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Te invitamos a la webinar «El mentoring organizacional como instrumento de cambio colectivo», que facilitará nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel, el próximo 16 de Noviembre a las 18:00 horas CET, dentro de las actividades que mensualmente organizada EMCC SPAIN.

En su dimensión organizacional, o macro, el mentoring se convierte en un instrumento de cambio colectivo muy útil para las organizaciones. De ahí que en la última década su implantación en las mismas se haya incrementado exponencialmente como mecanismo para facilitar los procesos de transformación digital, favorecer los planes de sucesión, desarrollar el talento, contar con un pool de líderes preparados para asumir nuevos retos organizacionales, favorecer y gestionar la diversidad, facilitar los procesos de cambio organizacional, mejorar el compromiso y el clima laboral, desarrollar diferentes competencias, entre otras aplicaciones.

En este webinar Maria Luisa de Miguel explicará como diseñar e implantar programas de mentoring corporativo en las organizaciones, compartiendo su experiencia como «mentoring manager» en más de 60 programas de mentoring in company en diversas organizaciones en todo el mundo.

Si quieres conocer los beneficios que puede aportar implantar un programa de mentoring en tu organización, cómo llevarlo a cabo, cuál es el rol del «mentoring manager» y cómo desempeñarlo con efectividad, cómo gestionar las diferentes fases de un programa de mentoring y como aplicarlo a la gestión del cambio colectivo, no te pierdas esta webinar.

Llevamos más de 20 años implantando programas de mentoring en grandes empresas con excelentes resultados, puedes consultar muchos de los testimonios de los participantes en nuestra web en el apartado «Las Voces del Mentoring» y conocer de primera mano muchas de las experiencias reales en las que ha participado la Escuela de Mentoring, asistiendo a esta webinar y conversando con nuestra Directora, Maria Luisa de Miguel, quien responderá a las preguntas, curiosidades y comentarios de los participantes.

Si quieres participar solo tiene que registrarte en el siguiente enlace. 

Te esperamos el próximo 16 de Noviembre a las 18:00 horas España.

El encuentro humano es el germen de la sabiduría colectiva.” Maria Luisa de Miguel.

Iniciamos un nuevo proyecto bajo el nombre de «Comunidades de Aprendizaje» para impulsar la práctica reflexiva, parte integral de nuestra metodología INTEGRAL GENERATIVE MENTORING, en las personas que se han formado con la Escuela de Mentoring o participan o han participado en proyectos de mentoring desarrollados con nosotros, como forma de seguir aprendiendo y mejorando en el desempeño del rol de mentor y mentora, así como enriqueciendo la metodología.

Las “Comunidades de Aprendizaje” son un punto de encuentro entre personas que desarrollan una misma actividad voluntaria, profesional o interés, que se implica en la resolución colaborativa de situaciones y problemas que surgen en su práctica profesional o voluntaria, profundizando en el conocimiento de este a través de la interacción continua y compartiendo sus experiencias y saberes, a través del encuentro en torno a una conversación grupal reflexiva. El objetivo último es compartir aprendizajes derivados de la práctica y experiencia real en sus diferentes roles, para seguir aprendiendo y creciendo juntos.

Son lugares de encuentro para nutrirnos y enriquecernos como personas y profesionales, compartiendo  experiencias, desafíos y éxitos en nuestros roles, todo ello con el objetivo de fomentar un nivel de consciencia, autoconocimiento y reflexión más profundo sobre nosotros mismos, las relaciones y los resultados de nuestra práctica profesional. 

Los encuentros se desarrollan bajo el enfoque no directivo y centrado en la personal de Carl Rogers, que forma parte de la metodología INTEGRAL GENERATIVE MENTORING de nuestra Escuela.  

El pasado 9 de Octubre hemos desarrollado el primer encuentro de la Comunidad de Aprendizaje #MentoringAlumni de la Escuela de Mentoring, con la participación de 12 personas procedentes de diferentes países (España, Colombia, Perú, Argentina, Panamá) que se han formado en las diversas ediciones de nuestra Certificación Internacional en Mentoring. 

En una primera fase nuestras Comunidades de Aprendizaje estarán centradas en la práctica del mentoring, si bien en un futuro próximo las implementaremos en todos nuestros programas: liderazgo, aprendizaje organizacional, gestión del cambio, desarrollo del talento, diversidad & inclusión, bienestar organizacional, desarrollo de habilidades, como complemento y refuerzo del aprendizaje y desarrollo. También las convocaremos de forma abierta para explorar sobre temas concretos (estrés, resistencia al cambio, compromiso, agilidad emocional, motivación, etc.) entre participantes que compartan intereses y preocupaciones comunes.

Nuestro objetivo es aprovechar la riqueza de la sabiduría de los grupos para convertirla en inteligencia colectiva al servicio del logro de las aspiraciones individuales y organizacionales y la superación de las dificultades y retos que implican.

 ¿Qué está pasando con la experiencia del empleado?

La atención e interés de las empresas por mejorar la experiencia del empleado ha ido en aumento, en paralelo a la disminución del compromiso de los empleados, los cambios en las dinámicas de trabajo (diversidad, covid, mix generacional, teletrabajo, digitalización), la alta rotación y escasez de talento[1] y fenómenos como la gran renuncia o la gran resignación.

Las estrategias e instrumentos para gestionarla cada vez son más diversas: design thinking, inteligencia artificial o plataformas de experiencia del empleado (EXP), sin embargo, sigue demasiado enfocada en el rendimiento y muy poco en el desarrollo. Todo ello da lugar a un modelo de management regido por principios mecanicistas, en lugar de humanistas u orgánicos. Las personas no son máquinas y no se les puede aplicar un criterio (el rendimiento) que es más propio de aquellas que de la condición humana.

Un reflejo de este modelo es la inversión en tiempo y dinero dedicada a medir y controlar la experiencia del empleado frente a la que se destina a mejorarla. Un ejemplo, los cada vez más refinados “sistemas de escucha al empleado”, basados en recopilar datos de fuentes diversas (datos pasivos del tráfico de correo electrónico, horarios, calendario, comentarios de voz e incluso vídeo), que parecen retrotraernos a los peores momentos del espionaje de guerra. Con ellos la persona es tratada como una fuente de datos a extraer y explotar, y no como un ser humano con el que interactuar a través de una relación genuina y cercana, “piel con piel”, que son las que más experiencias de felicidad y bienestar aporta a las personas[2].

Otra muestra de deshumanización es el incremento del uso de la IA conversacional: el chatbot de Paradox, bautizado como Olivia, puede comercializar, filtrar e incluso contratar a personas casi sin necesidad de participación humana. Resulta difícil imaginar una experiencia del empleado satisfactoria cuando la primera relación que tiene con la empresa es a través de un chatbot. En la gestión de personas los recursos cada vez son más tecnológicos y menos humanos.

La realidad nos muestra el aumento de los casos de estrés, bajas por depresión y problemas de salud mental en las empresas[3], lo cual no es indicador de una buena experiencia del empleado, más bien todo lo contrario. La solución no puede ser compensarlo convirtiendo las organizaciones en un parque de atracciones, generando experiencias placenteras a base de diversión, comodidades y lujos: salas de videojuegos, mesas de ping pong, gimnasio, fiestas, vales en restaurantes de moda o formaciones que parecen un reality. Estas prácticas están dando lugar a una cultura infantilizante de los trabajadores y a un modelo que podríamos calificar de “hrwashing”. Las empresas no pueden seguir estableciendo objetivos y plazos imposibles de lograr, si no es trabajando 10 y 12 horas diarias[4], y luego proporcionar acceso a apps para cuidar la salud mental o talleres de mindfulness para gestionar el estrés que ello acarrea.

 

Reformular la experiencia del empleado

Si aspiramos a tener empresas más humanas es necesario reformular la experiencia del empleado, apostando por que sea el vehículo para crear y cultivar espacios donde las personas alcanzan una vida plena y gratificante, como aboga Tom Peters[5] en su humanismo extremo.

Con este nuevo enfoque la experiencia del empleado dará lugar a un nuevo marco de convivencia, relaciones más saludables y enriquecedoras y un clima laboral de mayor confianza, compromiso y satisfacción, donde las personas pueden desarrollar todo su potencial y ponerlo al servicio del logro de objetivos individuales y organizacionales. Sin duda, todo ello contribuirá a mejorar la salud laboral e incrementará los niveles de ingresos de la organización.

La fórmula es diseñar la experiencia del empleado para potenciar las 6 dimensiones del desarrollo humano óptimo propuestas por Carol Ryff[6]: propósito en la vida, autonomía, dominio del entorno, crecimiento personal, autoaceptación y relaciones positivas.

Propósito: las personas deben poder vivenciar el sentido de su trabajo, lo que aportan y a lo que contribuyen con él y cómo está conectado a su propósito personal. Si no experimentan frustración, malestar y desmotivación.

Autonomía: las personas necesitan expresar su singularidad en el trabajo, tomando decisiones, aportando ideas que sean parte de las soluciones, teniendo capacidad para organizar tiempos y tareas, dirigiendo su aprendizaje y desarrollo, sin depender contínuamente de la intervención externa. La autonomía produce un sentimiento de propiedad hacia el trabajo que incrementa el compromiso con el mismo.

Dominio del entorno: las personas funcionan óptimamente cuando sienten que pueden gestionar eficazmente el entorno de trabajo, respondiendo de forma adecuada a sus demandas. Para ello deben percibir la organización como un lugar lógico, coherente y predecible, alineado con sus necesidades y capacidades y en el que cuentan con el apoyo de compañeros, jefes y otros recursos organizativos para llevar a cabo su trabajo adecuadamente.

Crecimiento personal: las personas deben experimentar que se dan en la organización las condiciones para progresar, para lograr sus propósitos individuales. Deben sentir que su talento está siendo aprovechado y no explotado o infrautilizado, que el trabajo que desempeñan les permite desarrollarse, aprender y evolucionar.

Autoaceptación: las personas necesitan sentir que la organización les aprecia, reconoce y acepta con sus diferencias, fortalezas y debilidades. Las organizaciones deben proporcionar una experiencia de inclusión a sus empleados: satisfacción simultánea de la necesidad de singularidad (sentirse únicas, poder expresar y que se reconozca su individualidad) y la de pertenencia (sentir que son parte y pertenecen a un grupo).

Relaciones positivas: las relaciones positivas, basadas en la cercanía, la empatía y la comprensión aportan seguridad psicológica, confianza, sensación de conexión y pertenencia. Gracias a ellas la persona siente la fuerza y el apoyo del grupo lo que influye en su capacidad para afrontar retos, problemas, estrés y gestionar situaciones difíciles.

Cuando el desarrollo humano óptimo se frustra aparece el malestar, el estrés y el deterioro de la salud, de ahí la importancia de reformular la experiencia del empleado desde una nueva mirada: propiciar experiencias basadas en las seis dimensiones apuntadas.

 

Una nueva praxis para una nueva mirada

Con esta nueva mirada toda actuación organizacional debería ser analizada teniendo en cuenta estas seis dimensiones de cara a su impacto en la experiencia de los empleados para cada acción habría que preguntarse ¿cómo contribuye, dificulta o impide la autonomía en el trabajo? Y lo mismo respecto a las cinco dimensiones restantes.

Adicionalmente, las organizaciones pueden utilizar la Escala de Bienestar Psicológico de Carol Ryff[7] para valorar el grado de bienestar psíquico y satisfacción de sus empleados en las seis dimensiones aludidas. También aplicar estas para elaborar el “mapa del empleado” y evaluar los diferentes momentos de la verdad: por ejemplo, ¿qué nivel de autonomía, propósito, relaciones positivas, autoaceptación, crecimiento personal, dominio del entorno ha experimentado el empleado en la formación “X” llevada a cabo por la empresa?

En atención a los resultados del “Barómetro de la Experiencia del Empleado 2022” (en adelante BEX22)[8], especialmente en las fases “crecer” y “consolidar”, que son las que más tiempo ocupan en la vida laboral de una persona y las que más importancia tienen para ella, propongo intervenir en los siguientes aspectos de su experiencia, desde la óptica del desarrollo humano óptimo:

1.- Evaluaciones de desempeño más humanas
Se trata del momento de la verdad peor valorado según el BEX22, y que un reducido número de empleados y managers la consideran de utilidad[9]. Muchos empleados viven estas evaluaciones como algo crítico en lugar de constructivo debido a:

-Están demasiado basadas en diagnosticar comportamientos de mala ejecución para corregirlos o cambiarlos.

-Excesivo protagonismo del evaluador y escasa participación del evaluado.

-Incremento del uso de la llamada “gestión algorítmica” para realizarlas, sin intervención humana. Esto convierte a las personas en recipientes pasivos con autonomía limitada y escasas oportunidades de aprendizaje, además de degradar la calidad de las experiencias laborales y perjudicar el desarrollo cognitivo de los empleados, según Xavier Parent-Rocheleau y Sharon Parke[10].

La evaluación de desempeño debe basarse en conversaciones cara a cara, centradas en potenciar el desarrollo y no solo en evaluar el rendimiento o incrementar la productividad.

Deben ser un espacio para conocer mejor a la persona, construir con ella una relación de confianza y ayudarle a conectar con sus aspiraciones y potencial para ponerlo al servicio del logro de los objetivos. Es necesario renunciar a la estandarización a través de formularios de recogida de datos, pues en aras de la objetividad se está perdiendo mucha humanidad.

2.- Aprendizaje significativo
El aprendizaje es el gran catalizador de una óptima experiencia del empleado, según los expertos participantes en el encuentro Future of HR 2023. Para ello ha de diseñarse de forma que la persona pueda elegir qué aprender y cómo (autonomía), que le permita aprender con otros (relaciones positivas), experimentar en el lugar de trabajo, reflexionar sobre ello y conectarlo a su propósito y objetivos. El mentoring es una de las prácticas que aglutina todas estas características y posibilita un desarrollo sostenible del capital humano[11].

Las personas deben poder aprender trabajando y trabajar aprendiendo, lo que implica una experiencia activa y reflexiva. Aprender no es solo hacer o adquirir conocimientos, requiere tiempo de reflexión para asimilarlos, incorporarlos y aplicarlos. No se puede pretender que una persona asista a una formación o reciba un feedback y automáticamente aprenda. Tampoco que lo haga cuando está en un curso de formación durante su jornada laboral pero continuamente conectada al teléfono o el ordenador gestionando tareas, respondiendo a demandas de su jefe y ausentándose para atender llamadas.

Como refuerzo será necesario formar a los líderes para que sean menos directivos y más desarrolladores12, para liderar con un estilo empoderador y no autocrático. El líder desarrollador potencia y acelera el aprendizaje experiencial de sus colaboradores, lo que favorece el crecimiento personal y dominio del entorno, además de fomentar la autonomía. Esto exige un cambio cultural en las organizaciones, ya que actualmente valoran más el alto desempeño y cumplimiento de objetivos en sus líderes, que el esfuerzo que invierten en desarrollar a otros, como revela una encuesta realizada por Mckinsey.

3.- Feedback reflexivo y empoderante
El feedback suele ser evaluativo y correctivo, se basa únicamente en la visión del manager/supervisor que lo proporciona, lo cual lastra la autonomía, adoptando una posición de “examinador”, que no genera una relación muy positiva. Está demasiado enfocado en incrementar la productividad mejorando la ejecución, en lugar de favorecer el aprendizaje y el desarrollo, así como en el pasado: en lo que ya se hizo y no funcionó. Como el pasado no se puede cambiar, este tipo de feedback acaba generando impotencia, lo que no favorece el crecimiento personal y dominio del entorno.

Las organizaciones deben replantearse la forma de dar feedback adaptándola a las siguientes premisas:

-Autonomía, autoaceptación y dominio del entorno: la persona evaluada debe ser la protagonista de su proceso de retroalimentación, por ello debe comenzar preguntándole a ella. Si está mejorando su asertividad en las reuniones de equipo se preguntaría ¿cómo crees que ha sido tu nivel de asertividad en la reunión? ¿Qué destacarías al respecto? ¿En qué momentos has sido más asertivo? ¿en cuáles no? …

-Crecimiento personal y dominio del entorno: el feedback debe ampliar la mirada al futuro, a lo que se podría hacer o mejorar, para conectar con las oportunidades de desarrollo.

Consistiría en preguntar al colaborador ¿cómo puedes ser más asertivo? ¿Qué te ayudaría? ¿Dónde puedes ponerlo en práctica?

-Relaciones positivas: el manager al final de todo este proceso puede aportar su perspectiva para incrementar el aprendizaje. Si todo el proceso se lleva a cabo dentro de una conversación fluida, en las que ambas partes participan, se miran a los ojos, prescinden de formularios y check list y se escuchan la experiencia se convierte en una relación mucho más satisfactoria y empoderadora.

Por último, las empresas deberían plantearse introducir el “reverse feedback”: quienes lo reciben proporcionan feedback a quien lo dió, sobre como lo ha hecho y qué les ha aportado. Con ello se construirán relaciones más simétricas, colaborativas y basadas en el aprendizaje mutuo.

4.- Desarrollo con propósito
La vida laboral del empleado debe desarrollarse de forma que le permita vivenciar su propósito personal, pues proporciona una de las experiencias más positivas[12], que redunda en mejor salud, más compromiso, más probabilidad de permanecer en la empresa, mayor disposición a recomendarla y mayor productividad. Para hacerlo realidad pueden ayudar las

siguientes estrategias:

-Resonancia: el propósito organizacional debe estar presente en el día a día, repetirse en las diversas interacciones empresa-empleado, para lo cual debe ser conocido por todos y fácil de recordar. En cada decisión a tomar, cada objetivo a fijar o cada cambio a implementar la pregunta debería ser ¿en qué medida contribuye a realizar nuestro propósito?

-Conexión: las evaluaciones de desempeño, las reuniones de equipo u otras dinámicas deben aprovecharse para reconectar a las personas con el propósito de la compañía, para ayudarlas a alinear su propósito personal con aquel y para hacerles ver como a través de su trabajo pueden contribuir a la realización de ambos.

-Integración: los objetivos organizacionales e individuales deben integrar el propósito. También las acciones a ejecutar para lograrlos. De esta forma su puesta en práctica será una vía para realizar el propósito. También la definición de puestos debe incorporarlo, mostrando lo que la persona hace desde la perspectiva de la contribución al propósito. La iniciativa #UnexpectedJobs del BNP Paribas[13] es un ejemplo de ello.

-Significatividad: cuando se delega o se asignan tareas es imprescindible asegurarse de que las personas comprenden cómo lo que hacen contribuye a la realización del propósito. De esta forma las tareas se transforman en significativas, aportan una motivación trascendente, que da sentido al tiempo y el esfuerzo invertido en ellas. Adicionalmente se evitaran muchas acciones innecesarias, entre ellas las reuniones, que son una fuente de gran insatisfacción en la experiencia del empleado15.

-Alineación: promover dinámicas para que los directivos y sus equipos compartan sus propósitos personales, encuentren puntos de conexión entre ellos y la alineación con el propósito organizacional. Cuando disminuya la motivación y el compromiso deben propiciarse conversaciones en torno al propósito, la misión, la visión, la historia compartida, y los valores: ¿cuál es la razón de ser de este equipo? ¿qué nos une? ¿en que medida lo que estamos haciendo contribuye a realizar ese propósito? ¿qué podemos hacer para mejorarlo?

5.- Incentivar el comportamiento prosocial
Las interacciones que, según el BEX22, producen más satisfacción laboral están vinculadas a las relaciones: trabajo en equipo, apoyo en situaciones difíciles, buen ambiente. Diversas encuestas realizadas por Mckinsey señalan que las relaciones con los compañeros de trabajo son la razón fundamental de la satisfacción en el mismo. Las relaciones juegan un papel crucial en nuestro bienestar y felicidad[14].

La capacidad para cultivar relaciones positivas debería evaluarse como parte de un buen desempeño, teniendo en cuenta aquellos aspectos que forman parte del comportamiento prosocial (compañerismo, colaboración, apoyo mutuo, generosidad, empatía).

Dado que el comportamiento prosocial es contagioso, y el que no lo es también, no se puede premiar un alto rendimiento logrado mediante conductas que dañan las relaciones, generan estrés o afectan negativamente a la salud de las personas. Tampoco intensificar el uso de la tecnología, sustituyendo la relación persona a persona por la interacción persona-máquina.

Para Jen Fisher y Anh Phillips[15] esta tendencia está creando entornos de trabajo menos humanos, porque su uso generalizado desconecta a las personas, incluso cuando comparten un espacio de trabajo, como demuestran las investigaciones de Karen Sobel y Richard Reilly[16].

Es necesario tomar conciencia de que la conexión va mucho más allá de buzones de sugerencias, encuestas de clima laboral o foros virtuales[17]. Debemos dotarla de mayor cercanía, humanidad, profundidad y autenticidad. Los líderes deben ser los primeros en dar ejemplo: realizando visitas personales a los empleados, manteniendo charlas informales con ellos, dejando que expresen sus inquietudes con la seguridad de que van a ser comprendidos y no juzgados, escuchándolo empáticamente y compartiendo historias para hermanarse. Aprovechar estas conversaciones para conocer a la persona más allá del puesto que desempeña, establecer sesiones de “pregúntame lo que quieras” o fomentar las asambleas invertidas (reverse town halls).

Un artículo publicado en la revista Harvard[18] propone implementar “pausas relacionales” para mejorar la conexión entre las personas. Se trata de descansos breves del trabajo en curso, en el que se invita a las personas a compartir cuestiones relacionadas con el estado emocional del equipo: ¿cómo es el nivel de estrés que estamos experimentando? ¿Qué sentimos ante el fracaso de este proyecto? Su objetivo es sacar a la luz la realidad emocional del trabajo, que suele ignorarse, y como afecta al mismo, propiciando que las personas aprendan a gestionarlo proactiva y productivamente. A medida que se habitúan a practicar estas pausas desarrollan una mayor empatía, mejoran las relaciones y aumenta la cooperación.

Promover relaciones positivas debe extenderse a todas las personas con las que interactúan los empleados. Permitir que estos sufran tratos vejatorios de clientes para no perderlos, viendo disminuidos los ingresos, no contribuye a una experiencia del empleado positiva.

Conclusiones

Una experiencia del empleado en la que no hay autonomía, la persona siente que no tiene control sobre el entorno, no cuenta con buenas relaciones y no se siente apoyada provoca un estado de tensión que acaba produciendo deterioro cognitivo.[19] Por el contrario, cuando se potencia un desarrollo humano óptimo los efectos positivos se extienden más allá del presente. Diversas investigaciones[20] apoyan la idea de que la autonomía laboral, un trabajo estimulante que permite evolucionar y unas buenas relaciones laborales pueden ayudar a prevenir el deterioro cognitivo y a disminuir el riesgo de padecer Alzheimer.

Si aspiramos a ser empresas más humanas el único camino es crear un ambiente orientado al desarrollo humano óptimo. Esta debe ser la meta compartida por todos, empleadores y empleados. Estos últimos también deben participar e implicarse, pues la experiencia, positiva o negativa, que cada uno genera impacta en la de los demás. La experiencia del empleado es un ejercicio de corresponsabilidad.

Autora: Mª Luisa de Miguel Corrales.

Artículo ganador del Premio «Juan Antonio Esteban» 2023, al mejor artículo inédito en RRHH, convocado por AEDIPE CENTRHO, ALDA y Asociación Escritores RRHH y publicado por primera vez en www.asociacion.centro.org.

[1] La rotación de personal alcanzó su máximo histórico en el 2022, tanto en España como a nivel mundial. https://bit.ly/3Lm9dRh

[2] Las conclusiones de “The Harvard Study of Adult Development” (el mayor estudio longitudinal sobre lo que aporta sentido, felicidad y salud a nuestras vidas) revelan que las relaciones con los demás son lo que determina que estemos más o menos satisfechos con nuestra vida. Una buena parte de ella se desarrolla en el trabajo.

[3] Un 43% de trabajadores sufre burnout según los datos de la Guía Laboral de 2022. Casi 3 millones de personas mueren anualmente en el mundo por enfermedades relacionadas con el estrés en el trabajo. En Estados Unidos, 47 millones de personas abandonaron su trabajo por agotamiento en el 2021.

[4] El 78% de los empleados en España asegura realizar horas extra, de los cuales el 61% indica que no son remuneradas ni las recupera, según datos de la ‘Guía del Mercado Laboral 2022’ de HAYS España.

[5] Tom Peters (2022). Excelencia ahora: humanismo extremo. Empresa Activa. Barcelona.

[6] Ryff, C. D., & Keyes, C. L. M. (1995). The structure of psychological well-being revisited. Journal of personality and social psychology, 69(4), 719.

[7] Díaz, D., Rodríguez-Carvajal, R., Blanco, A., Moreno-Jiménez, B., Gallardo, I., y van Dierendonck, D. (2006). Adaptación española de las escalas de bienestar psicológico de Ryff. Psicothema, 18, 572-577 Ryff, C. D. (1989). Happiness is everything, or is it? Explorations on the measuring of research on hedonic and eudaimonic well-being. Annual Review of

Psychology, 52, 141-166. doi: http://dx.doi.org/10.1037//0022-3514.57.6.1069

[8] Barómetro de Experiencia de Empleado en España (BEX) 2022. www.barometroex.com

[9] “Cómo mejorar las evaluaciones del desempeño cuando sólo un 5% de los empleados y managers las considera útiles.” Observatorio Recursos Humanos. Marzo 2023. https://bit.ly/41hwF7E.

[10] Parent-Rocheleau, X. y Parker, S. K. “Algorithms as Work Designers: How Algorithmic Management Influences the Design of Jobs”. Human Resource Management Review, 10 de mayo de 2021.

[11] De Miguel, María Luisa (2022). Desarrollo sostenible del capital humano. Revista Capital Humano. Nº 374. Abril 2022. 12 De Miguel, Maria Luisa (2022). El líder mentor como multiplicador del talento. Sintetia.com. Abril 2023.

[12] “Help your employees find purpose or watch them leave”. Mckinsey. Abril 2021. https://mck.co/43R0XzM

[13] #UnexpectedJobs BNP Paribas. Consultar en https://www.linkedin.com/feed/hashtag/?keywords=unexpectedjobs 15 “Así serán las nuevas reuniones: se acabó calentar la silla de trabajo.” El País. Abril 2023. https://bit.ly/3Hi3s4v

[14] “The Harvard Study of Adult Development”.

[15] Jen Fisher y Anh Phillips (2021). Work better together. McGraw-Hill

[16] Sobel Lokeski, Karen y Richard R. Reilly (2020). The power of virtual distance. New Jersey. Jhon Wiley

[17] De Miguel, María Luisa (2022). Equipos desconectados, más allá de la distancia física. Revista ORH. Número 179. Junio 2022

[18] Michelle A. Barton, Bill Kahn, Sally Maitlis, and Kathleen M. Sutcliffe (2022). “Stop Framing Wellness Programs Around Self-Care”. Revista Harvard. Abril 2022.

[19] Sharon K. Parker y Gwyneth G. Fischer. “Cómo un buen diseño del trabajo nos hace más inteligentes”. Harvard Deusto Business Review. Número 326. Octubre 2022.

[20] Fisher, G. G., Stachowski, A., Infurna, F. J. et al.“Mental Work Demands, Retirement, and Longitudinal Trajectories of Cognitive Functioning”.Journal of Occupational Health Psychology, 19,n.º 2, abril de 2014; Pan, K. Y., Xu, W., Mangialasche, F. et al. “WorkingLife Psychosocial Conditions in Relation to Late-Life Cognitive Decline: A Population-BasedCohort Study”. Journal of Alzheimer’s Disease,67, n.º 1, 2019; Ng, T. W. H. y Feldman, D. C. “The Relationship of Age to Ten Dimensions of Job Performance”.Journal of Applied Psychology, 93, n.º 2, marzo de 2008;. Andel, R., Crowe, M., Hahn, E. A. et al. “Work-Related Stress May Increase the Risk of Vascular Dementia”. Journal of the American Geriatrics Society, 60, n.º 1, enero de 2012.

 

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Mª Luisa de Miguel

Directora Ejecutiva de la Escuela de Mentoring, consultora, formadora, conferenciante y escritora experta en liderazgo, estrategia, toma de decisiones, desarrollo del talento, gestión del cambio, mentoring, diversidad e inclusión.

Escritora, autora entre otros del libro «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional» Ediciones Pirámide (Grupo Anaya) 2019.

Mentora Senior y Coach Ejecutivo certificada internacionalmente por la AICM (Asociación Internacional de Coaching y Mentoring) y Máster Practitioner por EMCC (European Mentoring & Coaching Council) Nivel Master. Miembro del Consejo Editorial de la Journal International Mentoring & Coaching Council de la EMCC. Premio Internacional en Mentoring 2015 por la EMCC. Premio Excelencia Educativa 2019. Vicepresidenta de EMCC Global en España. Premio «Juan Antonio Esteban» 2023 de Aedipe Centrho, Alsa y Escrhitores al mejor artículo inédito de RRHH, categoría profesionales de la función de RRHH por el artículo «Convertir la experiencia del empleado en un desarrollo humano óptimo».

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En un mundo dinámico, complejo y en constante evolución, como el que nos está tocando vivir, el talento se desactualiza con facilidad. Muchas de las competencias que hemos aprendido, entrenado y dominado en una parte de nuestra vida académica y profesional se quedan obsoletas en pocos años.

La obsolescencia del talento es un hecho cada vez más frecuente. Según un informe de Randstad, publicado en 2018, más de la mitad de las empresas han sufrido cambios significativos en su funcionamiento que han derivado en una obsolescencia competencial en un 30% de los casos. De hecho la obsolescencia profesional es uno de los 8 miedos que más abunda entre los profesionales, lo cual no nos debe extrañar con la amenaza de la pérdida de empleos que cierne sobre nuestras cabezas como consecuencia de la automatización.

De ahí la importancia de tener a punto el talento en todo momento, mantenerlo al día y sacarle todo el provecho posible. Para ello el aprendizaje es la pieza clave, aprender a aprender de forma ágil y efectiva es el verdadero activador del talento, la metacompetencia para el éxito. 

La metodología Integral Generative Mentoring, que utilizamos en la Escuela de Mentoring, promueve y facilita el desarrollo de un talento ágil, un talento que sabe actualizarse de forma permanente, óptima y efectiva, que multiplica su potencialidad de manera constante. Para ello utiliza un patrón conversacional, que hace unos meses describía en un artículo publicado en la Revista Observatorio Recursos Humanos, bajo el título «El aprendizaje como garantía de sostenibilidad».

Dicho patrón costa de 7 fases que son guiadas por el mentor a través de una conversación reflexiva y estratégica:

1º.- Definir el objetivo a lograr con el aprendizaje, es decir, el para qué del aprendizaje y utilizarlo como criterio orientador del mismo.

2º.-Identificar la brecha o Gap que separa a la persona de lo que quiere lograr, es decir, lo que necesita aprender, cambiar o hacer para lograr su objetivo.

3º.- Establecer el Status Quo: lo que la persona está haciendo actualmente respecto a lo que quiere logra, identificando lo que le está funcionando y lo que no.

4º.- Romper la inmunidad al cambio: identificar y superar esos supuestos que nos hacen mantener comportamientos que sabemos son perjudiciales para el objetivo a lograr.

5º.- Establecimiento de nuevos supuestos potenciadores, que permitan encontrar nuevas formas de hacer más funcionales y favorecedoras del logro del objetivo.

6º.- Fijación de compromisos de acción en la linea de los nuevos comportamientos funcionales identificados para ponerles en practica y comenzar a generar el cambio y con ello la actualización del talento.

7º.- Reflexión sobre la experiencia a través de un proceso de triple feedback

Todas estas estrategias, que se trabajan en las sesiones de mentoring, estimulan la activación de una serie de capacidades que son claves para desarrollar la learning agility y multiplicar el talento: flexibilidad mental, enfoque multiparadigma, knowing doing gap, pensamiento cre-activo, pensamiento crítico y mindul decisión makers.

– Flexibilidad mental, que se traduce en agilidad para pasar a la acción y cambiar, gracias a haber superado la inmunidad al cambio.

-Enfoque multiparadigma, capacidad para contemplar las situaciones desde perspectivas diferentes a las nuestras, siendo capaces de ponerse en el lugar de personas distintas por razón de edad, sexo, género, cultura, valores, etc. 

-Pensamiento cre-activo, una forma de pensar que no solo crea desde un enfoque original, genuino y multiparadigma, sino que también lo pone en acción, experimenta con ello, lo prueba, aprende y lo mejora de forma continua. 

-Pensamiento crítico, favorecido por el empleo de preguntas para estimular la reflexión, el análisis de la experiencia desde diferentes perspectivas, con distanciamiento y objetividad, contando también con la visión de alguien externo como es el experto. 

-Mindful decisions maker. Fruto de todo lo anterior, se propicia una toma de decisiones mucho más consciente, con más perspectiva y más ecuánime, pues equilibra los valores, motivaciones y necesidades personales con los del entorno. Todo ello contribuye a un hacer reflexivo. 

-Knowing doing gap: al vencer con rapidez la inmunidad al cambio, se reduce la brecha entre saber y hacer, es decir, entre saber como evitar la delegación hacia arriba y efectivamente hacerlo. 

Es vital que podamos cultivar estas capacidades en nuestro día a día, de una manera fluida y natural porque será lo que nos garantice contar con un talento actualizado a las demandas del entorno. A ello nos dedicamos en la Escuela de Mentoring, formando Mentores Organizacionales que aprende a desarrollar el patrón conversacional descrito con sus colaboradores, de forma tal que lo interiorizan y pueden aplicarlo en su trabajo convirtiéndolo en una experiencia de aprendizaje y un activador de su talento.

Autora: María Luisa de Miguel

Directora de la Escuela de Mentoring.

 

¿Cuántos pensamientos y acciones, que llevamos a cabo habitualmente, atrapan nuestra atención, nuestro tiempo y nuestra energía? ¿Cuanto nos desvían del logro de nuestras metas?

Todos caemos día a día en nuestras propias trampas mentales, pero ¿sabemos cuales son? En este primer post te descubro las que he ido identificando a lo largo de mis años de experiencia como coach y mentora. Seguro que hay alguna más, aunque si logras liberarte de las 7 que aquí te muestro estarás más cerca de alcanzar tus metas.

-La trampa de la persistencia
-La trampa del exceso
-La trampa de la fijación
-La trampa de «debería haber hecho»
-La trampa de la procrastinación
-La trampa de la multitarea
-La trampa de la actividad

Las trampas mentales son patrones de pensamiento y hábitos de conducta que repetimos inconscientemente día a día, que no  nos reportan ninguna utilidad y nos alejan de nuestros objetivos. Son formas de pensamiento improductivas y absolutas pérdidas de tiempo. Sin embargo, nos resulta díficil deshacernos de ellas porque tienen tres características que las hacen muy resistentes:

– son inconscientes, no nos damos cuenta de que están ahí.

– son aparentemente inocuas, no vemos el perjuicio que nos causan o no nos parece lo suficientemente importante.

– son familiares, llevan mucho tiempo con nosotros y hasta les hemos agarrado cariño y confianza. Se han convertido en un hábito.

Son estas tres características las que explican por que el mentoring es una metodología muy eficaz para combatirlas. Al trabajar la CONSCIENCIA las hacemos visibles, nos damos cuenta de su existencia. Luego tomamos RESPONSABILIDAD sobre ellas y reconocemos el perjuicio que nos causan y su inutilidad, así como el beneficio que nos reporta deshacernos de ellas, activando los recursos necesarios para hacerlo. Y por último, tomamos la determinación de expulsarlas de nuestras vidas y emprendemos las ACCIONES necesarias para ello.

Veamos como descubrir cada una de estas trampas mentales:

1.- La trampa de la persistencia: continuar con una actividad o un proyecto que ha dejado de tener sentido o valor para nosotros.

Ejemplo: nos asociamos con otras personas para llevar a cabo un proyecto que nos ilusiona. Van pasando los meses y debido a la diversidad de opiniones se van incorporando modificaciones al proyecto hasta convertirlo en algo muy distinto al inicial. El proyecto ya no nos ilusiona, ni nos motiva y no tiene nada que ver con nuestros intereses, y aún así, seguimos involucrados e invirtiendo nuestro tiempo en él, aunque dejarlo no nos suponga ningún perjuicio.

Cuando iniciamos el proyecto o la actividad si tenía un valor, pero en el camino dejo de tenerlo. A pesar de ello, seguimos insistiendo, persistiendo por no ver que ya no nos aporta valor o no querer asumirlo. Persistir es una trampa mental porque nos lleva a seguir dando nuestro tiempo y esfuerzo en algo que ha dejado de tener sentido o de contribuir al logro de nuestros intereses y objetivos.

Persistir es muy distinto de perseverar, que implica firmeza en la consecución de los objetivos a pesar de las dificultades y los obstáculos.

Detrás de la persistencia está la creencia limitante de que hay que acabar todo lo que se empieza. También está la idea de que abandonar implica fracasar o perder todo lo invertido (tiempo, dinero, trabajo) hasta la fecha en el proyecto o actividad, cuando la pregunta es ¿y lo que voy a seguir invirtiendo sin ninguna utilidad? ¿Y lo que voy a perder de emplear en actividades más productivas o más conectadas con mi meta?

También nos engañamos pensando únicamente en los perjuicios de abandonar, sin prestar atención a los beneficios. Es nuestra manera de justificar la persistencia.

Lo que te desconecte, te aleje o te desvié de tu meta y tu propósito ha perdido su valor, abandonalo y no dejes que te atrape.

2.-La trampa del exceso: invertir más esfuerzo, dinero o tiempo del necesario en una actividad, cuando esa dosis extra no aporta más rentabilidad, más beneficio, significado o no es necesario para lograr el objetivo. Los medios exceden lo necesario para lograr el fin.

Ejemplo: revisar por cuarta vez un informe que estaba muy bien, dedicar 4 horas a pedir y valorar presupuestos de algo en lo que el ahorro de costes puede ser de 30 euros, hacer el enésimo curso sobre metodologías ágiles para comenzar a implementarlas porque nunca me parece estar lo suficientemente preparado para ello.

Detrás de esta trampa mental está la creencia de que hay que ser perfecto, de ten cuidado que puede fallar algo, faltar algo. También está la necesidad de tener una certeza absoluta para estar seguros de algo, lo cual es una ilusión inalcanzable.

Hay un momento en el que hay que decidir parar, porque sino siempre se podrá hacer algo más, mirar algo mas, comprobar algo mas. Ese momento es cuando el beneficio es menor a la inversión. Si sientes que trabajas mucho y obtienes poco, o no avanzas mucho, a lo mejor estas atrapado por el exceso.

3.-La trampa de la fijación: continuar fijado en el logro de un objetivo o tarea cuando su avance esta detenido en espera de la intervención de un tercero, sobre lo que no tenemos ningún control directo.

Ejemplo: Estamos organizando una reunión en la que vamos a intervenir para las 15 horas y a las 14:15 lo tenemos ya todo listo y terminado. La tarea se completará cuando intervengamos en la reunión, hasta ahora todo lo que dependía de nosotros esta hecho y lo que falta para concluir el trabajo es que se celebré la reunión, que depende de que llegue la hora prevista para la misma y los asistentes, lo que escapa a nuestro control directo.

En estos casos lo que hacemos es volver a repasar todo lo concerniente a la reunión, estar mirando el reloj para que llegue la hora, impacientarnos, anticipar escenarios de la reunión, preocuparnos por lo que pueda suceder, etc. Lo más productivo seria aprovechar esos 45 minutos para pensar en otras cosas, para ir a dar un paseo y despejarnos, dejar nuestra mente errante y aprovechar ese tiempo sin tener que hacer nada para divagar, todo lo cual favorece la creatividad. O simplemente podemos realizar otras tareas pendientes y adelantar trabajo.

La fijación nos puede atrapar durante días y semanas, y nos impide disfrutar del tiempo libre, de aprovecharlo adecuadamente. Es estar pensando en todo lo que tengo que hacer el lunes, cuando hoy todavía es domingo.

Detrás de esta trampa mental están las creencias de que estar ocioso es de vagos, que hay que estar siempre ocupado, que tenemos que tener el control sobre todo lo que nos rodea. La fijación es además una mala gestión de la atención, pues implica no saber cambiar el foco para detectar oportunidades.

Si no tienes control directo sobre lo que tiene que pasar para lograr el objetivo o cumplir tu trabajo, olvídate de ambos y concéntrate solo en lo que depende de ti aquí y ahora.

En este otro artículo puedes seguir descubriendo nuevas trampas y como combatirlas.

 

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring

 

¿Te imaginas una lucha entre una pulga y un elefante? A parte de ser una batalla perdida, que no te llevará a ganar ninguna guerra, es una lucha agotadora y desgastante. Sin embargo, todos los días la peleamos, sin ser conscientes de ello, porque vivimos inmersos en un conflicto entre lo que realmente queremos conseguir y lo que nuestras creencias limitantes nos dejan.

Todos conocemos la metáfora del iceberg y la mente: nuestra mente es un como un iceberg, donde lo que realmente controlamos y somos capaces de ver, nuestra mente consciente, es una parte muy ínfima de la totalidad. Debajo de la superficie hay un mundo inabarcable de emociones no expresadas, impulsores de la personalidad, miedos, creencias limitantes, trampas mentales, prejuicios y otras malezas, como diría Sócrates. Ese territorio subterráneo es nuestra mente inconsciente, la que coge el timón de nuestra vida sin avisar, en muchas ocasiones. La responsable de esas decisiones, esas acciones y esos resultados, que a veces no entendemos.

Te invito a pensar en esa zona sumergida del iceberg como si fuera un elefante y la punta, que asoma a la superficie,  una pulga montada sobre el elefante. ¿Te imaginas quien va a decidir hacia donde ir? Por muy fastidiosa e insistente que se ponga la pulga con órdenes, indicaciones, argumentos, contrargumentos, poniendo toda su pasión, energía, pensamiento positivo, y lo que pueda caber en el cuerpecito de una pulga, la fuerza del elefante es difícilmente superable.

Para que te hagas una idea de la magnitud de la lucha, según George Miller, la mente consciente (nuestra pulga) lanza un promedio de 20 a 40 disparos neuronales por segundo (corrientes de información que viajan por nuestro cuerpo para responder a los estímulos exteriores). La mente inconsciente (nuestro elefante) lanza de 20 a 40 millones de disparos por segundo. Con este desequilibrio de artillería las opciones de victoria son muy limitadas.

Las creencias limitantes viven agazapadas en los surcos profundos de nuestra mente inconsciente y se disparan a la velocidad de la luz cada vez que un acontecimiento externo (una palabra, un gesto, una persona, un comentario, un resultado, un comportamiento) las despierta. Porque a pesar de habitar en las profundidades no están dormidas, sino en situación de vigilia permanente. Se ponen en movimiento con cada vibración exterior que las hace resonar.

En la mayor parte de los casos, no sabemos cuando se instalaron allí porque seguro fue hace mucho tiempo (de niños, en la adolescencia, incluso en la adultez temprana), no sabemos como se llaman y no sabemos que las hace despertar. Son limitantes porque están en conflicto con nuestros objetivos, metas y valores conscientes.

Puede ser que un día, cuando tenías 7 años, tu padre te prometió ir a verte jugar en un partido de fútbol muy importante para ti y se perdió tu gran gol porque no pudo ir, ya que le surgió un imprevisto importante en el trabajo. Desde nuestra mente adulta y racional este episodio puede resultar una tontería y lo entendemos perfectamente, pero cuando tenías 7 años tu elefante, que ya era muy grande, lo vivió como una traición, una decepción, un abandono, una desilusión imperdonable de la persona en la que más confiabas. Y tu elefante, con toda su fuerza, decidió que «no se puede confiar en la gente porque tarde o temprano te fallan», y te lo creíste, porque quién es una pulga para contradecir a un elefante.

Y ahora viene lo mejor, hoy con treinta y tantos o más, eres líder de un proyecto en el que dependes de mucha gente para lograr tus objetivos, como todos los líderes, y te cargas de más y más trabajo que tienen que hacer otros. Y todos los días tu pulga se repite voy a delegar más, voy a exigir que cada uno asuma sus responsabilidades, pero tu elefante decide seguir sin delegar y haciendo el trabajo de los demás. Y seguro que tu pulga para justificar ese comportamiento te dice cosas como: «sin mi el equipo esta perdido», «no van a saber hacerlo tan bien y tan rápido como yo» «estoy rodeado de incompetentes», etc, etc, etc.

Sientes que no disfrutas del trabajo porque, además de la sobrecarga laboral, estas en situación de alerta permanente pensando en quién te va a fallar Y sometes a tu equipo a un control tan férreo que anulas su capacidad de pensar, de decidir, de actuar, contagiándoles tu miedo a fallar, que es el miedo de tu elefante. Un día, como no podía ser de otro modo, alguien del equipo no entrega algo a tiempo, el elefante se traga a la pulga y desata toda su furia contra el mundo, la que quedo atrapada el día que marcaste tu histórico gol y tu padre no pudo verlo.

Así nace, se reproduce y actúa una creencia limitante. Así lo explican, muy bien, con la metáfora de la pulga y el elefante, los psicólogos George Pratt y Peter Lambrou en su libro «El Código de la Felicidad». La mente inconsciente funciona principalmente por asociación, prestando atención a la resonancia emocional. Cuando tenemos una experiencia en el presente, nuestra mente inconsciente busca automáticamente experiencias del pasado que le resuenan a lo mismo. ¿Estas empezando a comprender lo que te pasa con algunas personas, tu actitud hacia ellas, tu comportamiento? ¿Qué te resuena dentro cuando estas frente a ellas? ¿Cuanto es realidad presente y cuanto suposición pasada?

La asociación entre la experiencia presente y pasada pocas veces pasa al consciente, por tanto, nuestra acción, nuestra respuesta al presente es elegida de forma inconsciente. Como ya te he contado, nuestro elefante es más rápido y fuerte que nuestra pulga. El problema adicional es que muchas de nuestras experiencias pasadas se alojaron en nuestra mente inconsciente de una forma adulterada, no tal y como realmente fueron, sino tal y como las interpretamos nosotros, con la carga emocional y valorativa que les imprimimos.

Es esa misma emoción y carga valorativa del pasado la que derramamos sin consciencia en la experiencia presente, aunque sean dos situaciones totalmente distintas (no es el mismo tiempo, las mismas personas, el mismo contexto y los mismos hechos). La descarga de ira contra el mundo por el fallo de un miembro del equipo, le ha ganado la batalla a la posibilidad de averiguar que paso realmente para que se produjera el incumplimiento de entrega, que parte de responsabilidad previa tienes tu sobrecargando con controles y desconfianza al equipo, si es un fallo insalvable o no, etc.

Las recetas, que algunos proponen, para estas dinámicas es que cambies tu actitud, que empieces a confiar más en los demás, que utilices el pensamiento positivo, que te repitas todos los días a todas horas «se puede confiar en la gente» «a la gente hay que darles la oportunidad de confiar en ello» «cuando confías la gente trabaja mejor», etc.  Sin embargo, como advierten George Pratt y Peter Lambrou, la fuerza del pensamiento positivo es la fuerza de la pulga luchando contra el elefante, no es suficiente para cambiar las cosas y puede llegar a suponer un ingente consumo de energía.

Entonces ¿qué puede hacer la pulga con el elefante? Te cuento propongo algunas estrategias:

1.- Averigua en que cree tu elefante. Descubre cual es la creencia limitante por la que se guía. De una manera genérica podríamos hablar de 7 tipos de creencias que se repiten en la mayor parte de las personas.

– No estoy a salvo, el mundo es peligroso. Ten cuidado

– No valgo nada o no valgo lo suficiente, no puedo conseguir lo que quiero, los demás son mejores, tengo que esforzarme por ser perfecto.

– Estoy indefenso, las cosas escapan a mi control, no puedo hacer nada, soy una víctima. Necesito que me salven

– No merezco que me quieran, no soy soy lo bastante buena por eso me abandonan

– No puedo confiar en nadie porque siempre me acaban fallando

– Soy malo, hay algo en mi que no funciona, que no está bien. Estropeó las cosas

– Estoy solo, siento que no pertenezco a este mundo, que no me entienden, que soy distinto, que no conecto

Cada uno de nosotros se ve afectado por una o dos, tres como máximo, de las señaladas, y a veces actúan en combinación. Indaga en acontecimientos pasados, aparentemente sin importancia, principalmente en tu infancia, que te resuenen emocionalmente a una de estas creencias.

2.- Intenta comprender a tu elefante: como se sintió, que necesitaba y no tuvo, no le juzgues. Piensa ahora en un pasado más reciente, en situaciones que asocies con las creencias detectadas. Haz una nueva lectura de las mismas, volviendo a empatizar con tu elefante.

Determina claramente que necesita tu elefante, que esta pidiendo a gritos cada vez que aparece la creencia, y pídele a tu pulga, no a la de otros que se lo de. A veces sencillos ejercicios de respiración pueden servirle a la pulga para frenar y calmar al elefante,  darle lo que necesita y lograr que camine en la dirección del objetivo a lograr.

3.- Escribe en un papel cada una de tus creencias limitantes, como te hacen sentir, que no te gusta de ellas, que te impulsan a hacer que no quieres. Léelo y si no quieres que siga formando parte de tu vida estruja ese papel y tíralo a una palera fuera de tu entorno habitual, como acto simbólico y ritual para expulsarlas de tu vida. Aléjate lentamente de la papelera mirando como va quedando atrás junto con tus creencias.

4.- Visualiza como será tu vida si esas creencias limitantes, siéntelo y escucha lo que te dices. Mantén esa imagen viva en tu mente. Asóciala con un símbolo y, si quieres, haz un collage de imágenes con fotografías de revista para recordártela.

5.- Por la noche, cada día, justo antes de dormir, escribe en una hoja o libreta, que tendrás siempre cerca en tu habitación, las nuevas creencias que quieres que formen parte de tu vida, que cuestionan y contradicen las que abandonaste en la papelera.

Por ejemplo, si tu creencia limitante es «soy malo, algo falla en mi». Tu creencia potenciadora puede ser «aporto cosas buenas a muchas personas que conozco».  Acompaña cada nueva creencia potenciadora con ejemplos concretos y claros de esas cosas buenas que aportas. Revisa esta lista todos los días al acostarte y al levantarte durante, al menos, 30 días y luego todas las veces que creas necesario, cuando dudes o te sientas menos fuerte para luchar contra tu elefante.

6.-Cada día pon en práctica una acción que refuerce tu creencia potenciadora y escribe los resultados por la noche para ir incrementando su fuerza y con ello tu confianza y seguridad en ella como nueva guía de conducta.

Estos 6 pasos te pueden ayudar, también realizar todo el trabajo que se plantea en el libro El Código de la Felicidad. Si no te sientes anímica, emocionalmente o psicológicamente fuerte para llevarlo a cabo solo, puedes pedir ayuda para que un coach o mentor te acompañe en el proceso. Remover experiencias y creencias del pasado puede ser muy liberador, si se esta preparado para afrontarlo o gestionarlo, pero también puede abrir grietas de profundo dolor que necesitarán ayuda profesional para cerrarlas.

Lo se porque he vivido este proceso varias veces en mi vida y he acompañado a muchas personas a transitarlo, como coach y mentora, y es duro, muy duro, y doloroso.  Cuando lo realizas a conciencia y en el momento adecuado es liberador, gratificante y estimulante. Te da otra perspectiva de las cosas, te ayuda a crecer y te hace más fuerte y mejor.

Autora: Maria Luisa de Miguel

Directora Escuela de Mentoring

 

El pasado 9 de Julio hemos finalizado el Programa de Formación de Mentores de la Fundación Jóvenes y Desarrollo, que hemos estado desarrollando en la modalidad híbrida desde Diciembre del 2022.

Durante 8 meses hemos acompañado a un grupo de 23 personas de diversas regiones de España, donde la Fundación desarrolla proyectos de Educación para el Desarrollo, para su formación como mentores y supervisión de sus primeros procesos de mentoring, dentro del marco del proyecto ‘Enrédate por la Interculturalidad»  en colaboración con Bosco Global ONGD y con la financiación de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo-AECID.

Gracias a las herramientas facilitadas en la formación de Mentoring, en mi rol como mentora he logrado ayudar a mi mentee de manera más medible y efectiva, facilitando el establecimiento de metas claras y la creación de un plan de acción”, explica Sofía Brera en linkedin, técnica de Educación para la Ciudadanía Global de JyD y una de las participantes en el curso.
Este programa se ha llevado a cabo en modalidad híbrida, con sesiones presenciales iniciales intensivas en Madrid y posteriormente sesiones formativas y supervisiones grupales virtuales. También hemos utilizado el modelo de «Aula Invertida» destacando los participantes la claridad y riqueza de los contenidos y la utilidad de las herramientas ofrecidos a través de nuestra Aula Virtual.  Algunos participantes resaltan que se ha tratado de un curso muy completo y motivante.
Estamos muy agradecidos por la confianza depositada en la Escuela de Mentoring por parte de la Fundación Jóvenes y Desarrollo para acompañarles en esta iniciativa tan innovadora de utilizar el mentoring como metodología para acompañar a los Directores de Proyectos de Educación al Desarrollo que se implementan a través de los diferentes centros educativos que la entidad tienen en diversos lugares de España.
Para nosotros es un placer sumar un nuevo proyecto más de mentoring educativo y seguir contribuyendo a mejorar la educación entre todos.

Dentro de la sección que la Escuela de Mentoring tiene en la Revista ORH, en la edición de Julio, nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel publica un artículo  bajo el título «Conversaciones con propósito para activar el compromiso.»

La falta de compromiso se traduce en personas que trabajan a un ritmo lento, sin interés en la ejecución de sus tareas, que se distraen con facilidad y de manera prolongada y tienen una baja productividad. Todo ello provoca una bajo rendimiento y actitudes negativas en el que se traducen en pérdidas económicas, mal servicio y un impacto negativo en la imagen y reputación de la empresa. Sin contar con otros efectos como la fuga de talento: las personas que no se sienten comprometidas se van, física o energéticamente, como lo han demostrado fenómenos como la Gran Dimisión o la Renuncia Silenciosa.

 

Teniendo en cuenta los datos del bajo compromiso que las personas tienen con la empresa es urgente recuperarlo. En este artículo, María Luisa de Miguel, nos aporta las claves para lograrlo, a través de activar conversaciones en torno al propósito individual y organizacional:

-conversaciones sobre el propósito organizacional.

-conversaciones sobre estrategia con propósito

-conversaciones para alinear el propósito individual y el organizacional

-conversaciones de desarrollo con propósito: delegación de tareas, acciones de aprendizaje y desarrollo, evaluación de desempeño, feedback, reuniones de equipo y proyecto

 

En el artículo, la autora también habla de cómo las empresas han hecho un mal uso de la motivación para incrementar la productividad y ganar más dinero. Este abuso se ha vuelto en su contra porque los trabajadores, además de desmotivados, están desenganchados y desconectados de su empresa. El error ha sido creer que motivación y compromiso son lo mismo y que, por ello, este se puede conseguir a golpe de incentivos. El compromiso no nace de la necesidad ni del deseo, sino de la voluntad, es un factor en el que lo emocional y lo racional se funden. La gente se compromete con aquello en lo que cree y quiere, porque tiene un valor importante para ellos. Si quieres conocer más acerca de motivación, propósito y compromiso te recomendamos su último libro «La Alquimia de la Motivación: como motivar la voluntad para vivir conectado a tu propósito». Ediciones Pirámide 2022.  p

 

 

Si quieres leer el artículo completo puedes hacerlo en este enlace   Te invitamos a suscribirte a la misma a través de este enlace y disfrutar de una amplia gama de contenido experto para la gestión del talento.

El 12 de julio cumplimos un hito importante en el Programa de Mentoring para el desarrollo del liderazgo de GOLD FIELDS. Los mentores recibieron la ultima sesión formativa para su acreditación como mentores organizacionales y ya están en el ecuador de los procesos de mentoring con sus mentees.

Nuestra Directora Ejecutiva, Maria Luisa de Miguel, ha estado en Lima y Cajamarca (Perú) trabajando toda una semana con los mentees y mentores del programa. El día 12 de Julio impartió la última sesión formativa de a lo mentores, de forma  presencial en Lima, en la sede de Gold Fields. Durante la misma se abordaron distintos aspectos clave para acompañar efectivamente los procesos de cambio con los mentees:

-fases del proceso de cambio y estrategias a emplear en cada una de ellas con los mentees

-estadios del cambio: emocional, mental y conductual

-disparadores, internos y externos, que impiden el cambio, cómo detectarlos, anticiparlo y armar un plan de contingencias para reducir o eliminar sus efectos

-niveles neurológicos del cambio, cómo detectarlos en los mentees y saber trabajarlos adecuadamente para impulsar el cambio.

-la gestión emocional del cambio

-el proceso de despliegue del potencial y cómo acompañarlo adecuadamente para transformarlo en talento

También hubo momentos para compartir experiencias y supervisar el estado de los procesos de mentoring con sus mentees.

Es un placer trabajar con este excelente grupo de mentores, tan implicados y comprometidos con desarrollar el talento de las personas que conforman Gold Fields: Ronald Diaz, Paul Cesar Gomez Gamero, Paloma SierraltaFreddy ToribioRafael Guerrero ValquiDiego Huete Verdugo, Cesar Velazco Cornelio, Daniel Roca Daniel Cabrera Morgan, Luis Villegas, Ines Nuñovero RojasAlvaro Arce HerreraFabio Escobar Luza y Jorge Luis Garcia Seminario.

A finales de Agosto tendremos una ultima sesión virtual para prepara el cierre de los procesos de mentoring, conocer la estructura de la sesión final de mentoring y cómo realizar la valoración de los resultados de los procesos con sus mentees. En septiembre finalizarán todos los procesos de mentoring y nos volveremos a encontrar para celebrar logros y compartir aprendizajes.

Además, de la jornada de conclusiones y cierre hemos diseñado una novedosa actividad de transferencia de resultados entre los mentores y los supervisores de los mentees, que servirá a estos últimos para continuar impactando en el desarrollo del liderazgo de sus supervisados.

Continuamos con la colaboración en la Revista Capital Humano, a través del espacio cedido a EMCC SPAIN, con un artículo de nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel bajo el título «El mentoring organizacional como estrategia para impulsar la conducta prosocial», publicado en la Edición de Julio 2023.

En el artículo, Mª Luisa de Miguel nos advierte que muchos procesos de cambio fracasan, muchas metas se frustran porque el impulso inicial que nos motiva a cambiar o a perseguir un objetivo comienza a decaer. La explicación es que tendemos a confundir motivación con compromiso, que no son lo mismo. Para lograr metas la motivación no es suficiente, se necesita del compromiso, que nace de la voluntad.

Son muchos los beneficios que aporta la conducta prosocial, según muestran diversas investigaciones: impacta positivamente en la capacidad de autocontrol, en la empatía, en las creencias de autoeficacia social, en el razonamiento moral, agradabilidad, estabilidad emocional, confianza y el autoconcepto. También favorece el comportamiento responsable frente al trabajo, lo que se traduce en realizarlo con precisión, sin dilaciones, movido por el deseo de ejecutarlo con calidad sin rehuir el esfuerzo que ello implica. Todos estos aspectos favorecen el desarrollo saludable de la persona.

A tenor de todo ello, parece claro que a las empresas les interesa implementar prácticas que potencien la conducta prosocial en sus empleados, ya que se traducirá en relaciones más positivas, mejor ambiente de trabajo, menos estrés, mejor salud laboral, más motivación y más compromiso.

Los programas de mentoring organizacional son un gran potenciador de la conducta prosocial. Si quieres saber más sobre como el mentoring puede favorecer la colaboración, la cooperación, el cuidado y apoyo mutuo y los comportamientos de ciudadanía organizativa te invitamos a leer el artículo completo en este enlace.

 

 

 

Si quieres conocer en que consiste la metodología de mentoring de la Escuela de Mentoring y como implantar programas de mentoring corporativo en tu organización, te recomendamos la lectura del libro de nuestra Directora Ejecutiva, Mª Luisa de Miguel: «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional». Ediciones Pirámide 2019.

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