Dentro de la sección que la Escuela de Mentoring tiene en la Revista ORH, en la edición de Mayo-Junio, nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel publica un artículo  bajo el título «Inteligencia Moral. La competencia olvidada en el liderazgo».

Cuando se contratan personas directivas y se promocionan líderes en las organizaciones no se considera la inteligencia moral de estos como un factor de evaluación. Se trata de un error que viene de largo: considerar que desarrollar y ejercer una profesión, un rol o puesto es solo una cuestión de conocimientos, de habilidades técnicas o de competencias. Sin embargo, ¿cuántos desastres, crisis y estafas nos ahorraríamos si evaluamos la competencia moral de los líderes?

La Inteligencia Moral es el arte de la diplomacia para conciliar lo deseado y lo deseable. Un arte que hemos dejado de cultivar en una sociedad movida en exclusiva por el deseo, que  cada vez se parece más a lo que describe Saramago en su “Ensayo sobre la ceguera”. Todos los días aparecen noticias de casos que revelan déficits morales: “las abejas obreras del Chat GPT, el fraude de las criptomonedas, jornadas maratonianas en las “Big Four”, el fenómeno del sexting, el “Caso Mediador” o los “Pandora Papers de la madera”. La maximización del beneficio económico, del placer, del ego y el individualismo nos ha llevado a desconectarnos de nuestra dimensión moral.

El liderazgo requiere una “Revolución Moral”, como la que postula Jacqueline Novogratz, donde el comportamiento ético y moral sea el motor y el ideal a seguir en cualquier decisión y actuación. Tom Peters, habla de “humanismo extremo”: los negocios deben tener como meta ofrecer bienestar humano y producir felicidad para las personas. 

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Los conflictos son parte de nuestra vida, son inevitables y nos retan, por eso pueden ser una gran fuente de aprendizaje si sabemos gestionarlos ecológicamente. Aunque muchos desearían una vida sin ello, tener conflictos significa estar vivo porque nos mantienen en evolución.

Quizás nuestra cultura occidental, caracterizada por un pensamiento binario y dicotómico (blanco o negro, bien o mal, a o b), no  ha ayudado mucho a desarrollar la habilidad de gestionar la diferencia. Nuestra forma de abordar el conflicto suele tender a eliminar las diferencias, escogiendo una alternativa y excluyendo la otra. No estamos acostumbrados a pensar en opciones más orgánicas, holísticas o sistémicas, que nos permitan construir nuevas realidades y soluciones a partir, precisamente, de las diferencias, buscando alternativas integradoras en lugar de excluyentes.

En un mundo VUCA, como el actual, gestionar la diferencia será una competencia clave para el éxito. Gestionar  los conflictos atendiendo a las diferencias, viendo en ellas una fuente de valor, lograremos incrementar la creatividad , ser más flexibles y con mayor capacidad de adaptación, estaremos más preparados para el cambio, aprenderemos más rápido, fomentaremos la responsabilidad y lograremos con ello una mayor madurez profesional y organizacional.

Cuando pensamos en conflictos, la mayoría ponemos el foco en los conflictos externos y, sin embargo, la mayor parte de ellos están generados por los conflictos internos no resueltos con nosotros mismos. Esos  son una de nuestras principales disfunciones para el desarrollo de nuestro talento y el logro de nuestras metas. Los conflictos internos son partes de nosotros que no están alineadas (emoción y razón, metas y creencias, nuestros distintos yo, esencia y roles, necesidades y emociones, expectativas y realidad…..).

Antes de asumir nuevas funciones, retos, marcarte objetivos, iniciar un proceso de cambio, aprender o desarrollar una nueva habilidad o cuando tengas un problema o dificultad con otra persona, mira hacia adentro, pregúntate qué conflicto provoca en ti esa situación, qué tienes que resolver contigo mismo.  Comienza a a apreciar los conflictos como una ventana que se abre hacia una nueva oportunidad de crecimiento y superación.

Cada persona tiene una actitud ante los conflictos, internos y externos, que se refleja en nuestro comportamiento hacia ellos, la forma en que los abordamos y sus resultados.  El modelo planteado por Rahim y Bonoma puede ayudar a incrementar nuestro autoconocimiento, a partir de cómo respondemos a los conflictos, así como a mejorar nuestras habilidades para gestionarlos mejor.

Dicho modelo plantea 4 actitudes que se suelen dar a la hora de acometer los conflictos, según la orientación de la persona se incline más hacia los propios intereses o los del otro.

 

 

 

  • DOMINAR: Querer ganar a toda costa, imponer nuestra posición, nuestra argumentación
  • EVITAR: Evitar el conflicto, mirar para otro lado, dejarlo pasar a ver si se soluciona solo
  • COMPLACER: Ceder siempre ante las demandas de los demás, complacer y no dar valor e importancia a nuestros intereses
  • ARMONIZAR: Ser igualmente consciente de mis intereses y necesidades, así como de su importancia y valor, y de los demás, buscando una solución que integre ambos de forma satisfactoria para todas las partes implicadas.

Para lograr esa integración, es preciso tener en cuenta las posiciones, los intereses, las expectativas, las emociones, las necesidades, las creencias y los valores de todas las partes. A veces se llega a un acuerdo en la resolución de un conflicto pero no a su resolución porque cuando alguna de las partes no se siente satisfecha con el acuerdo adoptado el conflicto sigue vivo, latente y, probablemente, se enquiste y explote en cualquier otro momento con más fuerza aún. Esto ocurre porque no buceamos por debajo de la superficie, intentado conocer lo que la otra parte realmente quiere, lo que verdaderamente le importa y valora. La razón de ello está en nuestra actitud de dominación, servilismo o evitación, que nos impide darle espacio al diálogo, a la pregunta y a la escucha profunda, que son las herramientas más importantes en la gestión de los conflictos, junto con unas buenas dosis de consciencia, empatía e intuición. Cuando preguntamos y escuchamos empáticamente podemos comprender la intención positiva y el mapa del mundo desde el que actúa el otro. Este es el primer paso para el acercamiento de las partes.

William Ury, experto en negociación de Harvard, explica muy bien la diferencia entre posiciones e interés con la historia de dos hermanas que se peleaban por una naranja: «Solo hay una naranja y cada una de las hermanas está aferrada a su posición de quedarse con ella. Finalmente, después de mucha discusión, decidieron cortarla a la mitad y quedarse cada una con una mitad de naranja.»

El conflicto aparentemente quedó resuelto porque llegaron a un acuerdo y una solución, pero ambas quedaron disconformes e insatisfechas ya que cada una obtuvo la mitad de lo que le interesaba. El problema fue que su negociación se centro en sus posiciones «quiero la naranja» y no se preocuparon por indagar y descubrir cuél era realmente el interés de la otra parte en la naranja. Si hubieran preguntado ¿para qué quieres la naranja? hubieran descubierto que una de ellas la quería para comer, mientras que la otra deseaba usar la peladura para preparar una tarta. Si en vez de intercambiar solo sus posiciones, hubieran preguntado y escuchado hasta descubrir cuál era el interés de cada una en el conflicto, habrían llegado a un acuerdo del todo satisfactorio para las dos. Una habría comido toda la fruta y la otra habría podido usar toda la peladura.

Los intereses son aquello que nos motiva y se relacionan con nuestras necesidades, deseos, aspiraciones, preocupaciones y miedos. En cambio, una posición consiste en una demanda concreta que realizamos ante los demás para asegurarnos de que nuestros intereses quedarán satisfechos.

Pirámide de los Conflictos

Pirámide de los Conflictos

Si realmente quieres aprender, crecer y superarte tras los conflictos que irán apareciendo en tu vida, no dejes de sumergirte en sus profundidades, en ellas habitan las verdaderas llaves para resolverlos satisfactoriamente: intereses, emociones, necesidades, motivaciones y valores. ¿Estas preparado para la inmersión? ¿Estas preparado para el aprendizaje?

 

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring

«Cada uno de nosotros tiene una idea, aunque sea vaga, de lo que le gustaría conseguir antes de morirse, lo cerca o lo lejos que nos quedemos de este objetivo se convierte en la medida de la calidad de nuestra vida. Mihaly Csikszentmihalyi

Somos seres intencionales, tenemos una tendencia innata de avanzar hacia un fin. Estamos, incluso, dotados cerebralmente de unas funciones  ejecutivas encargadas de establecer objetivos, planificar, organizar y autorregular la conducta para lograr la consecución de metas. En general, todos compartimos el fin de desarrollar nuestras potencialidades y ser felices, algo que está íntimamente unido. En particular, la manera en la que ello se concreta es diferente y es la que nos toca descubrir, desarrollar y actualizar.

En lo más profundo de nuestra actividad intencional está el propósito, el “para que”, que está conectado con la necesidad de realizar unos valores en nuestra vida. El propósito, que es una formulación general y abstracta, se concreta en metas, éstas en objetivos y éstos en acciones, utilizando los valores y motivaciones como criterio de selección. La conexión y alineación entre propósito, metas a largo plazo, objetivos a corto plazo y acciones para lograrlo es fundamental para disfrutar de una «buena vida», como diría Aristóteles. Cuando esta cadena se rompe, se rompe la vida.

Viktor Frankl decía en su libro, «El hombre en busca de su sentido», que el propósito es la primera fuerza movilizadora de la existencia del hombre. Ahora la ciencia lo corrobora: el sentido de la vida es lo que da significado a nuestra existencia. Un estudio realizado en la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Diego ha llegado a la siguiente conclusión: las personas que han conseguido dar un sentido a su vida se sienten más felices y están en mejor estado de salud respecto a las personas que no han encontrado un significado a su existencia. Sin embargo, en toda luz hay una sombra, como señala el citado estudio publicado en el Journal of Clinical Psychiatry: descubrir el propósito, el sentido y significado de la vida nos aporta bienestar a nivel físico, mental y emocional; buscarlo y no encontrarlo nos genera estrés, frustración y ansiedad. Muchos años antes de esta investigación, numerosos estudios han señalado que  la consecución de objetivos que tienen un significado personal aumenta la sensación de bienestar subjetivo de la persona (McGregor y Littler, 1998; Brunstein, 1993; Elliot y Sheldon,1998; Sheldon y Kasser, 1998). Los estudios realizados en torno a la teoría de la autodeterminación de Ryan y Deci demuestran que si una persona logra una meta pero ésta no es auto-concordante los niveles de bienestar no cambian a pesar de la consecución de la misma.

Quizás el error consista en buscar el propósito fuera, en experimentar una y otra vez sin reflexionar, en limitarse a la experiencia exterior y anular la experiencia interior, en ir cambiando de una experiencia a otra para sentir la adrenalina, el placer y el subidón de energía que dan los inicios, que es imposible sostener y cada vez requiere dosis más altas para sentir sus efectos placenteros.. Como relato en mi último libro, «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectada a tu propósito», el propósito es algo muy personal y diferente en cada ser humano, al igual que el potencial. Más que saber cuál es se suele sentir. Se trata de una forma de conocimiento más ligada a la intuición o sabiduría interiorEl propósito no se decide, no se inventa, se descubre, emerge de nuestra esencia biológica en el devenir constante de nuestra interacción con el mundo.

Cuando descubrimos nuestro potencial y nuestros valores, lo unimos, le damos forma y orientación, lo ponemos en práctica y aprendemos de la satisfacción o insatisfacción que experimentamos, reflexionamos sobre si nos hace sentirnos realizados o no, estamos construyendo una vida significativa. Los objetivos que no están alineados con nuestro propósito y valores imprimen una dirección errática y costosa a nuestras acciones, el desarrollo del potencial de forma no alineada con nuestros valores será un camino plagado de conflictos, resistencias, bloqueos, y pérdidas de tiempo.

El camino a seguir para evitar desalinearnos de nuestro propósito es trabajar el autoconocimiento, la consciencia y ponerlo en práctica, experimentar para aprender de la experiencia de vivir, de nuestra propia vida, conectando aquellos que hacemos con el resultado en el mundo que nos rodea, pero también en nuestro mundo más íntimo y personal. Cada acción que llevamos a cabo produce un efecto, una reacción, un movimiento en nuestro interior y en nuestro entorno. Cada uno de esos efectos desata una emoción en nosotros y en los demás. Si estamos atentos a esas emociones que nos acompañan de forma continua, descubriremos que está pasando con nuestro propósito, si lo estamos traicionando o lo estamos realizando. Cuando sentimos  (incluso inconscientemente) que se ha trasgredido un valor personal, o no ha sido satisfecho, se desencadena una respuesta emocional: si siento que no estoy siendo respetado surge la ira, si siento que no soy querido surge la tristeza. La no satisfacción de nuestros valores nos genera desequilibrio y conflicto interior, lo que supone fugas y pérdidas de energía, y reacciones emocionales no adecuadas, que repetidas en el tiempo son un factor que incide de forma negativa en nuestro bienestar.

Nuestra existencia gira en torno a tres etapas en relación con el propósito o sentido de la vida: hasta la treintena, más o menos, buscamos el propósito; de los 30 a los 60 vamos realizando nuestro propósito en la vida a través de nuestros diferentes roles; y a partir e los 60, aproximadamente, toca actualizar ese propósito porque cambian las circunstancias vitales (jubilación, enfermedades, pérdidas de personas próximas..) y con ellas se produce una reorganización de nuestro sistema de valores y necesidades. Seguro que has oido hablar de la crisis de la adolescencia, la crisis de los 40, la crisis de la jubilación. Todas ellas son etapas de tránsito vital importante, en las que nos definimos, construimos y nos cuestionamos nuestra identidad, nuestro lugar en el mundo.

Cada momento en la vida en el que hay una reorganización de roles, necesidades o valores requiere un espacio más profundo para la reflexión, para la conversación con uno mismo, para la formulación de preguntas vitales, puesto que estos cambios impactan en el valor, importancia y prioridad que otorgamos a nuestras metas, objetivos y acciones. No gestionar adecuadamente los tránsitos genera conflictos internos que nos persiguen a lo largo de los años y son la causa de muchos de nuestros bloqueos, frustraciones, desmotivaciones, otras crisis, decisiones desacertadas, insatisfacciones, etc., etc., etc. Con los cambios tan exponenciales que hoy vivimos, esos tránsitos y crisis son mucho más continuos y en etapas más cortas, de ahí que sea tan importante estar conectados a nuestro propósito de forma permanente y gestionar los cambios y tránsitos adecuadamente.

Dado que la persona vive inmersa en un juego de roles en diferentes ámbitos de su vida, nuestra existencia está plagada de diferentes metas, que en una gran mayoría de las ocasiones entran en conflicto, pues responde a necesidades vitales distintas. El árbitro en la elección de unos u otros es el propósito vital, el sistema de valores y la orientación motivacional, lo que conforman nuestra sabiduría interior. En cada momento vital, dicho arbitro otorga prioridad a unas necesidades y valores frente a otras, por tanto, a unos roles, metas y objetivos sobre el resto.

Desarrollar nuestra vida al margen del propósito no genera bienestar y felicidad, supone un mayor esfuerzo, compromete nuestra motivación y puede llegar a desconectarnos de nosotros mismos. Desde muy temprana edad deberíamos poner en práctica este trabajo de alineación, primero guiados por otros más expertos (progenitores, profesores, mentores) y luego por nosotros mismos: decidir en qué actividades extraescolares me implico, decidir con qué grupos de amigos interactuo y con cuales no, decidir que asignaturas estudiar, qué carrera elegir, decidir que relaciones comenzar, mantener o dejar, decidir con quien compartir o no mi vida, decidir las actividades de ocio, decir a qué trabajos optar, escoger o dejar……..teniendo siempre presente el para qué de todo ello. Aprender a alinear nuestras decisiones a nuestro propósito nos permitirá disfrutar de una vida significativa, a pesar de las dificultades, los reveses, los malos momentos, los imprevistos y otras vicisitudes.

 

Una vida significativa se construye con cada decisión que tomamos y con cada acción que emprendemos. Asegurate que cada una de ellas

  • Esté conectada con tu propósito vital
  • Esté alineada con tus capacidades y potencial
  • Te permita realizar tus valores personales
  • Encaje con tu personalidad y estilos motivacionales
  • Te permita llevar una vida satisfactoria de acuerdo a tu  idea de “yo ideal”
  • Sea factible llevarla a cabo teniendo en cuenta las oportunidades y límites del entorno en el que interactuas.

De la misma forma que la auto-organización y auto-regulación celular, que supone la “autopoiesis” en palabras de Maturana, es lo que explica que estemos vimos fisiológicamente hablando, y la falta de ella implica la muerte del organismo; «la falta de autorregulación hacia nuestros propósitos vitales puede implicar una llamémosle “muerte emocional” , espiritual, existencial o energética. Lograr metas alineadas con nuestro “yo ideal” nos mantiene vivos, emocional y espiritualmente hablando.» (De Miguel, 2019).

 

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring.

“Sin la soberanía sobre nuestro propio tiempo resulta casi imposible ser autónomos en nuestras vidas” Daniel H. Pink.

La autonomía es una de las características de las personas autorrealizadas, según Maslow, y la autorrealización personal es el camino hacia la felicidad, la satisfacción y el bienestar personal. La relación que mantenemos con el tiempo es una de las causas de nuestra infelicidad. Son muchas las personas que viven con una sensación de apremio constante, de falta de tiempo, de estar perdiendo el tiempo o de no emplearlo bien, una sensación de que el tiempo va más rápido que nosotros y qué no podemos darle alcance.

Deberíamos preguntarnos si la sociedad actual, con esta especie de obsesión por la velocidad y la cantidad, por el hacer y el estar, por tener más, llegar a más, hacer más, nos está robando sin darnos cuenta nuestra soberanía personal, porque no está robando el control sobre nuestro tiempo. La percepción de control es una parte importante de nuestra felicidad.

El tiempo es uno de los cuatro pilares de la autonomía según Daniel H. Pink, para mí es el pilar de la soberanía personal, sobre el que se asienta todo lo demás. Si un dominio sobre la gestión de nuestro tiempo no podemos hablar de liderazgo, pues este comienza por liderar el tiempo.

En mis años de experiencia como mentora he podido comprobar que las dificultades que experimentan muchas personas, las sensaciones que tienen de que algo no funciona, de que les falta algo, de que hay algo más, del deseo por mejorar, de la necesidad de cambio, esconden detrás una sensación de estar perdiendo o malgastando el tiempo. Una sensación de no saber qué están haciendo realmente con él, una sensación de que se les está escapando la vida, que al final no es más que una suma de momentos temporales realmente vividos y disfrutados con plena consciencia.

Si tienes la sensación de que el tiempo no te produce beneficios, lo estás gastando, no lo estás invirtiendo. A veces podemos emplear nuestro tiempo en algo que no nos gusta tanto, o que si pudiéramos elegir no lo haríamos, pero sabemos que ese tiempo es necesario para lograr aquello que queremos. Esto es invertir el tiempo, lo contrario implica gastarlo o malgastarlo, porque el tiempo siempre se gasta y no regresa, no se puede recuperar el tiempo perdido.

Malgastar el tiempo, en lugar de invertirlo, no nos hace crecer, no nos produce satisfacción, realización, sentido.  Si gastas tu energía te consumes, si gastas tu tiempo también. Tanto el tiempo como la energía son dos recursos vitales muy importantes, que hay que saber administrar, gestionar e invertir muy bien para obtener beneficios que nos hagan renovarnos y crecer. Disfrutar de eso que llamamos un «espíritu joven» implica invertir bien el tiempo y no malgastarlo, porque al invertirlo nos renovamos y eso aporta vitalidad a nuestra vida.  

Si quieres saber si estás invirtiendo tu tiempo o malgastándolo, pregúntate en qué lo empleas y para qué, qué estas obteniendo con ello, quién se beneficia realmente del empleo de tu tiempo (tú, otra persona que tu quieres o alguien que ni siquiera sabes o se lo merece), que estás perdiendo con cómo empleas tu tiempo. Respóndete por escrito, plásmalo de forma gráfica, que no haya posibilidad de escape o de autoengaño y míralo, contémplalo porque descubrirás quien has estado siendo.

 

Pregúntate cómo usas tu tiempo y te dirá quién estás siendo.
Pregúntate en que quieres invertirlo y te dirá quién quieres ser”

 

Si realmente quieres invertir tu tiempo, el beneficio del mismo tiene que revertir en algo que a ti te produzca satisfacción, valor, significado. Puedes estar invirtiéndolo en otra persona y que ello te llene de sentido y felicidad. Puede que el tiempo que empleas revierta en los demás y también te haga crecer y experimentar bienestar.

Piensa quien es el beneficiario de tu tiempo. Si hay alguien más que tu que se beneficia de tu tiempo, pregúntate que te da y como revierte en ti ese tiempo preciado que compartes. Si no hay reversión personal, hay desequilibro, vigila si es puntual o es una constante. Si es esto último, párate, y denuncia: te estás dejando robar el tiempoAverigua quién es tu ladrón.

Antes de decir  Si a algo y comprometer tu tiempo para hacerlo pregúntate  ¿a qué estás diciendo NO?» 

Valora si es más importante a lo que dices SI, que a lo que también estás diciendo NO. Reflexiona sobre si el tiempo que empleas es para complacer a alguien, para responder a las expectativas de alguien, para llegar a donde alguien te dijo que tenías que llegar, para ser algo que te dijeron que tenías que ser. Si detrás de la respuesta hay muchos otros y pocos TU, si hay muchos tengo procedentes de voces ajenas y muy pocos quiero, desacelera, frena y si es preciso para el motor. Resetea el GPS porque a lo mejor te está llevando por el camino equivocado. La dirección de destino la pones tú, la velocidad la decides tú, las paradas las haces tú, y las rutas las eliges tú. Tú eres el líder de tu vida, por tanto tu decides lo que haces con tu tiempo.

En cada día de tu vida tiene que haber un tiempo propio, ese que no dedicas a tu actividad laboral y profesional, ni a los demás, un tiempo que es sólo para ti. Y tiene que haber una rentabilidad personal de tu tiempo total, tienes que poder ver claramente al final de cada día el beneficio personal que has logrado con el empleo de tu tiempo. Si eso no es así te costará mucho levantarte por la mañana, te costará reunir la energía para afrontar el día, sentirás que acabas agotado y que no recibes nada o no has logrado nada. Estarás perdiendo tu soberanía personal, el derecho a decidir por ti mismo y a dirigir tu vida, el derecho a vivir según tus criterios y el respeto a tu territorio.

Si necesitas ayuda para recuperar tu soberanía personal el mentoring te puede ayudar a crear consciencia sobre cómo usas el tiempo, en qué, para qué y para quién, para que luego decidas que es lo que quieres conseguir, que necesitarías y quieres cambiar, cómo vas a hacerlo y cuando. Al final del proceso de mentoring, si te has comprometido y te has implicado, sentirás que vuelves a ser el dueño de tu tiempo, que lo controlas y no se te escapa, y que lo inviertes satisfactoriamente para ti. Adquiriras unos hábitos saludables en la gestión de tu tiempo. y ejercerás el liderazgo sobre tu tiempo.

 

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring.

Continuamos nuestra colaboración  con Sintetia, el portal de divulgación para mentes inquietas, con un artículo en su sección de Management bajo el título “El líder mentor multiplica el talento».

 

La multiplicación del talento se ha vuelto estratégica para las organizaciones, y liderazgo mentor es una de las palancas para lograrlo. En un contexto de cambios constantes, incremento de la rotación y dificultades para contar con el talento necesario, la estrategia más inteligente no es la sustitución, sino la renovación del talento interno. Apostar por su desarrollo, movilidad y su actualización. Esto supone disponer de personas con alta capacidad para aprender y desaprender nuevas habilidades.

Las personas necesitan que su talento sea aprovechado pues esto les hace sentir que su trabajo sirve para realizar sus propósitos, dota de sentido a su vida, les permite aportar sus ideas, aprender, les estimula intelectualmente y les hace evolucionar y crecer. Por el contrario, cuando perciben que están siendo explotadas, experimentan una sensación de carga y presión constantes, una secuencia interminable de demandas, exigencias y tareas a completar en tiempos imposibles, lo cual las frustra y desmotiva.

El líder ha de ser más inspirador y desarrollador, en lugar de solo directivo y ejecutivo. En esta coyuntura, las organizaciones requieren reunir a personas más autónomas, más automotivadas, con mayor capacidad de autodominio y autorregulación. Profesionales que saben tomar decisiones y que se atrevan a ello. Con ello pueden aprovechar al máximo su talento: autodirigiendo su aprendizaje y desarrollo. El liderazgo desarrollador, que es el que ejemplifica el líder mentor, se enfoca en potenciar la learning agility de las personas. Lo que les permite aprender a aprender rápido y de forma efectiva, ante nuevas situaciones que requieren habilidades diferentes.

Te invitamos a leer el artículo completo publicado en el mes de Abril en Sintetia. Deseamos que lo disfrutes y estaremos encantados de contar con tus comentarios.

Si quieres formar líderes mentores en tu organización en la Escuela de Mentoring podemos ayudarte. Más de 22 años de experiencia y más de 5000 personas formadas como mentores en diferentes países del mundo.

 

Continuamos con la colaboración en la Revista Capital Humano, a través del espacio cedido a EMCC SPAIN, con un artículo de nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel bajo el título «La Alquimia de la Motivación en el mentoring», publicado en la Edición de Abril 2023.

En el artículo, Mª Luisa de Miguel nos advierte que muchos procesos de cambio fracasan, muchas metas se frustran porque el impulso inicial que nos motiva a cambiar o a perseguir un objetivo comienza a decaer. La explicación es que tendemos a confundir motivación con compromiso, que no son lo mismo. Para lograr metas la motivación no es suficiente, se necesita del compromiso, que nace de la voluntad.

El compromiso nace de una elección consciente sobre lo que preferimos y por qué, sobre qué vamos a obtener si lo conseguimos, sobre qué valor tiene para nosotros, sobre las opciones de obtenerlo teniendo en cuenta las dificultades que entraña, el tiempo que se necesita y lo que va a implicar hacer. Comprometerse es elegir con conocimiento de causa sobre nuestras aspiraciones (metas-propósito), su valor (recompensa), el tiempo, esfuerzo y renuncias necesarias para lograrlas (inversión) y las capacidades y recursos individuales y contextuales de conseguirlo (posibilidades).

En el artículo, la autora desgrana las 7 claves de la alquimia motivacional:

  • 1.- Autorregulación en torno a metas conectadas a un propósito personal: la meta propositiva.
  • 2.- Conocer y comprender la diversidad motivacional.
  • 3.- Ayudar a encontrar un motivo deseado y deseable.
  • 4.- Toma de decisiones estratégicas y auto-concordantes.
  • 5.- Impulsar una «Primera Victoria».
  • 6.- Contextología: diseñar el contexto para convertirlo en un aliado en el logro de metas.
  • 7.- Feedback de calidad.

Si quieres saber más sobre como trabajar la motivación en los procesos de mentoring para ayudar a tus clientes a lograr sus metas puedes leer el artículo completo en este enlace.

 

 

Si deseas convertirte en un alquimista motivacional te invitamos a leer el libro, de nuestra Directora Ejecutiva Mª Luisa de Miguel: «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito». Ediciones Pirámide 2022

Adquirir aquí. 

Crear no es una actividad exclusiva del arte, de la ciencia o de la empresa. Se puede crear en todos los ámbitos de la vida. Todos somos creadores y, quizás, nuestra máxima realización venga dada por ser los creadores de nuestra propia vida, los diseñadores de nuestra existencia. 

La autorrealización personal, de la que hablaba Maslow, está en la cúspide del desarrollo humano, junto a la creatividad. Una sin otra no son posibles, porque crear es el acto de dar a luz lo que llevamos dentro, nuestra esencia, y entregarlo a los demás en forma de objeto de arte, de invento, de palabras, de música, de acciones diarias.

Te invito a llevar una vida creativa, una vida diseñada por ti, a tu manera, basada en tus valores, en tu propósito y en lo que quieres crear para tu entorno. Una vida en la que tu creas las posibilidades, construyes las relaciones, impulsas el movimiento y generas los cambios, que quieres ver en el mundo que te rodea, y especialmente, en tu micro-mundo.

Para ello comparto contigo 10 principios, basados en la Indagación Apreciativa, una de las metodologías que más trabajo en los procesos de mentoring para acompañar a las personas en sus procesos de transformación. Son principios generativos porque hacen florecer lo mejor de las personas y permiten crear con ello entornos más ecológicos.

                                    10 principios para una vida creativa 

1.- Eres un constructor social: asume tu papel en el mundo y lo que estas creando en él. Revisa tus conversaciones contigo mismo y con los otros. Las palabras crean mundos, lo que transmites y lo que escuchas es la realidad que estás creando. Cambia lo que dices y lo que escuchas, o a quién escuchas, por lo que realmente quieres decir y escuchar y estarás construyendo el mundo que quieres ser.

Como dice Paulo Freire «Las cosas no son así, están siendo así». Tú eres quien puede decidir cambiarlas.

2.- Eres un líder indagador: con cada pregunta que te formulas o formulas a otros, estás imprimiendo la dirección hacia la que quieres ir. Las preguntas dirigen la atención y, por tanto, la dirección de nuestras acciones.

Si te preguntas sólo por lo que no has hecho bien, te mantendrás buscando en el pasado sin atender a las posibilidades que te ofrece el futuro. Si te preguntas que podrías hacer para cambiar las cosas te situaras en la posibilidad de un futuro mejor.

Lidera tu vida a través de las preguntas pues tienen un efecto transformador. Con cada pregunta que formulamos podemos empezar a crear el futuro, o quedarnos anclados en el pasado.

Escribe tu propia melodía

 

3.-Eres un poeta de lienzos y un pintor de versos: todos llevamos a un artista dentro, despiértalo. La realidad es la que es y no podemos ignorarla, pero si podemos buscar en ella otros matices, otras miradas más apreciativas que nos ayuden a crear belleza a nuestro alrededor, a inspirar. La realidad tiene múltiples prismas y posibilidades. Donde ponemos nuestra mirada ponemos nuestra intención y hacemos crecer aquello en lo que nos enfocamos. Si te enfocas en lo negativo lo harás crecer, y si te enfocas en lo positivo lo harás crecer. Tu decides que quieres ver crecer a tu alrededor. Tu artista puede pintar de colores la oscuridad y llenar de versos el vacío.

No nos comportamos conforme la realidad es, sino conforme la percibimos, y eso encierra un poder de transformación muy grande que tenemos que ejercer.

4.- Eres el ilustrador de tu futuro: Nos mueven los sueños, que no dejan de ser imágenes de un futuro deseado. Anticipa el futuro creando la imagen de lo que quieres en él, de cómo quieres que sea tu vida. Las imágenes inspiran la acción, nos mueven hacia ellas. Ilustra tu mundo con imágenes positivas de lo que quieres ser, y lo que quieres en él, y comienza a caminar hacia ellas.

5.- Eres el amor de tu vida: Quizás esto nunca te lo han dicho y ni siquiera te lo has planteado. El 99% de las personas deambulan por el mundo buscando a su media naranja, al amor de su vida, si darse cuenta de que ya nacieron junto a él. Andamos buscando que nos completen, nos complementen, como si no fuéramos suficientes o en nosotros faltara algo. Vuelve la mirada hacia dentro de ti, con calidez, con amor, con cariño. Aprecia todo lo bueno que hay en tí, búscalo. Recuerda esos momentos de tu vida en que te sentiste orgulloso, dichoso, feliz, en los que sentías que estabas aportando o compartiendo cosas buenas, importantes. Busca en esos momentos tus mejores fortalezas, tus mejores dones, piensa en todo lo que aportas a otros con ellos, y en como te sientes cuando lo haces. Eres todo lo que necesitas ser, no busques ser otra cosa. Vuelve a enamorarte de ti.

6.- Eres el soberano de tu mente: Tú eres quien crea tus pensamientos y tus estados emocionales. Practica la consciencia activa para estar presente en ti y en el mundo en cada segundo de tu vida. Se consciente de lo que piensas, lo que sientes y lo que dices, y de lo que pueden sentir y decir los demás. No mires para otro lado, no ignores lo que está ocurriendo, desactiva el piloto automático y coge las riendas de tu mente. Practica el silencio para poder escuchar con más profundidad, para aquietar tu mente y ponerla en orden. Si la vida va muy rápido, tú puedes parar; si el ruido ensordece lo importante, tú puedes acallarlo. Comienza a crear tus pensamientos, a decidir lo que quieres pensar y a actuar en base a ello, recupera tu soberanía.

7.- Eres el narrador de tu historia: La forma en la que cuentas tus experiencias y tu vida crea tu historia, tu huella personal. Tienes el poder de contarla poniendo acento en aquello que quieres resaltar. No se trata de mentir, de engañar o de inventar, se trata de contemplar tus experiencias de una forma positiva, centrándote en lo que has aportado, lo que has hecho bien, lo que has aprendido de lo que no ha funcionado. Se trata de integrar tu pasado de forma apreciativa en tu presente, para poder construir un futuro más esperanzador. Y sobre todo, elimina de tu historia a tus juglares, a esas personas que la han contado o creado por ti, no dejes que nadie narre tu historia.

8.- Eres el interprete de tu obra: Tu decides cómo quieres vivir dentro de la obra que te ha tocado interpretar, y puedes intentar varios personajes hasta lograr tu interpretación estrella. A veces hay que experimentar, probar, para ir encontrando nuestro lugar. Practica el «como si», ¿cómo sería si hiciera…..? ¿cómo sería si fuera …..? ¿como sería si estuviera….? Si actúas como quien quieres ser, o como si estuvieras donde quieres estar, o como si hicieras lo que quieres hacer, se irán perfilando las elecciones de lo que quieres y no quieres ser, de lo que quieres y no quieres en tu vida. Si lo haces de forma consciente y sin perder tu brújula será un camino de aprendizaje muy enriquecedor y divertido. No te aferres a un sólo papel, ensaya diferentes interpretaciones, reflexiona sobre ellas y vete creando tu protagonista. Todos tenemos matices que nos hacen únicos, descubrelos.

9.- Eres el libertador de tu poder: Si eliges en base a las posibilidades que buscas y creas a tu alrededor serás libre. Si eliges guiado por la presión del entorno, de la culpa, la vergüenza, el que dirán, los «tengo que de otros», no estarás eligiendo, sino abdicando de tu poder. Si eliges en base a lo que realmente quieres te haces más fuerte. EsTa fuerza es la que nos permite pasar a la acción, perseverar y lograr lo que queremos. Nuestro poder se debilita cuando no elegimos, nos dejamos llevar, actuamos de forma automática, y sin haber reflexionado sobre lo que realmente queremos. Tienes que empezar a permitirte ser, a permitirte querer ser, a permitirte decir no, a permitirte elegir en libertad.

10.- Eres el motor del cambio a tu alrededor: Cuando tu cambias todo lo que te rodea se ve afectado. Debes ser consciente de que eres un eslabón de la cadena, y romperla genera dolor. Siempre he defendido los tránsitos más que los cambios, si tu dejas tu lugar en la cadena, debes contribuir al mismo tiempo a que no se rompa. Para ello debes hacer partícipes de tus procesos de cambio a las personas de tu red de relaciones, de tu cadena. Debes prepararlas para asumir tus cambios, darles su tiempo, pensar también en como se van a ver afectados. Esto no significa renunciar al cambio, sino simplemente hacerlo más ecológico.

Un proceso de cambio o transformación supone estar transitando simultáneamente entre tres mundos: el mundo en el que estas y conoces, el mundo hacia el que quieres ir, y un espacio intermedio del que entras y sales de forma continua durante todo el proceso. Unas veces con un pie en el mundo que quieres dejar y otras con un pie en el mundo hacia el que quieres ir. Durante tiempo serás un ánima en el purgatorio. Sentirte acompañado y apoyado por  las personas que forman parte del que hasta ahora ha sido tu mundo te hará más fuerte, y además les hará más fuertes a ellos para poder seguir manteniendo la cadena. Hacer partícipes a otros de tu proceso, les hace sentirse parte del cambio. Si eres consciente de tu impacto como motor del cambio y lo trabajas bien, no habrá rupturas, no haba principios y fines, solo habrá devenir, evolución y tránsito. Esto genera armonía en tu vida y en los entornos por los que transitas.

Si quieres empezar a vivir una vida creativa, desde la Escuela de Mentoring nos encantaría acompañarte en tu proceso de tránsito y creación.

Autora: Mª Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring.

Si has llegado a este artículo seguramente estás esperando una respuesta a la pregunta ¿Qué es una vida plena? Ya te adelanto que no es una respuesta fácil, pues llevar una vida plena no es algo que se sabe, es algo que se siente.  Además, que sea más o menos plena depende del número de momentos a lo largo del día, la semana, el mes, el año y los años en que lo sientes.

No hay un ideal universal de vida plena, cada persona define qué es lo que le hace sentirse pleno, que es mucho más que sentirse bien. No tiene que ver con el placer sino con una sensación más profunda y más duradera. Se puede sentir plenitud incluso en los momentos más difíciles de tu vida, créeme, yo lo he vivido y lo cuento en uno de los capítulos de mi libro «Vine a ser Felíz, no me distraigas. Bitácora de la Felicidad».

La plenitud se relaciona con sentir, en el aquí y ahora, que estás exactamente donde quieres estar, haciendo lo que quieres hacer, o lo que sientes que es importante hacer para lograr aquello que para ti tiene sentido y significado. Sentir que estas en el camino que has elegido con total consciencia, libertad y responsabilidad y, además, que estas caminando como tu quieres caminar, no como otros lo han decidido por ti o para ti, como otros te recomiendan o aconsejan, como otros aprueban, o como otros opinan. Y en ese camino están las personas que has elegido que te acompañen, las personas con las que quieres caminar.

Quizás tener una vida plena, sea algo parecido a lo que hace unas semanas Marta Tamargo, me apuntaba como comentario a mi post sobre la “vida nómade”, como «tener una vida de autor”.

En mi trabajo como Coach y Mentora, tengo la oportunidad de acompañar a muchas personas en ese camino, algo que va muchos más allá de lograr sus metas y objetivos, y que tiene más que ver con aprender a tener una vida plena. Para mí una vida plena es contribuir a que toda persona, que lo desee, pueda escribir, dirigir y escenificar el guión de su vida. Ese es mi  propósito vital y mi misión, y desde luego comienza por mi misma, como escribo en el aparatado «mi historia» en mi blog: yo he elegido vivir “by my way”, a mi manera, con una vida de autor, eso sí, aceptando de antemano las consecuencias de esta elección, entre ellas que a muchas personas no les guste mi guión.

Si tu también quieres una “vida de autor”, te invito a comenzar a practicar una serie de hábitos que te ayudarán a lograrlo. ¡¡¡Si, hábitos!!!, acciones continuadas en el tiempo, ejercidas con consciencia, que requieren repetición, constancia, esfuerzo y férreo control de nuestra voluntad. Llevar una vida plena, no es tener una vida cómoda, exenta de dificultades, de riesgos, de sinsabores. A partir de aquí,  abstenerse de seguir leyendo los “adictos a la perfección”, los del “y si….”, los del “es que…”“los alérgicos al esfuerzo”, los de “la culpa es siempre de los demás”, o “no me entienden”, o “los que tienen muchas y muy buenas intenciones pero que nunca llegan a convertirse en acciones”“los que se comprometen y no cumplen y viven excusándose y disculpándose” , y otras enfermedades varias, pues aquí no van a encontrar la medicina que buscan.

Hábitos

Un proceso de coaching o mentoring es un aprendizaje consciente e inteligente de hábitos, precedido del desaprendizaje de otros tantos que nos están perjudicando. En eso consiste llevar una vida plena, en incorporar a la misma una serie de conductas que nos ayudan a hacer realidad esa vida que queremos. Como dice José Antonio Marina, “los hábitos son un mecanismo de la inteligencia para ampliar su eficiencia”. Hoy me gustaría compartir contigo cuales son los 9 hábitos que puedas comenzar a practicar e iniciar el camino hacia una vida plena.

1.- Practicar la introspección o exploración interior.

¿Quién soy verdaderamente? No quien quiero ser porque lo son otros o como quieren que sea, ¿quién siento que soy?, ¿cómo es realmente el ser que habita dentro de mi?, ¿qué voz está deseando salir desde dentro de mi para ser escuchada?. ¿Qué necesita mi ser? No mi ego. Todo esto tiene que ver con nuestros valores personales (no los socialmente impuestos), con nuestras verdaderas motivaciones (nuestro perfil motivacional), nuestro temperamento (esa tendencia a ser que no ha venido dada), y con nuestro potencial, esa capacidad de ser y de llegar a ser que todos queremos aportar al mundo, y que sea reconocida como valiosa.

2.- Establecer metas y objetivos con encaje

¿Qué es lo que el ser que me habita quiere hacer en la vida? ¿Qué le apasiona? ¿Qué le hace vibrar? ¿Qué hace encender su ira cuando no ve en el mundo aquello que quiere contemplar? ¿Por qué quiero luchar? ¿Para qué quiero hacerlo? Detrás de estas preguntas se esconde la respuesta a nuestro propósito vital, aquello que es verdaderamente importante y significativo para nuestra vida y para nuestro ser. Vivir cada día en nuestro propósito supone tener el hábito de fijar objetivos que encaje con él. Aquí te dejo una herramienta que te puede servir para fijarlos.  Lograr nuestros objetivos y en la forma que encaja con nosotros es la fuente de satisfacción que día a día construye una vida plena.

3.- Amaestrar nuestra atención y nuestra voluntad

Una vez hemos conectado con nuestro verdadero ser, con nuestro propósito y con nuestro objetivo, no debemos distraernos, ni apartar el foco de él. Las tentaciones, distracciones, dudas y nuevas oportunidades serán constantes. El maremagnum de informaciones y estímulos a los que estamos sometidos hace peligrar constantemente nuestra atención y nuestra voluntad.

Escucha y observa, pero mantén vivas en tu cabeza siempre estas preguntas: esto nuevo que me llega ¿me acerca o me aleja de mi objetivo? Esto que me proponen, que me dicen, ¿me mantiene en mi camino o me aparta de é? Esto que voy a hacer ¿encaja con quien soy? No desperdicies tu energía en temas, acciones, oportunidades, personas, relaciones, o proyectos, que te aparten de tu propósito.

4.- Apostar por nuestro potencial y ponerlo en valor

Olvídate de hacerlo todo tú, de querer hacerlo todo bien, de ser perfecto, de demostrar que puedes con todo. Concéntrate en hacer aquello en lo que realmente eres bueno, poténcialo y llévalo al máximo nivel. Lo demás, busca en quien delegarlo, busca quien te complemente, o gestiónalo hasta el nivel necesario para que no te genere problemas.

El tiempo que dedicas a ser perfecto, infalible e imprescindible lo estas quitando de ser realmente único y hacerlo ver. Comienza por preguntarte ¿en qué eres bueno? ¿Donde eso aporta valor? Y dirige tus esfuerzos a ese campo de juego, no te empeñes en querer jugar en todos sitios, todos tenemos nuestro lugar, la clave de la plenitud en la vida es encontrarlo. Como dice Ken Robinson, «vivir en nuestro elemento»

5.- Practicar el arte del equilibrio

Somos un conjunto de necesidades que están luchando de forma constante por imponerse unas a otras. Necesitamos estar solos y tener nuestro margen de independencia y libertad, pero también necesitamos sentirnos queridos, acompañados, y comprendidos por otros. Tenemos diferentes roles que demandas diferentes comportamientos. Hay diferentes facetas en nuestra vida que requieren ser atendidas. El punto de equilibrio entre nuestros distintos roles, áreas de la vida y necesidades varía, pero somos nosotros el que lo establecemos y luego tenemos que mantenerlo. Sin equilibrio la vida se resquebraja.

¿En qué punto de mi vida estoy en este momento? ¿Dónde quiero que esté mi punto de equilibrio? ¿Cómo voy a lograrlo? Al final se trata de un tema de asignación de tiempos y, por tanto, de establecimiento de prioridades. Decide tu orden de prioridades y el tiempo que le asignas para hacer realidad tu punto de equilibrio. Esta herramienta te puede ayudar a reflexionar sobre donde quieres situar tu punto de equilibrio.

6.-Mantener una buena ecología emocional y relacional

Nadie es emocionalmente autosuficiente, todos necesitamos rodearnos de un círculo de relaciones que nos proporcionen un afecto sano, que nos aporten y en las que aportemos. La mayor parte de nuestra energía se genera o destruye en las relaciones con los demás. Las relaciones que construimos deben estar basadas en una generosidad inteligente, yo te doy lo que tengo que te aporta y valoras, y tu me das lo que tienes que me aporta y valoro. Si no hay enriquecimiento y crecimiento mutuo en una relación no es sana, porque sería una relación desequilibrada. Si yo soy el medio para que tu consigas tus deseos o satisfagas tus necesidades, sin tener en cuenta las mías, no es una relación ecológica, y nuestra emocionalidad se verá resentida. No se trata de dar lo mismo, precisamente las relaciones existen porque nos aportamos mutuamente cosas diferentes, pero en ese intercambio tiene que haber un equilibrio y un beneficio mutuo, sino nuestra ecología emocional se pone en riesgo.

Practica la limpieza emocional y relacional de forma habitual. Aléjate de las relaciones que son ficticias, interesadas, insanas y que no te hacen crecer. Las reconocerás por las emociones que se despiertan de forma continua cada vez que estas con esa persona. Con quién te relaciones también dice quien eres. 

7.- Practicar la autonomía de elección y la libertad de expresión

No dejes que elijan por ti, que decidan por ti, ni con buena ni con mala intención. No dejes que te solucionen tus problemas, ni que te ayuden cuando no lo pides. Tu eres quien está al mando de tu vida, quien realmente sabe lo que necesitas. Eres responsable de tu vida, eso implica elegir y asumir las consecuencias de la elección. Di NO cuando quieras decir NO, di SI cuando quieras decir SI, no calles cuando no estas de acuerdo, no permitas cuando no quieras permitir. Elegir sabiamente es elegir de acuerdo a lo que nuestro ser necesita,  a lo que nos ayuda a lograr nuestro propósito en la vida y a alcanzar los objetivos que nos marcamos. Este tipo de elección sabia solo la puedes hacer tu, no hay nadie más capacitado para ello. Cuando decides en base a lo que otros quieren, piensan, u opinan o para agradarles o satisfacerles, estás renunciando a ti.

No te calles, expresa lo que sientes, lo que quieres, lo que necesitas y lo que opinas. Es la única forma de llevar la vida que queremos. Eso sí con empatía, respeto y asertividad, pero no te calles, no ahogues tu voz, porque con ello estas ahogando tu ser. Estoy convencida de que la mayor parte de dolores físicos y enfermedades tienen mucho que ver con acallar nuestra voz. “El cuerpo grita lo que la boca calla”.

Si estas enfadado/a, decepcionado/a, molesto/a…. exprésalo con razones y asumiendo que es tu enfado, tu decepción y tu molestia. No esperes que te lo solucionen otros, ni incluso que lo compartan, pero tu exprésalo.

8.- Actuar con consciencia y responsabilidad

Sin acción no hay cambio, ni logros, ni  plenitud. La mayor parte de las frustraciones e insatisfacciones derivan de vivir en las intenciones, quejas y deseos, en vez de hacerlos realidad o cambiarlos a través de la acción. Actúa en base a decisiones sabiamente elegidas, se consciente de lo que eliges, para qué y por qué, sé consciente de lo que haces y de sus efectos, resultados o las consecuencias que genera. Asume con responsabilidad todo ello porque están derivados de tus elecciones y acciones y, al final, eso es lo que somos y la vida que tenemos. Somos el resultado de nuestras elecciones y de nuestras acciones.

Concéntrate en hacer aquello que depende de ti y que está bajo tu control directo.  Los demás no entran en tu área de influencia, pretender que hagan algo para lograr lo que nosotros queremos implica esperar sentado a que las cosas pasen cuando las decidan o hagan otros. Y ya se sabe que «el que espera, desespera». Pon el foco en lo que puedes hacer y hazlo, y olvídate de lo que no puedes, salvo que lo puedas cambiar y, entonces, ya sabes: actúa, cámbialo.

No pierdas de vista esta secuencia: objetivo-elección alternativas-decisión-acción-reflexión y, vuelta a empezar. Si te saltas algún paso o la interrumpes te impide llevar una vida plena.

9.- Parar y contemplar

Parar para coger aliento, para oxigenarnos, para contemplar cómo estamos, cómo nos sentimos, por donde vamos. Si vamos bien o vamos mal, si nos estamos apartando del camino o si hay algo que no está encajando. Parar para practicar la introspección, para conectar con nuestro propósito, para escuchar nuestra voz, para elegir sabiamente, para expresarnos asertivamente, para focalizarnos, para equilibrarnos.

No te abalances de un mail a otro, de una llamada a otra, de una reunión a otra, de una tarea a otra. Para, maneja los tránsitos, concédete un tiempo para observarte, para ser consciente, para elegir bien el próximo paso, por muy pequeño e insignificante que este te parezca.

Para varias veces al día, para varias veces a la semana, al mes y al año. Las paradas serán de menos o más larga duración, según la intensidad de la velocidad de la que vienes, del nivel de desorden en el que te encuentras y de la magnitud del próximo paso a dar. Para y obsérvate en el pasado inmediato, en el presente y en el futuro. ¿Esto que he hecho es lo mejor que podría haber hecho? ¿Cómo estoy aquí y ahora? ¿Esto qué voy a hacer es lo mejor que podría hacer ahora? ¿Cómo encaja y contribuye todo ello con mi ser y con mi propósito?

 

 

Parar te conecta a la vida, no hacerlo te permitirá existir pero no vivir.  Si quieres recorrer el camino de la vida plena, estaré encantada de ayudarte. Puedes comenzar por adentrarte en la lectura de mi último libro «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito». Ediciones Pirámide 2022.

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring.

 

Dentro de la sección que la Escuela de Mentoring tiene en la Revista ORH, en la edición de Enero-Febrero, nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel publica un artículo sobre  bajo el título «Cómo aprovechar la energía de la inclusión».

“Hay una energía muy especial en las organizaciones cuando los empleados se sienten vistos, escuchados y valorados y cuando sienten que pueden contribuir, colaborar y actuar sin juicios ni represalias”. Daisy Auger-Domínguez.

Esa energía es la que permite a una organización aprovechar toda su inteligencia, su creatividad y su diversidad cognitiva para afrontar un contexto cada vez más complejo, cambiante e incierto. Para disfrutar de esta energía tenemos que repensar cómo estamos abordando la gestión de la diversidad y la inclusión. En el artículo Mª Luisa de Miguel explica como aprovechar esata energía:

1.- Talento diverso gestionado inclusivamente e inteligencia colectiva.

2.-En materia de diversidad hay que ser abiertos y flexibles de forma permanente: neurodiversidad y diversidad motivacional

3.-Una inteligencia organizacional diversa requiere una movilidad mental, física y relacional.

4.El talento diverso no florece si se frustra su necesidad de pertenencia y singularidad

5.Tenemos que estar dispuestos a poner en jaque nuestro propia cultura

6.Romper con las polaridades y desarrollar un pensamiento integrador

7.Poner el foco en la microdiversidad para no caer en la «Diversity Fatigue»,un cansancio que tiene que ver con una incorrecta implementación en material de diversidad e inclusión, demasiado basada en declaraciones aspiracionales y mensajes de sensibilización, charlas o talleres, pero poca repercusión en la práctica diaria y en el cambio de comportamientos.

Si aprendemos a ser más inclusivos en el día a día, focalizados en torno a un objetivo concreto, lograremos producir en las organizaciones la energía que mueve la creatividad, la innovación, la inteligencia, la colaboración, las decisiones sabias y el compromiso.

Si quieres leer el artículo completo puedes hacerlo en este enlace https://bit.ly/3ZE2NRB.  Te invitamos a suscribirte a la misma a través de este enlace y disfrutar de una amplia gama de contenido experto para la gestión del talento.

Continuamos con la colaboración en la Revista Capital Humano, a través del espacio cedido a EMCC SPAIN, con un artículo de nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel bajo el título «Neurocoaching, conversaciones que esculpen cerebros integrados, sanos y felices», publicado en la Edición de Febrero 2023.

Este artículo se ha realizado a raíz de la presentación del libro «Neurocoaching: la neuroplasticidad autodirigida» de nuestro #Referente EMCC Spain, Carlos Herreros de las Cuevas,  realizada el 24 de Noviembre en el espacio de webinars de EMCC Spain.

En el artículo, Mª Luisa de Miguel nos recuerda que el coaching, también el mentoring, no pueden ejercerse de espaldas a la neurociencia, porque nos revela importantes claves para entender cómo el cliente se enfrenta y afronta el cambio y cómo ayudarle de forma efectiva para lograrlo aplicando fundamentos neurocientíficos. Entre otros ejemplos, explica cómo identificar y gestionar los «compromisos contradictorios» que socavan el éxito del cualquier proceso de  cambio o logro de objetivos por parte de las personas. También aborda el famoso «síndrome del impostor» desde un punto de vista neurocientífico, así como la diferencia entre motivación y compromiso y cómo disfrutar de un cerebro integrado, sano y feliz.

Los procesos de coaching y mentoring se centran en promover una mayor utilización de las vías superiores de nuestro cerebro, las asociadas al neocórtex, a las funciones ejecutivas: autoconciencia, autoconocimiento y autoanálisis, establecimiento de objetivos, planificación, toma de decisiones, autorregulación, control de la acción, metacognición.

Potenciando la inteligencia ejecutiva de nuestros clientes, les estamos ayudando a ejercer su libertad de forma consciente, coherente y responsable, porque les estamos ayudando a actuar con conocimiento de causa y no a reaccionar sin saber cómo ni por qué; les estamos ayudando a elegir cómo responder ante cada situación, teniendo en cuenta quiénes son, cómo es esa situación, qué quieren lograr respecto a ella y cómo es la mejor manera de hacerlo.

 

Si quieres saber más sobre como la neurociencia es una gran aliada para mejorar los procesos de coaching y mentoring puedes leer el artículo completo en este enlace.

Lograr la excelencia organizacional implica responder de una forma efectiva y equilibrada a dos necesidades contrapuestas que conforman la dinámica empresarial actual: por una parte, mantener lo esencial y lo que funciona, y por otra, responder con agilidad a los cambios y demandas del entorno. Hoy en día este equilibrio implica la supervivencia para muchas organizaciones, dado el alto nivel de complejidad, incertidumbre y rapidez de los cambios existentes.

Para lograr la excelencia organizacional es necesario explorar las fortalezas de la organización, descubrir su potencial, y aprovecharlo para convertirlo en una ventaja competitiva. A nadie se le escapa, que lo anterior pasa por descubrir y multiplicar el potencial de las personas que conforman las organizaciones, lograr conectar dicho potencial con el trabajo que desempeñan y que las personas se comprometan con la visión y misión de la organización.

El desarrollo del talento y el compromiso son actitudes que no puede ser dirigidas, ni controladas, ni gestionadas porque depende de la voluntariedad de las personas. Nos pueden obligar a trabajar más horas, a realizar unos trabajos u otros, a hacerlos de una determinada manera, pero nunca podrán obligarnos a comprometernos con una misión, ni a dar lo mejor de nuestro talento.  Esto ultimo solo se consigue a través de la inspiración, la confianza, la creación de sentido y significado y la influencia, lo que requiere adoptar una perspectiva humanista de la persona y su desarrollo.

Desde dicha perspectiva surgen conceptos como el ENGAGEMENT, definido por William A. Khan como una fuerte conexión física, psicológica y emocional que experimenta una persona con el ejercicio de su rol, que le llevan a tener unas altas dosis de energía que se traducen en un mayor rendimiento y mejores resultados.

Un trabajador engaged se caracteriza por:

– Altos niveles de energía y resistencia mental que le hacen esforzarse a pesar de las dificultades

– Altos niveles de implicación con su trabajo, el cual es percibido como algo estimulante, retador, inspirador, gratificante y divertido.

– Altos niveles de concentración y conexión con la tarea que se está realizando, lo que Mihaly Csikszentmihalyi llama «estado de flujo»

¿Te imaginas lo que puede conseguir una organización en la que todos sus empleados estén engaged?  Los diversos estudios e investigaciones, realizados en los últimos 10 años, sobre el engagement señalan que tiene una correlación directa con niveles altos de desempeño laboral, con bajos niveles de rotación de personal, mejores niveles de productividad y rentabilidad y mayores tasas de crecimiento.

Por si todo esto fuera poco, el engagement, como aglutinador de emociones positivas, tiene capacidad de contagio dentro y fuera de la organización. Bárbara  Fredrickson defiende la teoría del contagio emocional en las organizaciones, atribuyéndole, cuando hablamos de emociones positivas como el engagement,  diversos efectos como la ampliación del foco de atención, la apertura a los demás y al entorno, la ampliación del pensamiento y la creatividad, entre otros. Los procesos de apertura, que propician las emociones positivas, permiten ampliar la percepción y generar nuevas ideas, que es la base de la innovacion, así como desarrollar la empatía, que es la base de la cooperación.

Además, y siguiendo a Fredrickson, la experimentación de emociones positivas, que produce el engagement, favorece y facilita la adquisición y desarrollo de nuevas habilidades, que son la base para el desarrollo del talento, así como para contar con personas polivalentes y capaces de adaptarse constantemente a los cambios que demanda el entorno.

Mantener los niveles  de engagement en una organización es tarea de todos y especialmente de la Direccion, para ello es necesario diseñar y construir organizaciones en las que sea promueva y favorezca:

– el flujo abierto de información y conocimiento

– el aumento de la autonomía del empleado

– la libertad para crear y explorar

–  las prácticas y relaciones de apoyo y el  feedback

– un estilo de comunicacion positivo y apreciativo, basada en el refuerzo, la persuasión social, el estimulo y el reconocimiento.

Segun Fredrickson, la comunicacion positiva y las experiencias de apoyo entre los miembros de un grupo constituyen un elemento diferenciador de los equipos de trabajo más productivos.

Engagement

Edward E. Lawler propone un diseño y desarrollo organizacional basado en el establecimiento de acciones, políticas y programas que permitan el cumplimiento de la FORMULA DEL ENGAGEMENT = INFORMACION + CONOCIMIENTO + EMPOWERMENT + RECONOCIMIENTO

En base a todo lo anterior podemos concluir, por una parte, que el diseño y desarrollo organizacional, así como las condiciones laborales, impacta de forma muy significativa en las actitudes hacia el trabajo y por tanto en los resultados. Y por otra parte,  que el engagement favorece altos niveles de desemepeño laboral y compromiso organizacional. Por tanto, parece necesario orientar el desarrollo organizacional hacia el logro del engagement, máxime si se tiene en cuenta que tanto los informes de diversas entidades como Gallup y las noticias sobre el fenómeno de la «Gran Renuncia» evidencia una disminución continuada del compromiso de las personas con sus trabajos y organizaciones.

Un desarrollo organizacional orientado a lograr el engagement requiere de la  incorporación de  las las siguientes practicas:

– Gestion emocional y apreciativa

– Empowerment individual y de equipos

Dirección por valores

Construcción de relaciones de confianza

– Diseño de tareas y actividades retadoras y conectadas con el propósito individual y organizativo

– Programas de Mentoring que fomentan el conocimiento compartido, la práctica del reconocimiento, el feedback y apoyo y un sentimiento de pertenencia

– Medidas de conciliación  de la vida personal y laboral.

Han pasado más de 60 años desde que Peter Drucker estableció como prioridad para el buen  funcionamiento empresarial, la capacidad de desarrollar un estilo de gestión que generase la participación activa y el compromiso de los empleados en una organización. Según los estudios, a día de hoy parece que no se ha conseguido y mi pregunta es ¿a qué estamos esperando para gestionar organizaciones desde el engagement?

 

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring

Dentro de la sección que la Escuela de Mentoring tiene en la Revista ORH, en el mes de Diciembre, nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel publica un artículo sobre  bajo el título «Conversaciones entorno a La Alquimia de la Motivación».

 

El propósito es el motor principal de nuestras vidas, es el leitmotiv para nuestra motivación, esa acción que, impulsada por nuestra voluntad, nos hace actuar y conseguir nuestros sueños y alcanzar la felicidad, y dejar de ser un “yo controlado” por un “yo que controla”. Pero para lograrlo, los seres humanos necesitamos trabajar profundamente el autoconocimiento, aprender a gestionar nuestras habilidades y emociones y tener recursos y herramientas para afrontarlo. A través de una charla entre tres expertas en psicología, motivación y gestión de personas, María Luisa de Miguel, Beatriz Valderrama y Vanessa Leal, aportan una serie de útiles consejos sobre la alquimia motivacional y los procesos de mejora y aprendizaje que nos lleven a una vida completa y alineada con nuestro propósito.

 

Este artículo surge a raíz de la presentación del Libro «La Alquimia de la Motivación: cómo motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito», de nuestra Directora Mª Luisa de Miguel, organizada por EMCC Spain.  Durante la misma, Mª Luisa de Miguel mantuvo una interesante conversación con Beatriz Valderrama, Doctora en Psicología y Presidenta de EMCC Spain, y Vanessa Leal Lugo, Ejecutiva Principal Capital Humano en el Banco de Desarrollo para América Latina, en torno al libro.

En ella hablaron sobre el propósito como motor principal de nuestra motivación, de la relación entre voluntad, propósito, motivación y felicidad y de la necesidad de entrenar y fortalecer una voluntad bien motivada para dejar de ser un “yo controlado” y comenzar a ser un “yo que controla”. También de la importancia del autoconocimiento, la autorregulación motivacional y la práctica reflexiva para pasar de “buscadores” a “productores» de felicidad  y disfrutar de una vida significativa.

Si quieres leer el artículo completo puedes consultarlo en el número publicado en el nº 182 de la Revista ORH Diciembre 2022.  Te invitamos a suscribirte a la misma a través de este enlace y disfrutar de una amplia gama de contenido experto para la gestión del talento.

 

Si quieres conocer más sobre «La Alquimia de la Motivación», te invitamos a leer el libro de María Luisa de Miguel que puedes adquirir en diversos portales de compra online y librerías. 

A través de su páginas descubrirás cómo trabajar la voluntad, en conexión con tu perfil motivacional, te ayudará a ser más efectivo en el logro de tus metas y experimentar una vida más plena y significativa. En él encontrarás las claves para sacar el máximo partido a tus funciones ejecutivas, que son las que nos permiten ser un «yo que controla», en lugar de ser un «yo controlado» por los mercados.