Un proceso de mentoring es una mediación consciente y deliberada para favorecer y acelerar los procesos de aprendizaje, cambio y desarrollo de habilidades, roles, afrontamiento de retos y cambios, logro de objetivos y metas. El mediador y guía de aprendizaje es el mentor/a, que con su intervención impulsa todo el proceso y lo convierte, a través del despliegue de una serie de destrezas de inteligencia relacional y conversacional y la aplicación de una metodología, en un aprendizaje inteligente, ágil y estratégico.
La mediación acelera y optimiza el aprendizaje cuando es intencionada y guiada por un experto, que tiene mayor nivel de desarrollo, un mejor manejo del lenguaje, e interactúa de una forma más ágil y efectiva en el contexto de aprendizaje del mentee. De esta forma la relación intencionada y consciente, que se establece entre mentor y mentee, se convierte en la fuente de aprendizaje para éste último, a través de la utilización de un modelo de conversación basada en el diálogo reflexivo.
libro mentoring
En el modelo “Integral Generative Mentoring”, que describo en mi último libro «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional», explico cuales son las características de esta mediación para que produzca resultados efectivos. Hoy, dada la complejidad de los retos que todos estamos afrontando y vamos a tener que superar, quiero compartir las claves de las relaciones de aprendizaje efectivas.
Intencionalidad: El proceso de mentoring se instrumenta a partir de una relación orientada intencionalmente al aprendizaje, y el mentor ejerce un rol de guía de aprendizaje de forma consciente. No se trata de relaciones de ayuda, apoyo, consejo, sin más. El mentor actúa con un propósito deliberado de ayudar al mentee a lograr su objetivo, lo que le lleva a crear una relación con él, que aporte las condiciones necesarias para que dicha ayuda sea efectiva, así como una fuente de motivación para implicar al mentee en la experiencia de aprendizaje.
Trascendencia: Los aprendizajes adquiridos durante el proceso, su impacto y efectos se extienden más allá de su duración, y tienen transcendencia en el desarrollo futuro y en la vida del mentee. Si bien la mediación del mentor inicialmente responde a una necesidad inmediata: el objetivo a lograr en el proceso, su intencionalidad y efectos se extienden más allá. El proceso de mentoring está diseñado para utilizar todo el aprendizaje adquirido, durante el mismo, en retos futuros durante toda la vida. Hay un desarrollo metacognitivo que permite aprender a aprender para alcanzar de forma autónoma y autodirigida estadios superiores de desarrollo.
Significatividad: Todo el proceso gira en torno a una meta que es importante, relevante y significativa para el mentee, que se conecta con su propósito vital. La mediación del mentor va dirigida a crear el hábito de fijar metas autoconcordantes, tomar decisiones sobre la mejor manera de lograrlas, buscando siempre el sentido de lo que se hace y su conexión con la meta a lograr.
Sentido de competencia: El proceso de mentoring no solo satisface la necesidad de competencia sino que incrementa el sentido de competencia del mentee, su confianza y seguridad en sí mismo. La mediación del mentor se centra especialmente en reforzar las creencias de autoeficacia, potenciando en el mentee la capacidad de aprender y el deseo de superarse. Posibilita, además, que el mentee experimente una sensación de competencia derivada de la puesta en marcha de acciones que le acercan al logro de las metas elegidas. El aprendizaje se construye a través de logros sucesivos, que son hábilmente identificados y emergidos por el mentor, para reforzar el sentido de competencia y la creencia de autoeficacia.
Autorregulación: El proceso de mentoring es un entrenamiento para fortalecer la voluntad. La mediación del mentor en las sesiones de mentoring, al estar basadas en un diálogo reflexivo, reduce la impulsividad, hace emerger una mayor consciencia, favorece hábitos de pensamiento efectivos, una evaluación continua del aprendizaje, entrena la metacognición, focaliza la atención en la meta y ayuda a identificar y mantener de estrategias de aprendizaje que funcionan.
Reciprocidad colaborativa: Los procesos de mentoring posibilitan la co-creación de ideas y soluciones y la regeneración del conocimiento. La mediación del mentor está basada en una relación colaborativa de aprendizaje, en la que éste aporta su intención de ayudar a través de su expertise y el mentee su compromiso de experimentar y reflexionar para aprender. Se comparten reflexiones, ideas, experiencias. Se establece un vínculo de aprendizaje mutuo que incrementa el capital intelectual y experiencial de las organizaciones.
Individualización y diferenciación psicológica: Los procesos de mentoring favorecen la autorrealización de las personas. La mediación del mentor se lleva a cabo bajo la premisa del respeto a las características personales del mentee, aplicando la aceptación incondicional positiva definida por Carl Rogers (2011). Mediar significa estar lo más cerca posible de cada persona en función de sus características individuales, contextuales, ideológicas, motivacionales, valorativas, e intereses, y en base a ellas, facilitarle que sea creativo, que amplíe sus marcos de pensamiento y visión. La mediación no es directiva, sino orientadora, centrada en las necesidades del mentee.
Enfoque de progreso: Los procesos de mentoring generan resultados medibles. El proceso de mentoring está focalizado en torno a una meta, que además debe ser medible y evaluable. El mentor debe facilitar la comparación y evaluación de los diferentes logros alcanzados, durante el mismo, con el estándar fijado como objetivo. Todo el proceso debe basarse en una puesta en práctica de acciones conectadas a la meta, y mantener el mismo enfocado a futuro, a posibilidades de acción. Las sesiones son para trabajar temas conectados al logro de la meta, no para intervenir en la resolución de las necesidades inmediatas o del día a día del mentee.
Impulso del reto: A través de un proceso de mentoring se eleva el nivel competencial de las personas. El mentor fomenta la superación del miedo a lo nuevo y a experimentar cosas nuevas, planteando retos, formas diferentes de hacer, que encierren una complejidad asumible y alcanzable pero retadora para el mentee. Asimismo, media para desarrollar la flexibilidad y capacidad de adaptación del mentee ante lo nuevo, ante los cambios.
Consciencia y propiedad sobre el cambio: Un proceso de mentoring favorece el compromiso con el cambio y la consciencia de ser agente de cambio. La mediación del mentor debe evocar en el mentee la visión de la posibilidad del cambio, hacerle consciente de su logro, de cómo lo ha alcanzado, y de cómo puede transferir todo lo aprendido en el proceso a otros ámbitos de su vida o a otros retos futuros. El mentee debe sentir que ha sido autor y actor de su propio cambio.
Encuadre positivo: Un proceso de mentoring convierte cualquier experiencia en fuente de aprendizaje y resiliencia. La mediación del mentor se centra en trabajar un reencuadre positivo de las experiencias, incluso cuando no se logra lo deseado, haciendo ver que el logro en esos casos es el aprendizaje y un mayor nivel de preparación para conseguir el objetivo en el futuro.
Dimensión sistémica: El mentoring desarrolla la contextología: el arte de convertir el contexto en un aliado del desarrollo y el cambio. El mentor ayuda al mentee a hacerle consciente del lugar que ocupa en su comunidad de práctica, en el contexto en el que interactúa, y que existe una influencia mutua del entorno sobre él, y de él sobre el entorno, así como las repercusiones de todo ello en su proceso de desarrollo. Esto favorece la adopción de la perspectiva sistémica a la hora de tomar decisiones, actuar, interpretar, o valorar situaciones por parte del mentee.
Nos jugamos mucho si no contamos con personas preparadas para afrontar los retos y cambios que se nos presentan. Debemos aprender a optimizar de forma rápida y efectiva los procesos de aprendizaje, cambio y desarrollo. El mentoring es una herramienta efectiva para ello, tal y como describo en mi libro «Mentoring, un modelo de aprendizaje para la excelencia personal y organizacional».
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