Somos seres comunicativos, posiblemente el lenguajes sea lo que más nos define como humanos, mucho más que la mente, la inteligencia o las emociones. Tenemos una esencia comunicativa, pero ¿sabemos, realmente, cual es?
El lenguaje, la comunicación tiene una fuerza creadora muy grande, no sólo crea discursos y mensajes, crea realidades, relaciones, proyectos y mundos. Con nuestra forma de comunicarnos podemos crear o destruir, podemos elevar o hundir, podemos engrandecer o empequeñecer, en definitiva, podemos transformar. Me dedico al Mentoring porque me ofrece la posibilidad de transformar conversaciones en decisiones, decisiones en acciones y acciones en resultados, gracias a la comunicación, o casi mejor, diría gracias a la comunión entre dos personas que dialogan.
Humberto Maturana dijo que el lenguaje no es sólo un medio de comunicación, pues crea espacios de interacción, donde las personas se van mutuamente creando o modificando en relación a otro. Es, precisamente, ese poder creador y transformador de la comunicación lo que hace que sea tan importante plantearnos ¿para qué comunicamos? La manida frase «es imposible no comunicar» no revela, en absoluto, la gran importancia y poder de la comunicación, lo verdaderamente relevante es que «es imposible no influir».
Es imposible no causar, propiciar o provocar un impacto o reacción a nuestro alrededor con cada acto que llevamos a cabo: una palabra, un silencio, un gesto, una frase escrita, un movimiento, una acción. Cada uno de ellos es un acto comunicativo con el que generamos una reacción o impacto, consciente o inconsciente, en los demás. Eso es influir, lo hagamos conscientemente o no. De ahí la gran responsabilidad que supone comunicar, porque cada vez que comunicamos, y no podemos dejar de hacerlo, estamos influyendo en nuestro entorno. Hay que tener una gran consciencia y responsabilidad al comunicar. Para ello no basta con ser un buen comunicador, hace falta ser un comunicador consciente y responsable, que no son la misma cosa. Hace falta crear y ayudar a crear sentido al comunicar.
Todos tenemos algo que aportar, que transmitir y que comunicar. Descubrirlo es nuestra misión porque solo desde ahí seremos comunicadores auténticos e inspiradores. Descubrir nuestra esencia comunicativa es conectar con nuestro propósito.
No te voy a hablar de técnicas comunicativas, ni de recursos comunicativos, ni de estrategias para conectar con las emociones, los intereses, los valores o la motivación de tu público. No te voy a hablar de storytelling, marca personal, de presentaciones impactantes, de lo que quiere tu audiencia o tus lectores. Te voy a hablar de algo que esta mucho antes que todo eso: tu esencia comunicativa.
Para qué comunicas es el faro de la comunicación
¿Para qué hablas cuando hablas? ¿Para qué escribes cuando escribes? ¿Alguna vez te has planteado estas preguntas? A mi siempre me ha gustado comunicar, nunca me ha dado miedo hablar en público, al contrario siempre me he lanzado a ello. Cuando comencé mi andadura empresarial, hace ya 29 años, enseguida empece a dar conferencias y charlas. He llegado a hablar de temas muy distintos, en actos y congresos muy diversos, y era algo que me gustaba. En un momento de mi vida sentí que ya hablaba por hablar, que pesaba más el deseo por estar presente que el de realmente comunicar o transmitir. En una conferencia que impartí en el 2011 llegue a aburrirme tanto que pensé «Dios mío si yo me aburro, como estarán los que me escuchan». Y ese día decidí que dejaba de dar conferencias, que ya no tenía sentido para mi hacerlo y que necesitaba reconectar con el para qué comunicar.
Creo que estuve dos años en el desierto, aproximadamente, ese tiempo me sirvió para ir reencontrándome cada vez más con mi esencia comunicativa, explorando diversos territorios, midiéndome, retándome. No es un camino finalizado pero siento que he hecho grandes avances. El más importante de ellos responder a la pregunta ¿para que hablas cuando hablas? y tener muy presente y consciente la respuesta. Porque lo importante no es hablar de talento, mentoring, diversidad o liderazgo. Lo importante no es cuantas conferencias das, o lo brillante que eres, o cuantos te siguen, o lo bien que hablas, lo divertido o emocionante que eres. Lo importante es que cuando comuniques lo hagas desde tu esencia, con tu propósito y con el sentido que quieres aportar a este mundo. El mio es despertar consciencia, abrir las puertas de la mente, descubrir lugares dónde no habíamos mirado, hacer que surja lo impensado, generar nuevas perspectivas, crear sentido y, todo ello, para ayudar a otros a crecer, a conectar con su propósito, a hacer realidad sus aspiraciones, a que se sienta realizados y felices.
La comunicación, como el liderazgo, el mentoring o el coaching es un medio, no un fin. Cuando convertimos el medio en el fin nos pervertimos y la comunicación deja de estar al servicio de los demás para estar al servicio de nuestro ego, de nuestros intereses, nuestras frustraciones y nuestras necesidades.
Pregúntate si cuando hablas lo haces para acallar o tapar a otros, ocultando tu inseguridad. Si lo haces para demostrar cuanto sabes, intentando tapar lo poco que sientes que eres. Si lo haces escondido tras palabras rebuscadas, grandilocuentes, exaltadas de emoción, que solo tratan de emborrachar para impedir ver una realidad mucho menos impactante. Si buscas con ellas atraer un afecto que no tienes. Si lo haces para convencer a otros, sin tener en cuenta sus intereses, como forma de obtener una relevancia que no tienes. Si buscas brillar o impresionar para disfrutar de la luz de los focos que no hayas en tu interior. Si lo haces para dar pena y conseguir que otros logren para ti lo que tu no eres capaz.
Pregúntate si comunicas para llenar un vacío, para resarcirte de tu pasado, para tapar tus complejos. Si lo haces para crear un mundo de sueños futuros o de fantasías que te permitan huir de un presente que no te gusta. Pregúntate que necesidad emocional no satisfecha puede estar oculta en tu discurso: atención, autoestima, orgullo, resentimiento…. Toma consciencia de ella, libérate y busca el verdadero propósito por el que tú quieres comunicar, cuál es tu verdadero mensaje, tu verdadera voz, y qué quieres crear con lo que comunicas.
Conecta de verdad con tu esencia, saca a la luz tu propósito comunicativo y comunica sólo desde ahí. Olvídate de los focos, los impactos, los brillos, los aplausos y los números. Enfócate solo en el para qué y sé muy consciente de cómo pueden influir tus mensajes en los demás, si realmente le estas aportando algo significativo para sus vidas, que perduré y resuene más allá de vuestro encuentro.
Hace años que acompaño a muchas personas a descubrir su esencia comunicativa a través del mentoring y es un camino realmente enriquecedor porque cuando la descubren es como renacer.
Autora: María Luisa de Miguel
Directora de la Escuela de Mentoring.