La sabiduría es la guía del líder para desplegar en cada momento el estilo de liderazgo más efectivo.
Un líder es efectivo cuando logra aunar voluntades en la consecución de objetivos, porque liderar, al fin y al cabo, es lograr que otras personas quieran remar en una misma dirección para alcanzar la meta, sintiendo que esa meta les une y les pertenece.
A partir de aquí pueden surgir los debates en cuanto a la forma de conseguir los objetivos o en cuanto a los estilos de liderazgo empleados para lograrlo. Pueden surgir las valoraciones de qué estilo es mejor o peor, más loable o menos, pero liderar siempre implica el logro de un objetivo. Nadie lidera sin un fin, tiene que haber un norte, una meta.
Un líder genera la visión de lo que hay que lograr, traza el rumbo, aglutina voluntades y compromisos proporcionando sentido al viaje, vela porque nadie se aparte del camino y alienta, reta, impulsa, apoya y acompaña en el trayecto. Todo ello, que ya es difícil de por sí, se complica cuando introducimos la variable personas y diversidad: un líder tiene que aunar las voluntades de muy diferentes personas en distintas situaciones y contextos. Y, además, manejarse en un entorno VUCA, con altas dosis de incertidumbre y complejidad, en constante cambio y muy ambiguo.
Saber navegar sin perder el rumbo en medio de tantas variables requiere esa habilidad de transcender las necesidades, sentimientos y pensamientos personales, para ser capaz de ver, interpretar, comprender y trabajar con los diferentes mapas del mundo de cada persona.
Esa habilidad es la sabiduría, que como dice Sternberg, es la capacidad de comprender la necesaria relación entre los polos opuestos, de tener una perspectiva más global y a largo plazo de las situaciones, de encontrar las causas originarias de los fenómenos profundizando para lograr un entendimiento más allá de lo visible.
Liderar con sabiduría supone integrar múltiples perspectivas, encontrar los significados compartidos y desarrollar un enfoque sistémico que ofrezca soluciones óptimas. La sabiduría integra los tres conocimientos más importantes: el conocimiento del mundo, el conocimiento de los otros y el conocimiento sobre uno mismo.
La sabiduría permite a un líder resolver sus propios problemas y ayudar a otros para que resuelvan los suyos. Solo quien se conoce muy bien sabe distinguir entre las necesidades propias y las ajenas. Liderar con sabiduría supone hacerlo teniendo en cuenta las necesidades y características del otro, sin proyectar las nuestras.
Liderar es saber gestionar sabiamente la diversidad de mapas del mundo, pensamientos, emociones y estilos de comportamiento que aportan las personas con las que trabajamos. La diversidad, si bien es enriquecedora y una fuente de creatividad e innovación, genera complejidad y gestionar la complejidad requiere mucho mas que inteligencia, requiere sabiduría.
Solo quien lidera desde la sabiduría puede ejercer un liderazgo fluido, un liderazgo que combina de forma efectiva distintos estilos en función de las circunstancias. Liderar con sabiduría permite al líder contar con un repertorio de estilos de liderazgo, que decide cuándo usar, para qué, cómo y con quién en cada momento. Ese repertorio de estilos incluye las 6 modalidades que citan Richard Boyatzis, Daniel Goleman y Annie Mckee en su libro «El líder resonante crea más»:
1.- LIDERAZGO VISIONARIO→ Para crear una imagen clara del objetivo a alcanzar y generar la visión en los demás, creando un clima de ilusión, entusiasmo y compromiso que alienta a perseguir ese objetivo.
Se trata de un estilo adecuado para situaciones de crisis, climas de desmotivacion, momentos es los que se requieren cambios e innovaciones.
2.- LIDERAZGO MENTOR/COACH → Para crear relaciones en las que se explorar y desarrolla el potencial de las personas, contribuyendo a que identifiquen sus fortalezas y debilidades, definan sus metas profesionales y las conecten con los objetivos de la organización, así como a trazar planes de acción para conseguirlos.
Es un estilo efectivo con personas que están motivadas y tienen interés por aprender, desarrollarse y crecer. No resulta efectivo con personas que necesitan mucha dirección y feedback para trabajar.
3.- LIDERAZGO AFILIATIVO→ Para crear relaciones sólidas y resonantes, así como sentido de pertenencia y comunidad entre las personas de grupos y organizaciones. Se trata de un tipo de liderazgo que antepone las necesidades emocionales de las personas, a logro de tareas y objetivos.
Este estilo de liderazgo es muy adecuado para situaciones en las que hay que crear o recuperar la armonía del grupo, lograr climas emocionales positivos, mejorar la comunicación o reestablecer la pérdida de confianza. No es muy eficaz para problemas de rendimiento, cuando se necesita mejora la calidad o lograr la excelencia en el trabajo, procesos de mejora que requieren continuamente feedback, o para personas que se desfocalizan mucho del objetivo.
4.- LIDERAZGO DEMOCRATICO → Para crear consenso, participación, empowerment, aprovechar la diversidad en la toma de decisiones y generar compromiso.
Muy adecuado cuando la dirección a seguir no está clara, intervienen muchas variables y es necesario recabar distintos puntos de vista y aunar posiciones. Especialmente indicado para procesos de cambio complejos, sobre todo en los inicios para lograr la alianza del equipo.
No es efectivo cuando hay que tomar decisiones rápidas, cuando lograr consenso es difícil, y cuando no se cuenta con personas bien informadas, con criterio, competentes y con capacidad de decisión.
5.- LIDERAZGO TIMONEL → Para establecer direcciones y modelos de actuación claros y bien definidos, y obtener resultados rápidos. Se trata de un tipo de liderazgo que antepone los objetivos y tareas a las relaciones y que utiliza el ejemplo para liderar.
Es una forma de liderazgo muy efectiva cuando se cuenta con personas muy motivadas y competentes que necesitan poca dirección, instrucciones, feedback y seguimiento. En caso contrario puede generar mucha presión y lastrar la creatividad.
6.- LIDERAZGO AUTORITARIO→ Para mantener el control de situaciones críticas y resolver con rapidez y eficacia, o bien atajar problemas y amenazas de forma contundente y con celeridad.
Muy adecuado cuando hay que cambiar ciertos comportamientos en organizaciones que atraviesan situaciones críticas, para casos de urgencia, amenaza, crisis, caos. Es efectivo con personas problemáticas que no funcionan con otros estilos de liderazgo.
Moverse con naturalidad, efectividad y de forma equilibrada por estos estilos de liderazgo, sabiendo elegir en cada momento el más adecuado, cambiando de uno a otro sin costes emocionales y desapegarnos de ellos para no vincular nuestra identidad a ningún estilo requiere de un alto dominio y consciencia de uno mismo y del contexto. La sabiduría es esa combinación perfectamente equilibrada de inteligencia intrapersonal e interpersonal, análisis e intuición, razón y emoción, reflexión y acción, visión a corto y a largo plazo.
Como dice Mihály Csíkszentmihályi en su libro FLOW, fluir es una habilidad asociada a la capacidad de manejar un conocimiento que se reformula constantemente cada vez que cambia el contexto. Esta capacidad es mucho más que una habilidad cognitiva, porque requiere el concurso de mente, emociones y voluntad. Fluir requiere sabiduría, sólo con sabiduría se puede lograr un liderazgo fluido.
Si quieres aprender a fluir como líder en la Escuela de Mentoring te podemos ayudar a través de nuestros programas de desarrollo del liderazgo o nuestros procesos de mentoring ejecutivo para el desarrollo de líderes.