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Desde Noviembre estamos desarrollando la Certificación Internacional en Mentoring en la multinacional minera Gold Fields, preparando a sus vicepresidentes/as y gerentes de Peru y Chile para ejercer como mentores de sus colaboradores. El objetivo es implementar un modelo de liderazgo multiplicador del talento a través del rol del Líder-Mentor.

El modelo Lider Mentor está muy asociado con elliderazgo de servicio y con una orientación claramente centrada en la persona, en el colaborador, en guiar, facilitar y ampliar su crecimiento personal y profesional. Todos ellos pilares de la metodología Integral Generative Mentoring, que he creado y desarrollo en mi último libro “Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional”. La idea no es nueva, transformar sociedades, implica transformar organizaciones, y ello implica transformar personas, comenzando por las que están encargadas de guiar otras y a  la organización. Personas excelentes, Organizaciones Excelentes, Sociedades Excelentes. 

Como señala Ken Blanchard, en su Libro Servant Leadership in action, el mundo de los negocios necesita un modelo diferente de liderazgo en el que los líderes se esfuercen por servir a un propósito superior. Necesitamos lideres motivados por el deseo de contribuir al bien común y no motivados por el deseo de acumular poder personal para controlar y dominar a otros y satisfacer su ego. Howard Gardner alude a la escasez de líderes sociales, líderes capaces de crear una visión esperanzadora de la sociedad, un discurso que la transmita y un movimiento de personas en torno a ella. Sobran lideres competentes y especializados en diferentes campos o ámbitos y faltan lideres globales. La investigación Potential Project, que incluyó miles de estudios y evaluaciones de líderes distintos, identificó tres cualidades mentales clave de liderazgo para aumentar el compromiso, la productividad y el bienestar en una organización: consciencia, lo que yo llamo generosidad inteligente y la aceptación incondicional positiva del otro. A través del modelo de rol Líder Mentor queremos contribuir a formar líderes que se impliquen y trabajen para hacer un mundo mejor para todos. 

Un/a Líder Mentor hace gala de las siguientes 10 competencias, las cuales entrenamos y desarrollamos a través de la Certificación Internacional en Mentoring. Un Líder Mentor es un modelo de comportamiento en cada una de ellas:
1.-Escucha global, profunda y reflexiva: Una escucha que permite captar, no sólo a nivel intelectual, sino también emocional, valorativo, intencional. Que deja salir la voz interna y callada que a veces no sabemos expresar. Que sabe reflejar y facilitar el pensamiento. Una escucha que es capaz de llegar al máximo nivel: el nivel hermano.
2.-Presencia resonante: Estar al 100% presente en cada interacción con el otro: una reunión, una conversación casual, una sesión para revisar objetivos o para el plan de desarrollo del talento, una entrevista. Mirando a los ojos para entrar en el mundo del otro y ver desde donde mira, escuchando con genuino interés por comprender para ayudar. Gestionando nuestra atención para que no se distraiga en información superflua y no relevante,  para que no quede atrapada por nuestro diálogo interior, secuestrada por nuestra amígdala y nuestro ego que nos hace centrar la conversación en nosotros y no en el otro. La plena consciencia y atención optimizan la comunicación y el tiempo y nos permiten realizar las intervenciones estrictamente necesarias para sembrar las semillas de la consciencia, la reflexión, el cambio, la confianza, la acción en el otro. Eso es lo que nos hace resonar en ellos y que les sirva para crear un diálogo propio que les ayuda a desarrollarse y lograr sus metas.
3.-Catalizar el cambio: Todos estamos llenos de conflictos, ambivalencias, excusas, resistencias, dolores emocionales, experiencias pasadas que nos limitan, miedos. Quiero progresar en la empresa pero es que mis compañeros me tienen envidia, mi jefe/a no me entiende, etc., etc. El «si….pero; es que…. están muy presentes en nuestra vida. Todo ello nos paraliza, nos limita, nos hace perder una energía enorme y nos hace daño, nos genera insatisfacción y malestar. El Líder Mentor sabe escuchar esos mares internos, las marejadas, los movimientos que pueden apaciguar las aguas, y ayuda a transitar por ellos, a superar las olas con seguridad y confianza. Un Líder Mentor te ayuda a manejar tus conflictos internos a negociar con tus distintos yo, a cambiar las creencias limitantes por creencias potenciadoras, a moverte desde una emocionalidad negativa a una positiva, a crear nuevas formas de mirar que te abran a nuevas formas de pensar y actuar. No solo actúa como catalizador del cambio sino que te muestra como convertirte en tu propio catalizador a través de una conversación inteligente contigo mismo que dirija tu comportamiento en forma efectiva.
4.-Conocimiento 360º: Un lider mentor maneja a un alto nivel de diversos tipos de conocimiento: conocimiento sobre si mismo, especialmente, sobre sus procesos internos de cara a gestionar las emociones, la motivación, los conflictos internos, el ego, las necesidades, el logro de sus metas, la atención, la voluntad, el aprendizaje de la experiencia; conocimiento sobre las personas, sus diferentes motivaciones, potenciales, formas de expresarse, valores, actitudes, patrones de comportamiento, emociones, influencias externas; conocimiento del entorno en que se mueven sus colaboradores, en cuanto a demandas, límites, oportunidades, personas clave, reglas no escritas, historia, cultura, creencias, tendencias, información relevante, recursos. Además. de poseer este conocimiento y estar en permanente estado de mejorarlo, saben utilizarlo para ponerlo al servicio del aprendizaje y crecimiento de otros según sus características y necesidades en cada momento. Con el uso adecuado de este conocimiento se estimula la creatividad y se amplifican las opciones de los
colaboradores.
5.-Persuasión empática y empoderante:la persuasión es una habilidad dirigida a guiar a otra persona a que adopte una idea, tome una decisión, realice una acción mediante el uso del lenguaje, la comunicación.En la persuasión siempre está implícito un cambio en la forma de ver las cosas, de pensar, de creer, de sentir. Un Líder Mentor maneja con maestría el lenguaje y el arte de la persuasión pero de una forma empática. El objetivo no es convencer, no es imponer, ni siquiera dirigir al otro para que adopte el punto de vista, la decisión, idea o visión del mentor. El objetivo de la persuasión empática es ayudar a la persona a mejorar la calidad de su pensamiento para que contribuya al logro de las metas que ha decidido y en la puesta en marcha de las acciones que ha elegido para alcanzarlas. En la persuasión empática hay aceptación incondicional positiva del otro, hay respeto, hay validación, reconocimiento y aprecio. Hay una sabia intención positiva de guiar al otro en su proceso de toma de decisiones para que estas estén alineadas con quien es y lo que quiere. La persuasión empática está presente en cada pregunta, en cada reformulación, en cada intuición compartida, en cada consejo, en cada reflejo, en cada retroalimentación, y esto es lo que realmente empodera a las personas.
6.-Pensamiento y acción estratégicas: Todo el pensamiento y toda la acción se focaliza al logro de objetivos y metas y a la realización del propósito personal del colaborador. Un Líder Mentor ayuda a generar una imagen potente de ellos, una visión esperanzadora y emocionante y hace que se mantenga viva en sus colaboradores. Hace que éstos la tengan siempre  presente y reconduce las posibles desfocalizaciones a través de las preguntas para hacer conectar esa visión de la meta futura con cualquier información, cualquier idea, cualquier resultado o logro, cualquier decisión, cualquier acción. Cuando el colaborador experimenta que está unido en cada paso a su visión siente que todo tiene sentido, que merece la pena, y su compromiso se eleva. El lider mentor mantiene clara la mente de sus colaboradores.

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7.-Sabiduría: Aprender a integrar las lecciones del pasado, las demandas del presente y las posibilidades del futuro. Equilibrar el sentido del yo (inteligencia intrapersonal) con el sentir de los otros (inteligencia interpersonal), el análisis y la intuición, lo racional y lo emocional, la reflexión y la acción, la visión a corto plazo y a largo plazo. Practicar la generosidad inteligente, la ecuanimidad y convertirse en unmindfull decisión maker o practicar la sabiduría de la lentitud a la hora de tomar decisiones que impactan en nuestra vida y la de otros.
8.- Alineamiento socio-personal: Además de favorecer el alineamiento de la persona (propósito, metas, objetivos, potencial, esencia, acciones) lo que favorece su desarrollo integral y su bienestar, el Lider Mentor ayuda a su colaborador a alinearse con el entorno en el que interactúa: aprovechar las oportunidades de desarrollo que ofrece dicho entorno, negociar con los diferentes roles con los que interactúa, conectar sus metas individuales con las metas de la organización y ver como unas contribuyen a otras, encajar en el contexto sin perder su autenticidad, expresar el yo conectando con el nosotros.
9.- Entrenar la voluntad: Sin acción, sin experimentación, sin práctica no hay cambio, no se aprende, no se logran metas, y no se desarrolla el talento. Para ayudar a otro a convertirse en todo lo que pueden ser, profesional y personalmente, es necesario fortalecer su responsabilidad y compromiso con ese camino: su voluntad. Un Líder Mentor es un entrenador de la voluntad.
10.-Crear comunidad: Construir lazos entre las personas con las que interactuamos haciéndolas sentir que forman parte de algo más grande, que sus aportaciones son valoradas por el grupo, que todos formamos una gran red de apoyo, aprendizaje y crecimiento. Crear lazos que sirvan para satisfacer nuestros instintos básicos de apego, aprendizaje, seguridad y supervivencia y donde nuestras necesidades de seguridad, pertenencia, reconocimiento y aprecio se sientan atendidas y cuidadas. Sin todo ello es difícil que las personas puedan autorrealizarse, crear y desarrollar su talento. Hacerles sentir que todos son activistas del cambio, lideres mentores.

Si queremos crear organizaciones verdaderamente sostenibles tenemos que saber qué es lo que de verdad preocupa a las personas, despejar sus miedos y crear un fundamento seguro para aprovechar toda su energía atencional en la construcción de un propósito compartidoUn Líder Mentor crea un movimiento de mentes centradas  y comprometidas que logran organizaciones excelentes.

Con motivo de su participación en el Programa Mentoring Deusto Alumni, nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel, ha participado en la grabación de diversos videos sobre mentoring, junto con los mentores que están participando en el programa y que están siendo formados y supervisados por la Escuela de Mentoring.

Hoy os presentamos el primero de dichos videos donde Mª Luisa de Miguel explica que es el mentoring y como encaja dentro del ámbito universitario. Puedes visualizar el video pinchando sobre la fotografía adjunta.

Deusto Mentoring Alumni es un proceso constructivo entre mentor/a y mentee, buscando la optimización de su aprendizaje, la confianza y el desarrollo máximo de su potencial humano. La figura del mentor y la mentora con amplia trayectoria profesional acompaña a personas que están comenzando su carrera profesional. En este vídeo, la experta mentora Mª Luisa de Miguel nos explica el proceso de mentoring. Más información: https://www.deusto.es/cs/Satellite/al…

En las próximas semanas iremos publicando el resto de videos donde Mª Luisa de Miguel comparte cual es el perfil de un mentor, y cual debe ser la implicación del mentee en el programa de mentoring. 

Asimismo compartiremos las entrevistas realizadas a María de la Herrán y Jon Bastero Miñón, dos de los mentores participantes en el Programa Mentoring Deusto Alumni, que se están formando con la Escuela de Mentoring.

Llevamos años desarrollando programas de mentoring en el ámbito universitario para impulsar el desarrollo del talento, la mejora de la empleabilidad y el impulso de la carrera profesional de los estudiantes universitarios y de formación profesional. En el libro «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional» encontrarás ejemplos de algunos de los resultados de dichos programas.

Son muchas las voces que señalan la necesidad de incorporar de nuevo el mentoring al ámbito universitario, como en su día estableció la Universidad de Oxford con el sistema educativo conocido como tutoring, cuyo objetivo es «crear personas capaces de pensar de una manera independiente y creativa». Es España estamos avanzando en este sentido, cada vez son más los programas de mentoring que se implantan dentro de las universidades. La Escuela de Mentoring se haya fuertemente comprometida con la misión de convertir al mentor en el nuevo agente educativo de la era del aprendizaje. 

Hace algunos meses en una red social comentaba el enorme cambio experimentado en el tiempo de ocio de los niños, y de manera muy especial durante los meses de verano. Soy testigo -como tantos otros- de la explosión de empresas de tiempo libre orientadas a tenerlos entretenidos durante ese período; tanto es así que se les distingue -a las empresas- por el color de la camiseta que llevan los chicos, dejando claro que es un sector con crecimiento exponencial. Las cosas evolucionan y, como en cualquier avance, con una insoslayable ambivalencia de ventajas e inconvenientes.

Lo cierto es que, por pura ley de vida, cada vez seremos menos los que recordaremos cómo eran las cosas antes. Y eran de otra manera, vaya si lo eran. Los niños nos autogestionábamos el tiempo de ocio porque nuestros padres, sin el ansia que caracteriza estos nuevos tiempos, nos dejaban literalmente a nuestros aire, y solo aparecíamos por casa a la hora de comer y cenar. Aquel contexto era plenamente de “niños aprendiendo solos”. El resultado era una trabajada y negociada autodeterminación de roles e identificación de límites, sin la presión regulatoria de un profesional del tiempo libre.

Muchas investigaciones han concluido que los niños, como los adultos, pueden aprender perfectamente solos. Pero esto hay que entenderlo en el sentido de “por sí mismos”, y no en el sentido de en solitario (la interacción con los otros es parte fundamental de su aprendizaje). Y ese por sí mismos significa de manera autodeterminada. Esta visión de la autodeterminación individual ha estado presente en las investigaciones de Sandra Scarr, toda una precursora de los estudios de psicología evolutiva con gemelos univitelinos y bivitelinos. Una de las conclusiones de los mismos es que, tanto en la familia biológica como en la adoptiva, los gemelos buscaban experiencias de aprendizaje similares (en la medida en que el entorno se las ofrecía -y eso es precisamente desarrollo social y económico-). Es decir, se autoorientaban a la hora de escoger medios, recursos y situaciones para aprender.

Pero la “problematización” de esta cuestión viene cuando incluimos otras variables en el proceso. Lo cierto es que otras investigaciones alertan de que eso de autodeterminarse no siempre es posible. Y, además, carece totalmente de sentido en otras tradiciones culturales.

Tanto es así, que en sus investigaciones Richard Shweder nos viene a poner sobre aviso acerca de nuestra pretensión de pensarlo todo desde la perspectiva de blancos nacidos en un entorno de capitalismo occidental más o menos desarrollado. En otros lugares de este planeta, el juicio racional se ve claramente distorsionado cuando entran en juego las influencias de “tribu”, lo que tiene una importante consecuencia para el (o más bien para un cierto tipo de) desarrollo cognitivo con pretensiones de individualización. Así lo demostró Shweder en un estudio comparativo entre las sociedades norteamericana e India, y que rebatía la idea de “racionalización de lo moral hecha desde lo individual” tan propia de  autores como Kholberg.

En países como la India, quien “piensa” es la tribu, por lo que el orden moral es claramente sociocéntrico. Si la tribu piensa que algo está (moralmente) bien  hecho, está bien hecho para los que la componen. Por ejemplo, la aseveración “un hijo de veinticinco años se dirige a su padre por su nombre de pila” fue calificada como moralmente reprobable por los indios entrevistados en el estudio de Shweder, pero como aceptable por los estadounidenses. Así es que el acto de pensar en la cultura india es pensar como la tribu piensa, estableciendo como moralmente reprobable aquello que es socialmente inaceptable, sin ningún tipo de distingo posible.   

Así que en las experiencias formativas no todo es tan sencillo. La mentada “contaminación cultural” también está presente en las mismas. España dista mucho de ser la India, pero hay elementos culturales innegables como, por ejemplo, una experimentación de lo religioso claramente “extrovertida” o un visión de la familia no precisamente de búscate la vida. Hay una cierta querencia por la protección, por el cuidado, incluso por el mimo. Además, según los expertos dedicados al estudio del fenómeno de la comunicación interpersonal, nuestro manejo de las distancias y del contacto sensorial están más cerca de la cultura árabe que de la anglosajona.

Y es que hay personas que esperan que seas un formulador de soluciones (y no otra cosa), con unas buenas dosis de “Pr” (registro del ADNe relativo a la protección y el cuidado). Mi creencia racional de que las cosas podrían evolucionar en un sentido de desprendimiento de la autoridad y de asunción de la autonomía responsable, a medida que lo tangible también iba progresando (teléfonos inteligentes a tutiplé, casas realmente confortables, posibilidades de comunicación casi infinitas), no siempre se ha visto confirmada. Creo que todos cometemos, en mayor o menor medida, el error de pensar que el mundo es como nosotros lo imaginamos. Y solemos entrar por la puerta de la organización que nos ha contratado con ese chip a cuestas.

Dicho lo cual, es de vital importancia entender qué puede significar dar amparo y protección a un adulto en su proceso de aprendizaje. Sabemos que en los niños la necesidad de afecto es crítica para aprender, pero en los adultos los mimos y besuqueos -en un sentido literal- no pueden ser leif-motiv (excepto en alguna variante formativa bien conocida). Así que debemos pensar en otras variables. Los norteamericanos, por ejemplo, utilizan el termino “wandering around” para referirse a un estilo de liderazgo en el que uno no recibe el aliento de su superior-tutor-responsable-mentor en el cogote mientras te mira por el encima del hombro para saber que estás haciendo, sino que simplemente “anda por ahí” por si lo necesitas y en permanentemente estado de “para lo que necesites”. Además, unas mínimas dosis de seguridad y certidumbre -traducidas, por ejemplo, en determinar con claridad hacia dónde vamos y que esperamos de cada cual- son fundamentales para generar el necesario clima de “confortabilidad”, que actúe como suave caricia reconfortadora.

Cabe preguntarse qué hacer en esta dialéctica entre un modelo de aprendizaje donde “al niño se le deja solo” (en el sentido anteriormente descrito) o más bien “se le aprende”, y cuando ambas posturas responden a una cultura organizativa que privilegia un enfoque u otro. La primera pregunta que deberíamos responder es con qué nos encontramos más a gusto. Sin hacernos trampas al solitario. Y después, quizás, actuar en consecuencia, estableciendo un diálogo diáfano que explique con claridad cuál es nuestra manera de entender las cosas.

Autor: Lucas Ricoy Riego

Mentor y Responsable de Investigación de la Escuela de Mentoring

Dice Steven Pinker en su libro La Tábula Rasa que la educación es una tecnología que intenta compensar aquello para lo que la mente humana es de por sí poco apropiada. Introduzco esta referencia porque me parece de lo más oportuna para adelantar lo que pretendo defender en relación al uso de la intuición y el razonamiento en las sesiones de mentoring. Las sesiones son el escenario donde un mentor debe conseguir que su mentee ponga en funcionamiento una forma de pensar que necesariamente ha de superponerse sobre otras formas más, por decirlo así, espontáneas y primarias

No hay ningún problema en que un mentee saque a pasear a su “elefante” (símil utilizado por Jonathan Haidt y que vendría a representar el magma donde se entremezclan sentimientos irracionales, instintos, ansiedades y miedos, deseos, filias y fobias o reacciones sensoriales, todo ello revestido de intuiciones y juicios morales). Es incluso conveniente para el mentor -y para el propio mentee- que lo haga. Y es mejor que éste aparezca pronto y no demasiado tarde para no certificar la impostura del proceso, que puede acabar discurriendo por derroteros que no eran los previstos (hay personas que inician un proceso planteando un problema de falta de estrategia de liderazgo y acaban hablándote -varias sesiones después- de una desmotivación vocacional de órdago). Ello diferencia a los procesos que logran encaminarse y llegar a buen puerto de los que acaban arrojados por las olas a una playa desconocida, siempre marcada por el desahogo y la ausencia de auténtico compromiso con el cambio. En último término, el rol de confrontación del mentor -entre otros- ha de aparecer, pero a su debido tiempo. Sobre ello volveremos más adelante. 

Pero ¿cómo conseguir que un mentee pase de esa fase “elefante” a algo que podamos considerar “modo razonamiento”? Algunos expertos recomiendan que como mentores facilitemos que el mentee piense en términos “ecológicos”, como hoy en día suele decirse. Dicho de otra manera, que se imagine a sí mismo en su contexto organizacional (incluso con las caras de las personas con las que está acostumbrado a trabajar asistiendo y/o siendo partícipes de lo que hace). Esto tiene un efecto muy poderoso en el “refinamiento de la razón”. Phil Tetlock ha demostrado que nuestra forma de pensar cambia radicalmente cuando incitamos a alguien a que visualice cómo le daría explicaciones a sus compañeros, subordinados o superiores.  Dice Tetlock que a partir de ese momento automáticamente todos tendemos a pensar de manera sistemática y autovalorativa, y somos más proclives a revisar nuestras creencias en función de las evidencias. Así que si, por ejemplo, un mentee nos plantea la necesidad de utilizar el propio mentoring para planificar un proceso de relevo generacional en la dirección de su empresa (porque “intuye” que es el momento), no hay nada mejor que pedirle que desarrolle el tipo de argumentos que utilizaría para persuadir al resto de propietarios de su idoneidad y adecuación. 

En ese momento, las personas ya no se sitúan en el ancho mar de “quiero hacer lo que me pide el cuerpo”, sino en el acotado terreno de cómo voy a hacer para que ello encaje con. Y ello es porque el el entorno -continua Tetlock- tiene un efecto poderoso en la valoración de nuestro propio crédito y nuestra propia reputación. Lo cual, a su vez, estaría condicionado por nuestra profunda necesidad de mantener redes de cooperación y afiliación (el instinto de supervivencia manda, precisamente). Este es el criterio que ciertas personas ponen por encima de todo lo demás para obligarse ellas mismas a buscar causas y efectos, acciones y resultados. Es decir, para introducir la razón en el proceso, ni más ni menos.

Así es. Explicitar aquello que está en lo inconsciente es fundamental en un proceso de mentoring porque permite al mentee valorar si lo que desea, aquello a lo que aspira, puede tener lugar en el escenario en el que desenvuelve su vida profesional. Hay que valorar cuál es la magnitud de esa confrontación y determinar la dimensión del “salto” que hay que dar. Y hay que determinar en qué medida el deseo ha encontrado el lugar de su realización o bien debe ser pospuesto y demorado, o en qué medida ha ser transformado o más bien finalmente nunca podrá ser resuelto en los términos enunciados por el mentee (y en relación a ese contexto en concreto). 

Algunos psicólogos sociales están investigando arduamente sobre esa relación individuo-contexto de afiliación o pertenencia a la que nos hemos referido, llegando a conclusiones que nos ponen a los que tendemos a racionalizar en exceso entre la espada y la pared. Politólogos como Donald Kinder han demostrado la influencia de los grupos de referencia (políticos, religiosos o identitarios) en la conformación de las opiniones, aspiraciones y actitudes políticas. Más gente de la que nos imaginamos no se pregunta ¿cómo me beneficia esto? sino ¿cómo beneficia esto a mi grupo? En una línea similar, la conformación de las ideas, actitudes y opiniones en el seno de las organizaciones ha sido también analizada por diversos expertos, y de ello yo mismo he dado cuenta en este otro artículo. Así que muchos mentees estarán implícitamente preguntándose durante una sesión (y seguramente más veces de las que nos imaginamos) ¿cómo me beneficia esto a mí en relación a mi grupo? ¿Fortalece mi posición en su seno? ¿Me asegura una mayor aceptación, un mayor prestigio, una mejor posición? 

El “truco” -en el contexto de un proceso de mentoring- no está en pedirle a una persona que se amolde a un corriente de opinión dominante sino en incitarle precisamente a desarrollar una estrategia de adaptación “victoriosa” dentro de ese contexto. Lo cual nos lleva a la reflexión de que muchas personas están pensando en el que “pensarán de mí si hago esto” a la hora de tomar una decisión. Como derivada de lo anterior entra en juego el cómo conseguiré persuadirles. Esto es algo que debe ser sondeado por el mentor, para valorar el alcance de su influencia (la de la necesidad de persuadir, convencer y ser aceptado por el grupo de referencia) en el mentee. La buena noticia es que podemos utilizarlo a favor del proceso. Y de forma muy efectiva.

Por otra parte, David Perkins ha concluido que las personas invierten su cociente intelectual (y cuanto más alto, más acusada es la tendencia) en reforzar su “propio caso” en lugar de explorar todo el asunto de manera más completa e imparcial (recordemos que Wason llamó a esto sesgo de confirmación). Es decir, tienden a buscar pruebas confirmatorias y no de refutación de su tesis (y la tesis del asunto puede ser, simplemente, el “porque yo lo valgo”). Un mentor, ante esto, debe situar al mentee en un lugar donde también pueda ver “vientos en contra”, lo que viene a ser la prueba del algodón del razonamiento bien afilado y construido. Por ejemplo, una aspiración de promoción jerárquica debe confrontarse con la disponibilidad de vacantes. Y una aspiración de promoción funcional (a la dirección de otro departamento) deberá de ser confrontada con el bagaje del conocimiento técnico y organizacional del aspirante. 

En la misma línea -y complementaria y paradójicamente con lo anteriormente comentado- las alternativas de proyecto profesional también deben ser valoradas por el propio mentee. El mentor ha de hacer las preguntas adecuadas para que lo haga en las mejores condiciones. En ocasiones (no pocas) la tentación (casi el instinto) de romper con una relación de dependencia contractual están presentes (aunque no se verbalice). El día a día socava las relaciones y el cansancio vital acaba transfiriéndose al ámbito profesional (así que cuidado con la etapa de ciclo de vida laboral en que se encuentra el mentee). Hay muchas cosas -de índole estrictamente personal, también- que pueden ocurrir a lo largo de 35 años. He conocido a funcionarios quejarse ad libitum de los límites que establece el inventario de puestos de la Administración. A alguno le he preguntado cuál es la alternativa a ello. Lo cierto es que en muchas ocasiones no he encontrado respuesta convincente (aunque algunos sí se hayan lanzado a realizar proyectos profesionales al margen de la función pública). 

Establecer esa confrontación entre el deseo y la realidad es inevitable (evidentemente, hay que saber cómo hacerlo y sobre todo cuándo hacerlo). Básicamente porque sondea la consistencia de las aspiraciones del mentee. Repito, su consistencia, elemento crítico del proceso. Y si son lo suficientemente consistentes, no tengamos ninguna duda de que esas aspiraciones sabrán “cómo salir adelante” de los aprietos en que podamos meterlas. Pero ya moldeadas por el filtro del razonamiento.

Ante todo este cúmulo de evidencias y paradojas cabe preguntarse qué debemos de hacer como mentores. Como tantas otras veces, hay una respuesta fácil con una aplicación no tan sencilla: saber en que momento debe entrar en juego cada una de las dimensiones de nuestro rol como profesionales, ni más ni menos. Para ello, por supuesto, es necesario contar con un modelo. La validez del mismo se demuestra cuando observas a muchos mentores noveles progresar sensiblemente en su trabajo gracias a la consolidación de un esquema mental que les indica qué hacer y cuándo. Por ejemplo, sabiendo que se puede acompañar e indagar en el elefante, pero que la racionalidad debe ser asentada explorando opciones o confrontando para hacer viable el encaje entre aspiraciones y posibilidades.

Autor: Lucas Ricoy

Mentor y Responsable Area Investigación Escuela de Mentoring

El pasado 8 de Enero, nuestra Director Ejecutiva, Mª Luisa de Migue, fue entrevistada por la periodista Teresa Martín, en el programa “Voces Amigas” en Radio Toledo para hablar de su nuevo libro «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional».

Durante un espacio de 15 minutos Mª Luisa de Miguel compartió su visión sobre el mentoring, la importancia de la experiencia como fuente de aprendizaje, cómo aprovecharla y sacarle partido en nuestro desarrollo personal y profesional. Señaló que el libro describe las claves de la metodología Integral Generative Mentoring para optimizar el aprendizaje de la experiencia, y que en la raíz de todo está saber encontrar el equilibrio entre las necesidades del yo y las necesidades de los otros, del entorno, para lo cual es imprescindible darle espacio a la conversación y a la relación genuina y auténtica. Otra de las ideas, sobre la que conversaron durante la entrevista, fue como el autoconocimiento, la introspección y las conversaciones con uno mismo sobre la propia experiencia son la fuente de la confianza en uno mismo. Sobre ello se habla en el libro, dando las claves para mantener conversaciones efectivas con uno mismo a través de la guía de un mentor que es modelo de inteligencia conversacional y relacional.

Mª Luisa explicó que una de las mayores aportaciones de un proceso de mentoring es la ampliación del pensamiento, de nuestras posibilidades de desarrollo, y de intervención en el entorno.  El mentoring da amplitud al ser humano, desarrolla la agilidad mental, la learning agility, la resiliencia, la creatividad, entre otras habilidades.

Con nuestro modelo INTEGRAL GENERATIVE MENTORING las personas aprenden a crear relaciones y mantener conversaciones que permiten conectar las mejores fortalezas de los seres humanos.

Puedes escuchar aquí la entrevista completa.

Entrevista Radio Toledo

 

Libro Mentoring

Si quieres conocer en mayor profundidad nuestra metodología INTEGRAL GENERATIVE MENTORING te invito a que adquieras el libro «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional»,  y accedas a una nueva forma de liderar, desarrollar el talento e impulsar el aprendizaje personal y organizacional. Si quieres desarrollar un programa de mentoring en tu organización o formar a tus mentores estaremos encantados de acompañarte aportándote toda nuestra experiencia y conocimiento sobre mentoring.

Son ya muchas las organizaciones de todo tipo y en diversos ámbitos las que están adoptando el mentoring como modelo de aprendizaje, cambio y desarrollo. Los resultados hablan por sí solos, en el libro se incluyen varios ejemplos de programas de mentoring implantados en diferentes organizaciones (multinacionales, universidades, organizaciones no lucrativas, organismos públicos). Si no quieres perder el tren de la excelencia únete a esta nueva forma de aprender.

Fundación Princesa de Girona

Un año más la Escuela de Mentoring está encargada de diseñar y dirigir el Programa de Mentoring Grupal, que la Fundacion Princesa de Girona ha puesto en marcha por toda España como complemento al Programa Rescatadores del Talento. El Programa constará de 4 sesiones de mentoring grupal dinamizadas por 4 mentores del talento, y dirigidas a un grupo de 15 jóvenes con estudios universitarios superiores que quieren aportar todo su talento al mercado.

Comenzamos el 16 de Enero en Sevilla con el 1º Taller de 4 horas bajo el título “Autoconocimiento e Indagación Apreciativa del Talento” dirigido a trabajar con los participantes su autoconocimiento, diseñar su mapa del talento, encontrar su propósito y misión. A partir de aquí, en la 2º sesión que será también en Sevilla en Febrero, trabajaremos el diseño de perfiles creativos y elaboración del modelo de negocio del talento. Para ello aplicaremos técnicas de creatividad, pensamiento divergente, asociaciones de ideas, bisociación, etc. para crear perfiles profesionales que vayan más allá del curriculum del joven, de sus estudios, y que tengan en cuenta su talento, las opciones profesionales y la situación del mercado.

Mentoring Grupal. VER VIDEO en https://vimeo.com/237593711

Los siguientes talleres serán desarrollados por los mentores del Programa Rescatadores del Talento de la FPdGi, que la Escuela de Mentoring ha tenido el gusto de formar en diversas ocasiones, que les ayudarán a diseñar la puesta en marcha del plan de acción para lograr su empleo deseado, a revisar su CV y a preparar la entrevista de trabajo, y pasar el test del mercado. Para ello, contaran con la posibilidad de compartir inquietudes, preguntas, y dudas con varios mentores, directivos de empresas, para conocer qué demanda el mercado, evaluar sus opciones laborales y profesionales, las diferentes oportunidades, las claves para la empleabilidad. El objetivo es que conozcan la realidad del mercado de primera mano, para adaptar el diseño de su plan de empleabilidad y su modelo de negocio de talento a lo que realmente están demandando las empresas y el mercado del talento.

A través del itinerario previsto en el Mentoring Grupal queremos seguir descubriendo talentos y haciéndolos brillar por toda España durante varios meses. Sin duda un trabajo apasionante, lleno de aprendizajes, sorpresas, descubrimientos y mucha pasión y amor por lo que hacemos y por las personas, especialmente, por los jóvenes que en un futuro serán los referentes de nuestro país y el mundo en muy diferentes áreas de conocimiento y práctica.

Si hay una dimensión del comportamiento humano que constituye una inagotable caja de sorpresas, sin duda alguna es la comunicación. Está en todo y todo lo atraviesa, tanto que, como dirían los autores de la Escuela de Palo Alto, es imposible no comunicar.

En este territorio tan vasto es necesario acotar y delimitar de qué vamos a hablar, porque si no, podríamos estar hablando sobre ello -nunca mejor dicho- hasta el fin de nuestros días. Así que, dejándome iluminar por las contribuciones de Watzlawick y compañía -las de mayor provecho y con diferencia, desde mi punto de vista, a ese conjunto de suposiciones que constituyen la PNL– voy a retornar al campo de mis experiencias profesionales en el mundo de la consultoría y la formación para referirme a aquellos fenómenos paradójicos de la comunicación interpersonal e intergrupal que aparentan ser una cosa, hasta que descubres
progresivamente que son otra muy distinta.

1. Uno de los principales escollos para lograr una comunicación fluida es el miedo a la pérdida de estatus. Así es, en ocasiones se tiende a pensar que si los asistentes -al seminario, curso, taller o reunión- no hablan es porque no han entendido nada, o peor aún, porque no tienen realmente nada que aportar. Craso error. En muchas ocasiones, la razón de fondo tiene que ver con no querer quedar “en ridículo”, manifestar debilidades o evidenciar alguna carencia o déficit de su gestión, todo lo cual, para sus propias entendederas, les haría perder posiciones dentro de la organización.

Posible solución: la metodología del caso es especialmente recomendable en este tipo de situaciones, sobre todo cuando el grupo que tienes enfrente está compuesto por personal directivo y ejecutivo. Digamos que el caso práctico ejerce la función de ser territorio neutral sobre el que proyectar soluciones que no se desea que los demás vean referidas ni vinculadas a la situación profesional actual de cada uno (por las razones anteriormente expuestas).

2. El significado atribuido a una sola palabra puede iniciar una larga cadena de malentendidos. Así es, las personas -máxime las de una cierta edad o experiencia- vienen con una trayectoria y un bagaje importante a sus espaldas. Y todo ello constituye la referencia desde la cual las palabras son entendidas. Recientemente, un cliente reaccionó de manera muy alterada, visible tanto en la comunicación verbal como no verbal, ante la presentación que le hicimos de nuestros servicios. Días después, en una conversación telefónica más reposada, me comentó que le había parecido especialmente mal que le dijéramos (sic) “vamos a trabajar por vuestra mejora”. La connotación por él dada a esa expresión quizás estuviera asociada a una minusvaloración de su propio trabajo, -y de hecho sus comentarios así lo dejaban entrever- por lo que la reacción emocional adversa no se hizo esperar.

Posible solución: aceptarlo. No viene a cuento hablar aquí de las fugas o desajustes de calidad en los servicios, pero el que esté interesado en ello puede consultar en internet o en un interesantísimo libro: “Servucción, el marketing de servicios” de Eiglier y Langeard. Digamos que, de manera resumida, la calidad en los servicios se comporta como aquel programa de la televisión en blanco y negro que se llamaba “Un millón para el mejor”, en el que los concursantes partían con esa cantidad de dinero en sus bolsillos, pero, a medida que iban pasando por distintas pruebas, lo iban perdiendo progresivamente (no todo, pero sí siempre una parte). De la misma manera, los servicios en general (incluidos los de formación y entrenamiento) pueden ir perdiendo calidad a medida que se intensifica la relación con el cliente, a menos, claro, que se pongan las medidas preventivas para evitarlo  -por lo menos parcialmente-. Lo que ocurre es que no todas las fugas de calidad son evitables y una de ellas es la debida a la mera percepción personal, sobre todo cuando ésta es muy dependiente de los estados de ánimo (que en ocasiones suelen estar muy alterados por la presión e incertidumbre que acompaña a muchas realidades empresariales). Así que es fundamental ser lo suficientemente inteligentes para saber discernir entre aquello que depende de nosotros mismos y aquello que está fuera de nuestro control.

3. Ellos no se dirigen necesariamente a ti cuando te hablan. La tendencia inicial es pensar que un asistente, cuando te habla, te está diciendo necesariamente algo a ti. Y no es necesariamente cierto. Hay ocasiones en que esa persona se dirige principalmente…a él mismo. Discursear es la fórmula que tiene mucha gente para intentar explicarse a sí misma qué es lo que le ha pasado exactamente, qué variables han entrado en juego para originar el problema y cuáles son las posibles soluciones que se abren para solventarlo. Todo ello se va dilucidando y clarificando a través del uso de la palabra.

Posible solución: adoptar el rol propio de un coach e invitarle, a través de las correspondientes preguntas poderosas, a seguir afinando en su discurso para construir sus propias respuestas (que básicamente serán soluciones adaptadas a su propia realidad).

4. La afinidad puede ser mucho más importante que la racionalidad. Cuando se hace formación bajo demanda, es habitual encontrarse en la organización- cliente, grupos ya constituidos por mecanismos de afiliación formal o informal (o una mezcla de ambos). Ello se traduce en una evidente tendencia a la conformación de las opiniones de los individuos debido al influjo del grupo o del propio líder.

Posible solución: optar por diálogos personales con aquellas personas en las que se observa una marcada tendencia a la conformación grupal de sus opiniones (o incluso a la mera imitación de las mismas). Esto, lógicamente, hay que hacerlo antes de que los líderes de opinión intervengan. Otra posibilidad es utilizar la técnica de las tarjetas. En este caso se pide a cada persona que escriba en una tarjeta en blanco su opinión, enfoque o creencia en relación al objeto de debate. El matiz importante es que nadie se oye previamente y es el facilitador el que apunta en el rotafolios -o instrumento similar- los ítems incluidos en las cartulinas, pasando a continuación al debate y extracción de conclusiones. La labor del facilitador aquí es la de dejar espacio psicológico a los “conformados”, limitando -mucho o poco, dependiendo de las circunstancias- las intervenciones de los “conformadores”.

5. El valor atribuido a una opinión puede no tener nada que ver con su dosis de “verdad”. Este fenómeno se produce también en grupos ya constituidos, y está directamente relacionado con lo que hemos comentado en el apartado anterior. Algunos expertos aluden a él como el problema de la valencia de las opiniones, y es observable en cualquier grupo humano, incluidas las familias o los grupos de amigos. Básicamente ocurre cuando la atribución de calidad a una opinión es directamente proporcional al estatus que el emisor tiene dentro del grupo. Esto puede ser un gran inconveniente cuando, por ejemplo, vamos trabajar con un grupo -porque así se nos ha solicitado- para hacer de él algo parecido a un grupo de sugerencias o incluso un círculo de calidad. El matiz que lo diferencia respecto al caso anterior, es que aquí la asignación de valor es un acto premeditado y soberano (digamos que “te lo crees” y no atribuyes valor a una opinión para no quedarte desmarcado del grupo), mientras que la conformidad implica sumisión o adaptación a la corriente de opinión predominante.

Posible solución: optar por una variante de la técnica de las tarjetas. En este caso, una vez recogidas, se anotan las ideas en el rotafolio, sin especificar autoría (como en la situación descrita en el apartado 4). A continuación, se pide una valoración de las mismas para resolver un problema de la manera más eficiente, estableciendo, por ejemplo, una suerte de ranking final de ideas en función de su idoneidad y adecuación (y sin que en ningún momento se sepa quién ha dicho qué).

Autor: Lucas Ricoy Riego
Responsable de Investigación de la Escuela de Mentoring

A veces la vida te hace regalos inesperados. Hace ya tiempo nuestro responsable del área de investigación en la Escuela de Mentoring, Lucas Ricoy, me envió un texto de Carl Rogers, «me gusta escuchar», que me toco profundamente, pues me hizo recordar uno de los mejores regalos que me ha dado el Mentoring: el placer de escuchar.

El placer de llegar a una sesión, especialmente la primera, y abrir tu ser a otra persona para simplemente aceptar recibir lo que te quiera dar. El placer de ver como se va abriendo al sentirse escuchado sin condiciones, sin expectativas, y sin juicios. El placer de descubrir como detrás de una pregunta tuya se abre una puerta, una puerta que hasta ese momento estaba cerrada. Una puerta que abre su dueño porque quiere, porque se siente seguro, acompañado. y con la emoción de adentrarse en un mundo de nuevas posibilidades.

Hace unos días, tuve una de esas primeras sesiones de un proceso en la que llegas para recibir el mundo del cliente, sin saber que va a pasar. Tu enseguida percibes cosas, poco convencimiento con el proceso, pocas expectativas, desmotivación, pero las dejas llegar y pasar, porque sabes que hay más por llegar y que no es el momento de detenerse ahí. Y sigues presente, acompañando la escucha, y preguntando al hilo, y «voalá» llega ese momento en que el cliente deja entrever una puerta que hasta ahora estaba oculta, y tu le lanzas una llave con una pregunta provocadora y la puerta se abre, y con ella nuevos paisajes y nuevos caminos.  Y con esa apertura cambia todo, la expresión de la cara del cliente, el ritmo de su voz, su postura corporal, y donde hasta entonces solo había ganas de dar pasos de vez en cuando, ahora hay ganas de correr y de querer llegar a la meta, que ya palpita en su cabeza y en su corazón.

Empece a darme cuenta, que al escuchar con esta apertura y esta actitud, no solo me abría yo al mundo y a los demás, sino que ayudaba a otros a abrirse, y que esa apertura y sensación de hermanamiento con el mundo, les producía la misma satisfacción, bienestar y serenidad que a mi.  Empece a aprender, a aprender con otros y de otros, a entenderme a mi misma al entrar en el mundo de otros y comprenderlos, a aceptarme al ver como otros se aceptaban, a perdonarme como otros se perdonaban.

Recuerdo una sesión con un cliente en el que éste me lanzo una frase que nunca olvidare «yo para saber lo que quiero antes necesito saber lo que puedo». Es la única vez hasta la fecha que me quede desarmada, sin capacidad de preguntar al hilo, de retar, de generar reflexión sobre todo lo que había detrás de ella. Tuve que retomar por otra vía. Porque lo que resonó en mi con esa frase fue tan fuerte, que en un instante sentí todo lo que esa persona estaba sintiendo, no sólo por lo que dijo, sino por como lo dijo. Escuche los gritos de su impotencia, de su frustración, y de su desazón por no atreverse a querer por temor a no poder, y sentí sin necesidad de saber, que esa puerta no estaba lista para abrirse, y que había que seguir el camino, y pasar a su lado sin mirar para ella. Ya llegaría el momento de retornar a ese punto del camino, como así fue.

Muchas veces he dicho que hago mentoring porque para mi supone la mejor herramienta de crecimiento personal.  A veces me pregunto, si mis clientes sienten que han recibido tanto como yo siento que recibo de cada proceso. Para mi cada proceso y cada cliente es una lección de vida que ellos me regalan, una lección de coraje, de superación, de esfuerzo, de confianza, de generosidad, de autoconocimiento,  y de sabiduría. Con cada proceso, yo aprendo mucho sobre mi y sobre las personas, y de nuevo vuelve a mi Carl Rogers y le escucho susurrar eso de «aquello que es más personal es lo que resulta más general, pues los sentimientos más íntimos y personales son los que más logran resonar en los demás»

Cuando somos capaces de escuchar con profundidad, y con un auténtico deseo de comprender el mundo del otro, somos capaces de escuchar mucho más que palabras, y apreciamos los detalles y los matices, podemos llegar a vislumbrar la esencia de la persona, percibimos emociones y sentimientos, vemos aparecer los pensamientos casi al instante en el que se precipitan en la mente de nuestro interlocutor, queriendo salir pero con miedo de exponerse. Escuchando así, es posible incluso captar el sentido que tienen, para quien nos habla,  sus palabras, antes incluso de que el o ella lo puedan entender. A veces nuestra escucha es simplemente un caminar acompasado que se une con el otro en la búsqueda de ese sentido, en el arduo camino de su creación. A veces, escuchando así,  he llegado a sentir y mantener una conversación sin pronunciar una sola palabra. A veces, como relata Carl Rogers, «en un mensaje no importante puedo escuchar un grito humano profundo, un «grito silencioso» que está oculto, desconocido, por debajo de la superficie de la persona«. A veces en una mirada, en un gesto, en una palabra he escuchado gritos de soledad, de necesidad de ayuda, de cariño, de cuidado, de gracias por estar ahí.

Escuchar para permitir la apertura y mostrar la esencia

Realmente aprendí el inmenso regalo que es escuchar el día en que yo pedí ser escuchada, escuchada sin límites, sin objetivos ni destinos, sin expectativas ni motivos, simplemente escuchada.  Para alguien que siempre se ha dedicado a escuchar a otros para solucionar, ayudar, decidir, calmar, y no se cuántas cosas más, escuchar se había convertido en un trabajo y obligación.  Y de tanto escuchar, me olvide de mi necesidad de ser escuchada, y empece a vivir lo de escuchar como una carga. Y a escuchar buscando algo que era mío y no del otro, cuando escuchar es simplemente estar abierto a recibir para poder dar.

Por eso ahora soy una mentora plenamente consciente de la necesidad de escuchar pero también de la de ser escuchada con la misma intensidad, profundidad, apertura, consideración, aprecio y compresión con la que yo escucho. Porque al final todos necesitamos lo mismo, y tan importante es dar satisfacción a la necesidad de los demás como a las propias necesidades. Lo contrario nos convertiría en seres instalados en una atalaya desde la que contemplamos a los demás como si fueran distintos a nosotros, estuvieran muy lejos de nosotras y fueran más necesitados que nosotros. Creo que en suaves palabras se llama condescendencia, pero realmente son espejismos que crea nuestro ego.

Cuando nos creemos tan invulnerables que pensamos que no necesitamos ser escuchados, no expresamos nuestro mundo interior. Cuando tenemos miedo de no ser aceptados, de ser juzgados , rechazados, nos vamos encerrando en nuestra fortaleza defendida por nuestro ego, y dejamos de escuchar al mundo, y sólo nos escuchamos a nosotros mismos. Empezamos a convivir con un diálogo interno que se apodera de nosotros, de nuestras conversaciones, de nuestras relaciones, y de nuestra convivencia. Un diálogo dominado por nuestro ego herido, asustado, indignado, asqueado, que se dedica a juzgar, y que no escucha porque no quiere aceptar.

Siempre recuerdo las sabías palabras de un amigo y gran mentor, Carlos  Herrero de las Cuevas «si algo de lo que alguien te dice te chirría es porque algo esta resonando en ti». Cuando no aceptamos algo del otro es porque eso nos produce temor, sentimos una amenaza, o simplemente es algo que no aceptamos en nosotros mismos. Y por eso nos ponemos a la defensiva, cerramos nuestros canales, despreciamos, ignoramos, desacreditamos y no escuchamos.

Si queremos que escuchar sea un placer, que se convierta en un verdadero regalo para nosotros y para los demás, debemos empezar por darnos también un espacio para ser escuchados, para expresarnos. Esto nos dará la seguridad y serenidad necesarias para escuchar a los demás, para admitir sin fisuras su mundo, para adentrarnos en el sin miedo a quedar atrapados, o a perder nuestra individualidad o identidad.

Cuanto más auténticos somos en nuestras relaciones y en nuestra forma de expresarnos y comportarnos, más seguros y abiertos se sienten los demás para compartir con nosotros sus experiencias, sus miedos, sus dudas, y sus sentimientos. Cuando escuchamos con apertura los demás aprenden a abrirse, cuando escuchamos con aceptación los demás aprenden aceptarse, cuando escuchamos los demás aprenden a escucharse así mismos y aprecian el gran valor que eso tiene. Dejamos el baile de mascaras y comenzamos a bailar siendo nosotros mismos, experimentando la emoción de encontrarnos, reconocernos y apreciarnos.

Hay muchas formas de escuchar, pero solo la escucha global y profunda es la que nos une, la que nos conecta, la que crea, la que transforma. Esa escucha va más allá de la escucha activa, es una escucha sutil que marca la diferencia en una conversación, en una relación, en un momento.

Escuchar con calidad es vital para construir sólidas relaciones, y desde luego es una de las principales competencias en el ámbito del mentoring. Sin embargo, los estudios revelan que no escuchamos bien, pues sólo retenemos la mitad de la conversación una vez finalizada, y pasados 6 meses solo recordamos el 25%.

En el ámbito de las habilidades y las competencias se habla de la Escucha Activa, como la capacidad de escuchar y entender desde el punto de vista de la persona que habla, poniendo toda nuestra atención en ella, y transmitiéndole que le estamos escuchando y le entendemos. Para la escucha activa es fundamental la empatía, esa capacidad de ponernos en la piel y los zapatos del otro. Sin embargo, si realmente queremos escuchar bien tenemos que ir más allá y escuchar de una forma global, profunda y reflexiva para abrir todos nuestros canales sensitivos y adentrarnos en el mundo interior del otro.

Desde el punto de vista de la persona a quien escuchamos, existen 6 niveles de escucha que reflejan como se siente nuestro interlocutor con respecto a cómo le escuchamos:

Nivel l.- Entendido: Cuando quien habla siente que hemos comprendido su mensaje, lo que nos ha transmitido, en cuanto al significado que él quiere darle.

Comprender al otro cuando nos transmite un mensaje supone un esfuerzo no solo atención al sino también intelectual, pues exige descodificar los signos lingüísticos para llega a entender lo que el otro dice, el porqué de que lo diga y el lugar desde el que lo dice.

Nivel 2.- Atendido: Nuestro interlocutor siente que estamos presentes en la conversación, que le acompañamos en su discurso, que estamos centrados en él, atendiendo lo que dice, sin distracciones ni interrupciones.  En este nivel es cuando comenzamos a generar un vínculo. Este es el nivel de la Escucha Activa.

Si quieres comprobar como esta tu nivel de escucha activa, aqui te dejo un test para ponerte a prueba. Y si necesitas mejorarla aquí tienes algunos ejercicios.

Nivel 3.- Respetado: Además de sentirse atendido, quien habla tiene que sentirse respetado. Con nuestra actitud, gestos y palabras le transmitimos que no le estamos juzgando, mostramos apertura y flexibilidad. Abandonamos nuestro ego, nuestro yo para entrar en el mundo del otro, liberados de nuestro propio mundo. Si cuando escucho sigo en mi mundo, cuando solo me oigo a mi mismo, cuando pienso en mi mismo, en como lo veo yo, en como lo valoro yo, realmente no estoy respetando al otro, porque no estoy hablando con él sino conmigo mismo.

Nuestra mente lo quiere dominar y controlar todo, por eso siempre busca en sus archivos la relación con lo que dice el otro. En ese buscar se genera un ruido, el ruido de nuestro diálogo interno, que impide realmente escuchar al otro. Escuchar con respeto es escuchar sin juzgar y ello implica desconectar nuestra mente, y entrar en la vida de quien tenemos en frente libres de equipaje, experimentándola al margen de nuestros valores, nuestras creencias, nuestro pasado.

Nivel 4.- Confiado: En este nivel no solo estamos escuchando activamente y con respeto, sino que estamos creando clima, un clima de confianza, de seguridad, de tranquilidad. En este nivel es clave la coherencia y congruencia entre lo que dicen nuestras palabras y lo que dicen nuestros gestos, nuestro lenguaje no verbal.  Solo desde la autenticidad logramos esa congruencia, si lo que decimos no está en consonancia con lo que pensamos y sentimos, nuestros gestos lo revelaran tarde o temprano, y nuestro interlocutor dejara de confiar en nosotros. Este es el fin de una conversación y una relación.

Nivel 5.- Cercano: Nuestro interlocutor experimentará cercanía respecto a nosotros, si mantenemos una mirada cálida, una postura abierta, si nuestro lenguaje se aproxima al suyo, si nos mostramos como alguien que puede ser como él, que puede pertenecer a su mundo. Compartir vivencias, temores, errores, pasiones acerca. La cercanía se logra cuando en algún momento de la conversación las vidas de quienes habla se tocan, encuentran un punto de conexión, se aproxima, se acercan. Y en ese momento de una forma inconsciente los cuerpos se acercan. Esto lo he visto en infinidad de talleres que imparto cuando realizo dinámicas de escucha. Cuando en la conversación se comparten datos personales, emociones, sentimientos, algo cambia, algo se mueve, y la conversación entra en otra dimensión, fluye de otra forma.

Nivel 6.- Hermano: Cuando llegamos a este nivel es cuando verdaderamente humanizamos la conversación, cuando demostramos al otro que no solo estamos ahí atendiéndole, respetándole, comprendiendole, sino que tenemosc un genuino deseo de ayudarle como hermano, como igual. Aquí se genera una relación de sororidad, de hermandad, de comunión. Es ese momento en el que a pesar de las diferencias nos percibimos como iguales, nos encontramos como seres humanos que pueden compartir y aliarse para construir juntos algo nuevo, para crear y transformar su realidad.

La hermandad en la escucha

«Cuando escucho realmente a otra persona entro en contacto con ella, enriquezco mi vida.» Carl Rogers

Cuando alguien siente la hermandad en una conversación es que se ha logrado el nivel de escucha global. Ese es el nivel de escucha que practicamos en el mentoring. Una escucha que transciende el nivel de escucha interna, ese nivel en el que en realidad estamos prestando atención a nuestro ruido interno. Puede que asintamos a lo que nuestro interlocutor nos dice como si realmente le estuviéramos escuchando, pero en realidad nos estamos diciendo «si es que no se como no lo ve» , «yo creo que tiene miedo a «, etc. ¿Te suena?

La escucha global también transciende la escucha enfocada en el cliente, la escucha activa, para poder percibir todo lo que fluye alrededor, la energía que se genera entre las dos partes de la conversación, lo que no se dice. En la escucha global, empatía e intuición se alían para transcender más allá de las palabras, de las emociones y del contexto.

En este nivel de escucha somos conscientes del clima emocional, de la energía, de como cambian: detectamos la tristeza, la alegría, el miedo, los cambios de actitud. Percibimos al instante la apertura del cliente, su bloqueo, cuando podemos entrar y cuando debemos retirarnos. Sabemos y sentimos por donde va y a donde nos lleva la conversación, cuando se produce el insight, ese click que es el anuncio del cambio, del despertar. Es este tipo de escucha la que nos permite realizar preguntas provocadoras, poderosas, preguntas que marcan un antes y un después, no sólo en la conversación, sino en la vida del cliente.

La escucha global y profunda es la única escucha capaz de transformar, de cambiar y de crear nuevas posibilidades. Es una escucha generativa, que da vida.

Este mes de Diciembre, y para cerrar el año con broche de oro, asistimos a un excelente entrenamiento impartido por Maria Luisa de Miguel, Directora Ejecutiva de la Escuela de Mentoring. Los días 4, 5 y 6 de Diciembre del 2019, 10 personas estuvimos inmersas en el Programa intensivo INNOVISION que nos abrió la mente a nuevas y mejores formas de hacer las cosas.

Reflexión grupal sobre la dinámica mapa del presente y mapa del futuro con points of you

Durante 24 horas y 3 días revisamos y aplicamos, con casos reales de todos los que participamos, muchas herramientas que nos permitieron desarrollar nuestra creatividad, prácticas que nos dejaron muchos aprendizajes que en lo personal ya empecé a implementar en mis diferentes actividades y proyectos. La profundidad a la que Maria Luisa ya nos tiene acostumbrados en sus programas e interesantes conversaciones, nos llevó a entender mucho de psicología y neurociencia aplicada al desarrollo de la creatividad y, sobre todo, a saber aplicar adecuadamente las distintas herramientas (pues existen muchísimas) para favorecer los procesos cognitivos y conductuales asociados a la creatividad: conocer primero las distintas herramientas y su base científica, saber para qué las vamos a utilizar, en qué momento, en qué contextos, con qué personas y cómo adaptarlas a todas esas variables. Todo ello siempre teniendo en cuenta y como base la metodología de la Escuela de Mentoring que es un modelo de acompañamiento para el aprendizaje inteligente, estratégico, ágil y efectivo.

 

 

 

Utilizando la indagación apreciativa, la conversación inteligente y las diferentes fases del proceso creativo descubrimos nuevos caminos para lograr mejores resultados, aprendiendo a integrar las necesidades del “Yo”, de los “Otros” y de “Nosotros”, adentrándonos en la metacreatividad.

Dinámica Flor de Loto

 

 

 

 

 

Dinámica Visión Integrada con LSP

Dinámica Cartas Triggers

Ha resultado revelador y muy interesante ver como todo está relacionado, y la importancia de nuestro propio autoconocimiento para potenciar nuestra personalidad creadora, de tal manera que seamos capaces de auto regular nuestras tendencias. En la medida que nosotros seamos capaces de observar y ver de manera diferente lo que sucede a nuestro alrededor encontraremos nuevas conexiones para facilitar nuevos descubrimientos. Todos entendimos muy bien lo necesario que se hace en procesos creativos la etapa de “incubación”, que muchas veces con excusas y pretextos basados en la “falta de tiempo” dejamos de lado; sin embargo, al ponerla en práctica podemos comprobar lo indispensable que son y su absoluta efectividad.

 

Todos disfrutamos muchísimo esta nueva experiencia de aprendizaje, compartiendo con personas que aportaron y enriquecieron muchísimo el programa y con quienes estoy segura viviremos nuevas experiencias. Y, sobre todo, gozamos de los roles que Maria Luisa de Miguel ejerce en sus formaciones y programas: Antropóloga Organizacional, Guía de Aprendizaje y Despertadora de Conciencias.

Mónica Anavitarte y Patrice Grüter en la dinámica Visión Integrada con LSP

 

Finalmente, comparto la frase con la que me quedé: “No existe el fracaso, solo son clases particulares», así que aprovechemos y atrevámonos a hacer visible e implementar nuestra creatividad con una visión clara de hacia donde vamos para conspirar activamente en el logro de nuestras metas.

Autora: Mónica Anavitarte

Mentora certificada de la Escuela de Mentoring

A veces usamos y abusamos tanto de los conceptos que los acabamos desvirtuando, pervirtiendo o adulterando y dejan de servirnos para el fin que fueron creados. Uno de esos conceptos es el de la autorrealización personal, a veces dotado de un aire de grandilocuencia y misterio que nos hace pensar en algo inalcanzable, reservado para unos pocos. Sin embargo, realizarse como persona es el propósito que todos compartimos y lo que nos hace sentirnos felices, en el sentido de plenos. Quizás el problema es que hemos complicado lo que significa, en qué consiste y cómo lograrlo, especialmente, lo hemos convertido en un fin, cuando en realidad es un camino que comienza el día en que llegamos a este mundo y finaliza el día en el que nos marchamos. Y ese camino se caracteriza por expresar en nuestros actos a la persona que verdaderamente somos (valores, pasiones, aspiraciones, talento), realizando aquello que nos apasiona, que nos hace vibrar, nos produce satisfacción, nos hace sentirnos orgullosos, por sentir que somos parte del mundo, que tenemos un lugar en el que merece la pena ocupar y estamos ocupando. La traducción a actividades concretas ya es una cuestión de elección personal, pero sea la que sea, si te hace sentir y te posibilita todo lo anterior es que estas en modo realización. Habrá días que no lo sientas, porque la autorrealización no es un estado estático sino dinámico, lo importante es tomar decisiones para vivirlo el mayor tiempo posible y disfrutar de la sensación de conjunto que conlleva: espontaneidad, confianza, libertad, creatividad, expresividad, tranquilidad.

La cuestión de cómo hacerlo es la dinámica de la vida, la que siempre ha estado ahí, no hace falta inventar nada nuevo. Para realizarse hay que desarrollarse, para desarrollarse hay que aprender, y para aprender hay que experimentar y reflexionar sobre dicha experiencia, día a día, paso a paso. El desarrollo es un descubrimiento que surge a partir de la experiencia, se produce en el vivir y no en el planificar para vivir. Y es una cuestión de elecciones continuas acerca de lo que nos enriquece, lo que nos hace bien, lo que nos permite avanzar en la senda que hemos elegido, no aquella que nos han marcado, consciente o inconscientemente, con más o menos presión externa. Para saber lo que nos enriquece, lo que nos hace bien, lo que nos permite avanzar solo existe un conocimiento adecuado: el autoconocimiento. Nadie más que nosotros es experto en si mismo, para elegir sabiamente hace falta tener desarrollado un fuerte criterio propio y éste solo nace del autoconocimiento, las decisión consciente y la puesta en acción de dichas decisiones.

El desarrollo, la realización personal es una necesidad que se siente y que te impulsa a ir más allá de donde estas en cada momento de tu existencia. Ahora bien, todo ir más allá implica un reto, nuevos aprendizajes, cambios y esto siempre desata nuestros miedos y pone en jaque el resto de nuestro sistema de necesidades. ¿Cuántas veces has sentido que has completado una etapa y que te hace falta algo más? ¿Cuántas veces te preguntas y ahora qué, cual es el siguiente paso? ¿Cuántas veces has experimentado ese deseo de lograr algo y a la vez el miedo a perder lo ya logrado?  o quizás ¿Qué hago aquí? ¿los próximos 10 años van a ser iguales? Todas estas preguntas nacen de esa inquietud interna por desarrollarnos, por evolucionar, por realizar en el mundo aquello que queremos ser y queremos ver. Y unidas a ellas surgen otras ¿Qué me está impidiendo avanzar? ¿Qué me detiene? ¿A qué me estoy resistiendo? ¿Por qué me estoy conformando? ¿Cuáles son las opciones, y sus consecuencias? ¿Por qué me cuesta tanto tomar la decisión, iniciar el camino?

A nadie le sorprenderá que ahora hable de la resistencia y el miedo al cambio. Mucho se ha escrito sobre el tema, en este blog puedes leer varios artículos al respecto, y, sin embargo, sigue siendo una ecuación sin resolver. Y esta ecuación tiene dos incógnitas, que actúan como dos sistemas de fuerzas internas opuestas, como ya señalaron entre otros Maslow y Kurt Lewin:

fuerzas defensivas o frenadoras: representadas por nuestras necesidades de seguridad, de pertenencia, de aceptación que desatan emociones de miedo a perder lo que tenemos, miedo a quedarnos solos, miedo a la pérdida de control, miedo a la incertidumbre de lo que nos depara el futuro, miedo a la libertad del ser, a la autonomía y la responsabilidad que todo ello implica. Todo ello activa nuestras actitudes defensivas y reactivas y nos hace apegarnos al pasado, al estatus quo.

fuerzas desarrollativas o impulsoras: representadas por nuestra necesidad de mejorar, avanzar, aprender, ser autónomo y libre en nuestras decisiones y acciones, de confiar en el mundo como un lugar idóneo para nuestra realización personal. Estas necesidades activan nuestras actitudes de apertura y proactividad.

La ecuación solo se resuelve despejando las incógnitas, es decir, ayudando a la persona a minimizar las amenazas para su seguridad, necesidad de aceptación, etc, y también el placer de la seguridad y la comodidad, a la vez que se maximizan los beneficios del desarrollo y se minimizan sus riesgos.  Un proceso de desarrollo es un continuo de situaciones-experiencias en las que la persona se ve compelida a elegir entre mantenerse seguro en un entorno controlado y ser más dependiente de él, o lograr mayores cuotas de autonomía, independencia, libertad y nuevos niveles de desarrollo. En dicho proceso habrá momentos de ansiedad, miedo, duda, incertidumbre y todas sus emociones desagradables asociadas. Habrá también resultados no queridos, no deseados, contratiempos, pero también habrá momentos de satisfacción, de gozo, de orgullo, y la experimentación de otras emociones positivas. Si logramos minimizar las primeras y utilizarlas para aprender, y maximizar las segundas y emplearlas para coger el impulso y seguir aprendiendo nos afianzaremos en el camino de la realización.

Lo que si es preciso tener claro por toda persona que decide embarcarse en vivir realizándose, y de aquellas que decidimos contribuir a ello a través de un acompañamiento profesional, es que lo que produce satisfacción y gozo para las personas es diferente y que el grado de intensidad de las necesidades de seguridad vs. desarrollo de las personas también es distinto: no podemos convertir, ni ella misma convertirse, a una persona 80% reactiva en 80% proactiva, a lo sumo podrá reducir su reactividad hasta su máximo potencial y desde ahí lograr los niveles de desarrollo deseados para ella. Nuestra mejor aportación es ayudar a las personas a conocerse y aceptarse, decidir sin miedo, a ampliar sus opciones, a clarificar sus necesidades, aspiraciones y capacidades, y a liberarse de las presiones externas (directas o indirectas, conscientes o inconscientes) que le impiden elegir con libertad y autonomía según su criterio o sabiduría interior.

Con independencia de la tendencia natural de las personas, más inclinada a la seguridad o el desarrollo, hay algo que todos compartimos y que se revela de capital importancia en el camino de la realización: mientras nuestras necesidades de seguridad, afecto, reconocimiento (en la concreción y grado que las experimentemos) no estén satisfechas nuestro organismo tenderá de formar prioritaria a satisfacer éstas en lugar de las vinculadas al desarrollo. Y todas esas necesidades de seguridad se satisfacen en las relaciones con los demás, de ahí la importancia de crear relaciones que aporten el fundamento seguro ( seguridad, afecto y aprecio) para impulsar el desarrollo y la realización. Esta es una de las claves de la metodología de mentoring que llevo año desarrollando y que describo en mi último libro «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional», entendiendo por excelencia vivir de forma constante en el camino del desarrollo y la realización personal.

Al final la decisión entre seguridad y desarrollo es una decisión entre apostar por complacer a los demás para obtener su afecto, reconocimiento y la seguridad que nos proporciona contar con ello, o apostar por nuestro propio yo, nuestra propia forma de estar en el mundo aunque no sea la deseada por los demás. En cada SI y NO que pronunciamos se encierra este conflicto de elección, una batalla que luchamos cada día sin darnos cuenta y que, sin embargo, define y condiciona toda nuestra vida.

Son muchas las personas que me consideran valiente porque lucho por ser yo, porque me he enfrentado a muchas situaciones o personas defendiendo mi postura a pesar de sufrir la desaprobación, rechazo, crítica, y algunas cosas peores. No digo que esto no me afecto o duela, pero es que la posibilidad de desaprobarme a mi misma, de rechazarme a mi misma es más dolorosa que cualquier otra. El día que descubrí que mi necesidad de autonomía, poniéndola en porcentajes, es de un 90% y que esto es representativo del 1% de la población, comprendí que para mi ser valiente no era una elección sino una forma de vida incrustada en mi ADN. Desde ese día admiro, si cabe aún más, a todas las personas que se enfrenta a la batalla del desarrollo porque para ellas elegir entre seguridad y autonomía probablemente es mucho más difícil que para mi, donde el margen de duda es del 1º% . Eso no quiere decir que yo no tenga que librar la batalla día a día también, pero las armas son diferentes y eso también explica muchas cosas. Si además añadimos que he tenido la suerte de contar con el fundamento seguro desde muy pequeña, y he sido consciente de lo que eso ha significado en mi vida, el camino de mi realización personal creo que ya estaba escrito: acompañar a otros para que puedan tener la suya.

En ese camino busco formar mentores y mentoras que sean guías óptimos del desarrollo de otros. Personas a la vez optimistas en cuanto a las posibilidades de desarrollo de las personas y realistas en cuanto a la existencia e influencia de las fuerzas frenadoras que lo amenazan. Personas que saben comprender unas y otras y darles el espacio y el tiempo necesario para lidiar la batalla en favor de la realización. Personas conscientes de todo lo que ello implica y responsables de ejercerlo con el máximo respecto a la persona, a sus decisiones, aspiraciones, conflictos y necesidades. Como señalo Maslow «el desarrollo solo puede surgir de la seguridad», por ello cuando las defensas son rígidas no hay que romperlas a toda costa, hay que ser paciente, amoroso, comprensivo para posibilitar que se vayan debilitando poco a poco a través de una relación que aporta precisamente eso que la persona necesita para derribarlas: seguridad, comprensión, aceptación, afecto, conexión, aprecio, reconocimiento de su valía como ser humano único, junto con las dosis adecuadas de reto, estímulo, esperanza e inspiración.

No podemos obligar a otros a desarrollarse, solo podemos incitarlos, evocando sus fuentes de satisfacción (motivaciones), haciendo emerger su fuentes de poder (capacidades y recursos), y reduciendo sus miedos y ansiedades. La clave de todo proceso de desarrollo es saber detectar y ayudar a satisfacer las necesidades pendientes (seguridad, confianza, afecto, reconocimiento, pertenencia), para enfocar el camino de la autorrealización. Un camino que no tiene porque realizarse en soledad, el autoconocimiento no solo surge de la introspección, en las relaciones con los demás es donde más aprendemos sobre nosotros mismos. La gran paradoja de mi vida es que ayudando a otros a conocerse, aceptarse, comprenderse, realizarse estoy aprendiendo mucho sobre mi misma y ese aprendizaje lo puedo volcar también en los demás. Esto es lo que yo llamo el círculo virtuoso del mentoring, que probablemente sea el círculo virtuoso de la humanidad, y la esencia última de la realización.

El pasado 20 de Noviembre nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel, estuvo de nuevo en Bilbao para firmar ejemplares de su nuevo libro «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional». La presentación y firma de libros fue en el Edificio de La Bolsa organizada por Bilbao Ekintza.

Mentores y Mentees Bilbao Ekintza

 

 

 

 

 

Al acto asistieron muchos de los mentores y mentees de las ya más de 10 ediciones del programa de mentoring promovido por el Ayuntamiento de Bilbao. La Escuela de Mentoring lleva trabajando más de 5 años con los participantes en los sucesivos programas impartiendo la formación de los mentores y mentees, y llevando la dirección científica del Congreso Internacional de Mentoring «Bilbao Mentoring Conference». 

 

 

Cristina Alonso y Mª Luisa de Miguel

 

 

Durante la presentación nuestra Directora Ejecutiva tuvo ocasión de poder conversar con algunas de las mentoras más veteranas del programa, como Cristina Alonso Jañez, que además es colaboradora de la Escuela de Mentoring, acerca de los resultados  del programa a lo largo de estos años, sus experiencias y aprendizajes como mentora, la evolución en el tiempo de las personas a las que ha acompañado como mentees, y nuevos retos para el futuro.

 

 

 

 

 

Bernardo García y Olga Robles con Mª Luisa de Miguel

 

 

Muchos de los mentores asistieron acompañados de sus actuales mentees, y quisieron inmortalizar el momento en una foto conjunta con la autora del libro. Una foto que refleja el poder del mentoring, que es el poder de los encuentros y las conversaciones.  Este fue el caso de Bernardo García Izquierdo (mentor) y Olga Robles Santin (mentee). Olga comentaba en linkedin el encuentro: «Contando con la experiencia y los conocimientos de Maria Luisa de Miguel Corrales y Bernardo Garcia Izquierdo no se puede pedir mejor introducción al mentoring». Gracias a Bilbao Ekintza y Ana Arrieta Calleja por hacerlo posible. apendizaje transformación»

Otro de los mentees que acudió Ales Rueda, nos dejaba también su comentario en linkedin :»Esta mañana he acudido a la presentación del nuevo libro-herramienta de Maria Luisa de Miguel Corrales, con el que seguro voy a descubrir experiencias para compartir con mi mentora Cristina Alonso Jáñez y en mi camino profesional. Gracias por la dedicatoria y aquí tienes a tu personal wine shopper ;) Un abrazo! hashtagmentoringbilbao hashtagbizkaia hashtagarwineexperiences
Agradecemos a todos su asistencia, sus comentarios y la buena acogida que le han dado al libro.