A través de otros llegamos a ser nosotros mismos. Lev Vygotsky.
Acompañar a personas a través del mentoring te permite aprender mucho sobre cómo vivimos los procesos de aprendizaje, cambio y desarrollo, que nos llevan a ser esa persona que queremos ser. Ser mentora me permite aprender sobre mi misma al tiempo que aprendo de y con mis clientes y aprovechar todos esos aprendizajes para ser más útil a otros en su camino de transformación.
Fruto de la experiencia de más de 22 años como mentora he podido observar que en casi todos los procesos que he tenido con clientes hay 9 procesos clave para que se produzca una verdadera transformación:
1. Somos un mundo único rodeado de muchos otros mundos. Autoconocimiento.
No te voy a contar que «el mapa no es el territorio» y que cada uno tenemos un mapa interior único, que nos hace ver la realidad de una forma diferente. Voy a ir más allá.
Desde que nacemos ya somos únicos, a nivel intelectivo, emocional, físico, y otras muchas variables. Pero es que además nuestra educación, nuestras vivencias y experiencias van a ser diferentes. Algunas podrán coincidir y ser similares con las de otros, pero en ningún caso hay dos personas con las mismas experiencias a lo largo de toda su vida. Por si esto fuera poco, aun teniendo las mismas experiencias, la manera en la que las percibimos, aceptamos, procesamos, las vivimos y gestionamos también es diferente.
Realmente lo de ser único no es lo importante, lo importante es saber realmente cómo soy, cómo percibo, a donde dirigido mi atención, cuales son mis emociones más habituales y cómo las gestiono, cómo capto, proceso, trabajo y gestiono la información (estímulos, ideas, conocimientos, emociones), cómo me relaciono, cuales son mis valores, cuales son mis motivaciones….. Y lo más importante, qué hago con todo ello, es decir, como las combino, las utilizo, cómo juego con ellas.
Llegar a un elevado nivel de autoconocimiento no es fácil, puede ser fruto del trabajo de muchísimos años, contando con que tengas el nivel de consciencia adecuado, además de la fuerza de voluntad suficiente para no desistir en el intento.
Para mi la mejor forma de conocerse es en las relaciones con los otros, porque a pesar de ese «ser único» que late en cada ser humano, también compartimos humanidad, somos seres con emociones, con miedos, con necesidades, con pasiones…
2. Como eres importa, pero también lo que haces, lo que logras y lo que puedes ser. Aceptación y Flexibilidad.
Da igual si eres creativo, persona altamente sensible, si tienes alta capacidad, si has tenido muy mala suerte en la vida o si el sistema educativo no ha sabido captar tu talento. Todo ello pueden ser etiquetas, excusas, circunstancias, que nos condicionan pero no nos determinan.
Lo que importa es qué haces con eso que eres y qué grado de satisfacción (personal, profesional, espiritual, emocional, social, ponle todos los ámbitos que quieras) tienes con ello.
Por tanto, empieza a preguntarte qué pasa, si no estas logrando lo que deseas, o no te sientes satisfecha a pesar de lograrlo. No hay una forma de ser mejor que otra, ningún mundo es mejor que otro, simplemente hay personas que con lo que tienen logran lo que quieren y sentirse bien con ellas mismas.
Tenemos que aceptar las cartas que tenemos y con las que nos ha tocado vivir y aprender a jugar con ellas de la mejor manera posible. Cuantas más opciones de juego seamos capaces de desarrollar, mayores posibilidades tendremos. Cuánto mejor sepamos elegir los campos y compañeros de juego también nos irá mejor. Cuando las circunstancias no nos favorecen tenemos dos opciones: cambiarlas o aprender a lidiar con ellas en la forma más favorable para nuestras metas. Solo desde la aceptación podemos comenzar a trabajar la flexibilidad y no tiene porque ser un camino en solitario, esto es también parte de la aceptación y la flexibilidad, pedir ayuda, unirse a otros.
3. Cada comportamiento tiene una intención positiva. Comprensión.
Sin lugar a dudas, para mi el principio más enriquecedor de la PNL, y el que más me ha ayudado para comprender a los otros y a mí misma. Además de ser todo un descubrimiento para mis clientes en los procesos de mentoring. Cuando son capaces de ver la intención positiva de sus comportamientos y de los demás comienza la liberación.
No es lo mismo trabajar con una persona que se comporta de forma agresiva pensando que quiere avasallarnos, que es agresivo, que es una falta de respeto, que hacerlo pensado que, a lo mejor, esa agresividad es su forma de proteger sus miedos: miedo al rechazo, miedo a sus complejos de inferioridad, miedo a que se note su falta de seguridad, su falta de conocimientos, etc. En el primer caso, estamos poniendo la atención en nosotros y nuestras acciones irán encaminadas a defendernos o contraatacar a esa persona. En el segundo, estamos poniendo la atención en el otro, y nuestras acciones irán encaminadas a comprenderlo y disipar sus miedos para que pueda comportarse en otra forma.
4. Cambia el enfoque y cambiarás los resultados. Perspectiva.
Cada experiencia que tenemos en la vida, la vivimos dos veces. Una primera vez en el mundo exterior, cuanto acontece y una segunda vez en nuestro mundo interior, cuando la procesamos (emocionalmente, corporalmente, intelectualmente). Incluso la revivimos posteriormente una y otra vez, si ha tenido mucho impacto emocional en nosotros.
La experiencia tal y como fue no la podemos cambiar. No podemos cambiar lo que nos ha pasado en la vida, pero si podemos cambiar la forma en que lo miramos, lo vivimos o lo revivimos. Dentro de cada experiencia interna hay una mezcla, a veces confusa, de emociones, pensamientos, sensaciones corporales, voces, imágenes y creencias. En el mentoring ayudamos a enfocar las experiencias de formas diferentes, facilitando al cliente que encuentre la más optima para él. Ayudamos a hacerle consciente de todos esos elementos que conforman sus experiencias, a darles orden y lugar, a posibilitar otra forma de organizarlos, de verlos y, con ello, facilitar otras formas de acción.
En el mentoring no cambiamos a las personas, nadie tiene ese poder, ayudamos a que las personas cambien su enfoque y esto trae cambios en su vida, que no es lo mismo que cambiar a una persona o cambiar la vida de una persona.
5. Todos somos agentes de cambio. Responsabilidad.
Hay cosas que no podemos evitar, el pasado no lo podemos cambiar, vivimos situaciones que no quisiéramos vivir. Todo esto nos puede condicionar, pero siempre tenemos opciones de cambio: con nuestros actos, con nuestros comportamientos, sobre todo si son reiterados, constantes y coherentes en el tiempo, podemos cambiar nuestra vida.
No cambiamos cuando nos quejamos continuamente de lo que nos pasa pero no tomamos acción. No cambiamos cuando ponemos la responsabilidad del cambio en el otro, o la causa de nuestra situación en los demás. No cambiamos cuando hacemos de palabra pero no de acto. No cambiamos cuando queremos cambiar el entorno, a los otros y no miramos para nosotros mismos.
Si no tomas acción, por muy dolorosa que sea, por mucho que cueste, tu tienes parte de responsabilidad en la situación, relación o resultados que estás manteniendo. Los cambios solo se producen cuando actuamos con consciencia, decisión y determinación. El primer cambio es siempre interno (mental y emocional), el segundo es externo, a nivel de comportamiento y conducta. Cuando cambias el comportamiento, cambias el patrón de tus relaciones, de tus experiencias, y las cosas se empiezan a mover de otra forma a tu alrededor.
6. Eres más fuerte de lo que crees, incluso con tus debilidades. Confianza.
Conocerse y aceptarse da una fuerza interior muy grande. Te da la seguridad para decidir y actuar, asumiendo que te puedes equivocar y que esto no te paralice. No entiendo esa manía de no hablar de debilidades. Sinceramente creo que lo que más débiles nos hace es no aceptar nuestras debilidades.
Cuando aceptas una debilidad la conviertes en una fortaleza, porque si me apuras detrás de cada debilidad también hay una intención positiva, que es hacer mayor una fortaleza. Una de mis debilidades siempre ha sido el orgullo, mientras la escondía y no la aceptaba me jugaba malas pasadas, porque al estar escondida salía a reivindicarse solo y sin control. Además, un orgullo mal entendido te lleva a confundir las cosas: como no pedir ayuda porque significaría que como no puedes sola no eres lo suficientemente buena. Ahora que acepto mi orgullo y su intención positiva, apuntalar a fuego mi amor propio y afán de superación, soy más compresiva con él, le doy su espacio y acepto sus pequeñas tonterías.
Transitar holgadamente, con soltura y con aprecio, por nuestra vulnerabilidad nos da fuerza, porque nos da el sentido de quien verdaderamente somos, con lo bueno y lo malo, que todos lo tenemos. Cada uno de nuestros rasgos característicos, de nuestras emociones, tiene una contribución y una debilidad permitida. Una lleva a la otra, hay que aceptar ambas. Esto es lo que realmente nos hace fuertes y nos da confianza. Una persona segura y con confianza en sí misma no es una persona perfecta, o que lo hace todo bien, o que no tiene defectos, es una persona que se conoce, se acepta y se responsabiliza de lo que es.
7. Todo empieza por uno mismo. Amor
No se puede confiar en otros, si no confías en ti; no se puede comprender a otros, si no te comprendes a ti; no se puede aceptar a otros, si no te aceptas a ti; no se puede amar a otros, si no te amas a ti.
Si no empiezas por ti, si no tienes resueltas todas estas cosas en ti, vivirás en conflicto y lo que generas a tu alrededor, sea consciente o inconscientemente, son conflictos, malos entendidos, relaciones insanas y problemas. Muchos se abalanzan a ayudar a otros, a querer a otros, a dar a otros para escapar de sí mismos, para sentir que dan, que aman y que ayudan. Para sentir fuera lo que no pueden sentir dentro. Luego vienen las insatisfacciones, frustraciones y depresiones por no recibir lo que buscaban, por pretender que los otros van a quererlos, aceptarlos o comprenderlos como necesitan o como quieren.
A través del mentoring ayudamos a que la persona se ame, se aprecie y valore lo que es para dar eso a otros, sin buscar contraprestación o compensación. Si no damos desde el amor por uno mismo, lo que damos no es amor, y lo que creamos a nuestro alrededor tampoco. Lo que estaremos haciendo es pedir amor para compensar la falta del que no tenemos, buscaremos el reconocimiento de lo que hacemos para suplir lo poco que nos reconocemos y estimamos, pediremos que nos comprendan porque no nos comprendemos.
La generosidad empieza por uno mismo, y esto no es egoísmo, es amor. Amor sin aceptación del otro, sin comprensión del otro, sin confianza en el otro, no es amor.
8. No existen los fracasos sino las oportunidades de crecimiento. Aprendizaje
La vida es un continuo aprendizaje. Habrá cosas que nos salgan bien y otras mal. La clave está en reflexionar para aprender de la experiencia. Si tu vida es un continuo de experiencias negativas, malos resultados, igual ha llegado la hora de que te pares a pensar qué estas haciendo, qué no está funcionando, qué podrías hacer de otra forma. Puede que tengas un camino lleno de éxitos y de repente algo se tuerce. No pasa nada, si de ello extraes un aprendizaje. Aprender puede significar volver a intentarlo de otra forma, desechar un camino porque no es el adecuado, desistir de un proyecto porque no es lo mejor para nosotros o no es el momento.
Si de todo lo que te pasa logras un aprendizaje no habrá sido un fracaso, ni un error, ni una desgracia, habrá sido una experiencia de aprendizaje. En eso consiste la vida, es toda una experiencia de aprendizaje que debemos saber disfrutar y valorar.
9. Si algo no funciona, intenta otra cosa. Cambio.
Cuando persistimos en hacer algo una y otra vez y los resultados que obtenemos no son los deseados, es el momento de iniciar el camino de la transformación. Cuando sentimos que nada funciona, que no podemos más con una situación, que no se nos ocurre que hacer puede ser el momento de parar y pensar, de comenzar por el principio: el autoconocimiento) y luego seguir el resto de pasos.
Cambiar la forma de hacer las cosas no es tarea simple. A lo mejor no sabemos por donde empezar; sabiéndolo puede que no encaje con nosotros y nos encontramos con resistencias que nos vencen; nos puede faltar la fuerza y confianza necesarias para iniciar el camino o mantenernos en él; y otras muchas razones.
El mentoring funciona para lograr metas deseadas que se nos resistes, porque trabaja sobre estos 9 principios de una manera gradual, al ritmo de la personas, adaptándose a quién es y qué quiere, por eso es un proceso, un camino de descubrimiento, aceptación, responsabilidad, creatividad, autonomía y empoderamiento.
¿Quieres hacer el camino? Te acompaño.
Autora: María Luisa de Miguel
Directora Ejecutiva de la Escuela de Mentoring.