos

-REALISMO: Mayor integración personal y funcionamiento más eficaz

-CONGRUENCIA: Mayor sensación de ser la persona que quieren ser

-CREATIVIDAD: Más originalidad, autenticidad y expresividad

-POSITIVIDAD: Más iniciativa y confianza

-BIENESTAR: Más comprensión y aceptación de uno mismo y los demás.

-RESPONSABILIDAD: Enfrentar los problemas de la vida desde el «yo» y no desde el «tu», de una forma más responsable, eficaz y adecuada.

Estos son los aspectos que luego trabajaran en sus mentees, por eso deben comenzar por desarrollarlos en ellos mismos a un alto nivel, pues nadie puede dar lo que no tiene y no debemos olvidar que la calidad de cualquier proceso de desarrollo depende de la calidad y el nivel de desarrollo de quien lo guía.

La capacidad de crear relaciones que faciliten el desarrollo de otros, depende del nivel de desarrollo logrado por uno mismo. Carl Rogers

En la Escuela de Mentoring queremos contribuir al mejoramiento humano para contar con personas  conscientes de su poder personal y su potencial (EMPODERAMIENTO), de su sabiduría interior, en la que confía para actuar con autonomía, criterio propio e independencia (EMANCIPACIÓN) y que tienden de manera permanente a su desarrollo enfocado al logro de su propósito (REALIZACIÓN).

Mejores personas, hacen mejores sociedades. Si quieres formar parte de nuestro propósito en Marzo 2025 iniciamos una nueva Certificación Internacional en Mentoring.

Autora: María Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring.

Hay una frase que siempre me ha generado bastante rechazo: «déjate llevar». Cada vez que la escucho se me disparan todas las alertas, pongo mi mente en modo cuestionamiento, se activa el pensamiento crítico y comienzan a surgir preguntas: ¿Déjate llevar? ¿Por qué? ¿Por quién? ¿A donde? NOoooooo!!!!! No te dejes llevar, dirige tu vida,  pilota tu vida, no dejes los mandos de tu vida en manos de nadie, ni de nada.

Déjate llevar por la emoción, por la pasión, por la intuición, por el instinto, por los deseos, por el placer. NOoooo !!!! Llévalos tu a ellos, intégralos en tu vida, disfrútalos, dales el espacio que se merecen, que formen parte de tu vida, pero que no la dirijan.

Hay un proverbio que dice «Ten cuidado con dejarte llevar por los impulsos. Porque si te dejas llevar por ellos ¿quién decide a dónde vas?»

Cuando nos dejamos llevar no gestionamos nuestra vida, lo cual tiene consecuencias importantes. Según Mihály Csikszentmihalyi, las personas que saben controlar sus experiencias internas son capaces de determinar la calidad de sus vidas, y eso es lo más cerca que podemos estar de la felicidad.

Controlar las experiencias internas tiene mucho que ver con saber gestionar las emociones, las necesidades, los deseos, los impulsos y otros muchos factores que nos llevan a tomar decisiones, a actuar o, más bien, reaccionar de forma inconsciente. La clave para controlar nuestras experiencias internas y, por tanto, ser felices, está, como apunta. el mismo Mihály Csikszentmihalyi, en poner orden en nuestra conciencia, en hacernos conscientes de y actuar desde ahí, y no llevados por las mareas del inconsciente. Como dijo John Whitmore, «solo soy capaz de controlar aquello de lo que soy consciente. Pero aquello de lo que no soy consciente me controla a mi»

Ser mentora me permite ayudar a muchas personas a tomar conciencia de todas esas fuerzas internas inconscientes que están gobernando su vida, que les arrastran a una deriva, impidiéndoles lograr sus metas y disfrutar de experiencias óptimas. Acompañar a través del mentoring me brinda la oportunidad de ayudar a otros a recuperar los mandos de su vida y empezar a liderarla.

Una de las mayores aportaciones que los clientes reciben en un proceso de mentoring es aprender a distinguir entre impulsos y actos de voluntad. Los primeros son actos inconscientes de satisfacción de necesidades, a menudo también inconscientes: la persona siente una carencia, «una falta de», se genera una tensión, un desequilibrio e inquietud que impulsa de una manera inconsciente a satisfacer dicha carencia o sensación de necesidad. En los impulsos no hay autorregulación, no hay acto consciente, no hay control ni gestión. Por ejemplo, la falta de autoestima (carencia) lleva a las compras compulsivas, la publicación frenética en redes sociales para obtener «likes», comentarios, atención, etc.

Un acto de voluntad, por el contrario, es un proceso elaborado y consciente de reflexión, decisión, acción y reflexión posterior para mantener o dejar la acción emprendida. Son los actos de voluntad los que nos ayudan a lograr nuestras metas, los impulsos los que, en la mayor parte de las ocasiones, nos distraen del camino para lograrlas. Esos impulsos pueden ser creencias limitantes, necesidades emocionales insatisfechas, impulsores de la personalidad, desatención del propósito vital, por citar algunos de los que más  suelo encontrar en procesos de mentoring.

Con los impulsos, la energía que se genera para satisfacer la necesidad se pierde en el mismo momento de satisfacerla. Sin embargo, en los actos de voluntad la energía crece, fluye, porque un acto de voluntad es algo que nosotros hacemos que suceda de forma deliberada, es creado por nosotros, es nuestro, es propio, y eso produce sensaciones de vitalidad y de entusiasmo que activan la energía necesaria, no solo para iniciar la acción, sino también para mantenerla a pesar de las dificultades, obstáculos, distractores e impulsos.

Con el mentoring las personas comienzan a apropiarse de sus actos y, por tanto, de su vida, a ser creadores de su realidad, propietarios conscientes y responsables de sus acciones y de sus resultados. Y todo ello, se logra a través de la recuperación de la voluntad perdida, como diría José Antonio Marina.

En el mentoring no motivamos, porque nadie puede motivar a otros. Como mentora soy un despertador de la consciencia, de la motivación y de la voluntad. Este despertar produce una liberación muy grande en las personas, se quitan de las espaldas sus pesadas mochilas y empienzan a caminar de forma ágil en la consecución de lo que verdaderamente quieren, de lo que es importante y significativo para ellos. Aquí comienza el camino de la felicidad.

 

A través del mentoring se favorece la creación de experiencias motivacionales óptimas: experiencias en las que se produce una energía positiva, vitalidad, sensación de bienestar, creatividad y estado de flujo. ¿Cómo?  La respuesta está en el tipo de conversaciones que mantenemos en el mentoring y en los efectos que producen a nivel de tres necesidades psicológicas, que compartimos todos los seres humanos: autonomía, competencia y relaciones significativas.

1.- Autonomía: sensación de que tenemos opciones para dirigir nuestra vida.

Un mentor a través de la escucha y las preguntas ayuda a su cliente a ampliar su mapa del mundo y descubrir más alternativas de acción¿Y si pudieramos aprender a ampliar nuestras opciones?, a crear nuevas posibilidades de intervenir en la realidad. La presión del tiempo, los procedimientos, las normas y las imposiciones sociales nos van despojando poco a poco de la capacidad de ver opciones y, con ello, de sentir que lo que hacemos depende de nosotros, de que lo hemos decidido conscientemente nosotros. Cuando sentimos que no tenemos elección, estamos mermando nuestra autonomía y nuestro poder, cediendo al «tengo que» basado en normas externas, frente al quiero o el tengo que basado en normas internas. No hacemos las cosas verdaderamente comprometidos y convencidos, sino motivados extrínsecamente. En estas condiciones la motivación no es optima es impuesta desde afuera, aunque seamos nosotros mismos los que nos aplicamos la norma, esta no procede de nuestra voluntad, sino de la influencia externa.

Sin alternativas no hay elección, y sin elección no hay autonomía.

2.- Competencia: sentir que somos efectivos, que superamos los retos que afrontamos y con ello avanzamos y crecemos en la vida.

Un mentor, a través de la consideración empática, crea una sensación de seguridad y confianza en su cliente, un estado de seguridad psicológica, lo que es una condición necesaria para afrontar cambios y retos. Utilizando la indagación apreciativa eleva el nivel de autoeficacia del cliente (creer que se puede), uno de los factores esenciales para iniciar cualquier acción encaminada al logro de un objetivo. Una vez que el cliente se hace consciente de su nivel de competencia pasado, se abre a la posibilidad de ser competente en el presente y en el futuro. El cliente comienza a atreverse a emprender retos, cambios y acciones, que antes no había ni siquiera contemplado.

Además, cuenta con la red de seguridad que proporcionan las sesiones de mentoring, en las que se reflexionan sobre acciones emprendidas y los resultados obtenidos, obteniendo un feedback de la experiencia que es clave para mejorar nuestro bienestar día a día. El cliente siente que crece, cada vez asume más retos y se eleva su sensación de competencia.

3.-Relaciones Significativas: relaciones en las que sentimos que le importamos al otro, en las que podemos expresarnos con apertura y confianza, mostrando nuestras vulnerabilidades sin miedos ni recelos.

La relación entre cliente y mentor es un ejemplo real en acción de lo que es una relación significativa, una relación cuyo único propósito es ayudar a otro desde lo que verdaderamente es y quiere, sin imposiciones, sin prejuicios, sin intereses ocultos. El mensaje que un mentor envía a lo largo de todo el proceso a su cliente es «Estoy aquí para ti». Mi experiencia como mentora me ha llevado a creer ciegamente en el poder transformador de este tipo de relaciones. Con mi actitud como mentora siento que ayudo a las personas a creer en ellas mismas y en los otros, a creer que merece la pena dar una nueva oportunidad a una relación, a una persona, entablando con ella conversaciones como las que tenemos en las sesiones de mentoring. Cuando un cliente se siente ayudado en esta forma, nace en él el deseo de crear relaciones significativas para ayudar a otros.

Sin tener satisfechas, de forma equilibrada, estas tres necesidades no generamos la energía necesaria para emprender cambios en nuestra vida, para invertir el esfuerzo necesario en el logro de nuestras metas, para resistir el campo de fuerzas distractoras a las que estamos sometidos día a día y que comprometen el logro de nuestros objetivos, para poner en orden nuestra conciencia y controlar nuestras experiencias internas. El mentoring son conversaciones que producen resultados porque  ayudan a crear y gestionar la energía necesaria para lograrlos. Cada sesión de mentoring es una experiencia motivacional óptima.

La grandeza del mentoring no reside solo en la capacidad de crear este tipo de experiencias motivacionales por parte del mentor, sino en que le sirven al cliente como ejemplo y experiencia real para crearlas el mismo. La motivación es una habilidad que se aprende a desarrollar, el mentoring contribuye a ello.

 

 

Si quieres aprender a ser un Alquimista Motivacional te invito a leer «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito». En el recojo años de investigación y experiencia en la creación de experiencias motivacionales óptimas.

Dentro de la sección que la Escuela de Mentoring tiene en la Revista ORH, en la edición de Mayo-Junio 2024, nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel publica un artículo  bajo el título «Artes Existenciales para potenciar la tecnología del yo.»

Las “tecnologías del yo”, término acuñado por Foucault se refieren al autoconocimiento, el autocuidado, la automonitorización, el autofeedback, la autocrítica, la autorregulación y la autodirección. Se trata de tecnologías que aportan una autonomía funcional al ser humano.  Realmente, Foucault, al hablar ellas, recupera una tradición filosófica muy antigua: cultivar el hábito de preguntarnos y reflexionar sobre nuestro estar en el mundo, a partir de lo que hacemos y experimentamos, lo que se conoce como “las artes de la existencia” cuyo fin es crear un modo de vivir propio y no dirigido o manipulado desde afuera. 

La tecnología está moldeando nuestra vida centímetro a centímetro porque estamos cediéndole el poder de dirigirla. Según Nicholas Carr, está alterando nuestros procesos neuronales y afectando a nuestra mente: pérdida de concentración, de pensamiento profundo y de reflexión.

Mientras “la tecnología progresa, el pensamiento retrocede”, como decía hace pocas semanas Edgar Morin, por lo que, frente al poder de la tecnología para dirigir nuestra vida, definir nuestra identidad e imponernos hábitos y costumbres, creo necesario reivindicar las “tecnologías del yo”.

En este artículo, se aborda como la era digital está erosionando nuestras mejores capacidades y cómo podemos hacerle frente a ello utilizando las «tecnologías del yo», que son liberadoras, empoderantes y terapéuticas, además de la clave para no quedar hipnotizados por la tecnología. Para ello se incluyen 10 medidas que las empresas pueden aplicar para potenciar esas «tecnologías del yo» en sus empleados.

Si quieres leer el artículo completo puedes hacerlo en este enlace.  Te invitamos a suscribirte a la misma a través de este enlace y disfrutar de una amplia gama de contenido experto para la gestión del talento.

Desde hace algunos años experimento una sensación que por momentos me inquieta, otros me dibuja una sonrisa, otros me sorprende y otras me llena de plenitud. Le podría poner muchos nombres y adjetivos a esa sensación, al final se concreta en un sentimiento, una emoción de ser parte de algo más grande que tu,  de participar en la creación de algo que transciende más allá de ti y del momento que compartes con las personas.

Sólo se me ocurre expresarlo como «sentir que soy parte del cambio», que con mi trabajo estoy formando parte del cambio que inician y logran otras personas y otras organizaciones. A veces me pregunto ¿qué hago? o ¿cómo lo hago?, porque no tengo la intención de provocar nada en concreto, no persigo un resultado, solo tengo la intención de escuchar y observar a quien o quienes tengo delante, conocer cómo son, saber qué necesitan y ver cómo puedo ayudarlos a través de las palabras, de las conversaciones, de la capacidad de crear interacciones, conexiones, oportunidades y posibilidades. No busco el cambio, decido entrar a formar parte de él cuando lo veo surgir y va en la dirección de lo que he decidido ser y hacer.

La esperanza no es la convicción de que las cosas saldrán bien, sino la certidumbre de que algo tiene sentido sin importar el resultado final. Václav Havel

Si tuviera que explicar lo que hago, lo resumiría en despertar, despertar la posibilidad de ser y de poder crear y cambiar algo con lo que se es. Desde el momento en que una persona se da cuenta que tiene, al menos, una mínima posibilidad de hacer algo sobre lo que pasa a su alrededor, de intervenir para cambiar algo en su entorno o en ellos mismos, ya no hay marcha atrás: se ha abierto la puerta del cambio, ya no es posible mirar para otro lado, buscar culpables de la situación, no asumir la responsabilidad. La única opción es iniciar el camino del cambio. Un camino que se abre a través de 4 preguntas:

-¿Quién sientes que eres?

-¿Que puede dar esa persona que sientes que eres?

-¿Cómo puede cambiar las cosas lo que tu puedes dar?

-¿A qué estas esperando para hacerlo?

 

Estas preguntas me surgen tras una frase que compartió conmigo una de las personas que he acompañado  en un proceso de mentoring, tras finalizar el mismo: «Tantos años dandole vueltas a mostrar lo que pensaba y lo que quería, a expresar lo que creía que debía ser mi profesión, a mostrar una manera diferente de llevarla a cabo, y el día que me lanzo todo empieza a cambiar a mi alrededor, la gente me para por la calle para felicitarme por lo que escribo, me escriben en redes, por mail, y no me paran de llover clientes porque les gusta mi enfoque, mi manera de hacer las cosas, lo que muestro en mis palabras»

No puedo dejar de reconocerme en estas palabras, yo misma tuve en el cajón durante un año mi primer libro. El día que lo publique todo comenzó a cambiar a mi alrededor. Si ahora estoy escribiendo este post, es por ese primer paso de mostrar lo que soy y lo que quiero dar al mundo: palabras que transforman.

Cuando la meta es cambiar el mundo, el primer paso se hace difícil y la meta se ve muy lejos. Cuando la meta es cambiar el mundo a tu alrededor, ya no hay excusa porque todos somos agentes de cambio y todos podemos cambiar algo en nuestro entorno más inmediato. Cuando lo hacemos empezamos realmente a sentir que estamos vivos, que vivimos, porque al intervenir en nuestro entorno estamos creando, estamos dando a luz, estamos siendo parte del cambio.

Yo siento que cambio el mundo cuando con una pregunta, en una sesión de mentoring, veo despertar a una persona, veo que toma conciencia de quien es, que atisba posibilidades para ser quien es, lo intenta y empiezan a moverse cosas a su alrededor. Yo siento que cambio el mundo cuando alguien a través de la conversación que mantenemos se perdona, se acepta, se comprende, se reconoce, se entusiasma, porque desde ese instante empieza a comprender a los demás de otra forma, empieza a perdonar y contagia su entusiasmo. Y este cambio suyo desencadena cambios en otros, y el cambio va creciendo, y sin darnos cuenta estamos cambiando más cosas: nuestras relaciones, nuestra familia, nuestra empresa, nuestra ciudad.

Yo siento que soy parte del cambio cuando un equipo, tras varias sesiones formativas expresa: has logrado  que nos sentemos todas juntas a conversar, a escucharnos, a conocernos, a comprendernos y a comunicarnos y convivir. Hasta ahora trabajábamos juntas pero no conversábamos ni nos comunicábamos. Yo siento que soy parte del cambio cuando a partir de esta reflexión estas personas comienzan a implantar en su empresa herramientas, prácticas y hábitos para propiciar encuentros en los que crear en común.

Yo siento que soy parte del cambio cuando las personas que leen mis publicaciones me escriben, desde muy diferentes lugares, para decirme que he conectado con ellas, que llevan mucho tiempo sintiendo que necesitan dar un paso en su vida, cambiar la dirección y que, al leer alguno de mis post, lo han visto claro y quieren que les acompañe en este camino. Confieso que a veces me siento abrumada, por el poder transformador que pueden tener las palabras que deslizo desde las ventanas de mis publicaciones, esa es la parte que a veces inquieta. La inquietud se disipa con la aceptación, y se convierte en plenitud. He decidido no resistirme al cambio que provoco al mi alrededor y fluir con él, cuando él también fluye conmigo.

Yo siento que cambio el mundo cuando cada participante de la Certificación Internacional en Mentoring comparte que le ha transformado, que ya no es la misma persona, ni el mismo profesional, que ha cambiado su manera de ver las relaciones, de conversar, de trabajar con las personas.  Que conocer nuestra manera de hacer mentoring les ha conectado con su propósito.

 

 

María Montessori decía que «Educar es agitar la vida»,  siento que siendo parte del cambio estoy agitando la vida, estoy contribuyendo a agitar las ganas de ser parte del cambio de otros, de vivir conectados a la vida. Tú también puedes ser parte del cambio y contribuir a agitar la vida de otros, solo necesitas:

-Preguntarte acerca de quien sientes que eres.

-Decidir elegir vivir desde quien eres verdaderamente.

-Demostrar quién eres en cada una de tus decisiones, elecciones y actos.

-Encontrar tu tribu y unirte a ella para hacer más grande ese cambio, o crearla y buscar quien se una a ella.

Cuando verdaderamente sientas quien eres, ten el coraje de ser imperfecto, se amable contigo mismo, no gastes tus esfuerzos en cambiar lo que no eres, lo que no haces bien, o no tienes, y céntrate en potenciar aquello en lo que aportas.

 

Olvídate de ser todo, de hacerlo todo, olvídate de ser perfecto, de esconder lo que no sabes, lo que no quieres ser. La vergüenza de mostrar nuestras debilidades, nuestras imperfecciones nos aleja de los demás, y nos hace más débiles. Necesitamos toda nuestra fuerza para ser parte del cambio, no la malgastes en resistirte a lo que no eres, acepta lo que eres y ofréceselo al mundo. Vivir continuamente queriendo hacerlo todo bien, es vivir sintiendo que nunca eres suficiente, y eso no es vivir.

Decide dejar de pensar en lo que deberías ser y, simplemente, se quien eres, el mundo te lo agradecerá.

Déjate abrazar por el cambio, por todo lo que mueve y genera a su alrededor. «Cuando tú te mueves el mundo se mueve contigo»

Está de moda ser creativo, pero ¿cómo conseguirlo? ¿Se nace creativo o la creatividad se desarrolla? ¿Qué nos impide ser creativos? ¿Qué favorece la creatividad?

Estas preguntas han dirigido mis pasos al libro de Manuela Romo “Psicología de la Creatividad”, en el que se incluyen las tesis sobre la creatividad de Maslow, Carl Rogers y otros psicólogos humanistas. Todos ellos defienden que “ser creativo es una forma especial de estar en el mundo” que se da en las personas autorrealizadas.

Me entra el primer escalofrío, si la creatividad depende de que haya personas autorrealizadas, miro a mí alrededor y no veo a muchas. Hay ciertos atisbos de esperanza, pues últimamente aparecen por aquí y por allá alguna que otra persona que se está atreviendo a ser ella misma y desafiar los marcos formales e institucionales de pensamiento y comportamiento.

En defensa del ser humano hay que decir que no nos educan para realizar nuestras aspiraciones, ideales y propósitos en la vida, ni siquiera nos permiten contemplar que esto es una posibilidad. Nos educan para cumplir una función productiva en el mercado. Si las empresas necesitan perfiles tecnológicos nos incentiva a estudiar estas materias. Lo llaman promover vocaciones, yo más bien lo veo «dirigir destinos».

El segundo escalofrío surge cuando profundizo en lo que es una persona autorrealizada. Se trata de “una forma especial de carácter” donde se da ese difícil equilibrio entre “autoafirmación y altruismo”, “instinto y razón”, “placer y deber”. Estas características conforman una PERSONALIDAD LIBERADA, abierta a la experiencia, segura de sí misma y feliz. Supongo que personas de este tipo deben levantar ampollas y producir sudores a quienes se empeñan en homogeneizar al ser humano, en generar dependencias de todo tipo para mantenerlo controlado (marcas, moda, juego, amor, sexo, etc.) y dirigirnos al logro de eso que llaman interés general y bien común, que en muchas ocasiones menos común es cualquier otra cosa.

Sólo pensar que el mundo esté mayoritariamente conformado por personas liberadas, seguras de sí mismas y felices debe plantear serios problemas para quienes detentan el poder a través del control del miedo y las debilidades humanas. Dejarían de funcionar los discursos vacíos de contenido, los lenguajes codificados y excluyentes, la información sesgada, las teorías universales, el culto al dinero y al status y el poder, tal y como lo conocemos. El miedo es uno de los mayores enemigos de la creatividad como relata la escritora Elisabeth Gilbert en este video sobre el genio de la creatividad.

Sin todas estas ataduras las personas cuestionarían más, existiría más diversidad en todos los ámbitos (política, empresa, educación, ciencia) y sería visible, habría más conexiones entre personas totalmente diferentes y desaparecerían las clasificaciones y categorizaciones. Con personas liberadas la opinión pública sería eso, pública, de las personas y no mediática.

La creatividad sólo puede nacer de la libertad y la conexión entre ideas, saberes y experiencias diferentes. Todas ellas surgen de las personas. Si queremos cambiar el modelo productivo y económico y, basarlo en la creatividad vamos a tener que cambiar primero el modelo educativo y social. Ken Robinson nos alerta, en sus charlas TED y sus libros, del peligro de una educación que mata la creatividad.

Debemos empezar a cuestionar, “la pregunta es la más creativa de todas las conductas” (A.F. Osborn). Comenzar por preguntarnos a nosotros mismos ¿qué estamos haciendo? ¿Estamos desarrollando toda nuestra creatividad? Fomentar la curiosidad y empezar también por curiosear dentro de nosotros mismos, en un ejercicio de autodescubrimiento personal y transformación para lograr ser más creativos.
Esto requiere más reflexión y menos información, requiere espacio y tiempo para pensar. Momentos de encuentro con nosotros mismos, momentos en los que dejamos a la mente errante, para que se pierda y encuentre por el cambio esas ideas que están dispersas por distintos lugares de nuestro cerebro, esperando a ser rescatadas por alguien que vaya a su encuentro y sepa contemplarlas.

En mi experiencia como mentora me he encontrado en numerosas ocasiones con el despertar de la creatividad de muchos de mis clientes, gracias a haberles proporcionado un espacio para reflexionar, para ver las cosas de otra forma. A través de las preguntas adecuadas se despiertan en las personas capacidades dormidas y bloqueadas como la creatividad.

Despertar a la creatividad es renacer, y esto es solo el principio. El mentoring favorece las 5 actitudes necesarias para desarrollar y mantener la creatividad en nuestras vidas:

  • Fomenta el compromiso con la actividad creativa, la persistencia en el día a día del trabajo necesario para desarrollar la idea.
  • Permite descubrir el para qué estamos en este mundo, que es eso en lo que somos únicos y nos hará trascender.
  • Nos ayuda a resistir las críticas, las miradas desaprobadoras, la sensación de locura que experimentamos al crear.
  • Saca a la luz nuestra verdadera pasión, eso que nos motiva por encima de todo, que nos arrastra a actuar, a crear.
  • Alienta el deseo de experimentar, de probar, de intentar, de explorar, en definitiva de jugar creando.

Desbloquear eso que está impidiendo hacer fluir tu creatividad te permitirá iniciar un camino de transformación y realización que te llevará a hacer posible tu mundo ideal en el mundo real.

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring

¿Es legítimo el crecimiento a toda costa? ¿Dónde están los límites? ¿Puede el bienestar económico acabar con el bienestar personal y social?

Despidos masivos despiadados, horas extras sin límites, cambios delirantes continuos, corrupción, privilegios, abusos, desigualdades, ¿hasta donde va a soportar el ser humano? Necesitamos una revolución humanista que ponga en el centro de verdad a las personas, a sus necesidades vitales, a vivir de una forma más ecológica y sostenible. Necesitamos poner el valor los valores, ponerlos en el centro de cada una de nuestras acciones y decisiones. 

Es hora de que cada uno de nosotros nos armemos de coraje y nos convirtamos en activistas del cambio, en activistas de un nuevo modelo de generar negocio, riqueza, bienestar, progreso y desarrollo. Las organizaciones con valor necesitan personas con valor, talento con valor, personas que sepan decir «basta ya», cuestionar, confrontar, no dejar pasar, proponer otras miradas, otras formas de hacer, para generar esperanza, para transmitir el mensaje «si es posible», «si se pueden cambiar cosas», «si hay otros caminos», aunque sea difícil,  para lograr resultados sin deshumanizar el talento. Para ello, tenemos que empezar por dejar de medir el valor de una persona,  de un profesional o de una organización únicamente por los números: números de like, números de seguidores, número de empleados, números de facturación, números de la cuenta bancaria, números de coches, etc. Y comenzar a medir el valor por cada día que logramos vivir de acuerdo a nuestros valores, sin traicionarlos, sin romper la confianza del otro, sin defraudar nuestra propia confianza, por cada día que impactamos positivamente en alguien, por cada día que contribuimos al bien común, por cada día que realmente nos vamos satisfechos y plenos a la cama.

La primera auditoria que una empresa debería realizar a su colaboradores es una auditoría de valores, y cada uno de nosotros deberíamos revisarla cada día que permanecemos en ella, sea como empleados, directivos/as, colaboradores externos, clientes, proveedores, etc. Te propongo una guía de 9 preguntas para que las practiques en tu día a día, tanto si eres directivo/a de la organización, empleado o colaborador, cada ver que te proponen algo, cada vez que tomas una decisión o la tienes que ejecutar:

Enfrentar las sombras

1.- Establecer los límites ¿A que no estás dispuesto? ¿Qué no podrías dejar pasar? ¿Cuales son los límites de tu dignidad? ¿Cuáles son los valores que no podrías trasgredir? ¿Con qué no podría vivir?

2.- Estar atento a las señales ¿Cómo me hace sentir esta situación? ¿Qué está pasando en mi cuerpo? ¿Qué señales de rechazo estoy experimentando en él? ¿Qué mensajes me está enviando mi conciencia?

3.- Poner en valor ¿Qué valores están siendo transgredidos? ¿Qué significan para mi? ¿Cómo me afectan? ¿Qué consecuencias puede tener desatenderlos? ¿Y no hacerlo?

4.-Empatizar ¿Quiénes se van a ver afectados por esta decisión o situación? ¿Como les repercute? ¿Qué puedo hacer para evitarlo o minimizarlo?

5.- Elevarse ¿Cómo valorarían y abordarían esta situación mis referentes, las personas que me inspiran, que me importan? ¿Qué dirían de mi decisión?

6.- Ampliar la mirada ¿Existen otras posibilidades u opciones para contemplar o abordar la situación? ¿Qué me impide verlas, abordarlas, tenerlas en cuenta?

7.- Actuar con consistencia ¿Cuáles son las opciones más acordes con mis valores, los valores del resto de afectados y los de la organización? ¿Si no es posible alinearlos que voy a hacer? ¿Como lo voy a justificar?

8.- La prueba del algodón ¿Si tus decisiones o acciones fueran públicas seguirías defendiéndolas, te sentirías orgulloso de ellas? ¿Si se conocieran por todos tus verdaderas razones para tomarlas que imagen darías, que dirían de ti? ¿Cómo lo encajarías?

9.- Practicar la flexibilidad ¿Que podría hacer que cambiara de opinión o decisión? ¿Cómo encajaría con mis valores y los del resto de los afectados? ¿Qué provocaría el cambio? ¿Cómo me sentiría con ello?

No hacernos estas preguntas nos convierte en adictos al hacer sin pensar, al ejecutar sin más, al seguir sin mirar atrás. Cada día se trata de hacer más, de ser más, de tener más, de acumular más, de lograr más, y más, y más. Nos estamos volviendo dependientes del «más sin límites» y con ello estamos perdiendo más que ganando. Acumulamos proyectos, relaciones, logros, publicaciones, seguidores, pero perdemos vida y humanidad. Por experiencia personal, compartida con algunos otros que me voy encontrando en el camino, creo que el gran aprendizaje de este siglo será aprender a vivir con menos, a soltar, a desapegarnos, a dejar, para tener más horas de vida realmente vivida, saboreada y disfrutada.

Hace ya varios años Richard Easterlin realizó diversas investigaciones sobre la relación entre el incremento de la riqueza y la felicidad, dando lugar a lo que se conoce como la «paradoja de Easterlin» según la cual, a largo plazo más riqueza no supone un incremento en nuestra satisfacción vital y felicidad. Ahora bien, a corto plazo si existe esa correlación y de esto es de lo que se aprovecha el sistema, de mantenernos apegados a la satisfacción inmediata, al sumar una adquisición más, una medalla más, un reconocimiento más, un placer más. Absortos en el más a corto plazo, no levantamos la vista para contemplar a donde nos lleva todo eso y un día más acaba siendo un día menos de verdadera satisfacción.

Una organización y una persona con valor es la que se hace preguntas antes de tomar cualquier decisión, por mínima que parezca (incluso contestar una llamada o un mail), es la que crea un espacio para reflexionar antes de actuar. Hacernos preguntas requiere valor pero también aporta mucho. Las preguntas son el cortafuegos que impide invadir nuestra vida del virus del «más y más», «de no pasa nada que luego lo soluciono o lo compenso»«del si no lo hago yo, lo hará otro», del «el sistema funciona así, sino te quedas fuera» y otras muchas excusas para justificar lo injustificable. Las preguntas nos permiten parar para mirar más a fondo, más allá y no comprometer nuestro futuro por el seudo placer del presente.

En los últimos 5 años he trabajado con muy diferentes organizaciones en programas de mentoringprogramas de liderazgo y gestión de equiposprogramas de gestión del cambioprogramas de desarrollo del talento, motivación, y lo que me encuentro son ambientes cargados de pesimismo, frustración, desmotivación y desesperanza. En la raíz de todo ello está una pérdida de valores, una falta de preguntas. Cuándo te detienes a reflexionar y te formulas buenas preguntas el gran descubrimiento es que sin ella no hay buenas respuestas, no hay vida buena.  

Hace poco publicaba en Diario Responsable un artículo sobre «Los excesos generan déficits», un exceso de hacer sin pensar, sin preguntas, sin reflexión, genera muchos déficits en nuestra vida. En las organizaciones los excesos de productividad, de cambios, de innovaciones están generando déficits de sentido y de compromiso.

Si quieres recuperar todo tu valor, como persona o como organización, en la Escuela de Mentoring te podemos ayudar, somos «Rescatadores de Valor y Esperanza».

Mientras recorría la exposición fotográfica de Tim Parchikov, llego a mi mente una idea, que ya hace tiempo me ronda por la cabeza: ¿qué relación existe entre el mentoring y la fotografía?

Desde que me dedico al mentoring ha nacido en mi un verdadero interés e inquietud por la fotografía. Acudo con frecuencia a exposiciones fotográficas buscando desarrollar otra forma de mirar, un ir más allá del simple ver, para poder llegar a contemplar a la vez la esencia y el universo de detalles, que encierran los objetos y las personas.

Una fotografía no debe mirarse, sino que debe contemplarse desde distintos enfoques, porque encierra muchos matices, expresiones y significados. A través de una fotografía el fotógrafo hace visible lo invisible, muestra una realidad que a menudo no vemos, o la muestra de una forma que no vemos.

Por eso contemplar fotografías nos ayuda a desarrollar esa capacidad de ver más allá, de hacer visible lo invisible. Porque al darle un espacio y un tiempo le estamos preguntando qué más hay en ella, qué nos quiere decir, qué no muestra, a donde nos lleva… Este proceso es muy similar al que lleva a cabo un mentor con su cliente, ayudándole a hacer consciente lo inconsciente, ampliando su mirada.

Una fotografía explica cosas, pero no las cuenta todas, solo aquellas que es capaz de captar quien la mira. El significado que le damos a una fotografía depende de nuestros más profundos deseos, necesidades, sentimientos, recuerdos y  experiencias. Es esa parte de nosotros, de la que no somos conscientes, la que interpreta la fotografía y le da un significado.

Contemplar fotografías nos pone en contactos con nuestro inconsciente, y lo hace aflorar a través de la intuición, de ahí que sea una práctica muy recomendable para incrementar la consciencia, el autoconocimiento y el desarrollo de la intuición.

Como mentores, ante una fotografía podemos reflexionar acerca de ¿Qué tipo de observador estoy siendo frente a ella? ¿En qué estoy fijando mi atención? ¿Qué busco? ¿qué interpretación hago de lo que veo? ¿De donde viene esa interpretación y qué me dice? Las respuestas a estas preguntas pueden ayudarnos a construir mejores relaciones de mentoring.

Minor White hablaba de la teoría de la equivalencia, expresando que lo que sucede en la mente del espectador cuando mira una fotografía se corresponde con algo que él sabe de sí mismo. La fotografía nos adentra en un juego de revelación-ocultación que activa nuestra imaginación, nuestra intuición y nuestra empatía, para lograr integrar el contenido que no explica.

Nuestro cerebro piensa en imágenes, representa en su interior a través de imágenes la realidad exterior que captan nuestros sentidos. Esas imágenes quedan grabadas en nuestra mente y condicionan nuestra manera de pensar y actuar, son una foto fija a la que a veces no le hemos dado el tiempo necesario de contemplación. La imagen mental es una representación codificada de la realidad.

Al entrar en contacto con una fotografía debemos darle un tiempo y un espacio para que se manifieste, para que se abra a nosotros y nos hable. Nuestra única función como espectadores es estar presentes, esperando ese momento de conexión en el que nos revela algo que puede generar un dialogo significativo entre ambos.

Esta misma actitud de espera, presencia y apertura a lo que llegue, es la que debe tener un mentor con su cliente. El mentoring no es solo el arte de preguntar, es también el arte de saber estar presente y saber esperar el momento adecuado para iniciar la conversación con nuestro cliente. Además, con ello, el mentor le esta dando a su cliente la oportunidad de contemplar esas fotos fijas de su mente, para extraer su significado, para descodificarlas, observando otros matices y aplicando otros filtros.

En un proceso de mentoring ayudamos a nuestro cliente a contemplar la imagen que tiene de la realidad de otra forma diferente, que le aporte mayor riqueza y expanda su potencial. Le ayuda a ampliar su imagen mental de la experiencia para contemplar más opciones, y con ello tener más capacidad de acción para generar cambios.

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Tim Parchikov | Suspense | Paris 4e. Maison européenne de la photo

En esta foto puedo ver solo una silla en el medio de un bosque de noche. Puedo mirar que es una silla simple, incluso pobre, abandonada en un bosque lleno de maleza. Si la escucho, quizás pueda sentir e intuir la soledad, la sensación de estar en el centro de un abismo lleno de miedos e incertidumbres, esperando que algo salte desde lo oscuro de la noche sobre mi. O puedo sentir el placer de un momento de silencio en medio del todo, un momento de estar sentado solo conmigo mismo y en comunión con la naturaleza.

Cuando un mentor logra crear una relación con su cliente como la que se puede llegar a crear con una fotografía, pasa de ver y mirar, a contemplar.

VER es simplemente registrar lo que pasa delante de nuestros ojos.

MIRAR requiere intención, elección y selección. Escogemos donde mirar, qué mirar, cuándo y por cuanto tiempo. Lo que queda fuera de nuestra mirada no existe para nosotros. Hay siempre una motivación de búsqueda, e incluso de posesión en el mirar. Por eso lo que miramos revela mucho de lo que pensamos, valoramos, sentimos, y de nuestro ego.

CONTEMPLAR es vaciarse de ego, de nuestros pensamientos y emociones, y abrirse a lo que llegue del entorno por la vía de la intuición. Cuando contemplamos estamos viendo y sintiendo desde nuestra esencia, y por eso somos capaces de ver la esencia de los demás.

Solo desde el contemplar podemos llegar a la consideración empática de nuestro cliente y comprender exactamente lo que sus experiencias significan para él. Solo así lograremos que el cliente se exprese y revele totalmente, y pueda llegar también a contemplarse en su singularidad y totalidad.

Aprender a contemplar fotografías y dejar que nos hablen e, incluso, escribir lo que nos dicen, puede ser para un mentor un trabajo muy valioso de desarrollo de la intuición, la empatía, la escucha reflexiva, la creatividad y la formulación de preguntas.

Al contemplar una fotografía no tratamos sólo de interpretar lo representado, sino más bien lo reprimido en esa representación. En una sesión de mentoring no se trabaja solo con lo que el cliente expresa explícitamente, sino también con lo que implícitamente expresa a través del lenguaje no verbal, al que solo se llega por la intuición

Además, las fotografías son una herramienta muy potente para usar en las sesiones de mentoring. Yo utilizo con frecuencia el uso de collages de imágenes creados por mis clientes con diversos objetivos: visualizar situaciones actuales, construir proyectos futuros, definir objetivos, visualizar cambios y sueños, entre otros.

Las reacciones del cliente hacia las fotos incluidas en su collages,revelan mucho acerca de si mismos, si el mentor sabe formular las preguntas adecuadas. Esas fotos elegidas simbolizan aspectos concretos de sí mismos, que silenciosamente ofrecen respuestas que son más difíciles de expresar verbalmente.

Asimismo, al contemplar una fotografía podemos favorecer el trabajo emocional, pues al interactuar con ella el cliente entra a participar en un mundo que no es real, sino imaginario. Este distanciamiento emocional de la realidad le permite ser más libre para sentir e imaginar acciones, relaciones, e incluso confrontar situaciones, favoreciendo una mayor apertura a la experiencia.

Autora: María Luisa de Miguel

Directora Ejecutiva Escuela de Mentoring

El recurso más valioso que tiene cualquier sociedad es la creatividad, es el motor del cambio, la transformación y la evolución que ha estado presente a lo largo de todas las transformaciones sociales y económicas de la historia: la era agrícola, la era del comercio, la era industrial y la actual era del conocimiento y la creatividad.

El valor de la creatividad no hemos de verlo solo en los productos que mejoran nuestra vida, o en los avances científicos. El valor de la creatividad está en las propias características del acto creativo: asunción de riesgo, compromiso, decisión, acción, cambio, desafío, reto, aportación de valor, contribución social e impulso de mejora.

La sociedad no debe apoyar únicamente un tipo de creatividad, asociada generalmente a la producción de bienes y servicios y, por tanto ,de beneficio económico. La sociedad debe apoyar todos los tipos de creatividad, pues con ello estará impulsando el tipo de actitudes que nos llevan a emprender, mejorar, progresar y crecer. Además favorecer todos los tipos de creatividad contribuirá a la autorrealizacion de las personas y la mejora del bienestar social en su conjunto.

Según las investigaciones de Teresa Amabile, y su equipo, ser creativo fortalece el carácter, las emociones y el intelecto, lo que permite construir una mejor calidad de vida.

Una sociedad que no crea, que no se expresa, que no produce originalidad, que no inventa nuevas realidades, que no innova y no revoluciona es una sociedad enferma. La creatividad es el camino más fácil hacia la felicidad. 

De la misma forma que Howard Gardner nos hizo ver que no hay una sola inteligencia, sino que son múltiples y  cada persona tiene distintos tipos de inteligencia, la creatividad no se manifiesta en una forma única. Alfred Edward Taylor distingue 5 tipos de creatividad, que son las distintas caras que nos muestra el talento creativo:

1.-Expresiva:  Asociada a la espontaneidad y la improvisación. Busca crear formas de expresar el mundo interior, las emociones y los sentimientos. Está vinculada, principalmente, a las distintas manifestaciones artísticas: pintura, escritura, danza, escultura… Es una fuerza creadora de formas diversas  de comunicar y expresar un mensaje, una vivencia. Responde a la necesidad de autoidentificación y de comunicación con el entorno.

La cara expresiva de la creatividad es la más auténtica pues la relación entre el sujeto, el objeto y el entorno es directa, es la expresión del yo auténtico sin límites. Satisface una necesidad de expresión y busca comunicar el yo.

La noche estrellada de Vincent Van Gogh

La noche estrellada de Vincent Van Gogh

2.-Productiva: la improvisación y la espontaneidad son sustituidas por la aplicación de técnicas y estrategias adquiridas a través de conocimientos y experiencias con el objetivo de obtener un resultado concreto. Busca la originalidad y tiene un fundamento más técnico. Satisface una necesidad de diferenciación e identificación y busca atraer la atención y crear necesidad. Tiene un sentido practico, de solucionar algo, de mejorar algo, de satisfacer una necesidad del entorno.

Alguien que miró el mar, activo su creatividad, y produjo un beneficio.

Alguien que miró el mar, activo su creatividad y produjo un beneficio.

En 1882, Maria Beasely pensó que era momento de que las personas dejaran de morir trágicamente en accidentes marítimos e inventó las balsas salvavidas.

Es el tipo de creatividad que está de tras de la mayor parte de los productos que utilizamos.

3.-Inventiva: es la capacidad para descubrir nuevas realidades, de superar los presupuestos lógicos. Esta asociada a una gran flexibilidad perceptiva, que permite detectar nuevas relaciones entre los elementos existentes. Es el tipo de creatividad asociada a los descubrimientos científicos.  Es un tipo de creatividad que satisface la necesidad de ir más allá, de desafiar el estado de cosas.

Un ejemplo de este tipo de creatividad es Gertrude Belle Elion  bioquímica y farmacóloga estadounidense,  a quien se le debe el primer tratamiento contra la leucemia, el descubrimiento de medicamentos para tratar la malaria, la gota, la meningitis, el herpes y que en 1988 recibió el Premio Nobel de Fisiología y Medicina.

4.-Innovadora: Altera y transforma la realidad.  Una característica de este tipo de creatividad es una elevada capacidad de empatia e intuición hacia el entorno, que permite captar su esencia, sus posibilidades, las oportunidades y necesidades, y crear algo totalmente nuevo que transforma esa realidad.  Esta impulsada por un fuerte deseo de cambio, de superación del entorno.

Un ejemplo de este tipo de creatividad sería la invención de la imprenta.

La imprenta expandió la creatividad

La imprenta expandió la creatividad

5.-Emergente: Es la más revolucionaria de las caras de la creatividad, va más allá de modificar lo existente o de transformarlo, aquí se genera y crea un nuevo orden, unos nuevos principios. Es la que se asocia a los genios y tiene una clara necesidad de revolucionar y transgredir.

Un ejemplo de este tipo de creatividad es internet, que ha revolucionado muchos mercados, industrias, la economía y la sociedad en su conjunto, la forma de comunicarnos y relacionarnos, de comprar, los hábitos, etc,

 

Internet la revolución creativa

Internet la revolución creativa

Hay muchos perfiles de personas creativas, muchos campos en los que desarrollar la creatividad y muchas formas de hacerlo. Lo que es común e identifica a la clase creativa es una profunda necesidad y deseo de crear y poder desarrollar su creatividad, una búsqueda de entornos que les brinden recursos y oportunidades para hacerlo, un anhelo de que sus creaciones sean valoradas y una especial atracción por los retos y los desafíos.

Como dijo Maslow la persona creativa es una clase especial de ser humano a la que hay que dar libertad y tenerle paciencia.

Si las ciudades, los países, la sociedad y las organizaciones no entienden cómo es la clase creativa, y qué necesita, se encontrarán en un plazo no muy lejano con un nuevo éxodo en la historia: el éxodo creativo.

Las personas creativas se moverán y concentrarán en aquellas ciudades que les permitan convertir su talento creativo en una actividad económica que les reporte beneficios, que les permitan interactuar con todo tipo de perfiles creativos y acceder a todo tipo de recursos y manifestaciones creativas. En definitiva se desplazaran y concentrarán en espacios que les permitan crear y estar en permanente contacto con la diversidad creativa.

El futuro será de aquellos territorios y organizaciones que sepan atraer a los distintos perfiles creativos y darles las condiciones que necesitan para crear.

 

Autora: María Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring

Uno de nuestros mantras es: «el mentoring transforma conversaciones en decisiones, decisiones en acciones y acciones en resultados». La evaluación del impacto socioeconómico del Programa de Mentoring para el apoyo al emprendimiento de Youth Business Spain. desarrollado durante los años 2018 a 2022, parece corroborarlo.

34.926 horas de conversaciones de mentoring, llevadas a cabo por los 1204 mentores y mentoras del programa, en los 5 años evaluados, con los 2541 emprendedores y emprendedoras que lideran 2242 negocios, han logrado que el 98% de todos ellos crezcan en términos de facturación, creación de empleo y ampliación de mercados, accediendo a fases de consolidación y expansión.

De ello hablamos este mes de Junio en la Revista de la Asociación Centro de Aedipe, con la publicación del artículo «Mentoring, conversaciones que hacen crecer empresas», escrito por nuestra Directora Ejecutiva, María Luisa de Miguel.

En este artículo se abordan algunos de los principales resultados del estudio de evaluación de impacto socio-económico del mentoring en el emprendimiento, arriba citado, dando algunas claves del valor diferencial del mentoring respecto a otros servicios, como pueden ser la consultoría o el asesoramiento técnico. Puedes consultar el artículo completo en la web de AEDIPE CENTRHO en este enlace.

Estamos muy contentos de esta nueva colaboración, que se une a la de las Revistas Capital Humano, Sintetia, Observatorio Recursos Humanos y Diario Responsable, con las que llevamos años colaborando aportando contenidos de calidad en torno al mentoring, talento, liderazgo, diversidad, aprendizaje, desarrollo humano, ética, desarrollo sostenible y responsabilidad social corporativa.

Si quieres consultar el estudio completo sobre mentoring y emprendimiento elaborado por la Escuela de Mentoring y el Observatorio Mundial del Emprendimiento en España (GEM-España) para la Fundación Youth Business Spain, te dejamos abajo los datos del mismo y el acceso al documento complento.

Referencias:

De Miguel, et al (2024). Evaluación del impacto socioeconómico del programa de mentoring de Youth Business Spain. Periodo 2018-2022. Ed. Escuela de Mentoring y Observatorio del Emprendimiento de España. © 2024 Youth Business Spain. Todos los derechos reservados. ISBN: 978-84-09-59784-0.  ACCESO AL DOCUMENTO

 

Somos seres comunicativos, posiblemente el lenguajes sea lo que más nos define como humanos, mucho más que la mente, la inteligencia o las emociones. Tenemos una esencia comunicativa, pero ¿sabemos, realmente, cual es?

El lenguaje, la comunicación tiene una fuerza creadora muy grande, no sólo crea discursos y mensajes, crea realidades, relaciones, proyectos y mundos. Con nuestra forma de comunicarnos podemos crear o destruir, podemos elevar o hundir, podemos engrandecer o empequeñecer, en definitiva, podemos transformar. Me dedico al Mentoring porque me ofrece la posibilidad de transformar conversaciones en decisiones, decisiones en acciones y acciones en resultados, gracias a la comunicación, o casi mejor, diría gracias a la comunión entre dos personas que dialogan.

Humberto Maturana dijo que  el lenguaje no es sólo un medio de comunicación, pues crea espacios de interacción, donde las personas se van mutuamente creando o modificando en relación a otro. Es, precisamente, ese poder creador y transformador de la comunicación lo que hace que sea tan importante plantearnos ¿para qué comunicamos? La manida frase «es imposible no comunicar» no revela, en absoluto, la gran importancia y poder de la comunicación, lo verdaderamente relevante es que «es imposible no influir».

Es imposible no causar, propiciar o provocar un impacto o reacción a nuestro alrededor con cada acto que llevamos a cabo: una palabra, un silencio, un gesto, una frase escrita, un movimiento, una acción. Cada uno de ellos es un acto comunicativo con el que generamos una reacción o impacto, consciente o inconsciente, en los demás. Eso es influir, lo hagamos conscientemente o no. De ahí la gran responsabilidad que supone comunicar, porque cada vez que comunicamos, y no podemos dejar de hacerlo, estamos influyendo en nuestro entorno. Hay que tener una gran consciencia y responsabilidad al comunicar. Para ello no basta con ser un buen comunicador, hace falta ser un comunicador consciente y responsable, que no son la misma cosa. Hace falta crear y ayudar a crear sentido al comunicar.

Todos tenemos algo que aportar, que transmitir y que comunicar. Descubrirlo es nuestra misión porque solo desde ahí seremos comunicadores auténticos e inspiradores. Descubrir nuestra esencia comunicativa es conectar con nuestro propósito. 

No te voy a hablar de técnicas comunicativas, ni de recursos comunicativos, ni de estrategias para conectar con las emociones, los intereses, los valores o la motivación de tu público. No te voy a hablar de storytelling, marca personal, de presentaciones impactantes, de lo que quiere tu audiencia o tus lectores. Te voy a hablar de algo que esta mucho antes que todo eso: tu esencia comunicativa.

 

Para qué comunicas es el faro de la comunicación

¿Para qué hablas cuando hablas? ¿Para qué escribes cuando escribes? ¿Alguna vez te has planteado estas preguntas? A mi siempre me ha gustado comunicar, nunca me ha dado miedo hablar en público, al contrario siempre me he lanzado a ello. Cuando comencé mi andadura empresarial, hace ya 29 años, enseguida empece a dar conferencias y charlas. He llegado a hablar de temas muy distintos, en actos y congresos muy diversos, y era algo que me gustaba. En un momento de mi vida sentí que ya hablaba por hablar, que pesaba más el deseo por estar presente que el de realmente comunicar o transmitir. En una conferencia que impartí en el 2011 llegue a aburrirme tanto que pensé «Dios mío si yo me aburro, como estarán los que me escuchan». Y ese día decidí que dejaba de dar conferencias, que ya no tenía sentido para mi hacerlo y que necesitaba reconectar con el para qué comunicar.

Creo que estuve dos años en el desierto, aproximadamente, ese tiempo me sirvió para ir reencontrándome cada vez más con mi esencia comunicativa, explorando diversos territorios, midiéndome, retándome. No es un camino finalizado pero siento que he hecho grandes avances. El más importante de ellos responder a la pregunta ¿para que hablas cuando hablas? y tener muy presente y consciente la respuesta. Porque lo importante no es hablar de talento, mentoring, diversidad o liderazgo. Lo importante no es cuantas conferencias das, o lo brillante que eres, o cuantos te siguen, o lo bien que hablas, lo divertido o emocionante que eres. Lo importante es que cuando comuniques lo hagas desde tu esencia, con tu propósito y con el sentido que quieres aportar a este mundo. El mio es despertar consciencia, abrir las puertas de la mente, descubrir lugares dónde no habíamos mirado,  hacer que surja lo impensado, generar nuevas perspectivas, crear sentido y, todo ello, para ayudar a otros a crecer, a conectar con su propósito, a hacer realidad sus aspiraciones, a que se sienta realizados y felices.

La comunicación, como el liderazgo, el mentoring o el coaching es un medio, no un fin. Cuando convertimos el medio en el fin nos pervertimos y la comunicación deja de estar al servicio de los demás para estar al servicio de nuestro ego, de nuestros intereses, nuestras frustraciones y nuestras necesidades.

Pregúntate si cuando hablas lo haces para acallar o tapar a otros, ocultando tu inseguridad. Si lo haces para demostrar cuanto sabes, intentando tapar lo poco que sientes que eres. Si lo haces escondido tras palabras rebuscadas, grandilocuentes, exaltadas de emoción, que solo tratan de emborrachar para impedir ver una realidad mucho menos impactante. Si buscas con ellas atraer un afecto que no tienes. Si lo haces para convencer a otros, sin tener en cuenta sus intereses, como forma de obtener una relevancia que no tienes. Si buscas brillar o impresionar para disfrutar de la luz de los focos que no hayas en tu interior. Si lo haces para dar pena y conseguir que otros logren para ti lo que tu no eres capaz.

Pregúntate si comunicas para llenar un vacío, para resarcirte de tu pasado, para tapar tus complejos. Si lo haces para crear un mundo de sueños futuros o de fantasías que te permitan huir de un presente que no te gusta. Pregúntate que necesidad emocional no satisfecha puede estar oculta en tu discurso: atención, autoestima, orgullo, resentimiento…. Toma consciencia de ella, libérate y busca el verdadero propósito por el que tú quieres comunicar, cuál es tu verdadero mensaje, tu verdadera voz, y qué quieres crear con lo que comunicas.

Conecta de verdad con tu esencia, saca a la luz tu propósito comunicativo y comunica sólo desde ahí. Olvídate de los focos, los impactos, los brillos, los aplausos y los números. Enfócate solo en el para qué y sé muy consciente de cómo pueden influir tus mensajes en los demás, si realmente le estas aportando algo significativo para sus vidas, que perduré y resuene más allá de vuestro encuentro.

Hace años que acompaño a muchas personas a descubrir su esencia comunicativa a través del mentoring y es un camino realmente enriquecedor porque cuando la descubren es como renacer.

Autora: María Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring.

«El Camino del Artista» es uno de los libros que más han influido en mi vida. Encontrarlo, en una de mis visitas a los «templos libreros», fue un descubrimiento lleno de sorpresas, que llego en el momento preciso, en ese momento en que mi alma artista estaba pidiendo a gritos que la escucharán.

Julia Cameron, su autora, es guionista de cine y televisión en Hollywood, productora y directora, escritora, periodista en el Whashintong Post, New York Times y muchos más, pero sobre todo es una artista dedicada a ayudar a recuperar el alma creativa que todos tenemos, rompiendo los bloqueos que la impiden respirar.

Si sientes que en ti vive un artista que suspira por salir, te invito a que hagas el «Camino del Artista» y a que te des la oportunidad de recuperar tu naturaleza creativa, esa con la que todos nacemos y que la educación y la sociedad se empeña en anular. Y como dice Julia Cameron, «lo primero que necesitas para rescatar tu creatividad es saber donde encontrarla».

La creatividad vive en nosotros, a veces de forma inconsciente y acallada por nuestra mente lógica, calculadora y racional, que muchas veces se convierte en un censor crítico implacable de nuestrsa ideas, ocurrencias, inventos y sueños, hasta el punto de no creer en ellos. Para qué esto no ocurra Julia Cameron dice que hay que «enviar al cerebro lógico al banquillo para que entre en juego nuestro cerebro artístico». Y para ello propone escribir todos los días 3 páginas matutinas y tener una cita semanal con nuestro artista interior.

Las páginas matutinas serán nuestra primera acción al despertar, donde dejamos total libertad a nuestra mente creativa e inconsciente, volcando al papel todo lo que surja sin ningún tipo de censura y no volverlo a leer. En estas páginas plasmaremos todo nuestro flujo de conciencia, sin pensar, escribiendo todo lo que sale sin mas, sin buscar escribir bien, ni darle forma, pura naturaleza sin aditivos. Probablemente en esas páginas se alojen muchas quejas, emociones reprimidas, miedos, enfados, que son precisamente la maleza que se interpone entre nosotros y nuestra creatividad. Son pura actividad expresiva.

Las páginas matutinas son la liberación del artista.

La cita semanal con nuestra artista interior supone planear un momento a la semana solo para ti, donde estés completamente solo contigo mismo durante al menos una hora. Se trata de una hora dedicada al placer, al disfrute en soledad buscando hacer cosas que puedan nutrir a tu artista: dar un paseo al lado del mar, sentarte en un parque, visitar un museo, ir al teatro, visitar un mercadillo, ir a la playa, a la montaña, al cine. Las opciones pueden ser múltiples, la única condición es que las hagas solo y que sea un regalo de tiempo propio y disfrute  que te das solo para ti.

Las citas con el artista son el reencuentro con tu alma creativa.

Ahora que ya sabes como liberar a tu artista y como reencontrarte con tu creatividad, es el momento de emprender el camino para rehabilitar a tu artista interior. Este camino es un trabajo de 12 semanas en el que tendrás que comprometerte por completo y sin fisuras a realizar todas las pruebas necesarias para lograr tu recuperación y vivir todas las sensaciones que necesita un artista para dar rienda suelta a su creatividad:

El camino del artista

 

Primera semana: Recuperar una sensación de seguridad

El miedo a nuestro yo creativo es el miedo a lo desconocido, a lo diferente, a lo que se sale de la norma. Es el miedo a perder el control. La primera semana del camino estará dedicada a perder ese miedo y a confiar en tu creatividad.

Segunda semana: Recuperar una sensación de identidad

A menudo por complacer, por seguir a los demás o por miedo a quedarnos solos,nos plegamos a las demandas y necesidades de otros y olvidamos nuestra propia identidad. Durante esta semana recuperas tu identidad creativa prestando atención plena a lo que tu eres, tu quieres y tu necesitas, rodeándote de personas que te dan eso que necesitas y huyendo de todas las que anulan, desprecian o reprimen tus necesidades creativas.

Tercera semana: Recuperar una sensación de poder

Muchas veces reprimimos nuestro enfado y nuestra rabia por no poder hacer lo que queremos, por aguantar lo que no toleramos o por estar en sitios ajenos. La ira es un mensajero al que debemos escuchar porque nos indica qué nos esta robando nuestro poder personal y a qué parte de nosotros estamos traicionando.

En esta semana recuperarás tu poder creativo y aprenderás a buscar y crear espacios de protección para mantenerlo a salvo.

Cuarta semana: Recuperar una sensación de integridad

A partir de esta semana dejarás de ser políticamente correcto, abandonarás las frases hechas, la expresión de emociones socialmente aceptables o convenientes y empezaras a sentir y expresar lo que es auténticamente tuyo de forma asertiva y responsable. Dejarás de negarte a ti mismo para reafirmarte.

Quinta semana: Recuperar una sensación de posibilidad

¿A cuantas cosas renuncias porque te dices que no pueden ser? ¿Cuanto tiempo llevas aplazando tus sueños porque no es el momento? ¿Cuantas cosas has dejado de probar o de intentar porque te dices no son para ti o piensas en lo que puedes perder?

Se acabaron las negaciones, las privaciones y los no puedo, empiezas a enfocarte en las posibilidades y a darte permisos.

Sexta semana: Recuperar una sensación de abundancia

A menudo somos tacaños con nosotros mismos, en tiempo, en cuidados, en regalos, en espacios de disfrute y todo eso anula nuestra creatividad. Crear exige generosidad: para dar también hay que recibir. La creatividad es dar a luz, pero antes del alumbramiento hay todo un periodo de gestación en el que es necesario darnos cuidados, descansos, nutrirnos bien, etc.

En esta semana aprenderás a darte con abundancia para poder crear en igual medida.

Séptima semana: Recuperar una sensación de conexión

Julia Cameron dice que «Crear no es idear, es escuchar lo que ya hay dentro» Por eso esta semana estará dedicada a conectar nuestro mundo interno con el mundo externo. De esa conexion surgirán nuestras mejores creaciones.

Octava semana: Recuperar una sensación de fortaleza

Ahora debes prepararte para asumir las pérdidas y fracasos que se dan en toda carrera artística, pues no todo son éxitos. Afrontar la pérdida de tu orgullo por un trabajo no valorado, la pérdida de dinero por tener tiempo expresivo y «no productivo» en términos económicos, la pérdida de esperanza cuando no encuentras la inspiración y la pérdida de fe en ti mismo cuando te bloqueas te hará más fuerte y evitara que dejes de crear. Para salir reforzado de una pérdida debes experimentarla abiertamente, expresarla y lamentarla sin censuras.

Novena semana: Recuperar una sensación de compasión

Si te bloqueas, si sientes miedo, si te da vergüenza, si dudas de ti, si te sientes culpable, deja de machacarte y emplea toda tu energía en ser amable y compasivo contigo mismo, y si no es suficiente pide ayuda. Todos necesitamos una mano amiga que nos sostenga cuando flaqueamos.

Décima semana: Recuperar una sensación de autoprotección

El proceso creativo tiene peligros que lo acechan: el exceso de trabajo, los malos hábitos, la comida sin control, el alcohol, las malas relaciones y otros muchos excesos, cuyo único objetivo es llenar un vacío interior. En esta semana aprenderás a descubrir cuales son tus devoradores creativos y a auto protegerte de ellos para estar libre y poder crear.

Undécima semana: Recuperar una sensación de autonomía

Y llegó el momento del camino en que te dices SOY ARTISTA. Y lo soy porque creo, y porque pongo todo mi ser en todo lo que hago. Eso es ser artista, y no tiene nada que ver con ser reconocido, tener éxito o ganar dinero. Tu autonomía como artista te la da lo que creas y el hecho de que nace de ti, no lo que ganas con ello, ni los resultados que obtienes de ello. Crea para crear y para nada más, esa será la fuente de tu autonomía artística.

Duodécima semana: Recuperar una sensación de fe

Y llegados al final del camino lo que te queda a partir de ahora es tener fe en ti mismo y comprometerte a ser fiel contigo. Confía en ti y ten presente en cada momento todo lo aprendido y recuperado en el camino de tu rehabilitación artística. Este camino es el que te recordara que si una vez pudiste hacerlo, nada te impedirá volverlo a hacer.

Este post es un tributo a un libro que me ha permitido recuperar a mi artista interior, por eso he querido compartirlo y despertar en ti las ganas de hacer ese camino. Si lo he conseguido no dejes de leer el libro y de hacer todos los ejercicios y prácticas que plantea. Lo he utilizado acompañando a muchas personas, como mentora, que quería también recorrer este camino y los resultados son sorprendentes.

 

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora Ejecutiva Escuela de Mentoring