Apostar por el talento, es un acto de fe. Esta es la esencia del Mentoring.
El Mentoring y el desarrollo de la inteligencia emocional
Desde que la inteligencia emocional se instaló en nuestras vidas, empezamos a entender situaciones, quizás hasta entonces inexplicables. Desde el ingeniero graduado cum laudem que no ha sido capaz de encontrar trabajo, y que se halla inmerso en una profunda depresión, hasta aquella chica de la segunda fila que nunca destacó por nada y sacaba tan malas notas y, que hoy, es una de las directivas de mayor éxito del país. También se abre una luz de esperanza para todas aquellas personas que nunca destacaron como brillantes estudiantes, o que parecían no tener un sitio en este mundo.
La esperanza se llama persona, y se encuentra en ella misma, en su potencial, en su deseo de querer hacer y de aprender. Daniel Goleman nos dice que el desarrollo de la inteligencia emocional no está determinado genéticamente, constituye un proceso de aprendizaje continuo que nos permite ir aprendiendo de nuestras experiencias.
Por ello, habilidades y actitudes tan importantes como, la motivación, la empatía, el autocontrol, la adaptabilidad, la innovación, el compromiso, la iniciativa, el optimismo, la comunicación, la resolución, la colaboración y la cooperación, pueden ser desarrolladas por todos, solo hace falta que las descubramos. A veces necesitamos de alguien que nos ayude a descubrirlas, ponerlas en valor y desarrollarlas.
Ese alguien es un mentor, esa persona que facilita el autoconocimiento, el aprendizaje experiencial y el crecimiento personal de otras personas. El mentoring se centra en la persona, en el despliegue de su propio potencial, respetando sus necesidades y su forma de aprender, teniendo en cuenta sus motivaciones de crecimiento y sus objetivos de aprendizaje y cambio.
Aprendizaje y Desarrollo del talento
El mentoring es una suma de saberes, de saber ser, de saber saber y de saber hacer, porque es una suma de personas. El mentoring es una relación de ayuda en la que el Mentor guía y apoya al Mentee en su proceso de desarrollo. Una relación en la que ambos suman capacidades y aprendizajes, pues hay una transferencia de experiencias y saberes entre ambos.
Se trata de una poderosa metodología de trabajo, que prepara a las personas para responder adecuadamente a las diversas y complejas situaciones, que se le pueden presentar en su vida profesional y personal. Y estar preparado para la vida es una responsabilidad personal y social, pues como dijo Platón, todo ciudadano tiene la obligación de desarrollar su potencial y de participar en la construcción de la ciudad. No se puede construir una sociedad sana y resiliente si las personas no saben superar situaciones difíciles, resolver conflictos satisfactoriamente, y resolver óptimamente los problemas que se les presentan.
Si todos nos involucramos en aprender, y en ayudar a aprender a otros, estamos construyendo una sociedad mejor, con individuos más preparados, más capacitados y más solidarios. Este es el verdadero propósito del mentoring, apostar por el talento de las personas, por su desarrollo, con el objeto de que pueda interactuar con su entorno aportando su experiencia para mejorarlo, que puedan hacer frente a los problemas que se dan a lo largo de la vida, que puedan anticiparse incluso a ellos, que puedan desarrollar su potencial para aportar al mundo lo mejor que tienen, y que puedan mejorar su calidad de vida y la de los demás.
Fe y confianza para ayudar a crecer
Apostar por las personas implica creer en ellas, creer que en ellas está todo lo necesario para lograr lo que se proponen. De ahí que un mentor interprete muchas veces el papel de Pigmalión, porque tiene que hacer sentir a su mentee que cree en él, que cree en su capacidad para lograr los retos que se ha marcado, que cree en que puede hacer realidad sus sueños.
Un mentor alienta, apoya y reta, desde la “consideración empática y positiva” hacia su mentee. Un mentor te ayuda a ver que solo tú eres el autor y actor de tu propio aprendizaje, y el que tiene las soluciones a los problemas. Cuando el mentor cree en el mentee y se lo sabe transmitir, está haciendo brotar en él la semilla de la confianza en sí mismo.
Cuando abrimos la puerta de la confianza, la persona comienza a liberar su potencial y a tomar las riendas de su desarrollo, empieza a desplegar capacidades que estaban dormidas u ocultas. Pasa de ser un mero espectador de su propia vida, a asumir el papel protagonista de la construcción de su historia personal. Empieza a caminar por la vida dejando su huella personal, su legado.
Todo proceso de mentoring comienza, por tanto, con un acto de fe, ese momento en que otra persona con más experiencia cree en ti, te hace ver tu potencial y todo lo que podrías hacer con él, y te hace sentir su valor. A veces necesitamos que alguien vea en nosotros, y que nos ayude a ver, porque estamos tan llenos de esa maleza de la que hablaba Sócrates, que no podemos llegar hasta la luz o nos da miedo atravesar un camino que no sabemos a donde nos va a llevar.
Debemos por ello estar atentos a las oportunidades que la vida nos brinda, poniendo en nuestro camino a una de esas personas que nos dan crédito sin interés, que nos hacen creer en nosotros mismos y que nos ayudan a desplegar toda nuestra energía, ilusión y fortaleza para alcanzar lo que queremos y a descubrir que es lo que de verdad da sentido a nuestra vida. Ese capital que invierten en nosotros está formado por su ilusión, su tiempo, su experiencia y energía y, su retribución es la recompensa de vernos crecer y prosperar.
Esta es la verdadera esencia de un mentor, una persona que cree en las personas y que invierte en ellas, porque seguramente alguna vez en su vida alguien creyó e invirtió en él sin pedirle nada a cambio. A veces estos inversores en personas aparecen de forma casual y nos tiende la mano de una forma puntual, otras pasan a formar parte de nuestra vida de una forma más estable. Otros, no son tan afortunados y nunca han contado con estos inversores.
Los gobiernos se preocupan mucho por crear las condiciones necesarias que atraigan el capital financiero a sus territorios, buscan inversiones en inmuebles, negocios, etc., creo que va siendo hora de crear las condiciones necesarias para que haya más inversores en personas, y más personas en las que invertir, y unas buenas condiciones para hacerlo. El mentoring debe ser una política de inversión de toda organización y toda sociedad que de verdad quiera apostar por las personas y su talento.